ii
Steve se despertó debido el repentino jaleo que se había montado en su habitación. De un momento a otro, se había formado tal escándalo que acabó maldiciendo por lo bajo, aún con los ojos cerrados. Sam había entrado vociferando al cuarto y parecía tan indignado que ni se había dado cuenta de que Steve aún estaba en la cama. Cuando estaba de malhumor no había quién le parara. No escuchaba, se encerraba en su mente y echaba la llave, sin dejar paso a otras posibles opiniones. Esto había estado ocurriendo muy frecuentemente durante los pasados meses. Steve decidía ignorarlo. De hecho, ni siquiera en ese momento sabía exactamente de qué se estaba quejando su compañero.
"¿Qué hace Tony aquí?," Scott había entrado a la par y traía la misma cara de irritación que Sam, su ceño fruncido. Aunque, al menos, Scott sabía hablar de una forma más clara y calmada.
"¿Tony?," murmuró Steve, aún medio dormido, restregándose los ojos con una mano.
"Tony Stark," aclaró Scott como si Steve no supiera quién era.
"¡Está fuera hablando con T'Challa!," exclamó Sam de nuevo, habiendo perdido completamente los nervios.
Steve se incorporó y se quedó sentado en el borde de la cama, las manos sobre su cabeza. Los dos hombres se quedaron mirándole expectantes, esperando una explicación, uno de ellos con los brazos cruzados y el otro con las manos sobre su cadera.
"Ayer me llamó."
"¿Cómo que te llamó?," le interrumpió Sam. Steve suspiró mientras se levantaba y se vestía.
"¿Con qué? Nos deshicimos de todo aparato electrónico en cuanto llegamos a Wakanda para que no nos encontraran," Scott parecía estar más perdido que nadie.
"Cuando nos instalamos aquí le mandé un paquete con una carta y un móvil para que usara en caso de emergencia."
"¿Le diste un maldito teléfono a Stark?," Clint había entrado en la habitación con curiosidad al escuchar todo el jaleo que se había creado dentro. En cuanto Steve se paró a observarle, descubrió que él parecía estar el más enfadado de los tres. De todos ellos, junto al propio capitán, era el que más había tratado con Tony. Ambos habían luchado codo a codo junto al resto de los vengadores. Habían pasado mucho tipo de cosas juntos y su traición le había hecho más daño que a ninguno de los demás. Steve no creía que fuera una traición como tal, pero sabía que Barton sí lo veía de esa forma. "Con todo el respeto, capitán... ¿Qué coño se te pasa por la cabeza?"
En efecto, su rencor era visible en sus pupilas, en todo su cuerpo. Estaba en tensión y le resultaba muy difícil olvidarse de las acciones del multimillonario. Su caso era distinto al de Steve. Él habría perdido la libertad pero Clint, además de eso, había perdido a su familia. Había tenido que huir y había dejado atrás a su mujer y sus tres hijos, uno de ellos recién nacido, el pequeño Nathaniel. Era por eso que no soportaba la idea de que Tony estuviera tan cerca de él en ese momento.
"¡Podría habernos traicionado!," exclamó Sam, más seguro de sí mismo que antes al ver que contaba con todo el apoyo de Clint para odiar a Tony. "¡Podría haber entregado nuestra ubicación gobierno!"
"Pero no lo ha hecho," respondió Steve serio, terminando de ponerse los zapatos. Se levantó y miró a los hombres que se habían colado en su cuarto sin su permiso. No era algo que le importara pero sí le importaba que entraran para poner en duda sus acciones. "Ha venido aquí con un propósito y espero que se cumpla. Así que os pido, por favor, que no os entrometáis."
Salió de la estancia sin decir nada más. Su semblante era prudente, reservado. Todo su equipo había perdido el respeto hacia Tony. Les entendía, pero no compartía su odio ni su rabia. Todos allí habían tomado decisiones equivocadas en algún momento. Todos. Y no estaba bien basar tu vida en el rencor o la venganza. El hombre que vestía el traje de Iron Man no era una mala persona. Era alguien que se había perdido, alguien cuyos demonios le habían engullido por completo y sus mayores miedos le habían hecho comportarse como se había comportado. ¿Y por qué? Porque había tratado de salvar su planeta. Había gente que podría pensar que era engreído, vanidoso y egocéntrico, pero Tony Stark había salvado sus vidas muchas veces. Las malas personas no salvan vidas sin recibir nada a cambio. Y por eso Steve le respetaba, a pesar de que a veces no compartiera sus opiniones políticas.
"Steve," era Clint, llamándole desde el fondo del pasillo. Él se detuvo y se giró para encararlo. El espía tenía los puños cerrados y miraba al rubio con una turbia seriedad. "No está de nuestro lado."
Podía ver el resentimiento que sentía hacia el hombre que estaba una planta más abajo en sus brazos en tensión; los brazos de un arquero preparado en cualquier momento para alzar su brazo hacia atrás y lanzar una flecha contra el corazón de su enemigo. Clint no había podido volver con su familia y sabía lo mucho que eso le destrozaba. Sabía que el espía lo había dejado todo para ayudarle en su lucha contra el equipo de Stark, en parte porque se lo debía a Wanda, se lo debía a su hermano Pietro. Él solo había tratado de saldar una deuda pendiente con la familia Maximoff y le había costado muy caro.
"Tampoco está contra nosotros, agente Barton". Al menos no contra todos. Era posible que hubiera uno que no corriera tanta suerte.
*
El complejo era algo que aún desencajaba a Steve. Los pasillos no estaban divididos por paredes sino por cristales, era lo que le daba el efecto espacioso a las instalaciones, por eso pudo ver a Tony hablando con T'Challa en la sala de recepción. El rey era una de las pocas personas de este sitio que no tenía problemas en hablar con Tony, al igual que Natasha. Cuando entró en la sala, los dos hombres dejaron de hablar y fijaron toda su atención en él.
"Capitán, no me había comentado que el señor Stark se pasaría a hacernos una visita." Su tono de voz no era crítico, no trataba de reprocharle nada, pero sabía el peligro en el que había puesto al lugar al confiarle la ubicación a Tony.
"No he tenido tiempo, alteza. Tenía pensado hacerlo a primera hora de la mañana pero me quedé dormido."
T'Challa y Steve, a pesar de que se habían pasado los últimos meses juntos, seguían manteniendo las formalidades, tratándose de usted. El capitán lo agradecía, le hacía sentirse más cómodo. Era como volver a estar en los años 40 otra vez. En el siglo XXI la gente tomaba demasiadas confiadas demasiado pronto.
"Tendría que haberme avisado antes." Esta vez, T'Challa sí que le estaba reprochando.
"He venido en son de paz," intervino Tony, al ver que estaba echando la culpa a Steve solo por confiar en él.
"Lo sé, amigo," respondió T'Challa, dándole una palmada en el hombro y reposando su mano en el brazo del multimillonario. "Pero eso no quiere decir que deje de ser peligroso."
Tony se quedó ligeramente intimidado durante unos segundos, hasta que volvió a fijar su atención en Steve. "Rogers," le saludó y en la cara de Steve se esbozó una pequeña sonrisa, de labios cerrados.
"Me alegro de verte, Tony." El hombre asintió.
Steve sintió cómo su pecho se contraía con delicadeza bajo la intensa mirada de Tony. Era una sensación extraña. Era extraño sentir una sensación.
El capitán sentía que había muchas palabras sin ser habladas en el aire y también que ninguno de los dos se había preparado lo suficiente para ese tipo de confrontación. Los dos se habían hecho daño mutuamente, Steve era consciente, y hablar con él después de todo lo que había pasado entre ellos sería como andar sobre agua, esperando a no hundirse.
T'Challa se movió hacia la puerta, dónde se encontraba Steve, y salió de la sala. Los otros dos le siguieron por el pasillo. El capitán alzó la cabeza y vio por el hueco de la escalera, en el piso de arriba, los tres pares de ojos expectantes y rencorosos de Clint, Sam y Scott.
"El señor Stark me ha comunicado lo que ha venido a hacer aquí," comentó T'Challa mientras caminaba. "¿Está seguro de lo que va a hacer, capitán Rogers?" El rey le miró dubitativo. Cuando llegaron al centro acordaron que no harían ninguna prueba a Bucky sin su consentimiento previo. Todo lo que le hicieran a Bucky pasaría antes por Steve. Sin su aprobación, no podían hacerle nada. "Podría afectar al estado de criogenización del sargento Barnes."
"¿Barnes está congelado?," exclamó Tony, sorprendido, con el tono más expresivo de voz que Steve le había detectado hasta el momento. Steve agachó la cabeza.
"Él mismo decidió hacerlo, hasta que encuentren una cura que le impida volver a hacer daño a más gente." Tony le miró atentamente pero no dijo nada, reflexionando.
"¿Capitán?" T'Challa se paró y esperó a recibir órdenes.
Steve suspiró. No esperaba que lo fueran a hacer tan pronto. Los doctores no sabían lo que podría pasar si despertaban a Bucky. No sabían si despertaría como Bucky Barnes o el soldado de invierno. Andaban a ciegas sobre bloques de hielo. Una mala pisada y podrían hundirse. Steve no estaba seguro pero echaba demasiado de menos a Bucky. Se arriesgaría y, si algo salía mal, él pagaría las consecuencias. Asintió levemente con la cabeza y T'Challa sacó una especie de walkie-talkie del bolsillo del pantalón.
"Unidad responsable del sargento Barnes, diríjanse inmediatamente al nivel menos tres." Steve se alegraba de ver cómo T'Challa siempre había tratado a Bucky con el máximo respeto. Le llamaba sargento, el título que tuvo una vez, a pesar de que nadie hoy en día era capaz de verle como tal. "Repito, diríjanse inmediatamente al nivel menos tres." Su majestad miró de arriba abajo a Steve, indeciso, siendo consciente de la preocupación del capitán. "Y traigan el escudo de Rogers," añadió.
Steve notó cómo Tony se tensaba a su lado. El capitán ya no tenía el escudo que le había acompañado desde los años 40. La última vez que se había enfrentado a Tony, éste le había gritado que no se lo merecía. Steve lo soltó entonces. Puede que sin el escudo no pareciera el Capitán América, pero un simple escudo no le definía, no le hacía ser quién era. Había soltado el escudo y lo había reemplazado por algo que de verdad le definía. Bucky.
Un escudo era solo un arma de protección. Cuando llegaron a Wakanda, T'Challa le había construido uno parecido al que tenía, circular, pero totalmente de metal, sin colores, como muestra de arrepentimiento por haber estado a punto de matar a Bucky.
Se metieron en el ascensor y salieron en el nivel menos tres, la planta más baja. Tony se quedó parado al ver la cápsula donde estaba retenido Bucky. Steve la contempló con tristeza y una chispa de emoción, algo que no había sentido en mucho tiempo. T'Challa se volvió a acercar el walkie-talkie a la boca.
"Traed a la señorita Maximoff."
"¿Wanda?," preguntó Tony. "¿Para qué va a llamarla?"
"¿Te da miedo cuál será su reacción al verte?" Tony se giró sobresaltado y descubrió a Natasha al lado de las escaleras.
"¡Romanoff!" Tony se sorprendió al verla allí. Él no sabía que la espía se había refugiado con ellos en Wakanda. "Me preguntaba por dónde andabas."
"¿Tan difícil era de adivinar?," la chica se acercó a los hombres.
"No sé... Pensé que tal vez habrías descubierto dónde estaba Banner y te habrías ido con él. En plan romántico, ya sabes."
Eso trajo recuerdos del conflicto en Sokovia a Natasha. Allí, Bruce había tratado de convencerla para que escaparan juntos y se marcharan a un lugar dónde no pudieran ser encontrados. Una vez más, Natasha había sacrificado su felicidad por el bien de los demás, y se había quedado sin su final feliz, sin Bruce. "Sabes que nadie sabe dónde está."
"Pensé que tú sí," remarcó Tony. Él de verdad pensaba que la espía conocería su paradero.
"No me hagas reír, Stark." Se cruzó de brazos, cambiando rápidamente de tema. "Han llamado a Wanda porque tiene telequinesis, puede controlar la mente," le recordó, aún sabiendo que Tony tenía muy presente sus poderes. "¿O prefieres que Barnes te vea, se active su modo soldado y te mate?," inclinó la cabeza.
"Preferiría que no," respondió Tony, volviéndose y dándole la espalda.
Natasha dirigió su mirada hacia Steve y alzó la cabeza, en una especie de saludo. Steve lo imitó y se adentró en la habitación, seguido de T'Challa. Wakanda era uno de los países con mejor tecnología y avances científicos del mundo, si alguien podía sacar a Bucky sano y salvo del hielo, estaba ahí.
Médicos y científicos rodearon la cápsula, preparándolo todo para despertar a Bucky. Había mantas y ropa seca en una camilla al lado. Un hombre se acercó a Steve y le dio el escudo que le había construido T'Challa.
"¿Todo listo?," preguntó el rey minutos después. "Será mejor que os marchéis," dijo mirando a Tony y Natasha. "Es mejor que el sargento Barnes despierte con tranquilidad y no con veinte pares de ojos mirándole. Todos fuera", ordenó al resto del personal, "menos el doctor Akaizu y el capitán Rogers."
"¿Y Wanda?," preguntó Steve.
"Estoy aquí," respondió una vocecilla por detrás.
La chica había llegado silenciosamente y se había colocado en un extremo de la habitación. Miró de reojo a Tony, sin prestarle mucha atención, y se acercó hacia el resto. Contemplaba la sala como si él no estuviera presente, obviándole. Wanda seguía siendo un adolescente a pesar de todo lo que había vivido. Era por eso que estaba resentida por cómo la habían tratado Tony y los demás. Primero la había encerrado en el complejo de los vengadores con Visión, y después había hecho que la encerraran en una prisión submarina junto al resto de su equipo. Ella no era ninguna criminal. Había cometido un error que había causado muchas muertes, pero la gente no se daba cuenta que había salvado muchísimas vidas. La bomba iba a explotar sí o sí, y si no hubiera matado a las personas de aquel edificio, hubiera matado a los ciudadanos de la calle.
Steve no se olvidaría nunca de la situación en la que recogió a la chica de la prisión; estaba destrozada, su mente había sido trastornada y le había costado mucho salir de ese foso. Estos meses pasados había estado recibiendo ayuda psicológica para volver a controlar sus poderes. Gracias a eso parecía que, a día de hoy, era capaz de ser la Wanda Maximoff que fue un día.
"Bien. Podemos comenzar," anunció T'Challa.
Natasha acompañó a Tony fuera del recinto y Wanda cerró la puerta de la sala con un movimiento de muñeca sin moverse del sitio. Todo el mundo desapareció de los alrededores y el doctor Akaizu comenzó la descriogenización. Steve miraba atentamente todos los movimientos del especialista, procurando que no cometiera ningún error a pesar de que no sabía lo que estaba haciendo exactamente; aún le costaba ponerse al día con la tecnología. T'Challa estaba sereno, calmado y mantenía a Wanda a su lado. Steve sujetaba el escudo plateado con fuerza, pero no porque estuviera en tensión, esperando al soldado de invierno, sino porque estaba asustado. Tenía miedo de que algo pudiera salir mal y tuviera consecuencias funestas para Bucky.
Pronto pudieron notar como el hielo se iba descongelando y, poco después, la cápsula se abrió revelando el cuerpo intacto de James Barnes, aún con trozos de hielo cubriéndole la piel. Steve le miró con desconfianza al notar que su mejor amigo no se movía. Nadie le había dicho cómo iba el proceso de descriogenización, por lo que no sabía qué esperar. Solo veía que Bucky no reaccionaba, y eso le estaba poniendo de los nervios. Nadie de los allí presentes se movió. Contuvieron la respiración hasta que Bucky abrió los ojos de par en par.
El soldado estaba sujeto a la especie de camilla que habían incorporado en la cápsula, por lo que no podía bajar de ahí hasta que Akaizu presionara el botón correspondiente y le liberaran de las ataduras. El chico contempló a los allí presentes, con imperturbabilidad y una mirada frívola. Después su mirada pareció perderse en un punto la lejanía.
"¿Bucky?," murmuró Steve, dando un pequeño paso hacia delante, hacia la cápsula. Pero Bucky no contestaba. Steve notaba la sangre arder en sus venas. Se había puesto delante de su amigo y éste no había apartado la vista del cristal del fondo de la sala. No fue hasta que el doctor Akaizu habló que Bucky no reaccionó.
"¿Soldat?" Bucky rápidamente giró la cabeza para mirar a la persona que le había llamado. Y Steve sintió toda la sangre de su cuerpo explotar dentro de su pequeño corazón. Esto era todo lo que no había querido que pasara.
"Ya gotov otvechat'," respondió el soldado. Todos se quedaron en silencio, expectantes.
"No os mováis," musitó T'Challa muy suavemente, alzando ligeramente las manos, con cuidado de no hacer ningún movimiento brusco, como si Bucky fuera peligroso.
Steve odiaba eso. Todo el mundo se portaba como si fueran ellos los que estaban en peligro cuando el primero que estaba era en peligro era Bucky. Estaba atrapado en su cuerpo, había perdido el control de éste, y Steve no podía arreglar la situación sin hacerle daño. Aún no sabían cómo desactivar ese programa instalado en su cerebro. La última vez que Steve le vio así, tuvo que dejarle inconsciente para poder desactivarlo.
"Está en modo soldado de invierno," anunció Akaizu. Steve cerró los ojos y, esta vez, sujetó el escudo con tensión.
Bucky hablaba con un acento ruso que sorprendería hasta a Natasha. Akaizu se había quedado en silencio y Bucky estaba esperando a que le encomendaran una misión. El soldado de invierno era un ser sin sentimientos, sin recuerdos, creado para ser mandado y cumplir órdenes. A Steve le destrozaba ver a su mejor amigo así, irreconocible. Bucky era un chico que se había preocupado por su bienestar toda la vida, un chico con un corazón tan grande que Steve se sentía como un idiota a su lado. Nunca entendería cómo se podía merecer a alguien tan increíble cómo Bucky. Pero ahora ese chico se encontraba controlado por su torturada mente, y entonces Steve se dio cuenta que la nula libertad que él creía tener no era nada comparado con la esclavitud en la que vivía Bucky, prisionero de su propio cuerpo
"Wanda," susurró T'Challa y la chica, sin necesidad de que le dijeran nada más, alzó sus manos, como habían planeado, y comenzó a trabajar en la mente de Bucky.
Según los expertos de Wakanda, los poderes de Wanda, no podrían curar a Bucky, ni hacerle recuperar todos sus recuerdos, pero sí era posible que fuera capaz de desactivar al soldado de invierno. Bucky apretó los dientes con fuerza, como si le estuvieran sacando una parte vital de su cuerpo, y puede que, de hecho, lo estuvieran haciendo. Trató de zafarse de las ataduras y salir, pero el dolor se lo hacía imposible. Steve apartó la mirada, incapaz de contemplar cómo le hacían daño a su amigo. Sus gritos cada vez se hicieron más fuertes y es que puede que Wanda estuviera profundizando mucho en su mente para sacar al verdadero James Barnes a la luz del día. El silencio del lugar tan solo era roto por el llanto de dolor de Bucky, que pataleaba con fuerza contra la camilla.
Al cabo de un rato, Wanda bajó los brazos y la expresión de Bucky se relajó, dejando de sufrir. Había agachado la cabeza, jadeando, cansado por el dolor al que le habían sometido. Su respiración era entrecortada y Steve no quería otra cosa más que salir corriendo hacia él y liberarle de las ataduras que oprimían su cuerpo.
Steve se sentía estúpido en aquel momento. Le gustaría ser como Tony o como Bruce, inteligente. Le gustaría ser como ellos para poder encontrar una cura para Bucky, le gustaría que el doctor Erskine estuviera vivo para que le pudiera ayudar con esto. Pero estaba completamente solo.
Bucky levantó la cabeza lentamente, exhausto, y sus ojos volvieron a escanear la habitación, igual que antes. Contemplaba cada detalle, absorbiéndolo todo con meticulosidad, como si volviera a nacer, como si estuviera viendo aquel lugar y a aquellas personas por primera vez, hasta que su mirada se detuvo en los ojos del capitán.
"Steve," susurró y el rubio respiró aliviado, porque en los ojos azules de Bucky pudo ver reflejado el azul del agua de la bahía de Brooklyn.
Era él.
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