el lado bueno del chico malo
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—Necesito urgentemente que salgas de mi cuarto.
— Creí que ya no estabas molesta conmigo.— Sun hundió el ceño viendo a la rubia comportarse como un taladro.
— No es eso, necesito encontrar una cosa.— Brid se inclinó un poco más adentro del armario. — Parece que hubiera desaparecido por arte de magia.
— Bueno tú sigue buscando, de todas formas voy a salir solo vine a decirte que mamá y papá no están.— Detalló viendo como la rubia seguía sacando más prendas de ropa del armario y lanzándolas al suelo — Solo por curiosidad, ¿Lo que estás buscando un vestido para el baile?
— Sí.
— Faltan como... — se encogió de hombros cansándose de sumas.— un montón de días para la bienvenida.
— Ya sé, pero no veo el vestido de mi madre, es muy bonito. Necesito que esté listo para ese día.
— ¿No está arriba en el ático?
Brid se detuvo un momento a procesar todo el lío que había armado en su habitación para nada. Reprimió un suspiro al ver todo lo que había desparramado por el suelo. Sun tenía razón.
— Al diablo mi vida.— Rodó los ojos caminando al pasillo donde estaba la escalera que subía al ático.— ¿No ibas a salir?
—¿Me estás echando?— sonrió de rizos viéndola treparse.
— No, solo no quiero que llegues tarde a tu cita.
—¿Cuál cita?— ahora sí, Sun rompió a reír.
— Tú siempre me invitas/arrastras cuando sales, supuse que vas a ver a alguien puesto que esta vez no me incluiste en tus planes, ¿Vas a ir así? Te queda bien.
La rizada bajó la vista a su ropa. Un jersey con rayas y un overol de mezclilla con detalles floreados. Otra de sus combinaciones que urradiaban color. Sonrió llena de orgullo.
— Ya sé, me encanta.
Brid rodó los ojos divertida.
—No hagas muchos desastres, Sun. —la despidió.
No tenía ni idea.
(...)
Eran cerca de las ocho cuando el celular de Brid timbró en una notificación. Un mensaje de Gwen invitándola a una fiesta, lo curioso es que la dirección era en la casa de los Stronghold.
— Jeannice, ¿Puedo salir?— se presentó con la típica mirada de cachorro perdido en la cocina, miró a su tía sin esperar la negativa. Lo cierto es que rara vez salía a fiestas.
La señora Wegner la miró con cariño antes de asentir.
— ¿A dónde?
— A una fiesta.
— ¿Una fiesta? ¿Dónde? Tengo que saber dónde es en caso de que quieras que te vayamos a buscar.
— Es en casa de los Stronghold, me acaban de invitar unos amigos de la escuela.
— Está bien, linda, solo no llegues muy tarde y nada de tomar cosas raras.
—Claro, tía — sonrió y se retiró soltando un ¡Gracias! a su cuarto.
Le texteó también a Sun para que supiera, la de rizos aún no regresaba de su salida misteriosa, pero no quería que se quedara sin saber que había fiesta en casa de uno de sus amigos. Lo raro es que el propio Will no se molestó en avisar a nadie. Sin dudas algo extraño estaba pasando.
(...)
— Uhh, hay fiesta en casa de Will.— Dijo la de rizos mirando su teléfono con el mensaje entrante de Brid.
— Que bueno. Entonces ya te vas.
— Nada de eso. Tú vienes conmigo.
— Primero, ya deja de decirme lo que tengo que hacer.
— No hasta que dejes de ser un imbécil, no tengo nada en contra de tu rol de chico malo pero sí con ese asunto de Leyla. Ese plan no va a funcionar.
— Segundo.— suspiró fingiendo estar cansado de tratar con ella.— ¿Qué parte de que odio a Will Stronghold no entendiste?
— Más de lo mismo. Pero si no es culpa suya, además ya déjalo, el pobre parece un pollito asustado con esas miradas fúnebres que le das.
Warren sonrió.
—¿En serio?
— No te aguanto.— rodó los ojos.— ¿Ya nos vamos?
— Que no voy a ir.
— Brid me acaba de decir que va.
— Dame cinco minutos.
(...)
El vestido de Brid era de un azul muy bonito, atado con un lazo del mismo color atrás de forma simple y sencilla. Se mezcló enseguida con los demás, aunque le resultaba extraña la gran cantidad de personas acumuladas en casa de Will.
— Larry deja de caminar por las paredes.— Y ahí estaba el pobre de Will, no parecía muy agusto con media escuela destruyendo su sala.— Gwen, ¿No crees que es mucha gente?
— Tranquilo Will, no va a pasar nada.— sonrió esta pasándose un mechón tras la oreja.
Gwen era extraña, había ocasiones en que se mostraba demasiado amable y a veces se notaba un tonito falso en algunas de sus frases. Brid no sabía muy bien que pensar de ella. Por otro lado a Penny sí que no la soportaba.
— Vaya vaya, alguien por fin se despegó de los asistentes.— La chica de naranja cruzó los brazos recargandose a la pared.
Alzó una ceja en su dirección.
— Seguro que fue cosa tuya lo de no invitar a ninguno de mis amigos.
— Pues sí.— contestó con una simple sonrisa.
— ¡Penny!— la reprendió Gwen — Disculpala Brid, no lo dice en serio.
— Ajá.
— Es solo que tenemos dudas sobre de qué lado estás.— Grayson ladeó la cabeza.— Es muy difícil escoger bandos pero no es cosa nuestra, así funciona la escuela. Entonces, ¿Estás de nuestro lado o no?
Detectó el tono falso en la última oración, estaba ahí dándole una bofetada de realidad a la rubia. Había algo más tras la tecnópata, algo siniestro.
— Yo... — miró en todas direcciones buscando como safarse de su atención.— Yo tengo que irme.
Por desgracia la casa estaba demasiado llena. Chocó contra varias personas hasta acercarse a la salida.
—¡Hey! ¿Dónde con tanta prisa?
— Sun, hay que salir de aquí.
— Sí, por favor— miró sobre el hombro de su amiga encontrándose con el dueño de la última voz.
—¿Warren?
— Adiosss.— la de rizos desaparerió dejandolos solos.
— Increíble que siempre me haga lo mismo.— Brid se quedó mirando dónde hace unos segundos había estado su mejor amiga y soltando un leve suspiro cargó su mirada sobre el pelinegro.— ¿Te arrastró hasta aquí, verdad?
— Em... sí.— mintió.
La música saltó a un decibel más alto, casi al mismo tiempo se sintió un estruendo que seguro era por Larry y su contextrura de piedra. El temblor fué de tal manera que los pies de la chica se corrieron haciendo adelante rompiendo la tan famosa barrera del espacio personal.
— Cuidado.— Era muy difícil hablarle y no entendía porqué. La forma en que combinaba el azul de su vestido con sus ojos y la sensación etérea que desprendía simplemente lo dejaban sin habla.
— Lo siento, creo que esta fiesta ya se salió de control.— rió un poco nerviosa volviendo a su lugar.
— Brid.— y lo siguiente que sintió fueron sus labios sobre los suyos.
La adorable presión de sus manos en sus mejillas, y la sensación de que el mismo mundo se estaba nublando duró en su mente una eternidad. Ni siquiera pensó un segundo en que estaba mal. Porque, estaba mal ¿no?
De todas formas solo eran dos adolescentes en medio de una alocada fiesta llena de superhéroes.
Dos adolecentes que se gustaban.
— Quisiera ir al baile contigo.— dijo después, sorprendido incluso de sus propias palabras.
— ¿En serio?— un destello de ilusión se asomó sobre sus orbes azules.
El hechizo no tardó mucho en romperse. Cerca de la puerta, a punto de salir se encontraba Leyla quién los saludó sin notar lo que estaba pasando.
— ¿Brid, Warren?
A ella le cayó la realidad encima como agua fría, por mucho que le gustara, él ya iría al baile con la pelirroja.
Y eso no iba a cambiar.
(...)
Steve y Josie aparecieron en pleno salón echando a todos de la casa. El castigo de Will se sentía en el aire como el pronóstico del clima, hasta entonces los alumnos de Sky High se limitaron a una sola cosa: correr.
Sun ya había llegado hasta media calle, pero por el alboroto no había podido localizar a Brid ni a Peace, así que empezó a andar sola a su casa sin perder el ánimo que la caracterizaba.
Sin embargo, sus zapatillas de detuvieron en seco cuando escuchó:
— ¿Te acompaño?
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