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El reloj marcaba las cinco de la tarde, y ya habían pasado dos horas desde que Sunny y Brid habían regresado a casa, dos horas llenas de bromas y torturas sobre Warren Peace.

—Gabe, ¿podrías decirle que se detenga? — Brid intentó distraerse con el contenido del refrigerador sin éxito.

— ¿Hueles eso, hermanito? — Sunny preguntó con una sonrisa burlona. — Ese es el olor a reemplazo. ¿Puedes creer que Brid dejó que Peace tomara MI asiento en el autobús, que ni siquiera era el suyo?

— ¡Ya lo sé! — Brid replicó, marcando cada palabra con impaciencia. — No sé qué le picó, no paró de hablar en todo el viaje.

— Obvio que le gustas — dijo Sunny con confianza, seguido del sonido de la mordida a una galleta crujiente que acababa de tomar del plato de Gabe.

Gabe finalmente levantó la vista de su celular y reclamó la galleta a medio morder por su hermana, clavando la mirada en Brid.

— Ustedes son muy jóvenes para estas cosas.

— Eso dice el fósil — Brid comentó con sarcasmo, saliendo de la cocina.

— ¡Está evadiendo el tema! — Sunny se regodeó victoriosa. — A ella también le gusta.

Lo que los tres no notaron fue que sus padres habían entrado y escuchado la conversación a escondidas. Por lo tanto, Brid no tuvo reparos en decir:

— Pues tú no hablas de cierta persona del colegio que no para de mirarte.

Sunny, viviendo en su propio mundo, no captó la referencia. Su expresión confusa fue todo un poema viviente.

— ¿Quién? — Incluso se rió. — ¿De qué hablas loca?

— Increíble — Gabe se mostró molesto. — Mi propia hermana y... ¿tienes novio? Esto se va a poner serio.

Sunny se rió nuevamente ante el instinto protector de Gabe.

— Hablo de alguien que no puede dejar de mirarte en el colegio — Brid señaló, con una ceja arqueada y los brazos cruzados.

— ¿Qué? — Sunny y Gabe exclamaron al mismo tiempo. — ¿Quién?

La rubia solo rodó los ojos.

— Brid, ahora necesitamos que nos cuentes todo — Sunny se quedó de piedra al ver a los señores Wegner en la puerta, con una mezcla de aparente molestia y diversión en sus rostros.

—¿Y bien?

(...)

— Que vergüenza con tus padres — Brid se cubrió la cara, aún sonrojada.

— Ellos son geniales, deberías relajarte más, o nunca te acostumbrarás a vivir en esa casa — Sunny trató de consolarla.

Brid aún no podía olvidar la larga charla con Jeannice, reflexionando sobre los amores de secundaria que le había dado tras la metedura de pata. De pronto, se detuvo en medio de la acera, recordando algo importante.

— Oye... ¿puedo hacerte una pregunta?

— Claro, dispara — Sunny continuó caminando sin prestar mucha atención.

— ¿Crees que él me invite al baile?

— ¿Qué baile? — Sunny preguntó distraída, justo cuando llegaron a la casa de Leyla. No tocaron el timbre aún, continuando su charla. — Ah, sí, el baile de bienvenida...

— Tu cabeza solo sigue en su lugar porque está pegada al cuerpo — Brid bromeó con diversión.

— No importa — Sunny le sacó la lengua antes de asentir con confianza. — Pero sí, si sigues así, seguro que Peace te invita. —le brindó un golpe juguetón en las costillas.

— ¿De verdad? — Brid intentó ocultar su tono de ilusión. Vaaale, sí que le gustaba. Un poco.

— ¡Já! ¡Lo sabía! — Sunny ya estaba tocando a la puerta de Leyla. — Mis 'ships' siempre se cumplen. Sunny 1, Cupido 0.

Ambas sonrieron ampliamente cuando su amiga pelirroja salió, despidiéndose de sus padres.

— Hola, chicas. Gracias por acompañarme — dijo Leyla con su característica alegría mañanera.

— No hay de qué — respondieron al unísono.

—¿Todo bien? — preguntó Leyla, notando algo diferente en el dúo.

Brid quiso recordar su incómoda conversación de la tarde, pero rápidamente centró su mente en el presente.

— Sí, todo perfecto, de maravilla — respondió con ironía, notando el brillo especial de Leyla. — Te ves muy bien, por cierto.

— Gracias — contestó Ley, su sonrisa tan radiante como siempre.

A esas alturas, era obvio para todos menos para Will, quien era tan despistado como Leyla enamorada.