Capítulo XXI
Minatozaki Sana - 08 de agosto de 2022.
Me ha tocado la sesión de fotos con Tzuyu, parece que la vida siempre quiere hacerme una mala jugada y en este caso es siempre estar cerca de la persona que me cae mal, supongo que es como un castigo por las tantas veces que he llegado a hablar de ella a escondidas y ahora no puedo hacerlo porque estamos juntas casi todo el tiempo, la vida me dijo que me callara y me está dando la lección bastante mala.
Aún así acepto y me causa gracia que en varias ocasiones hemos llegado a hablar de algunas cosas, gritándolas pero por lo menos se podría decir que hay algún tipo de avance y no es que quiera un avance pero la verdad es que para que me paguen más entonces debo actuar como una persona civilizada cuando se trata de ella.
Debido con el contrato una de las cosas que quedaron muy pero muy recalcadas era el hecho de que no podíamos discutir o hacer algún tipo de daño con lo que trabajáramos porque una vez en la que casi le lanza una silla y otra la que ella casi me revienta una cámara en la cabeza.
Es por esa razón que ahora tenemos que actuar como que somos amigas de toda la vida o más bien estar más tranquila porque si no lo hacemos entonces cada uno de los gastos que haya incluso de las personas que hayan tenido que ir a un doctor por el dolor de cabeza que les causan nuestros gritos también lo vamos a tener que pagar, y yo la verdad es que quiero todo el dinero del mundo cuando se trata de trabajar con ella porque creo que merezco hasta un millón si es posible.
La gente debería entender que es complicado tener que lidiar con una persona así y más aún cuando su voz es lo suficientemente insoportable como para que las personas a mi alrededor también se sientan mal cuando la escuchan.
— ¡Sana, deja de moverte! —. Me grita y llevo las manos a mis oídos para poder taparlos porque la verdad es que me tiene lo suficientemente alta como para poder lanzarle la silla que no le pude lanzar la otra vez.
— Si las hormigas te escucharan se suicidarian al instante, por favor deja de gritar y hagamos de esta sesión de fotos que espero que sea la última que vamos a tener en este año, una buena para que las personas con las que estamos trabajando no quieran suicidarse también como de seguro lo harían las hormigas —. Por alguna extraña razón no siento las ganas de querer gritarle las veinticuatro horas del día y creo que es porque he hecho todo lo posible para poder estar tranquila, todo lo que he pasado en el transcurso de este año no ha sido para nada bueno y ha hecho que tenga diversos cambios los cuales quiero demostrarle para que sepa que no es necesario que me grite que yo tengo muy buen oído.
— Hora pareces hippie —. Raro los ojos por lo que dice y me sorprende el hecho de que siempre se ha estado quejando de que yo soy una persona que siempre quiere discutir con los demás pero ella ahora es la que está discutiendo con todo el mundo porque parece que nadie le hace caso.
— Como dije hace algunos meses y te voy a volver a decir, por favor encuentra a alguien que te dé lo suficientemente duro como para que te calles la boca y estés afónica por treinta días mínimo —. Se cruza de brazos y pasa a mi lado, yo sinceramente no tengo la menor idea de por qué razón he actuado de esa forma y la verdad es que me está comenzando a enojar.
Le voy a decir a mi instructora de yoga que si es necesario me recete marihuana para ver si puedo aguantarla.
Como ahora soy una persona que está en construcción para volverme alguien mejor, paso a su lado y camino al camerino porque no quiero toparme con ella, si lo hago estoy segura que voy a volver a nivel uno con la instructora y la verdad es que prefiero este nivel porque puedo ver mejores posturas que ella puede hacerme.
Digamos que es una instructora con finales felices.
— ¿No te cansas de molestar? —. Le pregunto cuando abre la puerta y la cierra detrás suyo, puedo verla por el reflejo del espejo y la verdad es que quisiera lanzarselo para ver si le parto la cabeza y se puede callar. — Quiero estar solo y lo único que haces es molestarme.
— Compartimos el camerino entonces te vas a tener que aguantar —. Me muerdo la lengua porque tiene razón y como ya estoy cansada de ella prefiero pasar de todo lo que me dice. — Espero que te des la vuelta cuando me vista porque no quiero que te pase lo de la otra vez y ver cómo estás mojada —. No le hago caso y me comienzo a vestir.
— Tu eres la que debería de dejar de ver porque no te he dado permiso para que lo hagas ¿O es que estás tan necesitada que hasta miras el cuerpo de la persona que en muchas ocasiones has dicho que te cae mal? —. No responde, ha estado demasiado rara y la he encontrado muchas ocasiones viéndome de una forma que no me agrada.
— No tengo por qué contestar a esa pregunta —. Tiene toda la razón y yo no lo voy a insistir porque sinceramente me da igual lo que le pase en su vida. — Además, tampoco es que estés tan buena como para que yo te esté mirando todo el tiempo.
Chasqueo la lengua y me acerco. — ¿Por qué actúas así si sabes muy bien que has estado viéndome en todo este tiempo? —. Le pregunto y se queda callada. — Me he dado cuenta todas esas veces y...mierda Tzuyu no se que carajos te pas-
Me quedo en silencio cuando sus labios chocan contra los míos, no entiendo qué está pasando y abro los ojos lo suficientemente grande como para sentir que se me van a salir, nunca pensé que iba a estar en una situación así con una chica que me cae mal pero aún así no me disgusta para nada lo que está pasando.
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