Primer Paso: Aceptar que tienes un problema
Cuerpos sudados, respiraciones aceleradas, guarradas saliendo sin permiso, gemidos indiscretos resonando en toda la habitación, el sonido obsceno del sexo...
Hasta el momento todo igual que siempre, tal como lo recordaba, una y otra vez penetrando a la persona bajo él. Realmente, ya no era nada nuevo; el mismo ritmo de siempre, el mismo lugar... un par de movimientos más y ella pediría:
—Por favor Tony, cambia la posición—
Tan exacta como una alarma programada. Y tal como se lo pidió, él obedeció, cambió la aburrida posición de perrito por una aún más aburrida; de estar él sobre ella. "El Misionero", si no mal recordaba y estaba tan puramente consciente de lo que hacía, que hasta tiempo le dio de pensar y preguntarse ¿Quién le ponía esos ridículos nombres a las posiciones sexuales? Como sea, ahora estaba a punto de hacer acabar a la mujer con la que se acostaba esa noche. La misma mujer con la que había estado compartiendo cama desde hacía ya varios meses. Poco más de un año quizás. Estaría preocupado de no lograr complacerse hasta el punto del orgasmo con una mujer, si no fuera porque estaba plenamente lúcido de su problema, que tenía ciertamente nombre y apellido, por supuesto, él, tan testarudo como siempre, se hizo de oídos sordos a esa pequeña vocecilla que lo instaba a hacer claro lo que ya no podía seguir ocultándose: Quería tener sexo con Steve Rogers.
Ahora, estando con su compañera de sexo a mitad de un orgasmo, por parte de ella, un nuevo cuestionamiento llegaba a su mente: ¿Cómo fue que llegó a ese desastroso deseo? Seguramente fueron las incontables veces que, bromeando, se le insinuó al correcto capitán y fue rechazado con lujo de desprecio alegando que el problema no es que ambos fueran hombres, sino el hecho de que no quería involucrarse con alguien que solo sería un revolcón pasajero con él. Golpe muy, muy bajo, pues el problema no era la homosexualidad, sino que el problema era ser Tony Stark.
Estúpido Rogers.
Esa sola frase era la que se repetía una y otra vez mientras penetraba con más fuerza y rapidez a su amante que no dejaba de gemir de placer por las deliciosas sensaciones post orgásmicas que le brindaba el millonario. Claro que, no compartieron ni por un segundo el mismo pensamiento. Cuando por fin regresó en sí mismo se dio cuenta que su pareja había disfrutado de lo lindo mientras él tenía que conformarse con lograr bajar su erección con el enojo momentáneo que le invadió al recordar varias veces como era rechazado constantemente por el rubio.
—Magnifico como siempre Tony...— Escuchó la cansada voz de la pelirroja que recuperaba el aliento recostada a su lado en el colchón con su cuerpo lánguido entre las sábanas sin mucha gracia, pues hacía algunos meses atrás a Tony le dejó de parecer tan atractivo como antes, pero ¿Cómo decirle eso a su mejor amiga y ahora novia?
Por lo que optó por la salida más sensata que cualquier hombre pudo haber tomado:
Hacerse el dormido.
Y por supuesto, eso no pasó desapercibido por la mujer que al no obtener respuesta se incorporó con sus codos sobre el colchón elevando su torso para ver al castaño acostado de lado junto a ella.
—Tony...— Lo llamó varias veces moviéndole suavemente por el hombro, pero él estaba profundamente dormido. Lo último que Tony escuchó fue un bufido frustrado por parte de la pelirroja, un movimiento bastante brusco de ella levantándose de la cama arrojándole las sábanas al masculino cuerpo y finalmente un estrepitoso portazo cuando abandonó la habitación.
No quería lastimarla, pero ¿Cómo le dices a tu novia que te la jalas pensando en un tipo?
Lo había consultado una y millones de veces con FRIDRAY, la cual siempre respondía de la misma forma: Señor, ¿Quiere un café helado?
Entonces era cuando Tony no sabía si su IA era demasiado inteligente que evitaba el tema o simplemente tenía que hacerle muchos ajustes a la parte sentimental de su invención. De cualquier forma, estaba solo en ese problema.
Esperó un par de minutos más y cuando Pepper no volvió a la habitación tuvo tiempo de encargarse de la molesta semi erección que aún conservaba. El objeto de sus fantasías; El Capitán América, como ya le era costumbre, le sirvió para lograr nuevamente y sin ningún esfuerzo, la erección completa.
En su papel de soldado o como simple ciudadano era siempre ese rubio de ojos azules el que llenaba sus pensamientos y, por su puesto, su mano de semen cada vez que terminaba con un magnifico orgasmo. Sin embargo, esos orgasmos se le volvían cada vez menos placenteros. Porque en sus fantasías Steve lo penetraba salvajemente repitiéndole a cada segundo que se arrepentía de rechazarlo porque era el mejor sexo que había tenido en su vida, que cambiaría a todas las mujeres del mundo por estar con él y ¿Por qué no? A los hombres también. En pocas palabras la fantasía de Tony básicamente era que Steve se rindiera a sus pies de la manera más sexual que se le ocurría. Sin duda su ego y narcisismo eran los protagonistas de esas descabelladas ideas que cruzaban por su mente. Pero el problema era precisamente ese; deseaba con cada célula de su piel que el capitán se la metiera completa y sin piedad. Porque en sus pensamientos eso sonaba endemodiamente delicioso, mas no sabía lo equivocado que podría llegar a estar, claro que eso le importaba en lo más mínimo, cuando su mente se plantaba esa idea su mano instintivamente viajaba hasta ese pequeño agujero en la parte trasera de su anatomía, sus dedos se abrían paso en el estrecho ano hasta que no podía introducirlos más y se debía conformar con ese pequeño roce de placer.
Perdió la cuenta de las tantas veces que tuvo que recurrir a eso para poder quedar completamente satisfecho, se sentía patético al auto complacerse teniendo a su lado a una mujer como Pepper, cualquier hombre en su posición diría que estaba loco por eso, pero no le importaba, su ego era mucho más grande, tanto que haría que el capitán Rogers se perdiera por él y luego lo rechazaría. Era la venganza perfecta para Steve por ser tan idiota. Más o menos.
Ahora era su cuerpo el que se estremecía por la sensación exquisita después del orgasmo, respiraba aceleradamente y el sueño le llegaba poco a poco hasta quedar, está vez sí, realmente dormido sobre el desorden de sábanas que era su cama. Sin Pepper y sin Steve. Solo. En su subconsciente sabía que eso no estaba bien.
La mañana por fin llegó y FRIDAY no tardó en hacérselo saber a su creador despertándolo a la misma hora de siempre, preparando un café, como siempre y recordándole todos y cada uno de los compromisos para ese día, como siempre.
Tony de muy mala gana se removió entre las sábanas maldiciendo al imbécil que programó ese horario, retractándose de sus propias palabras al recordar que fue él mismo él que hizo tales programaciones. Escuchó atento las indicaciones de su IA, solo un par de segundos, pues en el instante se giró para quedar boca abajo en el mullido colchón y cubrirse la cabeza con una de las esponjosas almohadas con obvia intensión de acallar la voz femenina y robótica, por supuesto no lo logró. Frustrado arrojó la almohada a alguna esquina de la enorme habitación, se sentó en la cama y notó que estaba completamente solo. Era lógico que Pepper no querría quedarse con él luego de lo que pasó, que más daba, ya luego solucionaría ese problema, rápidamente se quitó la delgada sábana que cubría solo su desnuda cadera, se levantó de la cama ahora muy despierto y a paso ligero se metió al cuarto de baño.
La larga ducha que tomó le sirvió para aclarar dos cosas.
La primera: Era necesario compensar a Pepper por el tremendo bochorno de la noche anterior.
La segunda: Necesitaba un consolador, pues sus dedos ya no eran suficientes para darse placer.
Y como era de esperarse, prefirió llenar el vacío que sentía corriendo a una tienda de juguetes sexuales a comprar dicho juguete de plástico. Por su seguridad, según él, se disfrazó vistiendo con un jeans gastado, una camiseta simple, una sudadera, zapatillas deportivas, una gorra y lentes oscuros. Recordaba haberse vestido así en otra ocasión, claro, en las misiones importantes donde no podía vestir su Iron Man tenía que usar ese tipo de ropa. Lo que no tomó en cuenta para esa ocasión es que al entrar en una tienda de juguetes sexuales se veía como un completo depravado, pues era el único que se cubría tanto hasta con el gorrito de la sudadera antes de entrar.
Lo que Tony no se esperaba era encontrar una ridícula cantidad de objetos con forma fálica. Entre ellos había unos que tenían una extensión extra en uno de los laterales, se imaginó a si mismo siendo penetrado por uno de esos objetos, pero y esa extensión extra... ¿Dónde carajo la introduciría? En una mujer tenía toda la lógica del mundo, pero en un hombre... Dejó el ridículo juguete y pasó al siguiente, uno con diseño bastante atractivo, pues aparte de su tamaño contaba con unas muy bien moldeadas venas a lo largo de todo el tronco del pene falso. Interesante. Pensó y lo sostuvo entre sus manos unos momentos pensando en cómo se vería el pene erecto de Rogers, ¿Qué tan grande sería? ¿Tendría todas esas venas bien marcadas? ¿Le cabría en su boca de una sola vez? Y un escalofrió para nada agradable le recorrió el cuerpo con esa última pregunta. Bien, se le estaba yendo de las manos todo ese asunto.
Dejó el otro dildo en su sitio y se preparó para alejarse rápido de ese lugar, se reprendió mentalmente ¿En qué rayos pensaba al hacer eso? Estúpido Rogers, de nuevo esa frasecita que se había vuelto como su mantra. Corría prácticamente hasta la salida cuando algo que vio lo obligó a detenerse de golpe, en uno de los escaparates con decoración muy patriótica estaban una edición especial de juguetes sexuales, todos con el tema: America in the '40s.
Debía ser un chiste, una broma de mal gusto, pues esa era una clara referencia a la época del Capitán América en sus años dorados. Maldijo nuevamente a Rogers sin siquiera ser el pobre soldado el culpable de eso. Sin percatarse cómo, sus pies ya lo dirigían frente a esa parte del almacén y sus manos ya cargaban una cantidad ridícula de juguetes, desde esposas felpudas decoradas con los colores azul rojo y blanco, hasta anillos anchos de metal pintados de colores brillantes en las mismas tonalidades y con varias estrellitas en todo el aro. ¿Para qué servían? Pues no tenía ni la más mínima idea porque él jamás usaba esas cosas, pero seguramente lo averiguaría en poco tiempo. Ya contaba con una mini colección de cosas, entre ellas, una fusta con el mango decorado con patrióticas franjas; cuerdas rojas, azules y blancas; una variedad de lubricantes con nombres ridículos y porque no podían faltar, un extraño artilugio que parecía un collar largo de perlas enormes, en orden se disponían en color rojo, azul, una blanca con una estrellita roja y volvía con el primer color repitiendo todos los demás. Tony tenía tanto que aprender de todo eso...
Entonces se percató de lo que estaba haciendo, tanto azul y rojo seguro afectó su cerebro, como si le quemara las manos dejó caer ese montón de cosas que sostenía y ahora más avergonzado que indignado hizo su segundo intento por marcharse, intento fallido porque en cuanto alzó la vista, lo vio. Un enorme póster con el rostro enmascarado del símbolo de la nación. El capitán América, portando orgulloso su escudo y justo al pie de ese magnífico póster estaba la colección más grande de consoladores que a Tony se le pudo ocurrir jamás.
Diferentes formas, tamaños, materiales... colores no, porque todos eran de los mismos ridículos tonos.
El reto final: Escoger uno de esos dichosos juguetes por los que había llegado hasta ese lugar y que por un momento se olvidó por completo.
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|||Continuara?
Ni yo lo sé :'v
Depende mucho de la aceptación que tenga.
Así que si gustan que continué, pueden decírmelo con un lindo comentario~
Muuuuuchisisismas gracias por leer <3
XOXO
Rust00
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