Bad Luck Tony
Creyó tener suficiente con pensar tanto tiempo en Steve. Porque últimamente no solo lo hacía mientras se masturbaba, sino también, mientras intentaba trabajar, comer, dormir o incluso en sus misiones, pensando lo mucho que le gustaría que Steve estuviera ahí con él, diciéndole "Buen trabajo" después de terminar la tarea, aunque él respondiera con un comentario grosero, solo para ver el gesto fruncido del capitán y poder jactarse de lograr desesperarle.
Pero ahora estaban bajo el mismo techo, a unos doce cuartos de distancia, pero en la misma torre después de todo.
Estaba tirado en su cama, boca abajo tratando de dejar de imaginarse a Steve con su increíble barba rozándole la espalda mientras le besaba toda la zona, hasta llegar a su nuca y de regreso, bajando a los sus glúteos y muslos; Así también, esas enormes y poco delicadas manos, estrujando lugares claves para excitarlo.
Tony no quería a un hombre soso cualquiera, él necesitaba a Steve, tosco, inexperto, brusco, grosero, salvaje, pero a la vez, con esa actitud tan simple y amable. ¿Demasiado contradictorio?
Pero, esa diferencia radicaba en el antes y después del sexo, porque él ahora no pensaba solo en lo que pasaría durante el momento de la excitación extrema, sino más bien, en el después, cuando ya calmados, sudados, y con la sensación del orgasmo entre ellos, Steve sacaría a relucir su cursilería. ¿Sería posible que él le abrazara con cariño, le besara tiernamente y le dijera palabras amorosas? Tenía que saberlo, sí o sí.
Su nuevo amigo, el consolador, le sería realmente útil esa noche. Patético.
Se levantó resignado buscando el pene plástico. No lo encontró; ni en sus cajones, ni en el baño, ni entre sus calzoncillos.
Hizo memoria de dónde fue la última vez que lo usó.
¿En la sala?
¿En la cocina?
¿En el taller?
No... En el cuarto de invitados, junto a la enorme caja que le enviaron por sus excéntricas compras.
El escalofrío que le recorrió por todo el cuerpo le hizo hasta palidecer. Lo peor es que no sabía si Pepper ubicó a Steve o a Clint en esa habitación especifica.
La razón del porqué se le ocurrió hacer semejante cosa, era simple. Recordando unos meses atrás, luego de una fiesta a la que todos asistieron, Stark insistió en que se quedaran en la torre y Steve se quedó en esa habitación, Tony entró a escondidas en el cuarto, con la excusa de espantar a Steve y hacerle una broma. Pero, se quedó helado al ver al capitán con la luz encendida, acostado en la cama, sin camisa, con el pantalón desabrochado y abierto.
Tan sensual.
Sin embargo, su expresión melancólica contrastaba con su apariencia.
Una leve conversación que terminó en discusión le hizo entender la sensibilidad de Steve. Desde ese día su obsesión por tener a Rogers para él solo creció aún más.
Volviendo al tema principal del día, la caja de consoladores y su juguete consentido estaban en esa habitación donde Steve durmió un tiempo atrás. ¿Qué tan pervertido podía llegar a ser?
A hurtadillas entró en la primera habitación, Clint estaba ahí, sentado en la orilla de la cama revisando en una Tablet el informe de misión.
—¿Qué pasa Tony? ¿Te equivocaste de habitación? — Con dignidad, Stark sonrió y simplemente entró.
—Agradece que vengo a visitarte. No, olvidadlo, agradece más bien que te doy un lugar donde asear toda esa mugre que traías.
Clint rió levemente, pero también notó como Tony aparentemente buscaba algo, no dijo nada, aunque fuera curioso, temía saber en realidad que era lo que buscaba.
—Dudo que encontraras aquí una caja de cartón negra...— Tuvo que preguntar.
—Negra... ¿Con brillos?
—Sí. — Admitió con vergüenza.
—¿Brillos, rosados?
—Sí...
—¿Sospechosamente guardada a un lado de la cama?
—Bien, ya entendí, la viste ¿Dónde está?
Clint volvió a reír, pero ahora con ganas. —En la habitación de Steve. — Se encogió de hombros con indiferencia.
—¿Abrieron la caja?
—No somos unos entrometidos.
—Ajá, sí... No te creo.
—¡Vaya! sí eres un genio después de todo. Steve me obligó a dejarla tranquila, dijo que podía ser una broma de las tuyas, y por tu extraño comportamiento creo que el cap es muy intuitivo.
Tony se quedó callado, pues, era obvio que esa teoría le favorecía. Se dirigió a la puerta, listo para correr a buscar la caja a la otra habitación.
—De todas formas ¿Qué contenía la caja? — Clint no pudo con la curiosidad y preguntó antes que Tony huyera.
—Piezas para mi nueva armadura. — Claramente, mintió.
Entonces, cerró la puerta y casi corriendo llegó hasta el cuarto de Steve. Con cuidado abrió la puerta, escuchó el agua de la ducha, vitoreó en silencio por su buena suerte y con muchísimo cuidado entró, de puntitas para no hacer ruido.
Encontró la caja justo donde Clint dijo que estaba, la levantó cuidando que las cosas en su interior no hicieran ruido.
Ahora la distancia entre la puerta y la cama le pareció ridículamente larga.
Pasito a pasito avanzaba por el lugar lo más rápido que podía.
—¿Tony?
La voz del capitán le hizo girarse automáticamente hacía la puerta del baño. Su garganta se secó de inmediato.
Su rubio deseo acaba de salir de la ducha, con un pantalón deportivo ajustado a la cadera, el torso desnudo y levemente húmedo, el cabello mojado escurriendo un poco de agua sobre una toalla que descansaba sobre sus hombros alrededor de su cuello y se notaba que estaba a punto de afeitarse, pues en una mano cargaba la crema de afeitar y en la otra la maquina afeitadora.
—Hey, Steve, no te preocupes, solo venía por esta caja de herramientas.
—Por un momento creí que sería una de tus bromas. Pero ¿Por qué estas de puntitas?
Tony se abofeteó mentalmente por semejante tontería.
—No quería molestarte.
—Eso no es propio de ti...
—Sí, bueno, afeita ese hurón que llevas en la cara. — Una buena broma para aligerar el ambiente. Sí, claro...
—No fastidies. Quise hacerlo, pero parece que la máquina está averiada. Además, me gusta más hacerlo con un rastrillo.
—No puedo creer que el gran Capitán América perdiera la batalla contra la tecnología básica. — Se mofó.
Steve frunció el ceño evidentemente molesto. Estaba por responder cuando un sonido distrajo a ambos hombres que de inmediato llevaron su vista al suelo.
Todos los juguetes sexuales cayeron desparramados sobre el alfombrado suelo. La dichosa caja se rompió de abajo, dejando caer todo su contenido antes que Stark siquiera lograra reaccionar a tiempo detener las cosas.
—Creo que lo descubrieron, señor.
FRIDAY, tan observadora...
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Hasta aquí el nuevo capitulooo <3
¿Qué les pareció? owo
¿Demasiado corto? :'v
Bien, ahora, prometo que el siguiente y último no tardará en llegar, y traerá mucho de lo que les gusta ¬w¬ (?)
He tenido muchos, muchos, demasiados contratiempos y es por eso que me ha costado increíblemente los nuevos capítulos de los dos fics que están en emisión, pero espero poder finalizar, corregir y subir el nuevo capitulo de Pretty Boy durante la semana.
Por su paciencia y comprensión, muchisisisisimas gracias :'3
Espero que sigan al pendiente de ambos fics :'v
Muchas gracias por leer, votar y comentar. ¡Hasta la próxima! ^^
XOXO
Rust00
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