Orgulloso
El padre de la familia Stark, Eddard Stark, decidió que hacía buena mañana para salir de caza familiar, y los únicos que no se opusieron a la propuesta fueron Robb y Jon.
-Apuesto a que consigo más que tú, Jon - se mofó Robb mientras subía al caballo con su arco y flechas.
-Depende de si no decides tener la puntería en el culo, como siempre...
-Venga, chicos, basta - se rió Ed una vez en su jamelgo negro como el carbón -. Vamos.
Los tres cabalgaron con una sola escolta, por petición de Catelyn Stark como precaución, y se dirigieron a las profundidades del bosque. Robb insisitó en ser el primero en comenzar la caza.
-Ya veréis, cazaré más que vosotros dos juntos - bromeó de nuevo en bajar del caballo y preparar sus armas.
-Muchas palabras pero no hay pruebas, hijo - se mofó Ned.
-Ya verás...
Los tres, con la escolta detrás de ellos, mantuvieron el arco y una flecha listos por si una presa estaba cerca. Se alejaron de los caballos para no delatarse por el ruido, y comenzaron a hacer silencio como las piedras. Solo que Jon no estaba del todo centrado en la vida real.
-Mirad, ahí... - murmuró Robb impresionado por el ciervo que veía a unos metros de ellos - Es mío...
Robb apuntó al ciervo que estaba comiendo hierba fresca, fijó bien su objetivo y disparó dándole de pleno.
-¡Sí!¡Voy a buscarlo!
Ned, mirando al escolta empanado, le dijo:
-¿A qué espera?¡Ve tras él!
El escolta, notablemente nuevo, corrió tras Robb, y Jon y su padre soltaron carcajadas. El silencio volvió mientras que estos dos caminaban, solo que Ned no tenía ni un pelo de estúpido, y sabía que algo le ocurría a Jon.
-¿Qué ocurre?
-¿Mh?
-Te veo disperso.
-No es nada - limitó su respuesta a esas tres palabras.
-¿No me tienes confianza? - bromeó.
-No es eso.
-¿Entonces?
Jon miró a su padre insistente en saber lo que le ocurría, y suspiró rindiéndose.
-¿Nunca me dirás quién era mi madre?
El rostro de Ned Stark se enfrío rápidamente en menos de cinco segundos, y mientras caminaban, tenía intención de evitar el tema, como la mayoría de las veces, pero esta no era una de ellas.
-Ya te lo dije, Jon, no es algo de lo que me guste hablar.
-Algo de lo que no estás orgulloso, ¿cierto? - murmuró Jon.
-No.
Jon estaba acostumbrado a sentirse como nadie, como si su nombre no tuviera significado y sus palabras volaran con el viento, pero oír aquello de su padre se sintió como una daga fría, como otras de las otras dagas que tenía que lidiar cada día.
-¿Pero sabes qué? - le interrumpió de sus pensamientos Ned - No estoy orgulloso de lo que hice, pero si en el hombre que te has convertido, hijo.
Jon sintió disimuladamente aquello que pocas veces sentía: felicidad. Mantuvo su rostro como lo aparentaba, serio y triste, pero en el fondo, ese fue uno de sus momentos favoritos con su padre.
-Quizás no eres un Stark en nombre, pero si en sangre. Eres mi hijo, y no estás solos. Tendrías que tener más en cuenta eso, Jon.
-Y lo tengo, padre.
-Me alegro, hijo.
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