Sansa se encontraba tumbada en su cama mientras dibujaba con un lápiz sobre el papel arrugado, dibujaba cómo se imaginaba que sería su destino junto a un príncipe y un gran castillo, e incluso, reina. Deseaba encontrar el amor en algún príncipe, y tener herederos con él. Tan embobada en el sueño y con una sonrisa, no se enteró que alguien entró en su habitación.

-¿Qué haces? - espetó Arya asqueada al ver su sonrisa embobada.

-Solo... Bueno, en verdad no es de tu incumbencia-dijo Sansa a la defensiva al escuchar el tono burlesco de su hermana.

Arya rodó los ojos soltando un suspiro, y cambió de tema:

-Qué más da... Mamá dice que a la tarde la acompañes a un lugar.

-Ah, bien. Mmm...¿Qué lugar?- preguntó ella. 

-No lo sé, no he preguntado.

Arya estaba a punto de irse, pero entonces se fijó en el dibujo de Sansa, y no desaprovechó la oportunidad de mofarse.

-¡No fastidies! - comenzó a reírse.

-Oye, ¿qué  ocurre?¿Te molesta algo?- contestó Sansa, enfadándose por momentos.

-No, solo me parece estúpido lo que te pasa por esa cabeza - vaciló Arya.

-¿Qué tiene de malo soñar? - espetó levantándose de la cama - ¿Sabes qué? Déjalo... No pretendo hacer entender a una niña algo que no puede entender.

-Soñar no tiene nada de malo, solo tus sueños.

-Es lo que pasará - espetó.

-Es lo que no - murmuró Arya acercándose y sentándose en la cama -. Yo tengo sueños, sueños que no se van a cumplir.

-¿El qué?¿Luchar como una pordiosera? - rió, y Arya le dio un golpe en el hombro - Es broma. Solo sigo que eso sí que es imposible.

-¿Por qué?

-Porque algún día te casarás con un lord o un príncipe y reinarás.

-¿Podré pelear?

-No...

-Pues que se olviden de eso - espetó Arya saliendo de la habitación, y Sansa se rió.