-¡Eres un estúpido! - gritó Arya caminando a paso apresurado para alejarse de su hermano Brandon.

-¡Oye, lo siento...!¡Arya! - exclamaba su hermano yendo tras ella exasperado - ¡Fue sin querer!

-¡No lo ha sido! - espetó ella cabreada - ¡La has roto a posta!

-¡¿Por qué debería haberla roto?! 

-¡Porque sabías que ibas a perder! - le espetó de nuevo, pero esta vez frenando su paso bruscamente y encarándole.

Brandon se la quedó mirando serio, y algo decepcionado.

-Yo no he roto tu espada de madera, Arya... - murmuró enfadado.

-¿Y quién lo ha echo? - se cruzó de brazos la pequeña.

-Fue un accidente - se defendió -. No vi la piedra, y me di cuenta tarde.

Arya, con el ceño más relajado, se quedó mirando a su hermano en silencio.

-Toma - espetó Brandon, entregándole su espada -, quédatela. 

Arya se quedó mirando la espada y a su hermano incrédula.

-Te la hizo Robb por tu cumpleaños.

-Ya me hará otra - sonrió -. Vamos, tómala. 

Arya la cogió por la empuñadura y la miro a la vez que veía el símbolo Stark en ella.

-Siento haberte dicho lo de antes - murmuró Arya -. No iba en serio.

-No importa.

-¿Quieres ir a jugar al gallinero? - preguntó Arya sonriente.

-¡El último que llegue es un Baratheon! - espetó Brandon corriendo.

-¡Eh, espera, eso es trampa! - gritó Arya corriendo tras su hermano.