Ella (II)
Jon caminaba con Robb por Hinvernalia mientras reían, y conversaban sobre la cena de la noche anterior.
-Si no fuera por mamá, padre habría seguido bebiendo hasta reventar - se rió Robb, y Jon le siguió.
-Luego te veo, Robb - se despedía Jon -. Padre me ha encomendado algo.
-Está bien - le dedicó una sonrisa antes de irse.
Jon se encaminó a la herrería a paso decidido, hasta que se chocó con alguien y en seguida pidió disculpas sin ver quién era.
-Lo siento mu...
Era ella, era Monique, y se quedó mudo al darse cuenta.
-Lo siento, mi señor - se disculpó en seguida temerosa ella.
-Ha sido mi culpa - sonrió Jon -. No miraba por dónde iba.
Ambos se quedaron de nuevo en silencio, con las miradas embobadas.
-¿Iba a la herrería? - rompió el silencio Monique.
-Eh... Sí.
-Mi padre no está, pero puedo ayudarle en lo que necesite - dijo Monique ofreciéndole paso a la herrería.
-¿Tu padre? - preguntó sorprendido Jon - No sabía que eras la hija del herrero.
Jon entró dentro del local delante de Monique mientras esta dejaba una bolsa vieja al lado de la puerta.
-¿En qué le puedo ayudar?
-Se le encargaron unas espadas de acero a tu padre especiales, ¿sabes cuales digo?
-Eh... Sí, por supuesto, espere aquí.
Monique desapareció de la vista de Jon mientras este sonrió al recordar las mejillas de la chica.
-¿Son estas? - apareció Monique con dos espadas en sus vainas con el símbolo Stark en ellas.
-Sí - sonrió Jon tomándolas, y accidentalmente, tocando las manos de Monique.
Ambos cruzaron miradas, y sin percatarse de que aún mantenían las espadas en sus manos. Jon acarició con un dedo los de Monique sin darse demasiada cuenta, pero ambos reaccionaron en seguida.
-Gracias... Mañana se os dará lo suficiente por las espadas... - murmuró Jon nervioso, y la chica asintió.
Jon estaba a punto de salir, pero algo se lo impidió. No podía irse, no sin antes decirle algo a Monique. Entonces se giró y la miró.
-Monique, me gustaría invitarte al festín que se celebra hoy en el castillo en la noche.
-¿Qué? - preguntó sorprendida y algo asustada la chica - N... No, mi señor. No se moleste.
-No es molestia, me gustaría que estuvieras ahí - sonrió Jon, y Monique asintió algo tímida -. Te veré esta noche, entonces. Adiós.
-Adiós, mi señor...
* * *
El festín se estaba celebrando, y se montó una gran fiesta por el cumpleaños de Ned Stark y ahí se encontraban todos los hombres leales, amigos, hijos y mujer, además de Monique. Jon no dejaba de mirar de reojo hacia Monique cuando ella no se daba cuenta mientras miraba las actuaciones de bufones o juglares, y admiraba ver esa sonrisa. La admiraba y dejaba escapar una él también.
Mientras la fiesta pasaba, Monique la abandonó, y Jon se extrañó, así que la siguió, hasta llegar al patio trasero. Y Monique estaba ahí, mirando la nieve caer y sus supiros cálidos convertirse en puro frío.
-¿Te vas? - preguntó Jon acercándose, y la chica se giró sorprendida.
-No lo sé - sonrió -. Lo he pasado muy bien.
-Me alegro.
Un silencio invadió el lugar en cuanto ambos miraron al cielo y a nieve caer.
-Me iré - murmuró Monique, y Jon la miró disgustado -. Me iré al sur... Mi padre y yo. Lo han contratado en Desembarco del Rey en la herrería del reino.
-Eso es... magnífico - sonrió falsamente Jon, uniendo sus manos en una detrás de su espalda -. Una gran oportunidad para tu padre...
-Sí...
-¿Qué ocurre? - preguntó al ver a la chica decaída.
-Ya no podré volver a Hinvernalia - murmuró.
Jon la miró sorprendido, y ella le dedicó una amarga sonrisa. Monique dirigió su vista al suelo, pero Jon no podía dejar de mirarla. Y sintió las tremendas ganas de hacer una atrevida acción, así que no se puso barreras. Se acercó a ella y la tomó de la mano. Monique se sorprendió y estremeció ante aquel tacto y lo miró confusa. Jon aprovecho que la miraba para robarle un beso. Se miraron con sonrisas al separarse, ya que no tenían porqué temer nada. Aquel fue un dulce adiós...
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