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˚.꒷‧ 𝐒𝐓𝐑★𝐆𝐈𝐑𝐋 ≀ a fanfiction for ⌁ ִֶָ





𐚁̸ ֺ۪ ⭒ ݂ Luke Howland , Boulevard .

Tome un poco de aire, no me sentía lista ni preparada para entrar y verlo, acostado en esa cama de hospital y arropado con esas sábanas blancas que de seguro ya lo habrían mareado, me sentía nerviosa, y las miradas de las personas que pasaban a mis espaldas no me hacían sentir mas segura. Tome fuerzas para girar la manilla de la puerta y entrar a ojos cerrados a la habitación, sentí como el brillo del sol que salía por la ventana me quemaba la piel, quise suponer que era por la hora y no porque realmente internamente sí me quemaba estar en ese lugar.

—Adelina —abrí mis ojos y mire en su dirección, se miraba demacrada y se notaba en sus ojos que no había parado de llorar.

—Señora Howland —me acerque a su silla y le toque el hombro con delicadeza—, ¿ya hay noticias de su estado? —no me atreví a mirarlo, pero algo en mí sabía que debía y moría por hacerlo.

—Nada aún —jugueteo nerviosa con sus dedos—, nos llamaron del instituto y vinimos lo más rápido que pudimos, mi esposo salió a buscar comida pero, ya lleva rato que no regresa —miro hacía la puerta, confirmando que aun no regresaba y regreso su vista hacía la camilla.

—¿Quiere que vaya a buscarlo? —fue lo primero que se me ocurrió, quería ayudarla, pero no sabía como. Ella negó y palmeo el asiento al lado suyo.

—Quédate, yo iré a por mi marido, siento que me estoy ahogando y no debo ser pesimista en esta situación ¿No te importa si voy por algo de aire? —me miro dulce y paciente, haciéndome entender que estaría bien si me negaba a quedarme sola con él. Suspiré.

—No, adelante, tómese su tiempo.

—Gracias, Adelina —y con eso salió de la habitación.

Me quede ida viendo cuando la puerta se cerraba y me dejaba sola con el silencio de la habitación. No me entraba aun en la cabeza la situación ¿Luke, hospitalizado? Eso era algo que claramente no pasaría a voluntad de él mismo, pero, ahí estaba, yo sentada a su costado y sin el valor suficiente para voltearlo a ver, y es irónico si así me lo planteo; cuando Jane me llamo y me dijo que Luke estaba en el hospital, en lo único que podía pensar era en verlo, en tenerlo entre mis brazos y no soltarlo, decirle que aun en el tiempo que nos separamos, él seguía presente en mi vida y que no había olvidado todas esas noches que dormíamos abrazados, susurrándonos incoherencias que en su momento me llenaron de felicidad, todas esas idas al boulevard y aunque, jamás me atreví a entrar, siempre mantengo el recuerdo de cuando insistías en que ese también era mi lugar, nuestro lugar.

—¿Adelina?

Y por un momento perdí el aire, voltee a verle y ahí estaba, acostado con la cabeza girada hacía mi dirección, con su cuerpo metido en sábanas y algunos tubos adornando su alrededor, su cara tenía una mascara de aire y aun con ella encima se podía apreciar claramente su sonrisa junto a sus hoyuelos y sus ojos azules que detonaban incredulidad ante mi presencia.

—Hola —me acerque un poco, a una distancia prudente para no invadir su espacio— ¿Cómo te sientes?

Comenzó a sentarse, con cuidado lo ayude para que no se esforzará demasiado.

—De maravilla —ironizo—, pero ¿Qué haces aquí? —me quedé sorprendida por su pregunta ¿Qué no era obvio que hacía ahí?

—¿Qué no es obvio? —respondí ofendida.

—No, o sea, sí; sí sé que haces aquí pero, mi pregunta es porqué.

—Pues... —suspiré— No me lo iba a perdonar si te pasaba algo gravísimo y yo no estaba presente para, pues... Apoyarte —concluí sin mirarlo, era incomodo admitir cosas que si él no se encontrara en ese estado no me atrevería ni a pensar.

Hubo un silencio que para mí se hizo eterno, tal vez lo deje en que pensar o simplemente no había contestación a mi declaración, después de todo, de como terminaron las cosas y como cada quien siguió su vida a distancia del otro, no me sorprendería que no le cupiera la posibilidad de que él aún me importaba y me seguiría importando sin importar el final de nuestra historia.

—Pensé que luego de nuestra despedida jamás te volvería a ver —admitió. Yo sonreí nostálgica.

—Ese día... Me dijiste que no podía entrar a la vida de alguien, hacer que te quisiera y luego marcharte. Me sentí tan culpable tanto tiempo, que me autoconvencí que no era un adiós sino un hasta pronto, que iba a regresar por ti, por nosotros —lo mire—. Creo que en el fondo tuve miedo de que al volver no me recibieras, y esta vez el miedo de perderte para siempre fue más grande que el de tu rechazo.

Y mi mente recordó ese día, cuando nos despedimos porque yo debía irme a otro estado lejos de Sídney y tenía que dejar a Luke con su sola existencia, fue un sábado si no mal recuerdo; teníamos quince, Luke estaba a días de cumplir los dieciséis, llevaba poco tiempo el accidente de Zach y sus padres no solían mantenerse en casa por mucho tiempo, podría decir que fue y sigue siendo la época más difícil a la que se tuvo que enfrentar.

—Luke, tenemos que hablar —vi como se meneaba de un lado a otro estando en su cama, impaciente.

—No, no debemos —aclaró, hizo un espacio a un costado suyo y me miro calmado—. Ven, acuéstate conmigo.

Quería hacerlo porque esa propuesta siempre fue tentadora para mí, de hecho, cualquier propuesta que viniera de él era muy tentadora para mí.

—Hoy no, Luke. Necesito hablar contigo, necesito que me escuches —me cruce de brazos, tratando de no ceder ante mis mismos deseos.

Él bufó y pataleo en su cama, me miro de mala gana y se sentó de golpe, froto su cabello desordenándolo un poco y soltó un largo suspiro.

—¿Es algo serio?

—¿La verdad? Bastante.

—Entonces vamos a nuestro lugar —indico, poniéndose de pie al instante. Yo me limite a mirarlo.

—Luke, ya hemos hablado de eso, ese no es nuestro lugar, es tuyo —aclaré, y para cuando me di cuenta él ya estaba mirándome con sus ojos hechos furia, no era un tema agradable para los dos.

—Claro que lo es, yo soy quien tiene el poder para decidir si quiero compartirlo contigo, y eso intento, pero tú no me dejas —arremete contra mi, me acusa con su dedo y su mirada sigue igual, ya ha empezado.

—Luke, no estas en capacidad para tomar decisiones de ese calibre —me acerque y tome su mejilla, estaba helado y mi palma ardía en su piel, igual que siempre—. Estás mal, has perdido mucho hasta ahora y sigues tratando de sobrellevarlo, quieres hallar consuelo y lo entiendo, pero no voy a permitir que arruines un recuerdo que es tan preciado para ti y tu hermano; no por mí.

—¡Pero, es algo que en serio quiero hacer! —toma mi mano y la estruja en su rostro— Adelina, tu no arruinarías nada, al contrario, todo mejora cuando estoy contigo.

—Pero no esta vez, Luke —aparto la mirada y bajo mi mano con la suya entrelazada a ella. Me mira extrañado.

—¿A qué te refieres, Ade?

—Luke —pause—. Mis padres van a mudarse.

Y eso fue suficiente como para hacerlo entrar en razón, soltó mi mano de golpe y su mirada ya no transmitía nada, estaba ido viéndome, pensando tal vez, que era alguna clase de broma o parecido, pero él sabía que en una situación así bromear no era mi fuerte. Me acerqué hasta estar a un roce de tocarlo, tan cerca que podía sentir su respiración combinarse con la mía, sus ojos reflejándose en los míos y viceversa, tenía los labios semi abiertos y secos, sus pestañas claras al igual que su pelo desordenado y su piel pálida con tonos rosas en sus mejillas; Luke estaba tan cerca que sentía que no había aire suficiente en el espacio.

—No te vayas —murmuro casi rozando mis labios—, por favor, no te vayas. No me dejes.

Sus ojos me suplicaban compasión, su voz me alentaba a abrazarlo por lo quebradiza que se escuchaba, iba a quebrarlo más de lo que ya estaba y yo solo quería poder quebrarme con él.

—Sabes que si pudiera negarme no pensaría ni dos veces en hacerlo, Luke.

—No puedes hacerme esto, no cuando ya he empezado a quererte, a necesitarte, cuando ya formas parte esencial en mi vida. No puedes entrar a la vida de alguien, hacer que te quiera y luego marcharte —la frustración y tristeza en su voz me hacían sentir culpable, pero no tenía opción, no era mi decisión.

—Luke, yo-...

Y antes de siquiera poder decir una palabra, él ya se había ido por esa puerta dando paso a una lúgubre soledad que de a poco comenzaba a desmoronarme, sabía que le dolía y no podía juzgarlo por su acción, se estaba protegiendo, pero una parte de mí deseaba que no solo pensará en él; sino también en como me afectaba a mí la situación.

Ese mismo día pero a la noche mis padres y yo partimos de Sídney hacía un estado más retirado, esperé en el aeropuerto hasta el último segundo pensando en qué él iría a despedirse, pero nunca llegó, y para cuando abordé el avión ya era demasiado tarde para arrepentirme y huir por ir tras él.

Volví a mí misma gracias a que una pregunta invadió mis pensamientos, y algo me decía que debía hacerla para no arrepentirme después. Luke solo me miraba, tan tranquilo y pasivo que realmente parecía que estaba bien, que había paz en su ser.

—¿Te puedo preguntar algo? —inicie, algo dudosa y nerviosa. Él me sonrió.

—Adelante, ya que estamos hay que aprovechar.

—Yo... —suspiré— Ese día, cuando te fuiste sin explicación ¿Fuiste al Boulevard, verdad? —él asintió. Yo bufe con gracia— Quise ir a buscarte, porqué sabía que sería al lugar donde irías, pero creo que estaba lidiando conmigo misma como para poder lidiar contigo también...

—No te culpes, Ade. Nada de lo que pasó ese día fue tu culpa —alegó.

—No, sí, pero-... —bufe frustrada.

—No era eso lo que querías preguntar —dedujo al ver mi rostro.

—Ese día ¿Fuiste al aeropuerto? ¿Trataste de despedirte de algún modo? —y por un segundo solo nos miramos, en silencio, yo esperando respuesta y él preparándose para dármela.

—Sí y no —confesó, quitando su mirada y volteando a ver sus manos vendadas—. Traté de llegar, pero para cuando estuve frente al aeropuerto no pude ni atreverme a intentar entrar a el, esperé sentado en una banqueta a que el avión ya despegará y desde ahí me quede viendo como te marchabas y dejabas a un cobarde que no merecía tenerte a su lado.

Me quede algo sorprendida por su respuesta, más aun por su reacción forma de decirlo, parecía arrepentido pero ambos sabíamos que fue mejor que las cosas pasarán así, al ver que no emití respuesta ante su confesión me miro, dulce con un toque amargo; palmeo un lado de su cama e inmediatamente capté la invitación, y sin pensarlo dos veces busqué acomodarme en su costado, tratando de no lastimarlo y no tocar ninguno de sus cables. Apoye mi cabeza sobre su pecho, sintiendo como su corazón latía lento y constante, cerré los ojos y respiré hondo, Luke tenía una combinación a lavanda y cigarro que era demasiado embriagante, tanto que calmaba todo dentro de mi.

—Ahora ¿Yo puedo hacer una pregunta? —murmuro con su mano sobre mi pelo, dando pequeños masajes circulares sobre el. Yo asentí sin prestarle mucha atención.

—Si yo hubiera entrado, te hubiera encontrado y te hubiera propuesto que te escaparás conmigo ¿Habrías aceptado?

Y de todas la preguntas posibles esa no era una que me esperará viniendo de él pero, algo en mí tampoco se sorprendió, al contrario, me sentí muy aliviada al escucharla; relaje mi mano sobre su pecho y me acomode aún más sobre él.

—Mi yo de aquel entonces claro que lo hubiera hecho, aunque ese "escape" no hubiera durado más de 3 días, porque estoy segura de que mis padres hubieran movido tierra, cielo y mar para encontrarme —ambos soltamos una risa unísona por el comentario.

—¿Y tu yo de ahora? —di un suspiro algo pesado.

—Aunque no me guste como terminaron las cosas, y que, al final de todo este haya sido nuestro reencuentro, no cambiaría ninguna de las decisiones que nos trajeron al ahora; aun con los malos momentos que cada quien tuvo, creo que el separarnos es algo que tenía que pasar aún así no nos gustase —concluí, sintiendo como acariciaba suave mi espalda.

—Me alegra saber que al menos ya no sufrirás por mi —dio un largo suspiro. Hice una mueca, confusa.

—¿A qué te refieres con-... —me levante un poco para poder verlo a la cara.

Y fue en ese preciso momento en que note que sus ojos estaban cerrados, su mano sobre su pecho y algunos mechones de cabello cubriéndole el rostro. Escuché un estruendoso ruido de la máquina que estaba a un costado de la habitación, era la que registraba los signos vitales de Luke. Los números de la pantalla comenzaban a descender de una manera veloz al igual que las líneas comenzaban a quedar rectas.

—¡LUKE! —lo tome de los hombros desesperada— ¡LUKE, NO PUEDES IRTE, LO QUE TE DIJE ERA MENTIRA. AUN AHORA ACEPTARÍA IRME CONTIGO! —lo agité en busca de alguna señal, no hubo nada— ¡ALGUIEN AYÚDEME POR FAVOR! —grité con todas mis fuerzas hacia la puerta.

Las lágrimas no tardaron en aparecer, la impotencia y la desesperación por hacer algo me estaban matando, el ver que se estaba yendo, que me estaba dejando me estaba quemando el alma, sentirlo conmigo y la vez saber que no lo está era el sentimiento más amargo y duro al que jamás me enfrente hasta ahora. Mis gritos eran agudos y fuertes, tanto que las enfermeras no tardaron en aparecer al rescate, de un tirón me alejaron de la camilla y comenzaron a tratar a Luke, su madre y padre no tardaron en aparecer junto con André y Jane, quienes evitaron que me abalanzara nuevamente a la camilla; no quería dejarlo solo, no otra vez.

—¿Y como lo superaste? —preguntó ella, sin despegar la mirada de su lápida.

—Nunca lo hice —imite su acción—, solo aprendí a vivir con ello, porque él esperaba que siguiera adelante con mi vida —me miro—, él creía que podía y fue lo último que me pidió que hiciera antes de partir. Sé que también espera que tu lo hagas, Hasley.

La nombrada sorbio su nariz, se paso una mano por sus ojos, limpiando los restos de sus lágrimas. Le di una palmada en la espalda a forma de consuelo, le extendí mi paraguas e hice que lo aceptara, me agache para dejar una flor al pie de la lápida y por última vez volteé a verla.

—Sé que lo amaste, y sabes que él te amo. Él cumplió su promesa, ahora es tiempo de que tu cumplas tu parte, querida. Vive por ti, por él, por ambos.

Y su mirada me hizo sentir que tal vez no era algo que esperaba escuchar, pero sentí la necesidad de recordárselo, recordarle lo afortunada que era y que aunque aún sintiera sus días grises, el recuerdo del chico y todo lo que pasaron juntos era un motivo para teñir de colores su mundo. Porqué ese siempre fue Luke, un chico que brillaba aún en la oscuridad de su mundo.


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