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seven. we are venom... and starfire!

CAPÍTULO 07 ! nosotros somos venom... ¡y starfire!



















En donde
Kory vuelve a ver a Venom

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—Entonces, ¿ahora tengo mi propia caja mágica?

—Se llama teléfono —Dan repitió por tercera vez—. Y si, es tuyo. Pensé que será buena idea que tuvieras uno, ya sabes, para que te mantengas en contacto con Anne y conmigo. Y en caso de emergencias.

—Okey. Gracias Dan —Koriand'r le sonrió felizmente.

Cerca de ellos, sentados en los escalones de la entrada del edificio, Eddie y Anne los observaban con una sonrisa. El castaño aún no había terminado de agradecerle a Dan por haber ayudado a Koriand'r ese día en la Fundación Life.

Habían pasado tan sólo dos semanas y todo estaba relativamente normal, sin más problemas o simbiontes.

Bueno, casi.

—¿Y has pensado que vas a hacer con... —Anne dejó sus palabras al aire, señalando a la pelirroja con la cabeza.

—¿Qué? Oh, si —Eddie asintió, rascando su mejilla con una mueca.

Claro que había pensado en eso, no había dormido durante varias noches tratando de pensar en que haría con la pelirroja ahora que todo había acabado y ahora que ella necesitaba una vida.

—¿Y entonces?

—Bueno, es demasiado grande para un orfanato. ¿De cuantos se ve? ¿19?

—Algo así.

—Uhm, y... definitivamente no se lo diré al gobierno. Sabrá Dios que harían con ella si se enteran de lo que puede hacer.

—Entonces... —Anne lo miró, esperando a que continuara.

"¿Cuando le dirás que planeas que se quede con nosotros?"

—Nunca.

—¿Disculpa? —Anne lo miró con el ceño fruncido—. Eddie, ¿hay algo que quieras decirme?

—¿Uh? No, no —el castaño negó rápidamente.

Anne lo miró raro, y después suspiró.

—Bien, oye, escucha. Dan estaba pensando qué tal ves Kory podría quedarse con nosotros. Le agrada la idea de que ella vaya a la universidad y-

"Me comeré su cabeza si se atreve a quitárnosla"

—¡No! —Eddie exclamó rápidamente.

—¿Qué?

—Uh, quiero decir... —balbuceó nervioso—. Kory... Kory se quedará con nosotros mientras... ya sabes, mientras decide que hará o a dónde irá.

Mentira. Eddie no pensaba dejar que la pelirroja estuviese sola en ese mundo aún desconocido para ella.

—Seguro —Anne suspiró—. De todas maneras podrá quedarse con nosotros cuando quiera.

Eddie asintió, sin oponerse. Después de todo sabía que a Koriand'r le agradaban Anne y Dan.

—Ah, que tarde. Mira la hora —fingió ver un reloj en su muñeca y se levantó—. Ya me voy. Nos vamos. Oye, que gusto verte Anni.

—Si —ella dijo mirándolo raro.

—Y cuídense.

—Si, ustedes también.

—Kory, vamos.

La pelirroja, que había estado sentada junto a Dan escuchando a este hablar y explicarle cómo utilizar correctamente un teléfono, se giró a Eddie e hizo un puchero sin querer irse aún.

—Bien, adiós Dan. Adiós Anne —se despidió rápidamente con un gesto de mano, corriendo para alcanzar a Brock.

Mientras ambos caminaban por la calle un hombre de edad avanzada y cabello blanco, que paseaba con su perro, los detuvo.

—Bonito cabello, jovencita —dijo señalándola, con una sonrisa.

—Oh, gracias —Koriand'r sonrió encantada. Nadie nunca había halagado su cabello—. ¡Brilla! —dijo, girándose para mostrarle el tenue brillo rosa que desprendía su cabello.

—Si, ya lo veo —asintió sin borrar su sonrisa, mientras el perrito ladraba.

Koriand'r se agachó para acariciar al animal, chillando con felicidad al sentir su suave pelaje.

—Es una chica especial. Cuiden de ella, se lo digo a los dos.

Eddie miró al hombre en silencio por varios segundos, confundido. Después sonrió y asintió: —Seguro.

—¡Adiós señor! —Koriand'r se despidió con una sonrisa mientras ella y Eddie retomaban su camino.

—Adiós Starfire.

Koriand'r no reaccionó hasta un momento después, deteniéndose abruptamente y girándose, solo para ver al hombre desaparecer al final de la calle junto a su mascota.













starfire













Cuando llegaron a la tienda, Koriand'r rápidamente fue a la sección de dulces, recordando que Anne le había dicho que debía probar los malvaviscos. Escuchó a Eddie saludar a la dueña de la tienda, sintiéndose mal por no haber saludado ella también, así que regresó nuevamente.

—Hola señora —la saludó con la mano, sonriendo.

—Oye, a ti no te había visto —la señora Chen miró a Koriand'r con los ojos entrecerrados—. ¿Eres la novia de Eddie?

—¿Qué es una novia? —Koriand'r ladeó la cabeza curiosa mientras Eddie iba a un pasillo—. ¿Es una pareja? ¿Un acompañante?

—Si, básicamente —la mujer asintió, restándole importancia.

—¡Oh, entonces si! —dijo feliz.

Ella era como una pareja y/o acompañante para Eddie, se había autoproclamado a si misma eso. Y si la mujer le decía que una novia era aquellas dos cosas no había duda en eso.

—¿Cuál es tu nombre, niña?

—Koriand'r, señora —contestó sonriendo—. ¿Usted de casualidad podría ayudarme a encontrar los maliciosos bizcos?

La señor Chen parpadeo confusa.

—¿Los que?

—Si, ya sabe. Estas cositas blancas esponjosas que saben a dulce —explicó, haciendo una seña con su mano.

—Se llaman malvaviscos.

—Uh, no. ¿De verdad?

El sonido de la campanilla sonó indicando que un nuevo cliente había llegado, pero Koriand'r no le prestó atención por estar viendo la cantidad de dulces en el mostrador tratando de descifrar cuál de todos era el famoso malvisco. No fue hasta que sintió un empujón que decidió ver a la persona recién llegada.

—Es hora de pagar, Chen —dijo un hombre con tatuajes en los brazos y barba. Koriand'r retrocedió una paso.

—Por favor, ya no puedo seguir así.

—¡Ahora! —ordenó el hombre apuntándola con su arma.

—Disculpa, esa es una forma muy grosera de pedir las cosas —Koriand'r interrumpió, con voz calmada aunque no le agradaba para nada la manera en la que el hombre hablaba.

—No te metas niña. No es tu asunto.

—Técnicamente lo es —ladeó la cabeza—. Yo estoy con Eddie. La señora Chen es amiga de Eddie por lo que si te metes con ella sería meterte también con él, lo que haría de este problema un asunto de Eddie. Y los asuntos de Eddie son mis asuntos. Así que puedo meterme si quiero. Y yo quiero.

Él la miró en silencio, confundido pero enojado por su interrupción. Dirigió su arma a la pelirroja, abriendo grandes los ojos al igual que la señora Chen al ver cómo los de Koriand'r se volvían completamente verdes.

En ese momento un tentáculo negro rodeó todo el antebrazo del hombre, doblándoselo y obligándolo a soltar el arma. Los ojos de Koriand'r volvieron a la normalidad, dejando ver dos iris de color verde.

Koriand'r contuvo un chillido de emoción al ver la gran e impotente figura de Venom a un lado de ella, sosteniendo el hombro del ladrón.

Si vuelves a venir aquí —comenzó, haciendo al hombre temblar de miedo—. Es más, si vas a cualquier lugar a depredar a los inocentes, te vamos a encontrar.

—Mentiroso —susurró Koriand'r fascinada y emocionada, aún sin poder creer que Eddie le había mentido al decirle que Venom ya no estaba con él. Por otro lado, la señora Chen estaba petrificada del miedo.

Nos comeremos tus brazos, tus piernas —continuó el simbionte con su amenaza—, y después tu cara directo del craneo, ¿entendiste?

El hombre negó aterrado, temblando. Incluso pareciera que iba a orinarse del susto.

—P-Por favor —susurró negando.

Si —Venom sonrió apretando el agarre en el hombre—. Y serás una cosa sin brazos, sin piernas y sin cara, ¿verdad? Rodando por la calle como mierda en el viento, ¿comprendes?

Koriand'r aún tenía que aprender el significado de aquella palabra.

—¿Qué carajos eres?

La mitad de la cara de Venom se abrió, dejando ver el lado izquierdo del rostro de Eddie.

—Nosotros somos Venom.

—¡Y Starfire! —añadió la pelirroja, feliz, llamando la atención de dúo—. Oigan, no se olviden de Starfire.

Venom regresó su vista al criminal.

Y Starfire —dijo tomándolo de los hombros ahora con ambas manos—. Pensándolo bien...

Y dicho aquella lo sostuvo con fuerza, inclinándose mientras abría la boca devorándoselo de un solo bocado.

Koriand'r hizo una mueca, ya acostumbrada a aquello a pesar de que solo lo vio una vez con anterioridad.

El simbionte se dio la vuelta, mirándola. Sonrió mostrando sus grandes y afilados dientes, y extendió los brazos.

¿Me extrañaste?

Koriand'r rió ante sus palabras, y sin esperar más corrió a abrazarlo, sintiendo como los grandes y fuertes brazos del simbionte al rodeaban y la alzaban varios centímetros del piso.

—¡Son unos mentirosos! —dijo al separarse, dándole un golpe. Venom se escondió rápidamente haciendo que el puño de la pelirroja golpeara directamente el brazo de Eddie.

—¡Ouch! Oye.

—Eddie —la señora Chen dijo aturdida—. ¿Qué fue eso?

—Oh, tengo un parasito —contestó despreocupadamente, señalándose a sí mismo y caminando a la puerta—. Si, descanse señora Chen.

—Adiós, y lamento que haya tenido que ver eso —Koriand'r se despidió con un gesto de mano y siguió a Eddie hacia afuera.

"¡¿Parasito?!" Venom rugió indignado.

—Si, pero es un nombre de cariño, tranquilo —aseguró Eddie.

"¡Discúlpate!"

—No.

"¡Discúlpate!"

—Eddie, creo que deberías disculparte —dijo con timidez la pelirroja, quien a pesar de no escuchar al simbionte intuía lo que discutían en la mente del castaño.

—Ya, está bien. Perdón —resopló derrotado—. Bueno, que quieren hacer ahora.

Venom soltó una risilla en la mente de Eddie.

"Como yo veo, los tres podemos hacer todo lo que queramos"

—Yo quería maliciosos bizcos.

—¿Qué?

Maliciosos bizcos, las cositas que Anne me dio.

—Se llaman malvaviscos.

—Claro que no.

—Que si.

—Que no.

—Si, de verdad se llaman así.

"Cállate. Si la princesa dice que se llaman 'maliciosos bizcos' entonces son 'maliciosos bizcos'"

—Ya, okey. Vayamos por tus maliciosos bizcos.
















































· • ESCENA POST-CRÉDITOS • ·

Hacía ya más de dos horas que Eddie se había ido a su nueva entrevista para su próximo reportaje. Koriand'r se había quedado en el departamento.

En ese momento estaba acurrucada en el sofá, con una sudadera de Eddie puesta y envuelta en una manta mientras comía malvaviscos.

Una semana antes mientras veía televisión junto a Eddie y Venom, el castaño había puesto un programa llamado telenovela, el cual había dejado fascinado a ambos seres no terrestres. Koriand'r se sentía mal por estar viendo la telenovela sin compañía de Venom, pero no podía evitar más tiempo su curiosidad.

Mientras comía un malvavisco escuchó unos golpes en la puerta. Miró confundida hacia el lugar. No podía ser Eddie, él dijo que tardaría más en llegar. Tampoco Anne o Dan pues los había visto esa mañana.

Se quitó la manta dejándola a un lado junto con los dulces y caminó a la puerta. Se asomó por el pequeño orificio pero no vio nada, así que decidió abrirla. Al mirar hacia ambos lados del pasillo tampoco vio a nadie. Rodó los ojos, entrando nuevamente al lugar, cerrando la puerta y girándose para regresar al sofá.

Pero al girarse se quedó petrificada. Ya no estaba en el apartamento de Eddie, sino en un lugar en llamas. El piso debajo de ella se había convertido en arena roja llena de cenizas y basura. A su alrededor, la gente corría desesperada, mientras hombres vestidos de rojo los seguían, atascándolos con sus armas y haciéndolos caer.

Koriand'r miró con terror mientras giraba, examinando su entorno. Su planeta en llamas, naves enemigas lanzando ataques y tropas saliendo de estas, su gente cayendo muerta poco a poco.

Starfire —una voz se escuchó detrás de ella, enviando escalofríos por todo su cuerpo.

Se dio la vuelta lentamente, temiendo lo que vería. Y entonces sintió como el pánico de apoderaba de ella.

Tenía enfrente al causante de su mayor desgracia, al hombre que le había arrebatado todo. A la persona que destruyó su vida.

—Starfire —él extendió una mano hacia ella, pero la pelirroja apenas alcanzó a retroceder torpemente—. No puedes escapar tan fácilmente de mi... Al fin, después de tanto tiempo... Te encontré, y pronto terminaremos lo que juntos empezamos.

Y re ese momento escuchó una explosión detrás de ella, sintió el fuego quemar su piel mientras cubría su rostro al tiempo que era lanzada por el aire debido al impacto.

Entonces abrió los ojos de golpe, ahogando un grito y respirando con rapidez y dificultad. La opresión en su pecho no le permitía respirar bien y su garganta ardía por el nudo que se le había formado en esta. Las lágrimas caían por sus mejillas y sus manos temblaban.

Miró a su alrededor, notando que estaba nuevamente en el sofá y la televisión seguía encendida. Los malvaviscos esparcidos por el piso y la manta a un lado de ella.

—Solo fue un sueño —susurró llevando sus manos temblorosas a su rostro, limpiando las lágrimas que tenía en este y tratando de tranquilizarse diciéndose que no era real.

Pero de nada sirvieron sus propias palabras, porque sabía que no era solo eso.

No podía ser un sueño. Se había sentido tan real que incluso seguía sintiendo el ardor del fuego en su piel. Había sido como un deja vu. Como si hubiese vivido dos veces el mismo momento. Eso no era un sueño, tampoco una mala jugada de su mente. Era algo más, algo mucho más grande.

No podía ser un sueño, porque ella nunca soñaba.


















☄️ ▭ ♣️ ✧ ˚. ╱ STARFIRE.
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