CAPÍTULO 01 ! agradable bienvenida al nuevo hogar

"En donde
Kory conoce a Eddie"

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Su espalda dolía horrible y su cabeza daba vueltas. Koriand'r no entendía que pasaba ni donde estaba, pero intuía que no era nada bueno.

Se levantó, jadeando, tratando con todas sus fuerzas mantenerse de pie. Se sentía débil y temblorosa, respiraba irregularmente y su cuerpo dolía como si le hubiesen clavado un montón de dagas por todos lados.

Cuando estuvo más consciente miró a su alrededor, asustada. Estaba en un lugar solitario, o al menos así parecía. Todo a su alrededor estaba rodeado de cosas grandes que salían de la tierra y abundaban de pequeñas cositas verdes en la parte superior. En Brand no había de esos.

—¿Hola? —ladeó la cabeza, acercándose con sigilo a aquella cosa extraña—. ¿Hola, ser terrestres? ¿Me escuchas?

No uno respuesta, sino un crujido en lo alto del lugar. Al mirar hacia arriba, Koriand'r abrió los ojos grandes cuando notó a una persona caer. Rápidamente se alejó varios pasos, aún adolorida.

Cuando el desconocido cayó al piso, Koriand'r lo observó en silencio y con curiosidad, estudiando sus fracciones. "Un midgardiano", pensó al instante.

Volvió a retroceder cuando este se incorporó de un salto, como si de repente hubiese recibido una descarga eléctrica. Buscó algo con que defenderse y divisó a sus pies un objeto largo y café que no dudó en tomar.

Eddie Brock miró a su alrededor, asegurándose de que ya no estaban cerca los hombres de Carlton Drake. Luego su vista se posó rápidamente en la chica asustadiza que estaba a no más de dos metros de él.

—¡Atrás ser terrestre! —gritó esta tratando de sonar intimidante, pero el temblor en su cuerpo y voz la delató—. ¡Tengo... esta cosa totalmente desconocida para mi y estoy dispuesta a usarla si te acercas demasiado!

Eddie la miró confundido. "Tal vez está perdida", pensó, creyendo que aquella era la razón de la extraña actitud de la chica.

—¡Oye, oye tranquila! No voy a hacerte daño, ¿si? —alzó los brazos, mostrando que no estaba armado—. ¿Te perdiste? ¿No sabes como regresar a tu casa?

Su ceño se frunció y siguió sosteniendo firmemente la rama entre sus manos temblorosas.

—Está bien, soy amigable, ¿lo ves? —sonrió mostrando los dientes, acción que la pelirroja trató de copiar pero salió más una mueca—. ¿Estás bien? ¿Alguien te hizo daño? —preguntó al notar su ropa rasgada y sucia.

Koriand'r asintió, suspirando, pero sin bajar la guardia.

—Bien, tranquila —dio un paso al frente, pero la chica inmediatamente alzó la rama. Su ceño se frunció cuando no salió nada de esta, ni un rayo o fuego. Nada—. Oye, soy Eddie. Soy de los buenos —movió los dedos y sonrió nuevamente—. ¿Cuál es tu nombre?

No respondió. No confiaba en ese midgardiano. Contrario a eso, lanzó la rama que lo golpeó directo al rostro y corrió a esconderse detrás de un árbol.

—¿Qué cara-

La pelirroja se asomó con duda, escondiéndose nuevamente con rapidez al notar como el hombre la miraba con los brazos cruzados y una ceja alzada.

—¡Te lo advierto, midgardiano, no querrás verme enojada!

Eddie suspiró y comenzó a acercarse, quedando a una distancia considerable de la chica para no asustarla.

—Oye, escucha, acabo de tener un día de mierda y se nota que tú has tenido un día con más mierda que yo —dijo, a lo que la pelirroja lo miró sin entender—. Así que sal de ahí, te ayudaré a regresar a tu casa y todos felices.

Koriand'r lo miró con curiosidad, preguntándose si tal vez aquel terrestre que le estaba ofreciendo ayuda tenía la manera de ir al espacio.

—¿Cómo te llamas? —dudando un poco, la pelirroja se asomó nuevamente del tronco y susurró algo inaudible—. ¿Qué dijiste? Es que no escuché nada.

—Koriand'r —masculló débilmente, apenas audible.

—¿Kor Lander? —preguntó confundido ante el raro nombre.

La chica negó repetidas veces: —Koriand'r.

—¿Kory Anders?

—¡Koriand'r! —repitió impaciente.

—Bien, bien. Entiendo —suspiró Eddie, dudoso—, Kory Anders —dijo, y la chica suspiró resignada—. Vamos, sal de ahí. Me está dando miedo este lugar y esos psicópatas pueden regresar en cualquier momento.

—¿Psicópatas? —Koriand'r ladeó la cabeza, curiosa, y salió titubeante de detrás del árbol.

Eddie la observó bien por primera vez, con el ceño fruncido. Era de estatura alta pero aún así más baja que él, con piel de un ligero color naranja brillante, grandes ojos verdes con escleróticas de color verde claro y cejas pequeñas y redondeadas. Su cabello era liso y largo hasta la cintura, de color rojo fuego con flequillo corto. Llevaba un curioso pero bonito traje violeta que consistía en un top y falda, con botas largas violetas a juego con un cinturón y brazaletes plateados. Su ropa estaba ligeramente rasgada y sucia al igual que su rostro.

—¿Qué eres? —susurró manteniendo su atención en su piel naranja y cabello, el cual a simple vista parecía normal pero el brillo rosa en este delataba algo más.

Koriand'r se alisó la ropa y tomó una postura firme.

—Brandariana... Está usted, midgardiano, frente a la princesa Koriand'r del planeta Brand —balbuceó nerviosa pero manteniéndose firme—. Hija de Myand'r y legítima heredera al trono.

O al menos eso era antes.

Eddie parpadeó, confundido.

—Oye, ¿caíste de algún lugar o algo así?

La pelirroja ladeó la cabeza. Lo pensó un momento y después asintió.

—Claro, eso explica las alucinaciones —murmuró el hombre pasándose una mano por el rostro—. Mira, acabo de salir de un lugar con cosas viscosas, personas locas y unos idiotas que querían matarme. No tengo tiempo para juegos, ¿si?

—¿Tú propia especie quiere matarte? —susurró sorprendía—. Eso es muy cruel.

—El mundo es cruel —respondió el mayor (por apariencia) suspirando—. Oye, ¿eso- eso es sangre? —Eddie preguntó alarmado al notar las manchas carmesí que cubrían el rostro de la chica.

—Eh, ¿no? —Koriand'r murmuró con duda, pasándose la mano por el rostro tratando de deshacerse de las manchas.

Pero incluso antes de que Eddie pudiera examinarla mejor, los ruidos de motores de motocicletas se escucharon. La pelirroja se sobresaltó asustada y miró a su alrededor.

—Carajo —susurró Eddie, tomando a la chica del brazo y jalándola para comenzar a correr.

—¿Qué son esas cosas? —Koriand'r lo miró alarmada, sin detenerse.

Eddie no respondió, confundido.

—¡Cuidado! —la pelirroja señaló un tronco de madera frente a ellos, pero se sorprendió cuando Eddie lo golpeó con su mano al pasar, quitándolo del camino y lanzándolo a un lado como si no pesara nada.

En ese momento ambos se detuvieron de golpe. Dos motocicletas se detuvieron frente a ellos. Eddie se dio la vuelta, pero vio cómo las motocicletas que los seguían de antes ahora los rodeaban también.

—Entrégate y nadie saldrá lastimado —uno de los hombres dijo, mirando a Koriand'r de reojo con confusión al no saber de dónde había salido.

Eddie jaló a la chica, poniéndola detrás de él y sosteniendo firmemente su brazo. Inconscientemente, Koriand'r se aferró a él al notar como los apuntaban con unas cosas raras que no se veían tan inofensivas. Y lo supo cuando Eddie pasó saliva.

Necesitaba hacer algo. Y rápido.

Entonces Eddie soltó su brazo sintiendo como su tacto lo quemaba, literalmente. Retrocedió sorprendido y asustado cuando, al girarse a la pelirroja, notó cómo sus ojos se iluminaban de un color verde intenso y su piel se volvía incluso más naranja, comenzando a brillar también.

Varios disparos se escucharon. Eddie cayó hacia atrás alejándose, confundido ante el involuntario gesto. Él no había hecho eso. Miró alarmado como las balas se dirigían a la pelirroja, pero estas se detuvieron a centímetros de tocarla, como si un campo invisible la rodeara.

Koriand'r ladeó la cabeza y las balas se abrieron, cayendo a la tierra. Hubo silencio por varios segundos, los hombres la miraban aturdidos, hasta que uno de ellos volvió a dispararle. Esta vez no detuvo las balas, sino que extendió ambas manos hacia donde estaban las motocicletas.

Eddie gritó retrocediendo aún en el piso al ver cómo su cuerpo y cabello brillaban aún más, y de sus manos salía fuego, que fue disparado directamente a los hombres, quienes se lanzaron de sus vehículos para evitar ser carbonizados.

—¡Vamos!

Corrió a Eddie, tomándolo del brazo y jalándolo con ella para comenzar a correr nuevamente. Aturdido, Eddie no opuso resistencia y se dejó llevar por la chica.

—¿Qué eres? —apenas y pudo preguntar, mientras esquivaban árboles y troncos caídos.

—Creí que ya lo había dicho.

En un rápido movimiento, Eddie tomó a la chica en brazos, sorprendiéndose a sí mismo por el involuntario gesto y también a la pelirroja, quien aún así no dudó en rodearle el cuello con los brazos para sostenerse, cerrando los ojos cuando Eddie saltó una reja que dividía el bosque, cayendo directamente en la carretera.

Una vez fuera del bosque, Koriand'r miró a su alrededor con curiosidad, dando unos pasos hacia el frente. Cuando la luz del sol dio directamente contra ella, Koriand'r suspiró sintiéndose menos débil que momentos antes.

Escuchó un molesto ruido que la hizo quejarse, y enseguida sintió como la jalaron al mismo tiempo que un auto pasaba a toda velocidad por donde había estado anterior.

—Oye, ten más cuidado —Eddie regañó. Él pudo notar como su piel era menos naranja que cuando la vio por primera vez, su cabello ya no irradiaba esa luz rosa y sus ojos no brillaban—. Eso que hiciste allá, ¿qué fue?

—Fuego —respondió simplemente.

—Ay carajo, ¿en que me acabo de meter? —Eddie suspiró, pasándose las manos por el rostro.

Estaba en problemas, serios problemas, y ahora tenía a su lado una chica con raros poderes de fuego y que, por la manera en que lo estaba mirando ahora mismo, con ojos grandes y brillantes, intuía que no iba a querer separarse de él en mucho tiempo.

—Vámonos ya —suspiró resignado, comenzando a caminar y haciéndole una seña para que lo siguiera.

☄️ ▭ ♣️ ✧ ˚. ╱STARFIRE.
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