Nubes, sueños y promesas
—No fui a la carrera, me disculpo por haber intentado meterme en tu privacidad y a partir de ahora te daré tiempo para que confíes en mí y decidas contarme lo que está pasando si tienes ganas de hacerlo.
Dejó el café en el escritorio de Jimin junto a un sándwich de quesos recién salido del microondas.
—No me importa si fuiste o no, no tienes que...
—Sea el tema que sea, puedes hablar de eso conmigo cuando quieras. Yo no seguiré haciendo preguntas.
Ver el rostro desconcertado de Jimin fue el primer indicio de que esto iba a funcionar. Hace unas horas hubo un momento en el que escuchó a Seokjin y pensó que el hombre estaba terriblemente mal de la cabeza si pensaba que con sus ideas el corazón de Jimin se ablandaría, pero luego enlazó las actitudes de Jimin e intentó descifrarlo.
Seokjin no era ningún idiota.
—Después de eso tomas tus cosas, dices que saldrás a correr y te vas, no tienes que seguir hablando del tema, si tienes que disimular que lo que pasó anoche no fue la gran cosa, entonces hazlo. Con Jimin debes ser paciente y esperar a que él de el primer paso.
Tomó su mochila deportiva y fue hasta la puerta con nerviosismo, ¿qué pasaba si Jimin se molestaba? ¿Y si se terminaba alejando más? No se suponía que debiera dejarlo solo en un momento tan difícil.
—Saldré a correr —avisó, un poco dudoso—. Y... lo que necesites, y-yo...
Mierda, se maldijo a sí mismo, Seokjin lo iba a regañar por esto.
—Yo puedo regresar rápido, solo llámame.
Salió sin ver ni una sola vez la expresión de Jimin, Seokjin le recomendó que si no era bueno con el contacto visual mejor no lo hiciera, pues además de que de hacerlo incorrectamente podía terminar asustando al propio Jimin, también podía terminar con toda la determinación en un segundo.
Seguir los consejos de Seokjin fue una decisión difícil, pero en la mañana cuando se sentaron a hablar en ese restaurante y le contó los sucedido sin omitir nada como había hecho con Hoseok en la parte de los sentimientos y besos, la reacción de Seokjin fue aliviadora. Le explicó lo que necesitaba saber para calmarse.
Jimin se había convertido en una persona cuyas actitudes no eran 100% confiables, mientras sus acciones se dirigían hacia un lugar, sus pensamientos iban por el lado opuesto y si fracasaba, rara la vez, encontraría otra dirección y otra y otra. Incluso si estas eran incompatibles, Jimin actuaba como un hombre escapando de un laberinto. Repetía caminos, olvidaba sus propios pasos, pero tenía una finalidad y esa era salirse con la suya. Punto.
¿Las cosas hirientes que hizo? Jungkook no debía concentrarse en eso, ni pensar que lo hizo con un propósito oscuro y guardarle rencor. Lo que sea que Jimin dijera o hiciera no lo sentía.
Si Jungkook encontraba las razones del contrario para mentirse a sí mismo y a los demás en lo profundo de esa mente rota, se sorprendería.
—¿Sabes qué? Estás conmigo ahora, Jungkook, te aseguro que en un par de semanas tú y Jimin jamás habrán sido tan unidos como lo serán —aseguró Seokjin, muy seguro de sí mismo.
Cuando Jungkook salió del edificio para ir a correr, encontró el auto de Yoongi estacionado en la entrada, con la cajuela abierta y con Taehyung sacando sus cosas, una por una.
Sus ojos verdes se iluminaron al ver a Jungkook.
—¡Tú, tonto! Te envié mensajes en la mañana para que vinieras a ayudarme, ¿dónde has estado? —Taehyung bajó las cajas y corrió hasta él para envolverlo en un abrazo—. Te extrañé tanto, ya seremos vecinitos de nuevo.
¿Así de sencillo era Taehyung para soltar las nuevas noticias? ¿Con una foto en redes sociales y listo? Jungkook picó el costado de Taehyung hasta hacerlo retorcerse y alejarse.
—¿Vas a explicarme esto? —se quejó—. No pueden volver de la nada.
—Bueno, estamos juntos otra vez —sonrió Taehyung—. Ahora nos perdonamos mutuamente, pasaremos por un tiempo de prueba y después decidiré si irme o mudarme para siempre. Eso pasó, pero el que merece explicaciones soy yo, ¡me plantaste!
—De todas maneras, supongo que tu entrada extra al after party no fue malgastada —contestó Jungkook de mala gana—. Tuve un contratiempo, Taehyung, el peor que te puedas imaginar.
—He visto de todo, Jungkook, estoy seguro de que no debió ser la gran cosa.
—Jimin se enteró de la carrera —dijo sin rodeos—. No sé cómo, pero lo sabía todo y se interpuso en la puerta como un loco... Mierda, no tienes idea de cuánto sufrí ahí adentro, él literalmente hizo de todo para que no fuera y yo...
—Tranquilo —Taehyung frotó su cuello en un acto fallido de reconfortarlo—. Yo me encargó de eso, encontraré una manera de que se encontente, sólo tengo que decir un par de cosas y listo, soy su alma gemela.
—Wonho y él rompieron —agregó Jungkook—. No creo que con eso sea fácil de solucionar.
—Buena broma, Ojitos —Taehyung se rio y apartó su mano—. ¿Me ayudas a subir las maletas?
La mano de Jungkook se apresuró en dirigirse al hombro de Taehyung antes de que este se girara hacia el automóvil.
—No estoy mintiendo, terminaron.
—Eso... —la sonrisa de Taehyung tembló—. Es... imposible, quiero decir... a menos de que Jimin lo haya dejado a él porque quizás ahora que ustedes dos pasan más tiempo juntos reflexionó sobre su vida y ya sabes... supo que eres el mejor.
—Dudo que haya pasado eso, pero no, él fue muy claro cuando dijo que Wonho rompió con él.
—¡Mierda! —los ojos de Taehyung se agrandaron y llevó las manos hacia sus labios con sorpresa—. Esto es grave, maldita sea, ¡necesitamos una intervención! Subamos a hablar con él ahora mismo, cielos, esto no puede estar pasando.
No, Taehyung no tenía idea de lo que estaba diciendo, incluso si ahora era el mejor amigo de Jimin, nada aseguraba que en verdad supiera en qué demonios se estaba metiendo
—Puedes tener la ayuda de Taehyung además de la mía si quieres, pero déjame decirte algo, tu querido amigo aparte de impulsivo es desconsiderado, no deberías dejar que tome las riendas de la situación. Yo te ayudaré a hacer las cosas por tu cuenta, te diré qué hacer.
Jungkook tomó a Taehyung por los hombros antes de que pensara en dar un solo paso y negó con la cabeza.
—Déjalo en mis manos.
—¡¿Cómo me pides eso?! Necesitamos una explicación y también debemos aclararlo todo, incluso si no nos quiere ver, nosotros...
—No —lo cortó Jungkook—. Vamos a subir tus cosas, pero yo me encargaré de Jimin.
—Pero...
—Tienes que dejarlo en mis manos —agregó—. Es mi primer paso, ¿no? Podemos llamarlo la prueba de fuego.
—El único fuego es el que nos prenderá Jimin encima si no hacemos algo —masculló Taehyung, sin muchas ganas—. Investigaré lo que acabas de decir sobre Wonho, ese tipo... juro que no lo conoces, él no haría cosas así solo por hacer, no se cansaría de Jimin, nunca. Debe tener un jodido plan oscuro, ahora que lo pienso, fue bueno que no fueras a la carrera, habría sido un mal movimiento si alguien le contara de ti... ¡Como sea! Subamos las maletas.
—Yo lo haré —interrumpió alguien.
Ahora Yoongi no tenía muchas razones para ocultarse frente a Jungkook si este ya lo sabía todo de pies a cabeza. Tuvo a Taehyung hablándole de su tierna historia de amor de secundaria durante la última semana.
¿Cómo se conocieron? ¿Cómo se enamoraron? ¿Cómo fue que terminaron viviendo juntos? No era un tema de suficiente relevancia, al menos no para Jungkook, es decir, tuvo mucho interés en ayudar a su nuevo amigo a pasar por un tiempo difícil, pero no tuvo tanto interés en escuchar sobre un Yoongi de dos caras: una amorosa y otra frívola e imperturbable, cuando todo se resumía a una palabra, idiota.
—No tienes que molestarte en ayudar —agregó el recién llegado, con la misma voz plana de siempre—. Ibas a hacer ejercicio por ahí de todos modos, ¿no es así? No tienes que detenerte, no te necesitamos.
Jungkook apretó la correa de su bolsa deportiva y se limitó a asentir en silencio mientras miraba hacia otro lado.
—Ojitos, ¿puedo visitarlos al rato? —preguntó Taehyung, con ojos de cachorro, antes de que Jungkook decidiera irse.
—Necesitamos darle un espacio a Jimin, yo te daré señal verde, ¿de acuerdo?
—No más tardes de Nintendo —gimió Taehyung, Yoongi ya estaba levantando la primera maleta detrás de él.
—¿Quién dijo eso? —interrogó Jungkook—. Podemos jugar en otro lugar.
—¡Puedes venir a visitarme! —propuso Taehyung, pero Yoongi carraspeó discretamente—. Por supuesto, siempre y cuando Yoonnie y tú se vuelvan maravillosos amigos.
Los dos se quejaron a la par y luego se callaron en cuanto notaron la desagradable similitud.
¿Qué tan mal estaba Taehyung como para no ver la desconfianza en los ojos de Jungkook cuando se trataba de Min Yoongi? Incluso aquí, en un espacio abierto bajo el sol de mediodía, todavía existía una creciente tensión acumulada.
¿Yoongi como su amigo? Oh, no, ese chiste no daba nada de gracia. Un reflejo negro muy parecido a la envida y los celos estaba vuelto una sombra en las pupilas de sus ojos, el bajista no lo miraba con intenciones de formar una amistad y Jungkook sabía perfectamente bien que ese tipo de personas no podían estar en su vida.
—¿Sospechas de Yoongi? Es una gran teoría —Seokjin frotó su barbilla, luciendo pensativo—. Sabemos que no le gustas y hace poco literalmente te llevaste a su novio luego de soltarle un par de verdades, no sería extraño que hubiera querido tenerte lejos porque tal vez sabía que influirías en Taehyung para que no volviera con él fácilmente. Yoongi no es tonto. Será mejor que lo mantengamos lejos de esto y si puedes haz lo mismo con Taehyung, no digo que ambos quieran ponerte mil trabas en el camino, pero en un momento crítico prefiero que solo sean Jimin y tú hasta que las cosas se calmen.
Jungkook tenía a Seokjin ahora y también una gran voluntad para cumplir sus palabras al pie de la letra y salir con vida de esto.
Seokjin le prometió que con ese plan, conseguiría la confianza de Jimin.
Seokjin le dijo que todo saldría bien.
Y él lo creía.
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En una semana de pasos específicos, Jimin apareció en la habitación con un rodillo, dos brochas y un periódico de muchas páginas.
Su pequeño rostro blanquecino estaba teñido de rojo hasta las orejas, sus ojos azules iban y venían sin poder mantenerse fijos en los de Jungkook, ese fue el primer contacto directo que tuvieron justo cuando el menor pensó que el plan de Seokjin no era más que una estafa.
—Conseguí esto —puso las cosas sobre el escritorio de Jungkook de forma desordenada—. S-Si no estás ocupado y si todavía quieres arreglar este lugar junto a mí... podemos empezar yendo por la pintura.
Por supuesto que aceptó, ¿cómo iba a decir no? Se reprendió por la falta de reflexión cuando asintió con la cabeza repetidamente y corrió a ponerse los zapatos para salir a gusto.
"¿Qué color estamos buscando? ¿Tienes un plan? ¿Viste lo que marqué en el catálogo?"
Ni siquiera pudo disimular la emoción en su voz, Jimin estaba cerca de la puerta esperando a que él estuviera listo con una sonrisa muy diminuta en los labios, pero sin dar respuestas exactas.
Tomaron el autobús, caminaron una o dos cuadras y llegaron al local.
Jungkook no tardó en correr al teléfono y dejar a Jimin admirando paneles de combinaciones de pintura para habitaciones.
—¡No entiendo cómo! —gritó en un susurro—. Pero de la nada él solo... y yo estaba como... y no entiendo. ¿Cómo es que esto funcionó?
Las personas que pasaban afuera del local lo miraron como si fuera un bicho raro. Pensó en traer a Jimin a la zona comercial de la ciudad, así además de ver la pintura podrían darse otras ideas para decorar, hacía falta un poco de vida en la habitación, ¿quizás una planta?
—Relájate, niño bueno —se burló Seokjin—. Así que ya tomó el primer paso y por lo que veo fue uno grande. ¿Vas a dejar de cuestionar mis métodos?
—¡Eres increíble! No tienes idea de lo agradecido que estoy, es como... Cielos, en verdad estás empezando a sorprenderme, Jimin sólo apareció con brochas y rodillos para la habitación, no tenía idea de lo que estaba pasando, me quedé callado como un idiota hasta que chasqueó los dedos en mi cara y luego yo actué como un niño todo emocionado.
Seokjin soltó una risa suave del otro lado.
—Solo son algunos trucos —comentó, Jungkook sonrió al reconocer ese amable tono modesto—. Ya sabes cuál es el siguiente paso, hazlo decidir, al principio él querrá que tú elijas todo, pero tal vez... —Seokjin bajó el tono de su voz—. Tal vez sólo quiere sentirse escuchado, aunque diga lo contrario.
—¿Hay algo más que deba saber?
—Es impulsivo, querrá hacer cambios drásticos de la noche a la mañana, son cosas que suceden cuando está un poco triste o se siente solitario, no debes de dejarlo correr.
Enarcó una ceja con curiosidad e hizo cambiar el teléfono de mano, un poco más atento a la conversación si es que era posible estarlo.
—¿Correr?
—No es sano dejar que haga las cosas en un solo paso, hacer castillos de arena está bien cuando no es en el aire, si actúa demasiado rápido terminará fracasando y fracaso no significa incompleto, significa quedar con el mismo vacío de siempre —casi podía escuchar a Seokjin suspirar con nostalgia mientras hablaba de Jimin—. Es un poco tonto, lo sé, pero él sólo quiere sentirse mejor y tú deberías estar ahí para ayudarlo a regular sus propias emociones sin tener que ir de extremo a extremo, ¿lo tienes?
Si se ponía a pensar en ello, era lógico. La propuesta de remodelar llegó de golpe y la propuesta de empezar justo ahora fue igual de espontánea. ¿Cuántas cosas al día se le ocurrían al rubio? Miró de reojo hacia el interior del local, a través de sus grandes ventanas, y lo vio ahí con muchas muestras de colores en la mano y una actitud comunicativa que pocas veces mostraba.
—Suena complicado.
—Vuelve a decir complicado y te relevaré de tu cargo, soldado.
Puso los ojos en blanco.
—¿Ahora estamos en la guerra?
—Esto definitivamente es como una —resopló Seokjin, sacándole una risa a Jungkook—. Pero no te preocupes, me tienes a mí.
—Lo sé —Jungkook contestó sinceramente—. Tú y Hoseok, ustedes dos... son buenos en esto.
—Mantenme informado, ¿bien? Estoy un poco ocupado aquí.
—De acuerdo.
—Por cierto —Seokjin lo detuvo antes de que empezara a despedirse, se aclaró la garganta y preguntó—: ¿Sales con Namjoon este domingo?
—¿Ya te lo contó? —Jungkook recordó sus planes y sonrió inconscientemente—. Sí, tiene un tiempo que no nos reunimos, así que estábamos pensando en ir a su casa para un maratón de nuestra serie favorita.
—Oh... —Seokjin sonó visiblemente decepcionado—. Creí que saldrían la próxima semana, mi madre tiene su evento anual para catar vinos y quería que Namjoon estuviera ahí con nosotros, es decir, a mí también me hubiera gustado que fuera, pero planes son planes, ¿verdad?
Después de haber obtenido este gran avance gracias a Seokjin, privarlo de su novio en una fecha importante aparte de cruel se sentía inmoral. La culpa carcomió a Jungkook mientras pensaba en ello, sin embargo, no es como que Jungkook y Namjoon hubieran estado pasando mucho tiempo juntos este mes cuando antes solían desvelarse haciendo tonterías todos los días.
—Bueno... —Jungkook suspiró—. Puedo salir con Namjoon la próxima semana, no tengo ningún problema.
—¡Oh, no! Me sentiría muy mal si cancelaras solo para que vaya conmigo cuando ya habían hecho planes primero.
—Por supuesto que no, ustedes dos son pareja, necesitan estar juntos en los eventos importantes —Jungkook aseguró con un aire de confianza.
—¿Estás seguro?
—Claro que sí, además con esto de la remodelación que Jimin y yo queremos hacer será mejor aprovechar nuestros días libres para avanzar lo más rápido que podamos, así que, ¿tú con Namjoon y yo con Jimin este fin de semana? —preguntó a modo de confirmación, con ganas de animar al contrario.
—Eres un ángel —contestó Seokjin—. Es un trato, ¿hablamos más tarde? Tengo que terminar lo que estoy haciendo y tú debes volver allá adentro antes de que Jimin se preocupe.
—¡Te hablaré en la noche!
—Tengan un lindo día, Jungkookie.
Colgó con una sonrisa y una actitud más confiada luego de hablar con Seokjin. Cuando volvió a la tienda compartió una mirada cómplice con Jimin y se dirigió hacia el empleado que los estaba ayudando.
—Queremos algo amarillo y azul, ¿qué tonos nos puedes recomendar?
Una expresión agradecida apareció en el rostro de Jimin y para Jungkook ver vida en esos ojos azules fue como un tesoro.
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Canceló con Namjoon y decidió pasar el fin de semana pintando.
No serían demasiado apresurados, pintar una habitación requería tiempo, el día que compraron la pintura solo se encargaron de formular algunos diseños. Jimin tuvo una idea maravillosa, por supuesto que hacer que la compartiera fue la tarea más difícil, pero luego de un rato tomó el bolígrafo de Jungkook y comenzó a dibujar algo.
Una pared sería azul marino con nubes pintadas de blanco y estrellas amarillas, mismo color que se encargaría de colorear las demás paredes. Pensó que el diseño sería demasiado infantil para ambos, sin embargo, vio una habitación similar en una película cuando vivía con su hermano mayor y soñó por un rato con tener algo así. No tendrían que ocuparse del techo, la pintura blanca ya era perfecta para la idea, así combinaría con el color de las nubes.
Al principio todo fue un caos, no es como que Jimin fuera muy bueno con la brocha, por suerte Jungkook sabía los detalles necesarios que le había explicado su abuelo hace mucho tiempo.
—Déjame ayudarte —dijo Jungkook cuando vio que Jimin batallaba con las cosas—. No necesitas llenar la brocha de tanta pintura... ¿puedo?
Jungkook señaló la mano de Jimin, pidiendo permiso para sostenerla, el cuerpo de Jimin se tensó mientras asentía con la cabeza y evadía el contacto visual. Pronto ambos estuvieron en marcha.
La piel de Jimin era suave, pero fría pese a la actividad física, su mano era delgada y sus dedos se sentían pequeños bajo los de Jungkook.
Tomó una gran respiración, permitiendo que el fuerte aroma de la pintura se impregnara en su nariz y luego dirigió la mano de Jimin con mucha cautela hacia la pared.
—Tienes que acomodarla en este ángulo, con los dedos —susurró mientras acomodaba la brocha en la posición correcta—. Y vas de arriba a abajo, movimientos verticales al menos en esta capa.
Jimin tarareó un asentimiento sin hacer nada por alejarse mientras Jungkook continuaba guiando sus movimientos. Se sentía caluroso por los nervios, no podía hacer que sus palmas no quisieran comenzar a sudar o que sus sentidos no fallaran al embriagarse con el aroma a pomelo de Jimin. Culparía a su nariz sensible por captar las notas del perfume fácilmente.
—Está quedando terrible —masculló Jimin, sacándolo de sus pensamientos, luego de ver las marcas de los trazos en la pared.
—Mejorará con la segunda pasada —prometió Jungkook, aún sin separarse—.Me gusta pintar, creo que simplemente es lo suficientemente relajante como para ponerse a pensar mientras lo haces.
—¿Qué clase de cosas piensas mientras pintas? —preguntó Jimin tras algunos minutos de silencio caluroso con ambos pegados el uno al otro.
—Música —contestó sin dudar—. A veces vienen algunas canciones a mi mente, estrofas que estoy practicando, esas notas que me salen mal... no lo sé, casi siempre tengo la mente llena de música.
—Yo también pensaba en música cuando hacía cosas que requerían demasiado silencio —dijo Jimin, sus hombros se relajaron conforme hablaba y sus manos perdieron la fuerza para seguir arriba, de pronto ya no estaban moviendo la brocha—. Esas partes que no me salían... a veces el piano repitiéndose en mi cabeza, la marca de los pasos, no lo sé, eran cosas entretenidas.
Jungkook asintió, afirmando que todavía lo estaba escuchando. Seokjin le enseñó ese truco también, le dijo que si de vez en cuando en vez de hacer más preguntas se quedaba callado y asentía, haría que la otra persona continuara hablando y hablando.
—Supongo que ya no pienso demasiado en la música —susurró Jimin, de forma introspectiva—. Pero no sé qué es peor, si el silencio o el ruido.
Jungkook estaba por dar una respuesta hasta que Jimin se apartó de golpe, con una sonrisa que no mostraba nada de felicidad.
—Lo siento, me estoy poniendo un poco melancólico —farfulló—. El olor de la pintura me marea, creo que mejor subiré a la terraza a fumar un rato.
Caminó hasta su escritorio para recoger la cajetilla de cigarros y el encendedor. Luego se despidió con una sonrisa temblorosa y salió a pasos apresurados.
Los ojos enrojecidos y las mejillas entumecidas se quedaron grabados en la mente de Jungkook. El calor que hasta hace unos momentos se hallaba pegado a su cuerpo desapareció junto al perfume cítrico, dejando nada más que el penetrante aroma a pintura que ahora también se hallaba impregnado en las paredes.
—Cuando en la reflexión los pensamientos estén ahí para verlo crecer, tienes que dejarlo solo, pero cuando aparezcan para verlo hundirse tienes que acompañarlo y apagar el ruido de su cabeza. Aprenderás a diferenciar con el tiempo.
Jimin se fue de la habitación con un aire de pesadez, pareció que el mundo se hallaba en sus hombros y si Jungkook era intuitivo, también podría ver más allá de una falsa sonrisa hasta encontrar los pensamientos enmarañados en su cabeza rubia.
Reaccionó.
Dejó la brocha a un lado y salió de la habitación directo al ascensor, sabía que Jimin prefería las escaleras, así que si se apresuraba seguro que ambos llegarían a la par.
Dicho y hecho, mientras Jungkook salía del ascensor, Jimin aparecía en las escaleras con un cigarro apagado en los labios. Sus ojos se agrandaron y sus pasos se detuvieron, quizás era sorpresa al ver a Jungkook ahí cuando acababa de dejarlo en la habitación hace unos momentos.
—¿Q-Qué pasa? —tartamudeó.
Jungkook no tenía ningún plan al venir aquí, Seokjin no lo preparó para esto, no le dijo qué tenía que hacer o decir, no le explicó cómo ayudar, y correr al teléfono como hizo en el local sería demasiado patético de su parte.
—Quería acompañarte —contestó.
Los labios de Jimin se abrieron y cerraron una y otra vez sin llegar a nada, mientras que Jungkook no sabía qué hacer a continuación, lo único cierto era que quedarse parados en sus lugares no ayudaría en nada.
—Bueno...
—Entonces...
Ambos hablaron al mismo tiempo, interrumpiéndose. Jungkook se calló y un sonrojó escaló hasta sus mejillas.
—Lo siento, por favor, continua —invitó, antes de que Jimin decidiera callarse otra vez.
—No, sólo iba a decir que entonces podíamos ir a sentarnos, supongo... ¿Y tú?
—¡Ah, eso! También pensaba lo mismo —contestó con nervios—. Entonces, ¿tú primero?
Jimin se burló silenciosamente y empezó a caminar, Jungkook se mantuvo a sus espaldas. Cruzaron el umbral de la puerta y se dirigieron a un pequeño rincón elevado que se hallaba bajo una sombra.
Jimin tomó asiento, encendió el cigarro y comenzó a fumar.
El aire ahí arriba se sentía más fresco, estar a la intemperie era un lugar donde no se podían ocultar, pero al mismo tiempo, todavía se sentía tan íntimo como la habitación. No muchas personas venían acá arriba, no había nada entretenido que utilizar; alguna vez se tuvo la idea de que fuera una terraza hecha y derecha, con plantas, sillas, mesas, incluso un pequeño techado de bambú, pero todos esos planes jamás se hicieron realidad. Eso le contó Namjoon hace algún tiempo.
Mientras Jimin evaporaba sus ideas en el humo, Jungkook se quedó quieto y pensó en tantas cosas vinieron a su cabeza. Últimamente no tenía silencios al aire libre como estos.
Había tantos arboles alrededor y muchos edificios a la distancia, si el otro lado de la ciudad ya solía ser un poco visible desde la habitación, aquí arriba podía ver todas esas construcciones descoloridas siendo tocadas por la luz del sol.
—¿Cómo es allá? —preguntó, sabía que el contrario lo entendería sin necesidad de especificar.
Jimin golpeó su cigarro tres veces hasta que las cenizas cayeron.
—No importa la temporada, siempre se siente gris —dijo—. Es como ver a través del filtro de una película: oscuro, frío y desolado. Incluso en ocasiones en las que hay muchas personas en algún lugar sigue siendo solitario. Se siente como si nadie estuviera ahí realmente, no es como que las personas se sienten a tener conversaciones alegres o que haya cafeterías con sillas al exterior para tomar el té.
La mirada de Jungkook se perdió en la imaginación de una ciudad decadente, ¿cómo podían ser las personas que hacían sus vidas ahí? No estaba seguro de que pudiera llegar a entender lo que ellos pensaban.
—Hay calles y callejones ruidosos, pero es como si cada quien estuviera en su propia burbuja, ¿cómo no lo estarían bajo los efectos de...? —suspiró con resignación sin completar la oración—. Siento un poco de pena cuando estoy ahí, especialmente por las personas que siempre han vivido en ese lugar sin salir de sus vecindarios.
La mirada de Jimin escaló hasta los ojos negros de Jungkook, se vieron el uno al otro con gran detenimiento, pues hace varios días que no lo hacían. La mirada de Jimin daba un largo recorrido, miró sus pestañas, su frente, su nariz, sus labios, Jungkook lo atrapó prestando especial atención en esa cicatriz vieja y borrosa que tenía en la mejilla izquierda.
—Nunca han tenido lo que nosotros tuvimos —susurró Jimin—. No conocen de sentimientos, ni cariño ni amor, sólo saben de incertidumbre, la incertidumbre por el mañana.
El corazón de Jungkook dio un vuelco ante la idea.
—No hacen esto —continuó Jimin y entrelazó su mano con la de Jungkook—. No se toman así en la tranquila azotea de un edificio bonito, no piensan en remodelaciones para su cuartos, no sueñan con muebles lindos, no imaginan ni hacen planes. No son como tú.
—Nosotros —corrigió Jungkook, la esperanza se mantuvo oculta bajo su voz calmada—. No son como nosotros.
Una sonrisa gentil se dibujó en los labios de Jimin al escucharlo y la misma ilusión que Jungkook sentía estaba reflejada justo ahí.
—Sí —exhaló—. A nosotros nos gusta soñar, ¿verdad?
—Y también nos gusta hacerlo realidad —agregó Jungkook.
El cigarro de Jimin ya se había consumido, cuando este recargó la cabeza en su hombro y cerró los ojos.
Esta era la visión del mundo que le quería compartir, ver a Jimin aceptarla con una sonrisa era la entrada de un paraíso construido especialmente para los dos. Había fuertes sentimientos entre ambos, grandes deseos nunca dichos, pero tácitos, todo lo que podían hacer era tomarse de las manos y esperar a que el momento llegara.
Y tal vez esa oportunidad que buscaban ya estaba aquí, tocando la puerta.
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Les dije que las cosas mejorarían a partir de ahora, lamentablemente fue a costa de que Jungkook aceptara la ayuda de Seokjin, pero muchas cosas podría cambiar para bien desde aquí.
A veces es difícil leer a Jimin desde la perspectiva de Jungkook, ¿verdad?
Actualizaré pronto, ya casi salgo de vacaciones, así que me tendrán publicando muchas cosas en unas semanas. Tampoco he editado mucho los últimos capítulos que he subido, pero luego me encargaré de corregirlos.
—Princess.
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