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Contagio de inseguridades

❝Memories lost in stardust❞

Era de noche cuando Jimin abrió los ojos y se encontró sumergido en la oscuridad espesa tras una horrible pesadilla, sus manos frías y sudorosas tantearon la cama con ansías, pero no encontró nada, todo estaba horriblemente silencioso y vacío.

—¿Jungkook? —preguntó al aire sin obtener respuesta alguna—. ¡¿Jungkook?!

Retrocedió en la cama hasta que su espalda tocó la pared y entre pestañeos las imágenes de la oscuridad comenzaron a tomar claridad.

Jungkook no estaba y el lindo despertador que le pertenecía marcaba las 8:30 p. m. 

Esta tarde Jungkook se había ido gracias a Wonho y desde entonces no había dado ninguna señal de vida.

Todo el cuerpo de Jimin se sentía frío y cansado, la habitación apestaba a basura, hierba y sexo, Jungkook se molestaría demasiado cuando entrara.

Más importante que eso, ¿dónde estaba?

Abandonó el miedo con ayuda de la preocupación y encendió su lampara de noche, no era ninguna trampa visual, el chico no estaba ahí y su cama seguía cuidadosamente tendida tal y como se había quedado en la mañana. 

Buscó sus pantalones en la cama y una vez en sus manos sacó el celular de su bolsillo trasero y revisó sus notificaciones.

Ningún mensaje de Jungkook.

Esto ya era preocupante. 

Orión_ 20:35

No vas a venir a trabajar?

Tengo una vacante para ti en el nuevo club

Tienes que venir

Jimin soltó un gemido de frustración, todo el tiempo que Wonho estuvo aquí no dijo nada sobre eso. ¡Debió avisarle del trabajo!

Tú_ 20:36

No necesito tu plaza, estoy bien en Capriccio. Sabes que no piso esa mierda.

Orión_ 20:37

Es una orden de Taemin

Muévete

Maldito mimado

Jodete

Los que son como tú siempre quieren todo fácil

Apagó el celular e ignoró la lluvia de mensajes, era inútil discutir con una persona tonta, de cualquier forma, cuando llegara al trabajo Orión estaría eufórico y actuaría como si no le hubiera dicho nada por mensajes. Así era él.

Así eran todos ellos.

Se levantó de la cama y corrió hasta el apagador para encender la luz. Pensó en tomar una ducha antes de irse, hasta que recordó que su maldita regadera tenía una estúpida obstrucción.

Su primer plan fue ir al cuarto de Yoongi, entre ambos siempre se habían prohibido entrar al cuarto del otro, Yoongi no venía aquí y Jimin no iba allá. Entendía lo importante que era el espacio personal para el mayor, Taehyung solía hablarle mucho de eso y de lo complicado que había sido compartir habitación. De todas formas era difícil elegir con quién estar aquí.

Jimin salió, juntó todas sus fuerzas y dio golpecitos en la puerta, pero nadie abrió, intentó varias veces hasta que él mismo se cansó de estar parado ahí como un idiota.

—Buenas noches —saludó una voz pequeña a su lado.

Jimin giró el rostro y encontró al sonriente Hoseok intentando entrar a su cuarto.

Hoseok no le tenía miedo a Taehyung, sólo se sentía intimidado por él. Pero miedo e intimidación eran dos cosas diferentes y no más de dos personas lo habían hecho sentirse tan asustado como un corderito acorralado, una de ellas era Jimin.

La otra persona era Seokjin.

—¿Yoongi no está?

—Lo siento, creo que salió —Hoseok apretó el pomo de la puerta—. ¿Necesitabas algo?

—¿Namjoon está en tu habitación? —Hoseok parpadeó, desconcertado, al punto de tardarse en negar con la cabeza—. Bien, ¿puedo entrar?

—¿Q-Qué?

—Mi ducha está obstruida. 

—¿Quieres... bañarte aquí?

La expresión seria de Jimin permaneció imperturbable, ya no quedaba rastro del chico que despertó aterrado hace sólo un par de minutos.

—¿Quieres ganar dinero haciendo algo bueno, Hoseok? —preguntó Jimin en respuesta—. Ayúdame a limpiar mi habitación mientras uso tu baño.

Esta dinámica no era nueva, en el pasado se había formado un acuerdo tácito entre ambos, porque Hoseok necesitaba dinero y Jimin necesitaba esconder algunas cosas.

Cuando Wonho estaba aquí, Hoseok se encargaba de limpiar todo el desastre que hubiera en la habitación de Jimin, desde botellas rotas hasta restos de sustancias ilegales. Luego de que el novio de Jimin fue expulsado un mes antes de las vacaciones, no se volvió a requerir la ayuda de Hoseok y Jungkook tampoco había mencionado nada malo sobre el orden.

Supuso que el problema siempre había sido Wonho, tenía sentido, Jimin por muy agresivo que pareciera, tenía esa vibra de ser del tipo de chicos que se tiran en una esquina de la habitación como un muñequito sin vida y que no se levantan hasta que alguien quiere jugar con ellos.

Al ver el gran desastre de esta vez, pensó que tal vez a Jimin le importaba la perspectiva que Jungkook tuviera sobre él, eso tampoco era extraño.

Seokjin le dijo algo una vez que ambos salieron a almorzar a solas.

—No te preocupes por Jungkook. Todos tienen sus límites y tú no conoces las cosas que limitan a Jimin, pero yo sí, sé que él jamás lo metería en problemas.

No preguntó de qué hablaba porque con Seokjin eso estaba prohibido, entonces eligió confiar.

Y por eso estaba aquí, porque confiaba en que Jungkook estaría a salvo aun viviendo con un pequeño demonio como Jimin.

Limpió y ventiló con diligencia toda la habitación hasta que los hombros le dolieron, todo porque se sintió conectado con esta misión, él tampoco quería que Jungkook conociera esto, sería horrible para él y Hoseok, siendo el hombre intuitivo que no parecía ser, notaba un brillo en los ojos de su amigo que aparecía en cuanto alguien mencionaba a Jimin.

Como un perrito cuando escucha el nombre de su dueño.

¿Qué pensaría de esto? Sólo sería un problema más a la lista.

—¿Terminaste? 

—Sellé las bolsas de basura con otras bolsas, deberían deshacerse de esto cuanto antes.

—Gracias —contestó Jimin, inexpresivo como siempre—. Toma cincuenta dólares de mi cartera.

—¡¿Cincuenta?! —exclamó sorprendido, nunca cobraba más de treinta—. P-Pero...

—No le dirás nada a Jungkook, ¿o sí?

Los ojos de Jimin, azulados y brillosos, miraron a Hoseok con un atisbo de esperanza. Su cabello goteaba, todo el cuello de su camisa metálica estaba húmedo al igual que sus pestañas, pero nada de eso le importaba, no se movería hasta no obtener una respuesta.

—¿Wonho hizo esto? —preguntó Hoseok en cambio—. ¿Estuvo aquí?

Jimin apretó los labios.

Conoce tu lugar. 

—Jungkook lo conoció y... no fue bueno.

—Entiendo.

Hoseok se acercó a la cartera negra de cuero desgastado que le pertenecía a Jimin y sacó la cantidad de ahí sin decir más.

—Gracias —susurró como despedida.

Jimin tarareó en respuesta y lo dejó ir.

Cuando Hoseok volvió a su habitación y encontró que el suelo del baño estaba cuidadosamente seco, soltó un gran suspiro y se tumbó en la cama.

¡Qué chico tan extraño!

.

.

.

Cuando vives en la oscuridad, descubres que dejar huellas está prohibido. Jimin siempre era cuidadoso con sus pasos, astuto y silencioso como un pequeño gato, eso le permitía escuchar su entorno sin distraerse con sus propios ruidos.

En el otro lado de la ciudad existían muchos lugares nocturnos y sitios clandestinos, pero los principales eran cinco, posicionados en las zonas de mayor compra y venta de sustancias. Las características de estos lugares eran la cantidad de callejones cerrados, los locales abandonados y la falta de iluminación de los postes, así como la altura de los edificios; entre más altos, más fácil proteger el lugar y mayor número de puntos de reunión.

El primer bar al que se podía llegar tras cruzar el puente se llamaba "La cripta". Casi siempre estaba lleno de hippies drogados hasta el trasero, bailando al ritmo de la música que se tocara en el Rave. Fue el primer sitio de trabajo de Jimin y también el menos hostil.

El segundo establecimiento tenía una temática más cálida y se hallaba más hundido entre las calles. La temática era simple: un bar de dos pisos llamado "Soft-core", que tenía un letrero neón en la entrada y el símbolo de un par de alas de ángel. Ahí solía trabajar Jimin hasta hace unos meses, era un clásico para que los hombres se sentaran a ver bailarinas exóticas quitándose la ropa y también tenía muchas habitaciones en el sótano para divertirse un rato.

El tercero estaba a un par de cuadras de ese, casi a la misma altura, se trataba de "Capriccio". Era por mucho más adulto y costoso que el anterior. Incluso lo había inaugurado el propio rey de todo este imperio. No había bailarinas exóticas bailando en las tarimas, aquí había escorts en cada jodida mesa, la selección más atractiva de la zona, hombres y mujeres por igual, y arriba era tan extenso como un motel. No se le podía llamar prostíbulo solo porque la cantina y la barra se encargaban de limpiar toda la estética libidinosa del lugar.

Por último, el cuarto bar, al que Jimin se dirigía, se llamaba "Hollow". Era el menos amable de toda la lista, pero al menos las personas que se paraban ahí tenían dinero para obtener lo que sea que quisieran; el sitio perfecto para hacer negocios y festejarlos en una cama con alguien de ensueño. El punto principal para encontrarse con el gran jefe.

El quinto lugar quizás pueda ser mencionado después.

Tú_ 21:55

Vine a trabajar, volveré muy tarde.

Por favor, escríbeme cuando estés en nuestra habitación, ¿sí?

Espero que estés bien, Gguk.

Ya eran amigos, ¿no? Ese tipo de mensajes debían estar permitidos.

—Jimin, cariño —saludó Orión en la entrada con una voz terriblemente dulce—. Pensé que no vendrías.

Orión era un hombre de treinta y tantos años, gay, adicto al maquillaje y a meterse cosas por la nariz, pero sobre todo, un maldito hijo de perra que arruinaba la vida de todos sus empleados con un simple chasquido de dedos.

—Toma tus cosas, cielo, tienes un cliente programado y un negocio que atender con Kai, ¿de acuerdo? El jefe vendrá más tarde y los querrá a todos ustedes en su mesa, así que mejor apúrate con tus asuntos y no lo hagas esperar.

El hombre pellizcó la mejilla de Jimin antes de esfumarse entre el bullicio.

Primer cliente de la noche. Jimin fue hasta una de las habitaciones, se sentó en el sofá de cuero y comenzó a rebuscar entre su mochila vieja todo lo que tenía para ofrecer esta noche, mientras lo hacía observó el brazalete de oro que llevaba puesto y gimió ante el arrepentimiento de haberlo traído; una pieza así de importante no era bienvenida en un lugar como este.

Todos sus pensamientos se convirtieron en silencio cuando la puerta de la habitación se abrió y escuchó los pasos elegantes de un hombre que estaba utilizando zapatos de vestir, tenía un buen oído para esto, ni siquiera necesitaba voltear a verlo para saber lo que se avecinaba.

—Bienvenido a Hollow, ¿quieres una bebida antes de que empiecen los negocios? —preguntó en automático, sin alzar la mirada.

—Lamento venir hasta aquí, pero no podía contactarte de otra manera, Jimin.

Cuando alzó la mirada ya era demasiado tarde, el hombre había puesto pestillo a la puerta y se dirigía hacia el sofá frente a él.

—Largo de aquí o gritaré, Seokjin.

—Vamos, acabo de entrar, ¿por qué no bebemos algo antes de intentar insultarnos?

Abrió su mochila y regresó todo lo que había sacado hace menos de un minuto, sus movimientos fueron frenéticos, apretó la mandíbula y su entrecejo se arrugó con disgusto. Este maldito hijo de perra había sobrepasado la línea.

—Cuando Taehyung sepa de esto le daré más motivos para odiarte y la próxima vez una computadora rota no será lo que obtendrás, ¡haré que te rompa un maldito brazo!

Una sonrisa fría se dibujó en el rostro de Seokjin ante la amenaza, tomó asiento en el sofá más grande y recargó todo su peso en el respaldo hasta apoderarse del espacio en una pose dominante, actitud característica hasta hace apenas un año, aunque cuando Jimin lo veía de lejos todavía era capaz de percibir un poco de esa autoridad reprimida en su forma de expresarse.

—Lastima que no estamos en Capriccio, puedes gritar todo lo que quieras y sólo seremos tú y yo aquí adentro hasta que se termine el tiempo. ¿Por qué no lo haces más fácil y nos sirves un poco de whisky a ambos? 

Un buen trago no sólo ayudaría a Seokjin, también ayudaría a Jimin, tal vez con un poco de alcohol encima sería más fácil abofetear al recién llegado sin ningún remordimiento. Sonrió a medias ante la idea. Tras servir los dos vasos en la pequeña barra de la habitación, regresó al sofá y miró a Seokjin con cautela.

—Espero que este no sea otro de tus intentos para rogarme una segunda oportunidad, Seokjin —soltó sin ganas—. No lo lograrías.

—Mi pequeño Minnie, siempre tan temperamental —canturreó Seokjin antes de darle un trago a su bebida—. Gracias por la cortesía.

—¿Qué te hace pensar que no le puse veneno?

Seokjin resopló juguetonamente y puso los ojos en blanco. No había ningún tic nervioso en él que fuera fácil de notar, mantenía todo bajo control; sus manos descansaban relajadas e inmóviles en el sofá y sus pies reposaban cómodamente en el suelo.

—Tengo una gran historia para ti —empezó a hablar.

—No trabajo aquí para escuchar historias.

—Lástima, tendrás que sentarte y deleitarte con lo que será la más trágica historia de amor —contestó Seokjin cínicamente—. Empezó con dos niños, vecinos que vivían uno frente al otro, se acostaban en el césped a contar estrellas y una linda abuela se encargaba de hacer muchas galletas.

Jimin no tardó en reconocer lo que Seokjin estaba contando. Detuvo el vaso que apenas viajaba a sus labios y apretó la mirada en alerta.

—Seokjin... —advirtió.

—El destino fue una mierda para los dos pequeños ángeles. No pudieron permitir que una tragedia sangrienta los separara y que sus vidas tomaran caminos separados —continuó Seokjin, sin detenerse a ser considerado con el contrario—. El mayor de ambos empezó a vivir con un hermano suyo a quien nunca había visto en toda su vida, ¿no es insólito? La casa del hermano era solitaria y cada esquina gris se sentía como vivir en un infierno de monotonía, sin estrellas, sin galletas, sin juegos infantiles, sin su mejor amigo...

—Juro que si no te detienes...

—Hasta que conoció al príncipe azul de sus sueños, Shin Hoseok, mejor conocido como Wonho, ¿y adivina qué? Se fue de casa para irse a vivir con él y vivieron una vida romántica sacada de un cuento de hadas, dos jóvenes despreocupados con toda la libertad del mundo en los hombros.

»Como toda historia romántica, las cosas buenas nunca duran para siempre, resulta que en la otra punta de la ciudad crecía la mancha, llegó hasta ellos y los hundió en un callejón sin salida. Tenían que trabajar juntos para pagar sus deudas, deudas que no tenían por qué ser suyas, ¿verdad?

»De repente parecía que no existía un futuro bueno para ninguno de los dos y este mocoso que quería ser bailarín dejó de mirar hacia su pasado y dejó de desear reencontrarse con el mejor amigo de su infancia que tal vez pudo ser el amor de su vida. Todo tenía sentido, ¿cómo podría volver a verle la cara después de todas las cosas que estaba viviendo?

—¡¿A dónde pretendes llegar con esto?! —golpeó el vaso contra la mesa.

—No te desesperes, la mejor parte está por venir, ¿de acuerdo? —hizo una falsa expresión de preocupación—. Cuando nadie lo esperaba, descubrió que el chico estudiaba en su misma universidad, pero no se lo dijo a nadie, ni siquiera a quien en aquel entonces era su mejor amigo, el chico mediante el cual se enteró de que su amigo de la infancia estaba en el mismo lugar, así que dejó de ir a clases porque sentía tanta vergüenza de que su triste vida fuera descubierta.

—¿Lo sabías...? No hay manera...

Al ver la expresión consternada del rubio, no perdió la oportunidad de ahondar en su anécdota:

—Las personas van y vienen, ¿no? Hubo problemas y perdió la relación que tenía con su mejor amigo, así que este cabrón siendo el hombre necesitado de afecto que era, ni siquiera dudó en conseguirse a otra persona para llenar el vacío. Maravilloso, ¿verdad? Lástima que nadie escapa de su destino y el chico de su infancia terminó en la misma habitación que él.

Las uñas de Jimin se clavaron el cuero del sofá. Seokjin tomó su bebida y le dio otro trago, admirando con gran satisfacción lo que estaba provocando en el contrario, su obra de arte.

—¿Cómo descubriste que yo ya sabía que él estudiaba aquí...? 

—Porque escuché una historia como esa algún tiempo después —contestó Seokjin con sencillez—. Un niño con el mismo pasado, un desenlace distinto y un futuro muy similar. Un niño que no soportó perder a su mejor amigo y se arrastró en las páginas de los libros y en la complacencia hacia sus padres, no hizo amigos, le costó mucho volver a empezar incluso si seguía viviendo en el mismo lugar, después entró a la universidad, encontró una banda, se auto-descubrió, se fue de casa y terminó en la habitación de la persona más vil de toda la facultad, el gran Park Jimin. 

Las manos de Jimin comenzaron a temblar y sus ojos quedaron fijos en su trago, que seguía frío e intacto en la mesa de cristal. La historia, su historia, no había manera de que Seokjin hubiera logrado llegar hasta ella, pero mierda, si alguien aquí tenía la culpa era él mismo, si tan sólo nunca hubiera permitido que Seokjin entrara en su vida, ¿habría sido mejor?

—¿Sabes cuál es la mejor parte, Jimin? Que lo primero que hizo su nuevo mejor amigo, fue poner los ojos sobre el recién llegado a la residencia, irónico.

Sus oídos zumbaron junto a su mente y todo se coloreó de blanco, no había ningún otro color en la habitación, sólo un vacío interminable sin respuestas.

Por su parte, Seokjin decidió que era suficiente por ahora, mucha tortura mental en menos de diez minutos, lo entendía. Optó por terminar su bebida y luego dio vueltas por toda la habitación, observando los cuadros eróticos y oscuros que estaban colgados en las paredes blancas —con matices rojos gracias a las luces led—, pretendían parecer costosos con ese marco dorado, pero sólo eran copias de copias y más copias.

Cuando observó a Jimin alzar su vaso y lo llevarlo a sus labios, supo que era hora de continuar.

—Acabo de estar con Jungkook —comentó—. Llegó a la residencia en la motocicleta de Taehyung, ambos estaban ebrios. Parece que tu mejor amigo ha estado muy eufórico, me pregunto si tiene problemas con su supuesto amante secreto.

—Ese tema no es tu asunto —interrumpió Jimin con voz cortante—. Ve al grano y dime qué carajos haces aquí.

—No estoy aquí para arruinar tu vida ni para hacerte daño. Hay mucho más en esta historia y creo que mereces la verdad.

Jimin conocía palabras muy similares a estas: promesas de ayuda en supuestos problemas que él desconocía, pero que solo eran inventos para hacerlo ceder cosas con el fin de conseguir protección. Alzó la mirada con desconfianza y curiosidad a la vez. Seokjin continuó con calma, manteniendo la compostura.

—Te diré algo de lo que sé. Taehyung salió con Jungkook y lo invitó a una carrera clandestina. Sabes lo que eso significa, ¿no? —Seokjin suspiró—. Necesito que entiendas que Taehyung no está tratando de protegerte; él está tratando de separarte de Jungkook a través de algo tan importante como esto. ¡Es una trampa!

Jimin estalló en una carcajada y asintió con la cabeza mientras secaba una lágrima falsa. Seokjin permaneció impasible frente a él, sin ningún rastro de nervios.

—¡Ahora entiendo! Este es otro de tus tontos intentos para separarme de Taehyung, ¿verdad? —se burló Jimin—. ¡Vaya, qué tonto fui! Mierda, juro que me atrapaste por un segundo, lo tenías, me tenías por completo, pero fallaste, porque Taehyung no sabe que Jungkook es mi mejor amigo de la infancia ni que es mi compañero de habitación. Eres un completo idiota.

Lejos de parecer afectado, los párpados de Seokjin se relajaron más que nunca. Negó con la cabeza y sonrió a medias.

—¿Qué te hace creer que Taehyung no unió los cables en su cabeza al igual que yo? —preguntó en respuesta—. ¿No parece extraño que de todas las personas que existen haya seleccionado específicamente a Jungkook para superar sus problemas maritales? Ellos han salido más veces de las que puedes contar. ¿Cómo puedes asegurar que Jungkook no le haya contado de ustedes alguna vez? Yo sé la historia de Jungkook porque una vez él mismo me la contó, y eso que no soy su amigo más cercano. ¿Qué tal si se la contó a alguien más? Tú sabes que una vez que la información sale de un lugar, es difícil volver a cubrir la fuga.

Jimin negó con la cabeza, estaba dudando, negaba solo para convencerse a sí mismo de que nada de lo que decía Seokjin era cierto.

—¿Qué hay de Namjoon? Es el mejor amigo de Jungkook, ¿por qué no lo sabría? —atacó—. ¿No te pasó que Taehyung se volvió insistente en saber quién era tu compañero de habitación? Sabemos que el chico es curioso, pero se supone que sabe respetar límites. Así que dime, ¿de casualidad los rompió en alguno de estos días?

Jimin buscó en su mente, y al encontrar todos esos momentos extraños entre ambos, quedó paralizado. No podía ser verdad. Taehyung era su mejor amigo, su confidente espiritual con quien siempre estaba a mano en todo, no existían los rencores y, sobre todo, se amaban.

Pero Jimin también llegó a tener lo mismo con Seokjin, incluso más fuerte y, de todas maneras, el mayor lo traicionó.

¿Cuál era la diferencia?

Contuvo el nudo en su garganta.

—¡Solo te haces el bueno, finges que te importo y me haces dudar de las personas que quiero con lo que sueltas! Tú lo sabes todo de todos, pero aun así mantienes la boca cerrada y la abres cuando te conviene, ¿no es así? No creas que no veo que quieres hacerte el bueno conmigo informándome lo que ocurre a mis espaldas cuando no eres sincero en realidad.

—¿Te hago dudar de todos con la verdad? Jungkook está en peligro porque tu mejor amigo lo lleva a lugares indebidos mientras tú estás aquí gritándole a la persona incorrecta. ¿Quién es el idiota?

Jimin alzó el vaso y bebió todo el contenido en solo tres tragos, luego golpeó el vaso contra la mesa una vez más.

—Digamos que es verdad lo que dices, ¿qué ganas contándome todo esto?

—Te ayudo a abrir los ojos y también protejo al mejor amigo de mi novio. Todos ganamos.

—No te creo.

Seokjin tomó su propio vaso de la mesa y lo llevó hasta la pequeña barra para servirse otro trago. Ambos estaban nadando en un momento tan importante que tenía la cruda capacidad de cambiar el curso de lo que sea que estuvieran viviendo.

—En estos días muchas cosas van a pasar, Jimin, y espero que te des cuenta de que todo lo que digo es verdad —dijo con calma. Bebió un sorbo corto de su bebida tras terminar de servirla y se acercó hasta la puerta—. Espero que cuando el día llegue, tú y Jungkook piensen en mí.

—Si este es otro de tus planes, Seokjin, y espero que lo sea, yo espero de que te des cuenta de que estás cavando tu propia tumba —respondió Jimin desde el sofá—. Tienes una mente maestra, nadie lo niega, pero ¿sabes cuál es tu error? Los excesos. Siempre que tienes el control de algo y estás cerca de lograr tu objetivo, pisas el lugar incorrecto y deseas más. Así que si pretendes sacar algo de aquí, asegúrate de no meter en problemas a las personas equivocadas, porque alguien más grande que tú se enterará y te ahogará.

—¿Alguien más grande que yo? ¿Hablas de Wonho?

El dedo índice de Jimin delineó el contorno del vaso juguetonamente. Alzó la mirada y la mantuvo fija en los ojos oscuros de Seokjin.

—Alguien como Namjoon.

No pasó desapercibido el pequeño pestañeo de miedo en los ojos de Seokjin. No duró ni una fracción de segundo, pero estuvo ahí y cuando contestó con una sonrisa despreocupada, Jimin tuvo que mirar hacia otro lado y concentrarse en su vaso vacío.

—Eso no tiene por qué pasar, Jimin.

Y salió de la habitación.

Mientras Seokjin se alejaba de la puerta, se escuchó un vaso de vidrio romperse contra esta desde adentro.

Jimin estaba ahí, con los dedos hundidos dolorosamente en su cabellera rubia y el cuerpo hecho un ovillo sobre el sofá.

.

.

.

Tú_ 23:36

Te extraño mucho.

¿Qué hiciste hoy?

¿Hiciste algo interesante? Wonho vino a verme y me trajo muchas cosas increíbles, no estoy entendiendo nada.

Taehyungie_ 23:37

nada especial.

¿quieres que vaya por ti o algo así?

Tú_ 23:37

No es necesario, volveré a la residencia en la mañana.

Solo estaba aburrido y quería hablarte.

Taemin nos citó a todos para una reunión extraña, estoy nervioso.

Taehyungie_ 23:38

suerte con eso.

cielo, acabo de llegar a mi hotel y sólo quiero ir a dormir.

¿hablamos mañana?

Tú_ 23:39

Descansa.

Las dos palomitas azules se marcaron junto al último mensaje de Jimin, releyó la conversación una y otra vez hasta llegar a la misma conclusión, Taehyung lo estaba evadiendo.

Pasó en la mañana, Jimin le había enviado mensajes preguntando que haría en el día y Taehyung contestó con mensajes distantes que decían que se encontraba un poco ocupado, no había razón entre ellos para no explicar las cosas.

Definitivamente algo estaba mal.

Invadido por la ansiedad, el estrés de la noche y el nivel de alcohol que circulaba en su sangre tras la larga hora que había pasado pegado al barman, buscó entre sus contactos con nervios y una vez que encontró a su objetivo redactó el siguiente mensaje.

Tú_ 23:45

Creo que tenemos que hablar sobre tu novio.

¿Estás libre en la semana?

Sólo deseaba no terminar arrepentido después de esto.

✧ » ◇ « ✧ » ✦ « ✧ » ◇ « ✧


¡Más rápido de lo previsto! Pensé que acabaría el capítulo de cinnamon tears primero, pero ya vimos que no pasó.

Este capítulo revela muchísimas cosas entre frases con los diálogos de Seokjin, técnicamente acabo de contar un poco sobre el pasado entre Seokjin y Jimin.

¿Ustedes qué piensan de Seokjin? Es mi personaje favorito de aquí, no necesariamente porque vaya a ser bueno o malo, simplemente me parece que tiene una construcción interesante y un destino que ya quiero empezar a narrar.

El siguiente capítulo es muyyy importante.

Opiniones sinceras, ¿es demasiado drama consecutivo? He leído y escuchado muchos consejos de que para hacer historias pesadas es importante tener un equilibrio entre momentos calmados y tensos, pero a veces me parece que aquí todo es tenso, sin embargo, si meto momentos más relajados sólo sería relleno.

—KMDPrincess.

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