Capítulo # 5: Reconocida maldad.
Mientras los días pasaban Loki podía notar como su vecina cariñosa le espiaba en todo el lugar, fuese por su balcón o desde el pasillo. Él evitaba cualquier contacto con los mortales y se había ganado el apodo de ermitaño, cosa que no le molestaba porque realmente eso era lo que quería ser en aquel sitio. Su proyecto había comenzado a la perfección y ya tenía adelantado algunas cosas de su portal, mientras tuviera materiales simples él seguiría ingeniándoselas en moldearlos.
Cada noche escuchaba la melodía de su dulce ángel Alexa, y por supuesto intentaba realizar pequeños hechizo encontrándose con un dolor agudo en su estomago y cierto dolor de cabeza. Era inútil, lo intentaba pero seguía sin poder romper el hechizo de Odín.
Esa noche en especial Thor le comunico algo importante y de grave carácter, Loki le escuchaba con atención a medida que el rubio daba vuelta por toda la sala.
—Thor si no dejas de dar vueltas me veré obligado a retirarme a mi habitación —le informo el menor.
—No comprendes. Esto es grave.
Loki ladeo su rostro en señal de cansancio, fuese lo que fuese no le importaba, si aquel reino se despedazaba era lo que menos le interesaba.
—El hombre de metal ha creado un ser digital, el cual creímos haber derrotado ya. Visión nos aseguro su eliminación pero ha reaparecido y con el doble de su resistencia —Loki levanto una ceja y tradujo lo que el rubio quería decirle.
—¿Inteligencia artificial? ¿Desde cuándo la tierra maneja semejante tecnología?
—Sí, eso mismo dijo Banner cuando lo crearon y tal vez los humanos no son tan brutos como tú te los imaginas —Loki suspiro al recordar al doctor con problemas de personalidad.
—¿Y porque me debe de interesar esto a mi?
—Padre a accedido a regresarte parte de tus poderes si nos ayudas a derrotarlo —la risa repentina de Loki le produjo a Thor un tic nervioso en su ceja izquierda.
—¿Qué te hace creer que yo aceptare su propuesta?
—Pensé que querías tener tus poderes de nuevo —dijo el rubio algo incrédulo.
—Los quiero, pero yo mismo recuperare lo que Odín me ha arrebatado, no necesito de su intervención.
—No puedes negarte, ya eres parte del proyecto "Vengadores"
Aquello se le salió de la boca del rubio, no quería decírselo de ese modo a Loki pero el momento y las circunstancias lo requerían.
—¿Qué yo qué?
—Cuando te trajimos no solo arreglamos tu castigo en Midgard si no también tu permanencia en esta. Y Furia nos pidió unirte al equipo, con tus conocimientos en batalla nos serias de gran ayuda.
—¡No puedo creerlo! —Grito más que molesto, comenzó a caminar de un lado a otro procesando aquello— ¿Acaso han perdido la cabeza todos?
Thor le miro caminar a su habitación y prefirió no molestarlo al menos en un largo rato. La rabia iba creciendo a un nivel descomunal en el interior del mago, grito todo lo que pudo siendo ignorado por Thor que salió del lugar a tomar algo de aire. Alexa escucho los gritos de rabia de Thomas y miro con algo de incredulidad a Thor, el rubio le sonrió como si nada estuviese pasando y se marcho por el ascensor. Alma le pidió que ignorara aquella situación y se marcho a su apartamento, ambas se despidieron con las manos y entraron a sus respectivos hogares.
Habían pasado al menos una hora y podía seguir escuchando algunos gritos y cosas romperse. Se acerco al balcón para ver si podía observar algo pero se convenció de que no podría así que tomo una decisión muy arriesgada.
Se subió sobre su balcón y comenzó a estirar su mano hacia el otro, ella quería subir al balcón de Loki para poder tocar su ventana y ofrecerle su ayuda y como siempre no medito lo que hacía. Estaban a cuarenta pisos de altura, a dos metros de distancia entre cada balcón, arrimo todo lo que pudo su mano e inclino su cuerpo al frente pero nada la acercaba lo suficiente, además del viento violento que la golpeaba a su espalda, aquello que hacía era un suicidio.
Loki observo su reflejo en un espejo roto, se quedo meditando en la miserable imagen que veía de él mismo y entonces noto un pequeño movimiento fuera de su balcón, se volteo observando hacia el exterior, camino hasta donde estaba el cristal cerrado y la abrió, de inmediato el viento toco su rostro y se encontró con la soledad que tanto deseaba en ocasiones, pero no era lo que quería, juraba que algo se había movido en ese lugar, algo o alguien. Casi se auto convencía de que había sido su imaginación cuando visualizo unas diminuta manos que se aferraban al borde de su balcón, se acerco dispuesto a investigar de quien se trataba y la vio. Los ojos celestes de Alexa se movían de sus manos al rostro de sorpresa que tenía Loki en ese momento, lo cual cambio en solo segundos, él no pudo evitar transforma la expresión en una sonrisa.
¿Como un ser tan frágil podía estar en semejante situación?
La chica comenzó a suplicarle ayuda cuando se dio cuenta de que él no se movía a hacer nada y él noto la distancia que la separaba de la muerte segura, se sentó en el borde del balcón y la miro con decisión.
—¿Sabes quién soy yo? —pregunto con intensión de hacerla suplicar más.
—¡Thomas por favor...! —su suplica se perdía por la fuerza del viento y el sonido que esta producía.
—Si te dejo caer me ahorraría a una vecina entrometida —los ojos de la castaña comenzaron a llenarse de lagrimas y eso lo disfrutaba, pero no como quería, había algo que lo mortificaba— Pero pensándolo mejor si te dejo caer podría venir alguien peor. No sé qué hacer...
La diversión en su rostro asustaba a la chica, no podía creer que una persona viera el peligro y no se atreviera a ayudar, si no al contrario se divirtiera con eso.
—¡Por favor hare lo que sea!
—¿Lo que sea? —Pregunto divertido el dios.
Ella asintió y fue cuando sintió las frías manos del dios tomarla por la muñeca, en ese instante Loki sintió una corriente recorrerle la espina dorsal y ella sintió el cambio en la expresión del hombre el cual la soltó estupefacto en sus pensamientos.
Su magia...
Por un instante había regresado, la observo a ella y vio como el cansancio dominaba sus manos las cuales lentamente se resbalaban hacia el precipicio, la caída era tremenda y ella misma sabia que antes de tocar el suelo habría muerto por falta de oxigeno o quizás por culpa de la gravedad.
—¿Qué eres?
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