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Capítulo # 12: La profecía

Camino con Thor al interior de la biblioteca y este le entrego un artefacto Asgardiano con el cual libero su poder. Ahora si tenía lo necesario para destruir a aquellos elfos y luego a la inteligencia artificial.

Uno por uno, conocerían su poder.

En dos horas ya estaban listos para ir en busca de lo necesario, robaron de las instalaciones de Stark una nave especial con la cual viajaron hacia unas montañas, Thor no sabía lo que su hermano hacia pero se había asegurado de mantenerlo lejos del peligro. Loki no estaba del todo conforme con sus manos esposadas pero aún así manejaba aquella nave a la perfección, acercándose a una colisión inminente.

—¡Loki! —Exclamo Thor quien observaba como las montañas se volvían más grandes a medida que se acercaban con horror.

—Si fuera sencillo... —Respondió Loki con seguridad— ...todo el mundo lo haría.

—¿Estas demente? —Jane ni podía hablar de la conmoción, si sobrevivía aquello seguramente se volvería inmortal.

—Es posible —Fue su sencilla respuestas, con lo cual le sugirió a ambos que mantuvieran la calma y luego de ser catalogado como loco entro a una pequeña grieta donde logro traspasar las dimensiones llegando al destino deseado.

Thor debía de admitirlo, sin Loki no hubiera logrado aquello.

—¡TA-DAAAAA!

Fue la simple frase que escucho cuando estuvieron del otro lado. A pesar de todo el dolor que Loki mantenía cautivo en su cuerpo no perdía su sentido del humor. Thor lo observo molesto por el susto que lo había hecho pasar y el azabache solo le devolvió una sonrisa socarrona.

—No me digas que temes volar —dijo como si aquello no fuera algo importante.

—No me hagas reír hermano —Loki bufo muy bajito por aquel adjetivo que Thor seguía usando con él, en ocasiones deseaba arrancarle la lengua solo para asegurarse de no volverlo a escuchar— De nosotros dos ¿Quien es el único aquí que vuela?

No respondió.

Le molestaba que le recordara ese pequeño detalle siempre. Desde niño había añorado poder volar por el cielo por su propia cuenta pero la magia no era muy segura para hacerlo. Cada vez que lo intentaba le ocurrían pequeños incidentes que no eran gratos de recordar. Pero lo hizo, recordó su pasado sintiendo como cada imagen cruzaba su cerebro y congelaba cada pieza de su adolorido cuerpo.

—¿¡Cómo es que se llama el hijo de Malekith!? —exigió saber con ansiedad en su voz.

—Él se presento como Alanhim príncipe de... —Jane no pudo seguir con su explicación al sentir como la nave perdía su dirección normal. Thor la tomo entre sus brazos observando a su hermano menor— ¿¡Qué rayos le ocurre a Loki!?

La nave descendía a una velocidad increíble alarmando al rubio.

—¡Loki! ¡Para ya tu locura! —Thor le pedía a Loki que se calmara pero él solo respiraba exaltado.

—Si, tal vez lo estoy... —no era una respuesta a lo que Thor había dicho, era más una afirmación personal donde cada una de sus neuronas le respondían a la otra con demasiada excitación.

Jane se sentía asustada y Thor percibía como Loki miraba a la nada sin intención de volver a ellos, estaba pensando con un semblante pálido y ausente. Eso no era nada bueno.

—Imposible... Imposible... No puede ser... Es imposible —susurraba una y otra vez.

—¡Thor...! ¡Él no está bien de la cabeza! —gritaba la humana ya desesperada.

De Loki podían esperar todo menos la locura, él sabía perfectamente lo que hacía aunque aparentara poca cordura. El mago sabía perfectamente lo que hacía aunque en ocasiones sus meditaciones eran evaluadas en circunstancias nada favorables, Thor dejo a Jane firme en uno de los asientos caminando atropelladamente mientras la nave comenzaba a girar con descontrol y descendía veloz, al estar al lado de Loki se percato de su mala imagen, sudada gotas frías mientras su piel se teñía en un azul muy claro, comenzó a preocuparse por lo que tomo en sus manos el mando. Pero todo seguía igual, no es como si hiciera mucha diferencia su acción, jamás había manejado una nave humana, el jet seguía girando con descontrol, los sonidos que producían cada artefacto a su alrededor eran molestos, desesperantes y los gritos descomunales de Jane lo tenían al borde del colapso, gruño molesto al no comprender como hacer volar aquella cosa y fue eso lo que logro que Loki pestañeara.

Tomo en sus manos aquellos controles, presiono algunos botones y retiro el volante de Thor estabilizando en medio minuto el avión, tanto el rubio como la castaña lo observaron sudando y molestos.

—¡Que rayos te pasa idiota! —siguió recriminando la humana.

Loki sonrió con desgana mirando al frente, había recordado algo que había decidido dejar en su enorme baúl de los recuerdos, pero decidió no pensar mucho en eso; tenía que ser una casualidad, observo de reojo a Thor y su rostro descompuesto ante la frustración de no poder controlar aquella invención humana.

—¿Qué decías hermano? Pensé que volar era tu gran y exclusivo logro —le recordó lo que minutos atrás había alardeado.

Volar...

¡Claro! Eso era fácil si un martillo mágico te concedía la habilidad. El reto estaba en comprender lo complicado de la tecnología o lo profundo y extenso que podía ser las cosas arcanas. Las carcajadas se hicieron dueña del silencio que había en la nave, Jane soltó un gran suspiro al saberse salvada y Thor solo consiguió irritarse más al darle la razón al menor con su falta de respuestas.

Esta demás mencionar que aquel camino fue largo y oscuro, aquel reino estaba completamente desolado. Era un reino olvidado por lo que permanecía en un silencio absoluto, mientras los ocupantes de aquella tecnología humana observaban el terrible paisaje se debatían en si hablar o seguir en su cómodo mundo, Jane se sentía fatigada y lo expresaba con su débil mirada, Thor la cuidaba con amor como si fuera una delicada rosa de cristal y Loki... Él solo envidiaba la suerte de aquella humana, de no haber sido un idiota él mismo tendría a su lado a aquella chica mitad ángel que tanto adoraba.

Su humana.

Cerró sus ojos contemplándola como si la tuviera a su lado. Sus bellos ojos claros, sus carnosos labios rosados, su perfecto cabello castaño.

Ella era su humana.

*

—¿Eres un humano? —un niño de cabello claro observaba con curiosidad la presencia de aquel extraño chico de ojos verdes.

—¿Te atreves a ofenderme de esa forma? ¿Acaso no sabes quién soy? —respondió de forma ofendida el viajero recién llegado.

—No, solo sé que caíste del cielo —la criaturita analizo sus propias palabras y algo en sus ojos azules pareció encenderse, el de cabello oscuro retrocedió unos pequeños pasos al ver que aquel chico de orejas puntiagudas se acercaba— ¿Eres un ángel?

—¿Qué? ¿Estás loco? ¡No te acerques! —aquello era tan extraño para los dos, mucho más para el moreno.

Parecían de distintos mundos.

—¿Eres aquel mitad ángel y mitad hombre del que la profecía habla? —su voz era tan aguda que podía herir los oídos de cualquiera en un solo grito a pesar de ser tan delgado y albino— ¿Tu salvaras a mi pueblo?

—¡No te acerques loco! ¡No soy ningún ángel y mucho menos un humano! —dijo alarmado el de mirada esmeralda— Los ángeles solo son mitos de aquellos seres inferiores con falsas ilusiones.

Mientras más se observaban más diferencias entre ellos encontraban, lo que aterraba a uno emocionaba al otro.

—Pero... Haz caído del cielo. Yo te he visto —el de cabello claro detuvo sus pasos para analizar mejor a aquella persona— ¿Cómo has llegado hasta aquí entonces?

—Claro que he caído del cielo. Se supone que tendría que haber volado... —bufo muy despacio mientras sacaba de su bolsillo una piedra pequeña de color azul— Soy un aprendiz de hechicero y estaba practicando mi magia, ¿Ves esta piedra? Me ayuda a canalizar mis poderes en una energía capaz de elevarme por el firmamento pero me he golpeado con una especie de portal y ahora...

Se quedo en silencio.

Ningún ser en Asgard conocía otra forma de viajar a otro mundo que no fuera desde el puente.

—¿Entonces no eres un ángel?

Sonrió malicioso ante su descubrimiento.

—No, pero podríamos aliarnos y ayudarnos —muchas ideas traviesas comenzaban a cruzar su mente, cada unas de ellas más efectiva que la otra— ¿Te parece si te ayudo a encontrar un ángel?

—Acabas de decir que no existen —dijo muy confuso el pequeño de cabello plateado.

—No, no he dicho eso.

—Claro que si, tu dijiste... —fue interrumpido por el de cabello oscuro.

—Sé lo que dije. Los seres inferiores hablan mucho de ellos, de seguro que entre los humanos encontraremos a uno.... —se quedo meditando, ni siquiera él se creía la historia.

—Pero no busco un ángel cualquiera, necesito encontrar al elegido; el mensajero de la profecía. Uno que es un hombre mitad ángel. Aquel que llegara con sus alas plateadas y barrera todo el pecado de mi pueblo, todo el deseo de venganza y odio, todo aquello que los corrompe y maldice se irá con el viento que libere sus alas. Seremos perdonados según la misericordia de su Dios; el creador de todas las cosas y...

Y aquella historia se extendería si lo dejaba proseguir. Además... El único dios superior que conocía era su padre.

—¡Alto! —en ningún libro había leído aquello pero reconocía que clase de ser era su nuevo aliado¿De qué dios me estás hablando?

Según lo que recordaba de las historias de su padre aquella raza había desaparecido por su sed de poder y oscuridad solo que su amigo no encajaba en ese patrón idealizado. Los imaginaba malignos, malvados e incluso poderosos y gloriosos a pesar de haber sido derrotados. Imaginaba que querían venganza pero ese chico que tenía al frente deseaba redención.

No le interesaban los mitos, solo deseaba información que pudiera usar a su beneficio. El chico asintió alegremente y se sentó a su lado a contarle con más cuidado aquella maravillosa historia.

*

El gemido de la novia de su hermano lo hizo reaccionar, aquellos recuerdos seguían intactos en su memoria solo que había preferido dejarlos en el pasado para poder proseguir con su futuro.

Un futuro donde jamás imagino conseguirse con un ángel; un nefilim para ser exactos.

¿Cómo lo pudo haber olvidado?

Ángeles...

La profecía... Los elfos...

Su venganza... Su madre... La muerte...

El pasado... El dolor...

Alexa...

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