...

Una suave melodía llegó a sus oídos, supo a quien le pertenecía y adoraba despertar así, acompañado por la música creada por esa flauta, donde su vecina posaba los labios creando las más bellas notas jamás escuchadas. 

Las sabanas cayeron al suelo y cuando se puso de pie, la espalda se cubrió de una mata de cabello azabache. No había nadie en ese cuarto que pudiera admirar la belleza del dios, el cual había sido degradado a eso, un mortal. Pero tenía en mente un plan y podía casi saborear la gloria con él. Poco a poco dejo que una sonrisa se estableciera en su rostro y cerró sus ojos escuchando tan melancólica melodía, podría no tener poderes en ese instante pero seguía siendo igual de inteligente que antes, solo le bastaba una sola cosa para lograr su cometido, aunque Odín lo creyera incapaz de hacerlo.

Loki -ahora Thomas para Midgard- sé vistió y caminó por los amplios pasillos de su reinado -aquel silencioso edificio- en la búsqueda de aquella cosa que le recordaba la calidez humana, la que una vez también aprecio y que ahora decía odiar por simple orgullo. Llegó hasta la terraza, en lo más alto del lugar la observó.

Alexa. 

Estaba con los ojos cerrados, se dedicaba a liberar las notas prisioneras, desde lo más profundo de su alma, en ellas iban impregnados sus sentimientos. Y tal vez por esa razón la melodía era tan triste. El dios se atrevió a acercarse más y la chica abrió sus ojos.

—Señor —se sorprendió—, lo siento —no había notado la presencia de su amo. Había sido un error ponerse a tocar cerca de su apartamento y temía que viniera a reprenderla.

—No lo sientas, Alexa... —dijo Loki acercándose a la chica— sigue —. Alexa continuó con la melodía, cada vez más parca. Con cada paso del dios, la melodía se tornaba más y más triste... pero bella al fin.

—Señor... —murmuró la castaña cuando la tomó de la barbilla.

—Maldigo esta flauta... tiene el privilegio de conocer tus labios –Para ella él siempre hablaba como si perteneciera a otro mundo, a otra dimensión, como si él fuera tan viejo como la edad de la tierra, y no se equivocaba del todo. 

...

Un Loki altanero se presentaba frente a la corte donde el único juez era Odín. Camino arrastrando aquellas cadenas con la intención de que sonaran todo lo que pudieran y aun así no perdía la elegancia que lo caracterizaba. Era escoltado por diez guardias de los cuales dos -altos, morenos y poco gentiles- le dieron un último tirón a sus cadenas, aprovechando que aún podían torturarlo con aquella vergüenza. Pero Loki en vez de verse derrotado, parecía deslumbrar en gracia y diversión.
Su madre Frigga quien observaba a un lado se acercó a él con la intención de animarlo pero el muchacho, rebelde y molesto le quito ese privilegio.

—Loki —su tono débil sonó como navajas en los oídos del prisionero. 

—Hola, madre —Frigga conocía el carácter de su hijo por lo que no se molestó por aquel tono sarcástico que uso—. ¿Orgullosa de mí? 

—¡Basta! No empeores las cosas —el rostro cansado y ojeroso de Frigga le indico al travieso que estaba pasando un mal momento pero no por eso dejaría pasar el momento para mortificarla.

—Define "empeorar" —Frigga debió haber visto venir esa respuesta, pero esperaba que al menos algo de seriedad le quedara al muchacho dentro de ese circo.

—¡Es suficiente! –la voz de Odín atrajo la mirada del chico de ojos verdes— Deseo hablar con el prisionero a solas —Frigga alzo la vista en un modo suplicante mientras Odin le señalo la salida y ella después de darle un último vistazo a su hijo menor partió de allí destruida. 

Estando a solas, Loki dio dos pasos más al frente y luego de eso se enderezo como si de un soldado fuera, aquello en vez de producirle risa a Odín le provoco cólera. Loki seguía siendo el mismo insensato capaz de destruir todo a su paso por un trono, el de ojos verdes exploto de risa y coloco sus manos a ambos lados haciendo énfasis en aquellas ataduras exageradas que tenían sobre él.

—Aun no entiendo porque tanto alboroto.

—¿De verdad no comprendes la gravedad de tus crímenes? –Odín hablo con seriedad dejando que su voz se perdiera en el gran salón donde solo los guardias, él y Loki permanecían— Donde quiera que vas, hay guerra, dolor y muerte.

—Viaje a Midgard como un dios benevolente a gobernar a su gente —su rostro mostraba inocencia— Igual que tú... *padre...*—pero él no volvería a decir esa palabra, no luego de haber sabido la verdad. 

Su nueva maldad no radicaba en el hecho de saber que no era su hijo, si no el propósito por el cual Odín lo crio como hijo.

—No somos dioses. Nacemos, vivimos y morimos. Igual que los humanos —Odín observaba con su único ojo como el rostro de Loki comenzaba a mostrar un poco de ironía, lo ladeaba hacia los lados como aceptando la idea o admitiendola, pero el anciano sabía que no se quedaría así.

El muchacho tenía mucho veneno en su interior como para desaprovechar ese instante.

—Con la diferencia de cinco mil años —termino su frase con una sonrisa de chico bueno. 

—Y todo porque Loki desea un trono.

—Es mi derecho natural —grito exasperado. 

No se refería a su destino al nacer, se refería a su sangre, a su crianza, a lo que simplemente se le fue inculcado desde que tenía memoria.

—Tu derecho natural era... morir congelado cuando eras niño... —la paciencia de Odín era poca y nuevamente Loki demostraba que era capaz de hacérsela perder en unas pocas palabras. 

Nuevo record. 

Odín se alzó de su silla enfadado, retando a ese ser que tenía al frente, pero en vez de conseguir respeto solo logro que Loki sintiera más repugnancia de su crianza. Él debería estar muerto, para eso había nacido. Su único derecho era ser parte de las estrellas.

— ...En una roca fría a solas. De no haberte recogido, no podrías estar aquí odiándome —culmino finalmente su discurso. A veces Loki imaginaba lo gratificante que era para Odín recordarle su poco valor. Ese el cual fue coleccionando al paso del tiempo.

Loki solo tenía derecho a morir. 

—Si voy a morir hoy, por piedad hazlo ya ¿Te parece? —no quería seguir frente de ese hombre al cual una vez admiro, a ese que siguió por los pasillos de aquel enorme palacio buscando aprobación en sus aprendizajes. 

Loki estaba lo suficientemente asqueado de saber que un ser como el que tenía en frente pudiera existir, reconocía que era un ser oscuro indigno de la presencia de Frigga, pero ese que tenía al frente, debajo de todo esa gloria, de toda esa benevolencia... Era peor que él.

— No es que deteste nuestras charlas es que... —desvió su atención al piso, inyectándole tensión a sus frases las cuales Odín parecía no entender— Las detesto.

—Frigga es la única razón de que sigas con vida y no volverás a verla. Pasaras el resto de tus días lejos de ella —las cadenas de Loki fueron jaladas de nuevo obligándolo a dar un paso atrás, Loki lo observo con odio e incredulidad.

Podían quitarle su libertad, podrían quitarle su magia pero... ¿Su madre? ¿Por qué ella debía sufrir así por su culpa?

— ¿Y qué hay de Thor? —su aliento entre cortado mostraba el esfuerzo que hacía por no explotar en ira en ese instante— Nombraras rey a ese ignorante mientras yo me pudro en los calabozos.

—Thor debe desasir el daño que has causado. El pondrá orden en los nueve reinos y luego, si Loki... Él será el nuevo rey.

Loki quiso decir algo más pero prefirió quedarse en silencio a lo que Odín agrego.

—Además ¿Por qué crees que te enviare a los calabozos pudiendo hacer algo mejor por ti?

—¿Qué? —cada pieza que Loki lograba acoplar en su mente poco a poco le mostraba un futuro que jamás imagino en su vida. 

—Aprenderás a respetar la vidas de los demás por más insignificante que te parezcan. Aprenderás por tu propia experiencia lo que es ser un ser inferior...

—¡¿Qué quieres decir?! —Lo interrumpió el moreno algo alterado.

—Te desterrare de Asgard. Sin poderes, sin habilidades... Serás un mortal más y vivirás rodeado de ellos.

—¡Mátame! Si solo quieres burlarte de mí perderás el tiempo, tan solo mátame y ahórrate los problemas porque no me quedare en paz, sea un humano o no sigo siendo un ser superior y no descansare hasta matarlos a todos en Midgard y a todos en esta casa.

—Frigga siempre tiene la razón, aprenderás la lección por las malas. Y no mataras a nadie en aquel reino, ni a nadie de esta casa. Esa será la misión de Thor. No podrás huir de los ojos de Heimdall. Todo ha sido arreglado ya. 

Loki hiperventilaba de la furia que sentía en su interior, se retorció entre las cadenas mientras los guardias proseguían jalándolo hacia el final de la sala.

— Disfruta tu estancia en aquel lugar. 

—¡Los odio! —Susurro mientras era arrastrado por aquellos guardias, no aceptaba haber caído tan bajo, no aceptaba ser la burla de aquel ser— ¡Escuchas Odín! ¡Te odio!

Fue lo último que escucho cuando sacaron a Loki de su presencia, Odín soltó un suspiro de frustración de sus labios y comenzó a creer que aquella idea no funcionaria. Loki estaba muy perdido, ya nada lo salvaría de su cruel destino.