30
Caminó con lentitud sobre el pasto del gran parque apreciando a grupos de amigos o parejas debajo de los árboles de cerezo en flor. Buscó uno de los tantos árboles para comer con Shouto porque tenía planeado sorprenderlo con un buen almuerzo.
Por lo que sabía el bicolor era de todo menos bueno en la cocina, supo que le interesaba aprender pero siempre estaba ocupado como para tomar algún curso; además de eso, sólo iban a verse para conversar y apreciar la anunciada primavera.
Sonrió con ánimos al encontrar un gran árbol algo alejado de los demás pero cerca a una pequeña laguna en la cual habían ciertos pétalos rosados flotando sobre el agua.
Sacó de su mochila una gran manta para empezar a arreglar todo lo que llevaba sobre esta. Empezó con la comida, unos grandes bentos que había preparado con su madre donde podrían picar lo que quisieran, puso los palillos a los lados. Cuando quiso sacar el termo con té verde sus pupilas se encogieron al notar que no estaba en la maleta amarilla de gran tamaño y recordar que la dejó sobre la mesa cuando estaba arreglando todo.
Estaba llevando su mano hacia su frente listo para recibir el golpe cuando la canción Natural de Imagine Dragons empezó a sonar llamando su atención a su celular que decía en medio de la pantalla "Shouto".
Sin dudarlo más contestó
—¿Hola?
—Hola, Izuku. ¿Dónde estás? Acabo de llegar, estoy en la entrada del parque.
—Ya llegué. Sigue hacia adelante y llegaras a una laguna, entonces busca el árbol más alto, ahí estoy.
Escuchó sonar los pasos de Shouto sobre el gras.
—Muy bien ahora llego.
—Ok.
Cortaron llamada y Midoriya dejó su celular de lado, apoyó su cabeza sobre el árbol de pétalos rosas esperando la llegada del chico. Cerró sus ojos y sonrió sintiendo la brisa fresca del medio día. Además de la brisa, algo frío se apoyó sobre su mejilla con uma suave caricia sobre sus cuatro pecas más resaltantes.
Abrió los ojos observando los ojos dispares, turquesa y gris ante la luz del sol del chico ahora sentado a su lado. Iba a hablar cuando sintió unas ganas insoportables de estornudar. Alejó la mano del semialbino abruptamente y se cubrió empezando una cadena de pequeños estornudos tiernos.
—Lo... Lo siento, Shouto ¡Achú! E-Es que- ¡Achú!
Así intento hablar el rizado sin éxito alguno por decir lo que quería sin evitar estornudar.
—Estornudas como un gatito —susurró Shouto.
—¿Ah?
Midoriya miró, ya recuperado, al contrario con vergüenza en el rostro. Luego miró abajo jugando con sus dedos y recordó la comida.
—S-Shouto, traje estos bentos para almorzar. Espero y no te moleste.
El más alto observó la comida con un rostro irreconocible para Izuku, esperaba que pareciera mala.
—¿Puedo probar?
—E-Etto... Sí, ten.
Tomó los palillos y llevó un rollo de huevo a su boca. Su rostro pareció brillar al sentir el sabor en sus papilas gustativas. Midoriya sonrió al ver los pequeños destellos salir de su amigo. De alguna forma rara le recordaba a un compañero de la secundaria, claro que no había hablado con Aoyama desde hace un buen tiempo.
—Está buenísimo —puso una bola de arroz con alga y vegetales en su boca.
—Jeje, gracias.
—Yo no hablaba de la comida.
—¿Cómo?
Shouto rió suavemente dándole más vergüenza al rizado. Sólo giró para no verlo más y empezar a comer.
—Entonces... —el bicolor habló luego de unos segundos de silencio—. ¿No has traido nada de beber?
—¡Ah! ¡No disculpa! ¡Me olvidé el té en la mesa! ¡Pero si quieres-!
—Está bien, tengo limonada.
De su maleta sacó un termo.
—Espero y no te moleste que lo haya traido, es tuyo después de todo.
—Por supuesto que no —sonrió—. Inclusive, me has salvado.
Comieron por un largo rato apreciando la belleza del paisaje, hablando sobre banalidades que se les ocurrían.
Izuku sentía que era un momento muy tranquilo después de todo lo ocupado, estresado y preocupado que se encontraba.
Pero algo en él le hacía sentir vergüenza el simple hecho de ver a Todoroki. Por alguna razón, ahora se le hacía más atractivo, era algo que lo llamaba a acercarse y decirle aquella clara verdad.
Extraño a su parecer, sin embargo, estar tan cerca con constantes roces entre sus rostros —puesto que estaban lado a lado— lo hacían entorpecerse a si mismo y a sus palabras terminando en una sopa de letras sin sentido ni orden.
Aparte de su nerviosismo constante, todo había sido perfecto para ellos.
Izuku guardó todo en su maleta con ayuda de Shouto y decidieron pasear bajo los cerezos alrededor de la laguna aprovechando el atardecer que llegaba a las 4 de la tarde.
—¿Y cómo fue todo ayer?
—¿Uh? ¿Te refieres a por qué no llegué al departamento ayer? —Shouto asintió—. Accidentalmente Mitsuki-san terminó ebria y Kacchan y su padre tuvieron que llevársela en un taxi hasta su casa.
—¿Kacchan?
—Oh, es mi amigo de la infancia. Nuestras madres son mejores amigas desde hace muchos años.
—Vaya.
—Creo que debes conocerlo, sus padres son Masaro y Mitsuki Bakugou.
—Ah, sí. Katsuki Bakugou ¿no? —Izuku asintió—. Lo supuse, los vi en la fiesta hablando.
—¿En serio?
—Sí...
El silencio rápidamente los invadió dejando un ambiente extraño, no era incómodo pero tampoco lo contrario. Mas que nada era algo cálido además de silencioso.
Aunque Shouto decidió preguntar algo que lo estaba carcomiendo desde adentro de su cerebro por la duda. Después de todo desde que lo vio sospechó que...
—Izuku... —llamó.
—¿Qué sucede?
—¿Eres el hijo ilegítimo de All Migth?
El pecoso detuvo su andar algo sorprendido por la pregunta. Con algo de miedo no estaba seguro de que decir. Pensó en sus amigos, en Momo, en Shouto y sonrió caminando de vuelta a la par de este.
—Pues, no es eso.
—Oh, se parecen mucho.
—No entiendo eso, y créeme cuando digo que lo escucho mucho.
Todoroki mantuvo la mirada fija en el pecoso que sonreía dudosamente en su dirección. Continuó.
—A parte se su tipo de cabello, tienen un aura de mucha alegría, euforia y ese espíritu de seguir adelante como si su actitud la hayas heredado tú.
—Oh... Por eso papá y yo nos parecemos ¿eh? —apoyó su mano bajo su mentón llamando la atención del bicolor.
—Pero...
—Dije “No es eso” —aclaró—. No soy ilegítimo, soy su hijo reconocido.
El de mirada dispar siguió con su mirada fija incomodando un poco a Izuku.
—Por cierto, te pido por favor que no le digas a nadie, temas familiares.
Encogió sus hombros y volvió a sonreír.
Caminaron en silencio nuevamente admirando el paisaje del atardecer junto a los cerezos en flor.
Pensamientos banales recorrían sus mentes sin hablar, pero el simple hecho de que estaban en ese momento solo ellos pasando a lo largo de anchos caminos ignorando a las pocas personas que caminaban a sus costados.
Si previo aviso sus manos sultas se rozaron entre ellas con suaves toques de las yemas de los dedos para, finalmente, entrelazar sus manos con una cálida sensación en ambos cuerpos.
Estaban por llegar a la salida del bello parque, aunque era casi un páramo con muchas más flores brotando acompañando a los árboles rosas. Totalmente vacio de personas a parte de ellos.
Si salían de ese lugar el aura que estaba a su alrededor se rompería.
Izuku estaba seguro de eso.
Shouto estaba seguro de eso.
A penas llegaran al departamento el Hanami no sería lo mismo.
Tenían que hacer algo ahora o nada sería lo mismo.
«¿¡Pero qué!?»
La presión de no saber cómo actuar los hizo detenerse mirando hacia el suelo.
Algo andaba mal.
«¿¡PERO QUÉ!?»
Midoriya estaba dispuesto a hablar sobre un tema del cual no había hablado ni sentido desde hace tiempo. Sin embargo...
—Izuku.
Fue llamado antes de armarse de valor.
—Dime, Shouto.
—...— sentía los nervios del bicolor, por lo que apretó la mano sostenida en señal de apoyo—. Verás...
Inició.
—Hay muchas cosas que te quiero decir, aunque realmente no sé por donde empezar.
Shouto se puso a paso lento frente a él.
No estaba muy seguro del que pasaba o si era lo que él creía que pasaba.
¿Sería lo que él creía?
—Ya nos conocemos desde hace un tiempo y...
Se acercó más. Sentía la mano de Shouto sobre su barbilla subiendo hasta sus pecas y finalmente en su mejilla. Apoyó su cabeza sobre aquella mano cálida.
—Desde que te vi...
—Sólo hazlo —interrumpió.
Sin más tiempo que perder, sus labios chocaron en un movimiento lento.
Aquella mano lo empujaba y la electricidad que recorría su cuerpo era simplemente única. Nadie lo podía igualar.
Para Shouto era lo mismo, la sensación que tanto había deseado.
Desde aquél momento en el que aquellas esmeraldas se habían posado en su persona, hace más de un año. Había tantas circunstancias en las quiso hablar con él, tantas ocasiones...
Al fin se tenían uno frente al otro expresando en el tierno tanto de labios.
¿Había algo mejor que aquello?
No.
Para ellos nada.
¡ESTO TODAVÍA NO ACABA! XD
Falta poco, pero falta MUY poco.
Así les digo, sólo esperen un poco, cuando termine la historia corregiré las faltas ortográficas mías xd
Porque siendo sincera nunca lo hice desde hace 6 caps xd
Bueno,
Bye bye ❤💚
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