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29

No sabía que hacer, estaba perdido totalmente.

No esperaba tanto del chico, más que nada, esperaba algo sencillo.

Vaya error al creerlo así.

Vio a Izuku cerrar la puerta detrás de ellos para que luego le sonriera y pidiera que lo siguiera.

Atravesó el pasillo, vio la sala y al lado de esta una isla en medio de la cocina de colores blancos y grises, al lado de esta estaba el comedor para seis.

—Vamos, Shouto.

Ahora caminó hasta una escaleras observando el ventanal hacia la parte baja del edificio en el atardecer y como se formaban las bellas sombras. Sin más distracción fue detrás de Izuku notando un corredor al lado de la escalera.

Evitó pensar en aquel y fue hasta otro pasillo en el dúplex hasta otro con cinco puertas blancas, dos a cada lado y una al final.

—Este es el cuarto de lavado —señaló a la izquierda—. Y este es un baño, los demás son habitaciones, yo duermo en la que está al final, las demás están deshabitadas jeje.

Ver a Midoriya así le parecía de lo más adorable del mundo. Y ahora que vivirían juntos, al menos por un tiempo, tenía que sacarle el máximo provecho ¿no?

Fue llevado a la habitación a la derecha de la de Izuku. Era un lugar espacioso, la cama lucía cómoda con sábanas blancas, había una gran ventana, una pequeña mesa de noche y un ropero vacío.

—¿Seguro que quieres que me quede?

—Claro, no tengo ningún problema —sonrió—. Instálate y si quieres recorre un poco.

Lo miró confundido, ¿Izuku no se quedaría?

—¿No estarás?

—Ah, no, por ahora. Tengo que ir a mi casa con mi madre por unas cosas de mi trabajo y de la universidad, puede que vuelva en la noche —el chico se encogió de hombros—. Espero y no te moleste que te deje sólo por hoy o máximo hasta mañana.

—No hay problema, resuelve tus asuntos.

Dejó sus dos maletines junto a la cama para acompañar al pecoso hasta la sala donde tomó sus llaves, una maleta pequeña y el celular.

Finalmente se despidió de Izuku con una suave caricia de sus rizos hasta su linda cara, ver el tierno sonrojo sobre las pecas le daban ganas de besarlas, pero debía resistir, aún no era momento.

Cuando la puerta fue cerrada y ya no se oía nada más en el departamento, decidió empezar a tener una idea de su nuevo ambiente.

Claro que sólo se daba excusas para recorrer el lugar.

La sala, cocina y el comedor eran totalmente normales, así que fue hasta el corredor al lado de las escaleras. Ahí abrió la primera puerta encontrando un pequeño estudio con muchos estantes de libros, un escritorio con una gran computadora y una silla.

Se adentró en el cuarto dando un breve vistazo a los títulos de los libros allí. Sin más que poder hacer se fue a la siguiente.

Ahora era un estudio, pero en este caso era mucho más diferente al anterior. En primer lugar, por el tamaño. Se veía grande a comparación del otro.

En un lado había un escritorio con múltiples papeles, ya sea con letras de fragmentos de lo que parecía una historia inconclusa, aunque también habían poemas cortos o simplemente versos inconclusos de una que otra palabra.

En el suelo habían muchos más de estos pero con rayas tacahando muchas palabras, entre ellos notó otros papeles con dibujos de cualquier cosa, realistas o animados, personas, cosas, animales, paisajes.

Todo era bello.

Estaban esparcidos por la habitación, en las paredes, suelo y escritorio.

Pero sin duda lo que más le llamó la atención fueron los instrumentos musicales, junto a un micrófono profesional y esculturas y pinturas al lado de estos.

En un atril habían partituras que nunca había visto, probablemente también eran obras del pecoso.

Observó de lejos todo el cuarto y sonrió, aquel chico si que podía llegar a impresionarlo con todo el talento.

Cuando iba a salir de ahí, su mirada curiosa lo guió a dos esquinas de papeles en un cajón. Abrió este mismo y, sonriente, sacó su celular para tomar un par de fotos.

—Ya desearía que así fuera, Izuku.

Devolvió los dibujos al cajón y se fue por el corredor a la siguiente puerta.

Era un simple baño, no había nada de que sorprenderse realmente.

La última puerta era una pequeña sala de estar, extraño, pero no le tomó importancia. Siendo esta la última puerta decidió subir talvez a descansar un rato. Sin embargo, antes de entrar a su respectiva habitación tuvo curiosidad por la de Izuku.

Al final estaba con la mano en la perilla mientras trataba de convencerse de que no era correcto. Gracias a su estómago y hambre no entró, por ende fue a la cocina.

Fue al refrigerador, al no ver algo que no necesitara cocinar suspiró. Nunca había cocinado, al menos, no tuvo la necesidad hasta el día de hoy.

Sin saber que hacer, puesto que no quería almorzar cereal con leche; desde su celular llamó a un restaurante con delivery, se sentó a esperar mientras veía televisión.

Realmente estaba viendo sin ver. No tenía interés de estar ahí solo, pero Izuku había dicho que volvería, tenía qué. Después de todo, mañana ellos irían a ver los cerezos en el Hanami.

El pecoso no lo iba a dejar plantado, ¿o sí?

—No, no lo hará.

Se dijo a si mismo, finalmente empezó a ver de verdad la película que estaba dando, hasta que el timbre lo interrumpió.

Fue hasta la puerta y la abrió dejando ver al repartidor con su comida. Sacó su billetera, pagó, recibió la comida

Sentado en la isla miraba su celular unos videos de cualquier tipo que le pareciera. Esta acción fue interrumpida por una llamada.

—¿Hola?

Shouto, ¿Cómo estás? Más importante ¿¡Dónde estás!?

—Ah, estoy bien.

¿¡Y dónde estás!?

—En la casa de un amigo.

No puede ser...

El silencio que se presentó le hizo pensar que la llamada había cortado, vio la pantalla del móvil y preguntó:

—¿Aló?

¡Oh por dios! ¡Shouto! ¡No me digas que estás en su casa!

—Sí —suspiró comiendo un poco del Curry—. Estoy ahí.

Él había murmurado sobre un chico y luego gritó molesto sobre que no estabas para ver tu cara de sorpresa en el desalojo. Vaya, no me lo esperaba.

—Ne shoy chuenta.

¿Estás comiendo?

Asintió e hizo el sonido afirmativo.

Espero que no sea instantánea.

—Izuku no está, tenía algo que hacer con su trabajo.

Cambió el tema.

Ah, sí. Creo que era algo de su idea de este año escolar y sus sueños ¿no?

—No lo sé, no me ha comentado nada. Volverá más tarde.

Bueno, tengo que irme, mi pequeña está haciendo un escándalo en su cuarto. Aunque insisto en que en la siguiente cita que tengan le digas que te gusta.

Iba a responder, pero el sonido de algo rompiéndose al otro lado de la línea llamó su atención y de la contraria.

—Creo que debes ir.

Tienes razón, hasta luego, Shouto.

—Hasta luego.

Cortó su llamada sintiendo el lugar solitario, definitivamente necesitaba la presencia de Izuku ahí o se sentiría vacio.

Echar una miradita en el cuarto del peliverde no le haría daño a nadie ¿no?
Después de todo si dejaba todo en su lugar el pecoso nunca se daría cuenta.

Dejó la poca comida en el plato de plástico el cual tiró al cesto de basura y guardó su celular en su bolsillo, él se hallaba determinado a entrar a la habitación.

Y cuando lo hizo el dulce olor a chocolate y menta inundaron sus fosas nasales.

Era extraño, pero era un lugar sencillo, con uno que otro póster de alguna banda o serie de algo, muy juvenil realmente. El ropero era pulcro junto al escritorio al lado de la ventana. Una televisión mediana frente a la cama y una mesa de noche al lado de esta última.

Sin nada mejor que hacer se recostó en la cama de Izuku viendo el techo. Era distinto a estar en aquél departamento de su padre, se sentía cálido ahora.

Sacó el móvil revisando cualquier cosa, para su suerte había terminado sus trabajos de la universidad.

Aunque sin darse cuenta ya había caído dormido hasta la noche.

Despertó en medio de la noche porque la luz de su celular con un mensaje sonó.

Revisó su whatsapp leyendo el mensaje.

Izuku 💚❤
«Shouto, no creo volver
hoy»

«Espero y no te moleste»

«Sé que mañana es el
Hanami y que iríamos
juntos, aunque podemos
vernos allá mañana»

Vio la hora a la que el mensaje fue enviado que era como tres horas atrás, considerando que eran las once de la noche decidió mandar un mensaje en respuesta.

«No hay problema,
¿y si nos vemos en
el parque Ueno?»

Un minuto después un mensaje afirmativo le llegó junto a la razón del porqué no pudo estar en el departamento.

Claramente no fue algo malo, sólo una visita inesperada de alguien a su casa, por lo que le fue comentado.

Tendió correctamente la cama de Izuku y fue a su nuevo cuarto listo para dormir y entrar en valor para el día más importante de su vida.

Haría del Hanami aquella fecha para la declaración.

Tal y como le decía Yumi.

Bien, haré un resumen.

No publicaré en un tiempo por mi cumpleaños y porque quedan dos caps para el final y luego extras T^T

Además de que mis dos historias terminarán a la par UwU
Eso me estresa akdbdjfjfifi xdxd
Pero haré lo que pueda porque quede lindo todo :'3

Bueno,
Bye bye 💚❤

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