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18

Caminó por el camino hecho de piedras en medio del bonito parque en el que por primera vez había salido un cálido sol en ese año.

Observó a unas cuantas familias al borde del lago alimentando patos o comiendo, grupos de amigos corriendo o sentados bajo algunos de los grandes árboles del gran área verde y buscó con la mirada hacia uno de estos en el que encontró a cierto chico de dos colores.

—¡Shouto!

Su grito efusivo llamó la atención del bicolor que miraba algún punto en el cielo. Este esperó a que el peliverde llegara hacia él con una sonrisa para saludarlo como se debía.

—Buenos días, Izuku.

—Buenos días.

Al ver que el de ojos dispares no se levantaba de su lugar decidió que mejor era hacerle compañía.

—¿No íbamos por-...?

—Iremos luego, hace una bonita mañana y el viento es fresco —interrumpió tirándose de lleno en el vivo y verde gras.

Shouto miró la sonrisa del pecoso que ahora apuntaba a las nubes y sus ojos verdes brillaron más por la luz del sol. Miró la mano del chico. De a poco, se acercó y también apoyó su cuerpo sobre el pasto.

—¿Qué mirabas? —Midoriya habló.

—¿Hmm?

—Parecías concentrado con algo en el cielo —volteó a verlo—. Quiero saber que era, si no es mucha molestia.

—Nada realmente, sólo pensaba en algo sin importancia.

—¿Sí?

—Sí.

Sus miradas se cruzaron por unos momentos para que Izuku, con un gran sonrojo, desviara su visión hacia el cielo otra vez recordando sobre la siguiente semana y la pasarela.

—Nee~, Shouto —soltó imaginando al chico más alto en la primera fila frente al escenario tardando en percatarse que la forma en la que lo había llamado más dulce de lo que él hubiera deseado.

El heterocromático sonrió en sus adentros lleno de satisfacción al escuchar esa voz algo chillona y dulce del pecoso que se veía avergonzado por hablar de tal manera. Volteó a verlo con sus manos sobre su rostro y claro nerviosismo. Quitó con delicadeza las dos manos de Midoriya del rostro de este estando prácticamente sobre el más pequeño.

Sus mejillas rojas resaltaron sus pecas haciendo a Shouto soltar una pequeña risa dejando a Izuku hipnotizado por lo suave que sonó aquello frente a él.

—Lo siento —susurró girando ligeramente su cabeza.

—No, está bien —lo tomó de la mejilla para que lo viera—. ¿Qué querías decir?

Se dio una cachetada mental al recordar la razón de su nerviosismo y, sentándose empezó a rascar su nuca tratando de decir lo que quería.

—B-Bueno, ha-hace poco yo... uh... Si t-tú sab-bes eh... Y-ya sabes, m-medolaje no no, así no se dice, emm... Modeaque no, así tampoco, eh... Amigos y café... Ay.

—Izuku, cálmate.

Estaba a punto de estallar.

Sus nervios y ese chico a su lado no eran la mejor combinación para su corazón o para él mismo. Con la poca dignidad que le quedaba se levantó y le sonrió al bicolor.

—¿Sabes? M-Mejor te lo digo luego —le extendió la mano—. ¿Y si vamos por esos helados?

Shouto lo observó algo serio pero soltó un suspiro para tomar la mano del rizado.

—Me lo dirás luego ¿no? —preguntó empezando a caminar junto con Midoriya.

—Sí, sólo... Necesito organizar mis palabras.

Ambos rieron un poco. Fueron directo a la heladería en medio del parque esperando que estuviera abierta. Vaya suerte tenían.

Entraron al lugar notando a grupos de niños que corrían con sus amigos y helados por toda la cara o adolescentes en las mesas de metal. Se sentaron en una de las mesas para dos y una joven los atendió tomando sus órdenes casi enseguida. Ambos ya habían ido antes y sabían que querían.

—¿Oreo? —rió Izuku.

—¿Fresa? —Shouto no dudó en responder de la misma manera.

Hablaron de los buenos helados del lugar y de como les gustaba la primavera aunque Midoriya era alérgico por la cantidad de pollen. Pero su estación favorita, para ambos, sería el otoño.

Aún entre pequeñas bromas o juegos de palabras tontos, Shouto logró decir algo que dejó sorprendido al pecoso.

—¿No querrías ir conmigo al Hanami¹?

Sus pupilas se encogieron de la sorpresa pero crecieron cual bella esmeralda frente a lo que el bicolor le pedía, asintió con efusividad.

—Claro, es en una semana ¿no?

—Diez días —aclaró.

La chica volvió con los respectivos helados junto a las pequeñas y largas cucharas para estos. Después de agradecer empezaron a degustar.

—Ya, por mí está bien. Después de todo no tenía planeado ir.

—¿Por qué?

—Mis amigos iban a ir con sus parejas, que también son mis amigos, y decidí no hacer mal tercio.

—Podría ir con ustedes, así no estarías sólo y pasas desapercibido con lo de tus amigos.

Hundió la cucharita en el helado con un sonrojo pensando en las palabras del bicolor.

¿Pasar desapercibido con sus amigos?
O sea... ¿Fingir ser una pareja?

No, eso no podría ser. Shouto probablemente ya estaba consciente de que Midoriya era bisexual y este último dudaba seriamente que el bicolor jugara con temas así.

¿Ir al Hanami con Shouto?
Sí, así no estaría sólo en casa.

¿Fingir ser pareja?
Nop, definitivamente NO.

—Jaja, que gracioso —fingió una risa—. No creo que te guste conocer a mis amigos, son muy... Extrovertidos.

Oh sí, extrovertidos definitivamente era poco para lo que eran ese grupo de jóvenes con los que socializaba.

—Por mí no hay problema, pero siendo sincero estaría feliz de que estuviéramos solos.

Tembló sobre su silla con un rojo más brillante en su cara.

Dios, ¿ese chico estaba siendo directo o un bromista sin sentido del humor? Tomó parte de su helado ante la atenta mirada de Shouto que se mantenía serio, pero sonreía para sus adentros.

Cambiaron un poco los temas hasta que ambos terminaron sus postres y se retiraron a pasear por el parque hasta unas horas en las que terminaron camino a la casa de Izuku, aunque Shouto no sabía esto.

—Ya son las cuatro de la tarde —murmuró Deku viendo su celular.

El más alto también revisó su teléfono e Izuku notó que estaba respondiendo unos mensajes de Whatsapp.

—Creo que ya es tiempo de que me vaya —murmuró llamando la atención de Shouto.

—Vale, pero antes de que te vayas, ¿qué era lo que querías preguntarme en el parque?

El pecoso se puso tenso al recordar ese detalle. ¿Realmente podía invitarlo?

—Bueno, yo...

Antes de poder seguir su celular vibró con un pequeño sonido que le había puesto a Yaoyorozu.

—¿Podrías disculparme unos momentos?

Shouto asintió y se alejó un poco dándole espacio.

Chequeó las notificaciones dando sobre el mensaje de la pelinegra.

Yao-Momo

«Midoriya-kun, ¿de
casualidad ya le diste
la entrada a alguien?»

Movió su cabeza en símbolo de la duda que lo invadió por la pregunta.

«Acabo de invitar a
alguien y sólo queda tu
entrada»

«¿Quieres que te dé mi
entrada? »

«Sí... ¿Podrías?

Lo pensó mejor y soltó un suspiro respondiendo finalmente.

«Sí, no hay problema»

Ella agradeció y sólo guardó su teléfono en su bolsillo para acercarse a su amigo.

—¿Me lo dirás?

—Amm... —se quedó en blanco pero se le ocurrió algo que vio ese mismo día en la mañana en un cartel—. ¿Al día siguiente del Hanami irías al festival de primavera conmigo?

Y así lo cegó con una deslumbrante sonrisa.

¹ El Hanami es lo que se le conoce como ir ver los cerezos.

Nuevo dato que creo todos ya sabían :v

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