14
[Maratón 1/2]
Caminó a un paso más apresurado hasta llegar a una calle más transitada que la mayoría que había recorrido teniendo que empezar a empujar a la gente delante de él para llegar a la hora.
Quería estar unos cuantos minutos antes que Shouto al restaurante, a pesar de ser su primera vez en ese lugar. No quería parecer descortés.
Finalmente, se liberó del tumulto de gente para cuando faltaba una cuadra. Suspiró satisfecho de estar cinco minutos antes, sin embargo se sorprendió cuando vio al medio albino a un lado de la puerta bajo el frío invernal. No esperó más y corrió hasta llegar a Shouto que casi al instante lo vio, y saludó con una sonrisa débil.
Midoriya respiraba apresurado y el baho salía de forma excesiva de su boca pues la cuadra que le faltaba, no era corta.
Aún cansado saludó.
—Bu-Buenas... Tardes, Shouto... —trató de saludar.
—¿Estás bien? No creo que sea sano que corras bajo este frío, te puedes enfermar.
—Estoy bien —finalmente pudo calmar su respiración—. Sólo que me sorprendí algo de verte antes que yo, eso es todo.
—Bueno... Vamos, hay que entrar.
Izuku asintió y juntos se adentraron en el restaurante.
Caminaron con una chica que los iba a llevar a una mesa, de camino a esta pudo notar dos cosas. A la gran cantidad de extranjeros que atendían y que el lugar parecia ser más lujoso de lo que pudo haber creído.
Juntos en la mesa, frente a frente, no sabían de que hablar.
Realmente no estaban incómodos, pero aún su "amistad" no era lo que se podría decir larga. Desconocían mucho uno del otro y su conversación era casi inexistente.
Alguien los atendió finalmente y pidieron ambos sus comidas favoritas, enterándose cada uno la del otro. Cuando al fin se las trajeron no estaban aún seguros que decir, de alguna forma estaban emocionados por algo que no estaba pasando.
—O-Oye, Shouto...-logró tartamudear.
—¿Qué sucede?
—La comida... —quiso decir que estaba muy buena pero lo cambió por algo más de último segundo—. No está muy cara ¿no? No sé si voy a poder pagar todo.
—No te preocupes por eso, yo lo pagaré —dijo poniendo unos fideos en su boca.
—¿Qué? Pero si yo-
—Dije que vinieras conmigo, nunca mencioné que ibas a pagar tú —iba a decir algo al respecto cuando Shouto dejó sus palillos de lado y sonrió maliciosamente—. Además... Usaré el dinero de mi padre, así que prácticamente ni tú ni yo pagaremos.
—¿E-Estás seguro que es bueno gastar el dinero de tu padre?
—Si fuera por mí, compraría cinco islas en Grecia con su dinero sólo para poder verlo furioso.
Midoriya estaba sorprendido por ver al chico tan calmado de una forma totalmente diferente. Deseó decir algo, pero ver a Shouto asi de... Determinado, sólo atinó a reír.
Ahora sí tenían una conversación. El ambiente adecuado para hablar de todo y de nada importante.
Ese día descubrieron que tenían mucho en común, aunque ciertas diferencias también habían.
Se sintieron más que cercanos al otro cuando pidieron un plato más de algo que desconocían que era. Pero sabía rico y eso era lo más importante además de la agradable compañía del otro.
Tomaron sodas que nunca habían probado antes. Pagaron con un Shouto de mirada decidida y divertida y un Izuku estallando en risas que teñían sus mejillas pecosas.
Finalmente salieron del restaurante con los estómagos llenos y los corazones contentos. Dieron un paseo tranquilo por los alrededores hasta que ya era algo tarde y fueron a la estación de tren. Subieron a uno casi vacío donde a un par de minutos, Shouto se quedó dormido sobre la cabeza del sonrojado pecoso.
Trató de ignorar que el bicolor parecía acercarse cada vez más a él, pero no pudo más cuando sus manos se rozaron.
Fue una pequeña corriente de energía que pasó por todo su cuerpo en menos de un segundo por sentir el dedo del alto cerca a su propio dedo.
Una cosa absurda.
Pero movió su corazón.
Decidido y con delicadeza de no despertar a su acompañante tomó la mano de este por un rato hasta que faltó poco para su estación.
Para finalizar la noche, compraron chocolates calientes antes de separarse para irse a sus respectivos hogares.
Sin embargo, hubo un pequeño problema...
Querían seguir sintiendo el calor de la mano del otro.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro