12
°•Maratón 2/3•°
—¿¡UNA CITA!?
Tuvo que quitarse los auriculares unos momentos para no quedar sordo en medio de su camino hacia la facultad.
—N-No es una cita, Ochako —le dijo a su amiga con un sonrojo que se negaba a abandonar su rostro—. Solo le estoy pagando el hecho de que n-
—¡Tonterías! ¡Es obvio que dijo que no le gustaba para salir contigo!
—¡Ochako! —regañó—. Deja de hablar así, él solo es un... ¿amigo?
Realmente ni él sabía lo que Shouto era para él.
—Deku-kun, está más que claro que le gustas y viceversa, confiésate y empiezan a ser pareja porque sé que serían lindos juntos.
—Claro claro, ya estoy llegando a mi edificio, adiós Ochako.
—Adiós, Deku-kun —se despidió pero juraba haber escuchado unas risitas femeninas de fondo por el lado de la castaña que luego colgó.
En realidad estaba lejos de su facultad y se encontraba por la de medicina veterinaria. Tenía que entregarle algo a Tsuyu por parte de Momo. Era un paquete con ciertos papeles y un libro o algo así, fue lo que le entendio a la pelinegra que se estaba volviendo otra mejor amiga.
Saludó a un par de personas que conocía de la secundaria y otras de otros amigos. Caminó por los enredados y naturales pasillos de la facultad de veterinaria. Un tranquilo paseo donde encontró a la chica junto a una ranita en un pequeño charco en medio del jardín central del edificio con muchos animales a su alrededor.
—Tsuyu-chan —llamó a la chica que al instante volteó a verlo con una sonrisa.
—Izuku-chan, hola —saludó. Dejó la ranita en el estanque y se quitó los guantes desechables de sus manos mientras se dirigía a Midoriya—. Que gusto verte por aquí y no con vestidos y trajes de Ochako-chan, gero.
El peliverde solo río ante su comentario, no podía evitarlo, ella tenía toda la razón. Podía ser algo fastidioso estar conversando y que de la nada les pinchara una aguja.
—Me alegra verte a ti también, Tsuyu-chan, tengo lo que Yao-momo te iba a entregar.
—¡Oh! Gracias.
—Por cierto, ¿Qué es? ¡N-No es que sea un fisgón o a-algo a-así! ¡Es que me da curiosidad!
—No, tranquilo. Bueno, estaba enterada que me quería dar algo, aunque siendo sincera yo tampoco sé que es, Yao-momo dijo que me gustaría, gero.
Estaba por pedir un favor a la chica cuando ésta —que lo miraba de una manera intensa— lo interrumpió de repente soltando:
—¿Te gusta alguien, Izuku-chan?
A lo que sus mejillas explotaron en rojo vivo y sintió salir humo por sus orejas.
—¿¡Po-Por qué pr-preguntas e-eso tan de re-repente!?
—No lo sé, tienes un rostro más alegre de lo normal, gero. Y recordé los tiempos cuando salíamos.
Un silencio reinó a su alrededor por unos segundos.
—Lo siento.
—No te preocupes, fue lindo mientras duró y ahora ya tengo una pareja que me quiere mucho y tú, por lo que parece, un interés romántico, gero gero —sonrió la peliverde con una ancha sonrisa.
No pudo más que responderle de la misma forma y se retiró entrando a otro pasillo. Avanzó unos momentos hasta que escuchó un grito por parte de Asui. Casi al instante volvió corriendo y la vio como si nada alimentando un venado que estaba entre los animales.
Ella preguntó qué sucedía y Midoriya sólo se disculpó por creer haber escuchado algo.
Luego se fue con la duda de si realmente le gustaba alguien, y si ese alguien podría ser el chico de cabellos bicolores que tanto llamaba su atención. Mientras la pequeña Asui abrazaba el paquete de Momo y la llamaba con alegría.
—¿Aló?
—Momo-chan... Dime que no es falso.
—Para nada, todo es 100% real, no fake —bromeó la pelinegra por el otro lado de la línea tomando un poco de chocolate caliente.
—¿Estás en starbucks?
—Sí, estoy con las chicas.
—Voy para allá, mis clases ya terminaron hace un rato, nos vemos y ve pidiéndome un chocolate caliente más.
—Claro, aquí te esperamos.
Tsuyu se quitó la bata que tenía puesta sobre su ropa y la guardó en su casillero. Tomó sus cosas y se fue corriendo a la cafetería. Ella estaba dispuesta a apoyar en lo que pudiera.
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