02
Miró el papel de descuento en el desayuno en la cafetería a la que ya iba tan seguido.
Lo guardó en su bolsillo y sacó su celular, luego revisó unos mensajes de line de sus compañeros de la universidad.
Dobló la esquina de la calle, esquivó un par de personas y llegó a su destino. Fue a la caja y esta vez lo atendió un chico, le dio el papel a este preguntando por la oferta y si seguía válida.
—¡Sí! Para tu suerte sigue, se iba a terminar en unos días, menuda suerte —río el cajero que al parecer se llamaba Tsubasa.
Indicó el nombre que usualmente decía para el capuccino, pagó el precio que decía en el papel y tomó asiento en la misma mesa para dos que tanto le encantaba.
Estaba en una zona muy bien iluminada, no estaba en el medio por lo que no escuchaba las conversaciones de todos, al lado de una bonita pared de vidrio. Parecía que el lugar estaba siempre disponible para él y sólo para él.
Dejó su maleta a su lado, sacó el cargador de la laptop y esta misma poniéndolos encima de la mesa. Conecta el cargador en el enchufe detrás de él, en la parte baja de la pared, y laptop por igual. Espera a que prenda y escuchó que lo llamaron.
—¡Deku! —gritó la asistente con la orden lista.
Rió un poco para si, así no se decía su nombre.
Se levantó y fue directo a ella, en su pecho decía: "Misaki", agradeció y ella le sonrió, se veían mucho ya que a Izuku le encantaban los dulces de ese starbucks en específico.
Se suponía que los postres de las cafeterías eran los mismos, pero para Midoriya eran especiales los de ese mismo Starbucks.
Empezó a comer su pequeña merienda de la tarde. En serio tenía mucha hambre. Había pasado todo el día en la universidad y realmente se sentía a morir. Tomó del cappuccino de moccia antes de poder saborear las galletas con chispas de chocolate.
Simplemente delicioso.
Audífonos puestos, inspiración a tope, comida deliciosa y un ambiente perfecto: nada mejor para escribir una "obra" para tu universidad.
No se detuvo en su labor de escribir hasta que al buscar alguna idea en silencio volteó a mirar por la "pared" hacia la calle notando como un chico de cabellos bicolores caminaba al otro lado de la calle con otro libro, distinto al de la vez pasada que lo vio, en la mano.
Al ver que entraba al café, volvió la mirada a su texto tratando de pensar claro y concentrarse subiendo el volumen de su música.
Para el romanticismo no había que pensar mucho, pero realmente el no tener a alguien en su corazón, era algo que no lo ayudaba.
Sin notarlo analizó el lugar entero. No había ningún asiento.
Bueno... Uno sí.
Giro la cabeza y el mismo bicolor lo llamó ota vez. Aceptó que se sentara —de nuevo— y volvió a ignorarlo el resto de la tarde.
Sentía un deja vú en este momento.
Casi todo era igual a la vez pasada, a excepción que juraba por todos los dioses que sintió la profunda mirada del extraño.
Por un buen rato se sintió agobiado, no sabía que pasaba con su acompañante. Después de un momento se sintió más relajado cuando la mirada del otro ya no parecía acusarlo o atravesarlo.
Avanzó con naturalidad su trabajo, de vez en cuando revisaba los mensajes de whatsapp que le mandaba un grupo con sus amigos en él.
Al darse cuenta de la hora alistó sus cosas y cuando se paró para irse del lugar una voz lo llamó:
—Gracias por el asiento, de nuevo.
Izuku sonrió.
—De nada, adiós.
Y volvió a irse pensando en tremenda coincidencia volver a encontrarse con el chico heterocromático.
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