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Satine Kryze y Anakin Skywalker


Satine Kryze no podía dormir, caminaba sola por las calles de Coruscant, pensando en el hombre que amaba, Obi- Wan Kenobi, un amor prohibido, un amor que pudo ser y nunca fue, él le había dicho que habría dejado la orden jedi si ella se lo hubiera pedido, pero ella no podía hacerlo, ella no podía pedirle eso, Obi- Wan era necesario en la orden jedi, y él necesitaba ser un jedi, había nacido para eso.

Satine caminaba pensando en lo complicado que era el amor, y se pregunto ¿Por qué se había enamorado de él? ¿Por qué había elegido esa vida de soledad? ¿Habría alguien más que se sintiera igual a ella en esos minutos? 

Anakin Skywalker daba vueltas en su cama en el templo jedi, Padme estaba en una cena con otros senadores, y él no podía estar con ella, eso había pasado durante toda la semana. Y la anterior a esa y la anterior a esa, ni siquiera le permitía un beso a escondidas, y Anakin se preguntaba por que siempre su trabajo era lo primero para ella. Se puso de pie y salió a caminar por las solitarias calles de Coruscant.

Ambos caminaban en direcciones contrarias, pero ambos llevaban el mismo destino errante, sin un lugar en absoluto a donde dirigirse. De pronto levantaron la mirada, sonriéndose levemente.

- General Skywalker- saludó Satine con una sonrisa

- Duquesa- saludó el con una reverencia respetuosa. 

Podrían haber continuado su camino, podrían haber simplemente ignorado la tensión entre ellos, pero ¿Por qué hacerlo? ¿Qué podrían perder si ....?

Satine sonrió, sugerentemente, y Anakin sonrió. Ambos sabían que estaban tomando una decisión de la que podrían arrepentirse, ¿O no? Anakin sabía que traicionaba a Padme, y a su maestro, pero ¿Por qué no permitírselo una vez? Satine, sabía que traicionaba a Padme, ella sabía lo de Padme con Anakin, pero ¿Por qué no podía  dejar de pensar en los demás una vez? 

Ninguno de los dos se amaba, eso lo sabían. Ninguno de los dos quería promesas de amor, no, porque ellos amaban a otras personas.

- ¿Qué es lo que siempre ha soñado hacer duquesa?- preguntó Anakin tomando su mano y ella se abrazó a su pecho.

- Danzar- dijo Satine sonriendo tímidamente y Anakin sonrió, tomando su mano y luego tomando su cintura.

- ¿Aquí?- sonrió Satine divertida y él sonrió.

- ¿Por qué no?- preguntó muy cerca de su rostro con una sonrisa que Satine encontró encantadora.

De pronto comenzó a llover y ambos rodaron los ojos divertidos, mientras Anakin guiaba a la duquesa en una danza lenta bajo la lluvia, ambos imaginándose la música, y a la persona que amaban.

Eran como dos extraños bailando bajo la lluvia, dos extraños que se convertían en amantes que cedían a la merced de sus deseos.

En un giro lento, Anakin acercó a la duquesa hacia él, y ella clavo su mirada en sus ojos azules. Ambos sonrieron y se fundieron en un tierno beso bajo la lluvia. Un beso que fue subiendo de intensidad a medida que ambos se perdían en los labios del otro. Ni siquiera podían recordar porque eso estaba tan mal, Satine sonreía divertida cuando Anakin la ayudó a entrar a escondidas al templo jedi, y cuando entre besos la empujó hacia su habitación cerrando con seguro.

- ¿No nos encontraran acá?- preguntó Satine mientras besaba el cuello de Anakin divertida.

- ¿Importa? - preguntó Anakin divertido abrazando a la duquesa por la cintura.

- Claro que no- dijo Satine sonriendo, mientras abría la túnica de Anakin, sonrojándose levemente al ver su pecho musculoso, tenía algunas heridas, y parecía tan joven, se mordió el labio cuando el jedi la dio vuelta, para comenzar a desabrochar su vestido. Satine sonrió al sentir la delicadeza con la que él desabrochaba su vestido, no era pasión, no era solo sexo, ambos estaban tratando de imaginar que estaban con la persona que amaban, ambos estaban deseando hacer todo lo que no podían hacer con la persona que amaban.

Anakin la desnudó, lentamente, besando su espalda y adorandola, no podía negarlo, la duquesa poseía una belleza deslumbrante, sintiéndose atrevido, soltó cada hebra del cabello rubio de la duquesa, sonriendo al verla completamente desnuda, y con su cabello cayendo totalmente desordenado por su espalda.

Satine hizo lo mismo, desnudando al joven jedi con delicadeza, disfrutando de explorar su cuerpo, disfrutando de tocar cada centímetro de piel expuesta, sonriendo al sentirlo jadear con cada toque delicado, con cada roce de sus dedos en su piel.

Ambos estaban completamente desnudos en la habitación de Anakin, ambos se admiraban, con deseo pero también con algo más, algo que era fruto de lo prohibido de lo que hacían.

- ¿Qué es lo que siempre ha querido en la cama duquesa?- preguntó Anakin descaradamente, y ella sonrió divertida, sintiéndose libre de toda regla impuesta por una noche.

- Quiero que me hagas el amor, quiero que seas suave, quiero que me ames, más allá de la locura- dijo Satine acercándose a los labios del jedi y besándolo.

Se besaron hasta caer sobre la cama, Anakin adoró sus pechos con sus labios, su cuello su estómago, todo su cuerpo, y ella jadeo su nombre delicadamente, perdiéndose en las sensaciones.

- ¿Está segura de esto?- preguntó Anakin conteniendose, por última vez, pero deseaba que ella dijera que si.

- Hazlo- sonrió ella y lo sintió entras suavemente, enloqueciendola en un ritmo suave, lento, como ella siempre había soñado. Ambos jadearon, sonriendo, sintiendo que por una noche estaban completos, ambos llegaron al clímax aguantando un grito de placer, y cuando se quedaron tendidos mirando el techo, estallaron en carcajadas.

- ¿Qué es lo que siempre has querido en la cama Anakin?- preguntó la duquesa rodando sobre su costado y acariciando los mechones de cabello desordenado que caían sobre el rostro de Anakin.

- No es nada romántico, ni suave- dijo Anakin observándola y ella sonrió.

- Entonces espero aún tengas energía- dijo Satine y Anakin sonrió, se besaron por unos minutos, hasta que Satine sintió como el la volteaba, pegaba su pecho contra su espalda, y levantaba su muslo para entrar en ella desde atrás.

- A-anakin- dijo sintiendo una sensación que jamás había sentido, no era que hubiera compartido la cama con muchos hombres, solo uno además de Anakin  de hecho.

No hubo palabras solo gemidos y gemidos, y gruñidos masculinos, mientras Anakin la follaba fuertemente y con pasión,  Satine apretaba las sabanas perdida en la sensación de placer ¿Era normal encontrar placer de formas tan diferentes? Supo que nunca había sentido algo así, cuando llegó al clímax ahogando sus gritos en la almohada, y cuando él mordió suavemente su hombro para acallar su propio clímax. 

Ambos se abrazaron y sonrieron, ambos habían sido felices dando rienda suelta a sus fantasías al menos por una noche. Siguieron explorando sus fantasías, hasta que el amanecer los sorprendió.  Ambos tuvieron un último encuentro en la ducha, mientras pensaban en como demonios saldrían de allí sin que notaran a la duquesa. Anakin le prestó su túnica a la duquesa y él salió primero, pero antes de salir la beso largamente, despidiéndose de ella.

Minutos más tarde ella salió, notando que los pasillos estaban vacíos, hizo exactamente lo que Anakin le había dicho, caminar con seguridad aparentando ser una más de ellos.

Había logrado salir, estaba en la entrada del templo jedi, luego estaba por doblar hacia una esquina, cuando una mano apretó su muñeca.

- ¿Qué haces con la túnica de Anakin?- preguntó Obi- Wan ¿Parecía celoso? Satine sonrió divertida.

- Amablemente me la prestó porque hacia frío- dijo Satine inventando una excusa, que importaba, había tenido la mejor noche de su vida y nada podría arruinar su humor.

- ¿Te la presto? ¿Desde cuando tratas con Anakin?- preguntó Obi- Wan molesto

- ¿Hay algún problema?- dijo ella caminando mientras se envolvía más en la túnica del ex aprendiz de Obi- Wan y el maestro jedi la miraba molesto, Satine sabía que él sospechaba algo, pero al mismo tiempo sabía que Obi- Wan jamás le reclamaría nada.

- Hola ángel ¿Que tal la fiesta?- preguntó Anakin besando a Padme apasionadamente.

- Solo me hiciste falta tú ¿Tú noche estuvo muy solitaria?- preguntó Padme con tristeza abrazando a su esposo.

- Un poco- mintió Anakin sonriendo. 

Y aquel día su mentira se guardó para siempre, nadie supo lo que realmente paso,  solo se amaron una noche, y cumplieron todas sus fantasías. Porque de vez en cuando, hasta los amantes más enamorados, pueden perderse en la soledad y en los brazos de otra persona. 


Bien chicos, acá otro pedido, es una pareja algo extraña, pero me intereso escribirla jajaja.

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