Debes atreverte a vivir incluso si amas.
Nuevamente me inspire para otro cortito Anidala, con otra canción jajajaja.
Padme caminaba de la mano de Anakin en Naboo, mientras se dirigían a la ciudad en donde el tomaría su nave y partiría rumbo a la guerra, nuevamente.
- Ten un buen viaje- dijo ella con una sonrisa algo triste y el apretó su mano.
- Hablaremos cuando llueva- dijo él y ambos estallaron en carcajadas, probablemente eso no sucediera en meses, o si sucedía no sería en el planeta exacto en que ellos estaban. Ellos jamás podrían estar tanto tiempo sin hablar.
Siguieron caminando en silencio, ambos no querían despedirse, pero sabían que debían hacerlo.
- Cariño, no te preocupes- dijo Anakin observándola a los ojos- El tiempo pasa volando, volveré a casa pronto- prometió él.
Cuando estaban paseando entre las praderas antes de llegar por fin a la ciudad se abrazaron y supieron que poco a poco la añoranza se volvía enorme, aún ni siquiera se separaban y ya no podían imaginar estar tanto tiempo alejados. Siempre lo estaban, pero no se hacia más fácil con el tiempo.
- Recuerda divertirte- susurró Padme a su oído con una sonrisa sincera- Así no trabajarás tanto- dijo recostándose unos segundos contra su pecho.
Se miraron unos segundos y ella suspiró.
- ¿Estás seguro que no puedes venir conmigo?- preguntó ella y ambos sonrieron, ambos sabían que era imposible y ella lo comprendía perfectamente.
Padme sabía que Anakin deseaba ser un jedi, deseaba convertirse en maestro, se esforzaba día a día por lograrlo. No siempre cumplía las cosas al pie de la letra, su matrimonio era un claro ejemplo, pero el se esforzaba, había dejado todo de si mismo en la guerra, e incluso la gente lo admiraba, Padme sabía que no había alguien que mereciera más el rango de maestro que su esposo. Incluso los clones lo respetaban y lo admiraban como líder. Ella deseaba que él no se fuera aquel día, que la acompañara, que se quedara con ella, pero ella sabía que el verdadero amor no hacia que las personas sacrificaran sus sueños en silencio.
Ambos tenían sueños a los que aferrarse por ellos mismos, el deseaba ser un maestro jedi, y ella deseaba hacer grandes cambios que beneficiaran a las personas en el senado, ambos debían seguir sus propios caminos, por más que doliera.
Cuando llegaron a Theed, él la abrazó, y sonrieron entre lágrimas nuevamente.
Las despedidas siempre eran así. Tristes y dolorosas, pero debían hacerlo. Cada uno tenía responsabilidades que cumplir. Cada uno tenía sueños por separado que hacer realidad. Así como también tenían sueños en conjunto que poco a poco irían cumpliendo.
Muchas veces habían hablado de como debían afrontar la añoranza y la tristeza, ambos sabían que estaban pensando el uno en el otro siempre, pero eso no evitaba que ambos quisieran tomarse de la mano y correr de vuelta a casa para no separarse nunca más. Aunque sabían que no podían hacerlo.
Se besaron largamente, sin importar si alguien los veía. En Naboo se sentían en paz. En Naboo eran felices, pero debían separarse. Ambos se miraron con una promesa de que cuando se encontraran nuevamente, todo estaría bien, todo estaría en paz. Siempre estaba en paz cuando estaban juntos.
Pero el amor no podía sacrificar los sueños, el amor no podía interponerse entre sus sueños personales.
Porque debes atreverte a vivir, incluso si amas.
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