Prólogo
En una galaxia muy, muy lejana...
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Talnivarr "Tal" Cyanfire fue el primero en bajar de la nave jedi el «Crisol»; para avanzar hacia el templo tallado en los riscos de Ilum. Una gran sonrisa surcaba su rostro.
Tal, de 8 años, era un niño humano del planeta Stewjon, en su cabello negro se distinguía una pequeña trenza de apenas unos 10 centímetros se posaba tras su oreja izquierda y ojos de un inusual color cian resaltaban en con su piel morena clara bajo la capucha del abrigo marrón oscuro que llevaba.
Giro la mirada cuando otro iniciado un Ithoriano de piel parda clara, ojos amarillos y cabeza en forma de T se le acerco y hablo entre gruñidos guturales y un par de chasquidos.
—Ûģuuuh K'Neep Ähvaaaahhmen Jk'zeeemnd Nmuu K-hauúgh
—Estoy de acuerdo contigo, Uboraan. Por una vez envidio tu pelaje, Jak'zin.
El mencionado Jak'zin era un joven Togoriano, una raza de rasgos y reflejos felinos de pelaje naranja claro con líneas negras surcando su cara, aunque el pelaje alrededor de su quijada cuello y pecho era blanco.
Con diferencia de sus 2 amigos, que usaban gruesos abrigos para el clima gélido de Ilum; Jak'sin solo usaba un chaleco sin mangas, obviamente resistiendo mejor a ese clima.
—La ventaja de ser de una especie depredadora. —Respondió el iniciado con una sonrisa sesgada.
Un hombre alto, que llevaba un elegante termotúnica y armadura marrón claro con blanco y una máscara con grabados dorados se les acercó.
—No se alejen, niños. —Les sermoneo, aunque en tono más amable que severo. —La tormenta está cobrando fuerza y podrían perderse entre la nevada.
Era uno de los guardias del templo jedi.
Caballeros y maestros que habían renunciado a su desapego emocional y que vivían para honrar el código jedi. Usaban sus máscaras y los sables de doble hoja de bisagras de hojas amarillas para mantener su anonimato. Sus identidades eran un secreto, pues eran enviados en ciertas misiones para escoltar tesoros y reliquias sensibles a la Fuerza o custodiar y vigilar templos en diversos mundos.
Eran, la clase de misiones que se hacían en secreto y que en muy raras ocasiones, no acababa haciéndote de enemigos, de ahí que portaran esas máscaras.
Tal hizo una reverencia corta como disculpa, aunque en realidad no se habían apartado de la nave, simplemente habían sido los primeros en bajar.
Eran 10 iniciados, y aunque eran instruidos juntos, en realidad estaban divididos en 3 grupos. El primero era el trío de amigos; Tal, Uboraan y Jak'zin.
El segundo grupo era conformado por Dirce Phebe, Griella Li y Vamary Nethan, las tres eran niñas y Dirce era técnicamente la hermana mayor de las otras 2.
Dirce era humana el planeta Baroli, los Barolianos pese a ser humanos en toda ley, destacaban porque su cabello y ojos eran azules, aun los que nacían en otros planetas tenían este peculiar color desde su nacimiento. A sus 8 años, Dirce era la niña más bonita de la clase, y considerada como una futura belleza en el templo jedi, algo que incluso el Maestro Yoda reconoció.
Griella Li pertenecía a la raza Kiffar, que eran seres casi humanos que portaban con orgullo tatuajes dorados en el rostro, los cuales eran el emblema del clan de donde nacieron. Los ojos verdes de Griella en su rostro moreno y cabello en rastras la hacían parecer una niña de aire un tanto selvático. El tatuaje de Griella era una línea que cruzaba su rostro de un pómulo a otro, pertenecía al mismo clan que el Maestro Jedi: Quinlan Vos; y aunque parado una al lado del otro, parecían padre e hija, en realidad no existía ningún parentesco entre ambos.
Vamary Nethan era Pantoriana, de cabellera corta color púrpura claro y la característica piel azul cobalto de su raza con un pequeño tatuaje dorado en forma de estrella de 8 puntas en el centro de su frente, esto resaltaba sus ojos amarillo pálido. Era bajita y menuda y conocida por su timidez y tendencia a hablar en susurros.
El último grupo formado por 3 niños y 1 niña era el de Deimos Fir quien era el "Jefe" con Taja Danyar como su mano derecha, Ei'lad Dhel y Yesreon Tsago.
Deimos Fir, era humano Mandaloriano, dado que fue entregado al templo jedi a los 5 años, fue de los pocos iniciados que llegó a conocer a su familia, el estatus y riqueza que poseían, así como cierta influencia en el gobierno de su mundo. Dado esto, era orgulloso, arrogante y presumía lo que tenía (y no tenía) pues su padre Terrer Fir era el líder de un poderoso clan de Mandalore.
Esto no área aceptado entre los jedi, pero Deimos era experto en ocultar estos rasgos tras unos modales intachables, un modo de hablar formal y muy educado; además de que era uno de los mejores estudiantes del aula, solo Tal y Vamary le superaban por muy poco.
De cabello color cobre, ojos azules y piel clara, Deimos al igual que Dirce tenía cierto atractivo, y al igual que ella, varios aseguraban sería un hombre muy apuesto en un futuro.
Taja Danyar era humana también, del planeta Lavisar y tenía un parentesco con el Maestro Jedi Cin Drallig, en términos familiares, ella era su sobrina, Taja tenía cabello castaño oscuro corto y unos hermosos ojos almendrados color miel en un rostro común, para nadie era un secreto que ella tenía un sentimiento de rivalidad con Dirce.
Ei'lad Dhel era un Arcona alienígena de piel roja, fácil de reconocer por la característica cabeza triangular con dos grandes ojos amarillos. También su tendencia a hablar en tercera persona.
Yesreon Tsago era un Rodiano de piel verde claro y ojos azules, ocasionalmente se llevaba bien con Tal y sus amigos, aunque la mayor parte del tiempo, él y Ei'lad siempre hacían lo que Deimos o Taja les decían.
6 guardias del templo les acompañaban además del maestro Yoda.
El motivo, por la presencia de los guardias, era por unos recientes ataques de piratas cercano al sector Ilum. Los filibusteros colocaban explosivos en las rutas hiperespaciales y cuando una nave hacia contacto, la explosión les hacía salir del hiperespacio, quedando así a merced de los piratas.
Esta información era conocida por los iniciados, pero solo el grupo de Deimos se lo tomó con emoción, pues Deimos presumía poder vencer a una horda de zafios piratas él solo, pese a que aún no habían construido su lightsaber.
— ¿El templo queda lejos, maestro Yoda? –Preguntó Jak'zin alzando un poco las orejas y mirando alrededor, la nevada comenzaba a adquirir fuerza.
—No lejos el templo está. —Respondió el pequeño alienígena de piel verde, de notables orejas largas en forma de hoja, quien al igual que los aprendices, llevaba un grueso abrigo gris, guantes y su característico bastón. —Pronto verlo.
No caminaron; sino que subieron a una nave y uno de los guardias tuvo que maniobrar entre las rocas cubiertas de nieve. Al rodear un risco Tal sonrió satisfecho al ver el gran portón de piedra negra que se alzaba recto como un pilar varios metros de altura, en la punta del portón tallado en forma de un aro entraban los rayos del sol al templo jedi de Ilum.
Ilum era un planeta gélido aunque con actividad volcánica. Su núcleo así como diversas capas terrestres rebosaban en Kyberita, que al emerger con las erupciones volcánicas, se transformaban en esos reverenciados cristales y sensibles a la fuerza conocidos como Cristales Kyber.
Traslucidos y puros como si se tratasen de diamantes, los cristales Kyber tenían una especie de conciencia y vida; muchos eran los científicos, filósofos y sabios que les habían estudiado sin jamás llegar a comprender su secreto de estos cristales vivientes.
El Kyber bajo cierta presión e impulsos técnicos, podían generar energía, diversos científicos y empresas en la galaxia adquirían siempre que les era posible estos cristales para generar energía eléctrica que vendían a diversos planetas. Los compraban a altos precios a contrabandistas y piratas; pero obtenerlos por estos fines era costosos, había quienes habían intentado obtenerlos por métodos más legales e incluso abogando por ellos, pidiendo permiso para minarlos de Illum, Mygeeto o Christophsis pero el senado y los jedis siempre se negaron a esto.
Había un brillante y joven científico de nombre Galen Erso que intentaba replicarlos, crear cristales sintéticos, y aunque su investigación tenía avance, esté era poco.
Los jedis no solo les empleaban como los corazones en sus famosos lightsaber, sino que al tallarlos y moldearlos empleando la fuerza, podían crear objetos más complejos y valiosos, los enigmáticos holocrones.
El templo de Ilum era considerado un lugar secreto y sagrado por los jedis, quienes sabían que muchos lo miraban con codicia, pies en su interior había túneles a rebosar de cristales kyber, esperando a su compañero o compañera; un jedi digno de él.
Cruzaron un pasillo parcialmente congelado, era fácil resbalar por la escarcha del piso. Llegaron a una estancia circular donde un gigantesco cristal kyber colgaba del techo recordando a un péndulo frente a una cascada congelada, como una puerta de hielo. Todos miraron con un silencio respetuoso a su alrededor hasta que oyeron unos pasos acercarse, un droide de diseño muy antiguo que les tomó por sorpresa.
Era alto, delgado de cubierta marrón claro y brillantes ojos amarillos.
— ¿Un droide arquitecto Mark IV? —Pregunto Tal sorprendido y mirando con mucha atención al droide. —Con tu perdón por que esta pregunta sonara irrespetuosa, pero. ¿Cuántos años tienes?
Talnivarr siempre había apreciado la historia, estudiar el pasado ya sean objetos, estructuras, manuscritos. Todo lo relacionado al pasado le atraía en interés y estudio. No por nada él y Vamary estaban ambos empatados en el 1er lugar en las calificaciones de su aula. Y era obvio que ese antiguo droide había despertado su interés.
—1003 años, joven aprendiz. —Respondió el droide algo halagado —Eres la primera persona que pregunta mi edad. —el droide saludo con una ligera reverencia. —Mi nombre es Huyang estoy programado para instruir a los aprendices en la elaboración de su lightsaber.
— ¿Tenemos que aprender de un viejo droide? –Pregunto Deimos.
—Huyang por un milenio servir a la orden ha hecho. Conocimientos antiguos posee, él instruirme y aconsejarme a mí, incluso hizo cuando un niño yo era, y guiar a muchos otros ahora Caballeros y Maestros Jedi cuando su edad ellos tenían. —El Maestro Yoda hablo defendiendo al droide. —Incluso un droide enseñarles algo puede.
—Entiendo, perdone si le he ofendido, droide. —Respondió Deimos aunque el destello en sus ojos seguía siendo altanero.
—¿Qué es lo que debemos hacer? —Pregunto Taja. El driode contestó.
—Una vez esté abierta la entrada a las cuevas deberán ir por su propio camino y buscar un cristal kyber el cual posea una resonancia en la fuerza con ustedes. —Explico de forma simple. Los niños miraron a su alrededor, solo Dirce y Tal miraron la cascada congelada.
—¿Dh'uuuul Fak Ma Guuuuthath Theem?
—2 horas solamente, Uboraan. –Respondió Yoda.
Yesreon Tsago estaba de pie al lado de Tal le habló en voz baja.
—¿Oye Tal, qué dijo Uboraan?
Tal bajo los hombros, con diferencia de Dirce y Deimos, Tal no tenía problemas en hablar con otros. Él era sociable siempre.
—Pregunto cuánto tiempo podemos buscar en las cuevas. —Respondió en voz alta para que el resto le oyeran.
—No sé cómo puedes entenderlo. —Agrego Griella con una mirada severa —Hasta entiendes la jerga de los Jawa.
—Claro. —Respondió Tal con una sonrisa serena que siempre estaba en su rostro. No entendió que las palabras de Griella eran más sarcásticas que un comentario al azar. —También entiendo a los Wookiee y Múrlocs. —Agrego.
Múrloc, Jawa, Wookie, Ithoriano. Eran especies de otros planetas, todos con un lenguaje muy difícil de comprender, y aún más difícil de hablarlos, por algo existían droides de protocolo capaces de hablar infinidad de idiomas, aunque había algunos prodigios que podían aprender el caló de otras razas. Talnivarr estaba entre esos prodigios; a base de un par de holocrones en las salas de aprendizaje del templo pudo aprender mucho.
—¿Hay algún idioma que se te complique?
—Talz, Geonosiano y también el Nosauriano. —Contó con los dedos, nuevamente sin comprender el sarcasmo en las palabras de Deimos.
—Pongan atención. —Les sermoneo uno de los guardias. El maestro Yoda alzó la mano al gigantesco cristal kyber que colgaba del techo se movió lentamente. Los rayos del sol lo atravesaron y unos momentos la luz dio de lleno en la cascada.
En cuestión de unos momentos la puerta de hielo estaba parcialmente derretida.
—Interesante. El cristal kyber actúa como una lupa y...
—Shhh.
—Sí, perdón.
* * * * * *
Mace Windu pese a su desesperante expresión estoica; era en realidad es un hombre violento, déspota y muy soberbio, con la furia a flor de piel, que podía recuperar la calma en un instante. Alto, fornido, de piel morena oscura, usaba una túnica parda concorde con sus ojos marrones, los cuales casi siempre eran intimidantes.
En ausencia del Maestro Yoda era él quien debía supervisar las evaluaciones de los aprendices, una tarea pesada, puesto que eran más de 80 aulas con niños de todas las edades y razas de la galaxia, mínimo 10, máximo 70; ordenados en edades.
Había pasado toda la mañana y buena parte de la tarde en las evaluaciones. Solo el grupo de 8 años había ido a la Asamblea, para poder construir sus respectivos Lightsabers, para así, ser reconocidos como Padawans por derecho propio y dejar los sables de práctica. Pero el archivo tenía unos errores, minúsculos, pero errores a fin de cuentas y esto para el estricto (y muy rígido) Maestro Jedi, era inaceptable.
Avanzó dejando atrás el Salón de las Mil Fuentes y subió un par de escaleras, sólo se detuvo un momento para responder a un par de maestros jedi que le saludaron en los pasillos.
—Buenas tardes, Miro. Espero no interrumpir tu trabajo.
—¿Maestro Windu? —Miro Daroon alzó la vista del teclado. —Nunca estoy ocupado para los miembros del consejo.
Miro Daroon era un caballero jedi de la raza Pitón, una especie humanoide con muy contados integrantes que eran sensible a la Fuerza; de piel blanca, ojos grises que daban la inquietante impresión de no tener pupilas, sin vello facial y de complexión esbelta pero ágil, emparentados lejanamente con la raza Pau'ano.
Miro, era el líder de la división de tecnología. Naves, piezas de repuesto, droides, miembros cibernéticos, comunicadores, él se encargaba del suministro de tecnología en el templo, además de la seguridad estaba bajo su atenta jurisdicción y supervisión pues al igual que el Maestro Jedi Cin Drallig, Miro también era un integrante de los Guardias del templo, solo que sin usar máscara ni armadura, aunque en su momento si las había usado.
—¿Qué puedo hacer por usted?
—Hay un par de inconsistencias en las evaluaciones del aula SP-16 —Windu alzó la holotableta mostrándosela. —Aquí y acá.
—Deje revisó... —Respondió Miro. —Ah, claro la clase del pequeño héroe... —Murmuró mirando en los archivos cibernéticos, y comenzando a corregir las fallas.
—¿Pequeño héroe?
—Sí. Hace casi un mes, un chico de esa clase. Rescato a uno de los niños que estaban nadando en el lago. —Narro —Aparentemente el niño sufrió un calambre mientras jugaba a una carrera a nado con sus amigos, desde entonces parece que se volvieron amigos pese a que se llevan años de diferencia... Ya están corregidos ésos errores, Maestro Windu, perdone las molestias.
El jedi asintió pero no dijo nada. Reviso la holotableta y después alzó la mirada.
—¿Cómo se llama el muchacho?
—¿El que se estaba ahogando? Obi-Wan Kenobi.
—El que lo rescato.
—Talnivarr Cyanfire, es el primero en la lista. Y da la casualidad que ambos, Obi-Wan y Talnivarr son del mismo planeta; de Stewjon. Una de las cámaras de vigilancia, grabó ese incidente. ¿Quiere verlo?
—Muéstramelo.
Una pantalla a la derecha de ambos se encendió y unos momentos después mostró el lago. 4 niños nadando, 2 de ellos humanos un Dresselliano y una Mon Calamari.
—El pelirrojo es Obi-Wan, el chico de cabello castaño se llama Garen Muln, el Dresselliano es Reeft y la Mon Calamari se llama Bant Eerin.
—¿Por qué competían contra una Mon Calamari?
—Ni idea, señor.
Unos momentos después Obi-Wan se detuvo en medio de la carrera, sus amigos le aventajaron y unos instantes después un chico pelinegro unos años mayor (que Miro señaló como Talnivarr Cyanfire) sujeto al muchacho pelirrojo y lo mantuvo a flote unos momentos antes de ayudarlo a nadar a la orilla.
—Aparentemente vio desde la orilla del lago. Ni siquiera se quitó las botas ni la camisa, simplemente se lanzó al agua para ayudar al pequeño.
—¿Tienes información de su desempeño de estudiante? Del iniciado Talnivarr obviamente.
—Deme un momento... —Busco en la computadora tecleando rápidamente y en cuestión de unos instantes ya tenía los resultados que quería. —Sí, él y su compañera de aula Vamary Nethan están ambos empatados en primer lugar, sus estudios son muy sobresalientes... el Maestro Yoda tiene buena opinión de ambos, diría que tienen "excelencia académica", señor.
Mace Windu suspiro. Aún tenía mucho trabajo que hacer, pero la curiosidad le estaba haciendo mella.
—Por favor, envíame videos de su desempeño en las enseñanzas de combate y estudios de este chico.
—Con gusto, Maestro Windu. Pero hay algo más que debe saber... Me refiero a...
* * * * * *
Talnivarr miraba a su alrededor, maravillado ante la cueva de piedra negra donde centelleaban y tintineaban miles de luces blancas azuladas. Cristales kyber cuyos cantos sin pulir reflejaban la luz de la linterna que Tal portaba.
Era como una sólida noche donde las estrellas lo rodeaban. Palpó la pared rocosa, sus dedos enguantados tocaron la superficie y en más de una ocasión miró con curiosidad algunos cristales que eran tan grandes como una fruta que cabría en sus manos.
«Si ese científico Galen Erso mirara estos cristales, de seguro le daría un infarto.» —Pensó mirando todos esos kyber.
Tal avanzaba solo, cada uno de los iniciados había tomado su propio camino.
Sonrió y escucho el eco de diversos paso y en alguna que otra ocasión le pareció oír a alguien hablar en voz alta. El eco era sorprendente y aunque esta era una prueba que tenía que hacer en solitario, no parecía que estuviera solo.
Aunque bien si alguien gritaba pidiendo ayuda, no dudaría en correr hacia a ella o él.
—La cueva, probarlos. Busquen no con su mirada, con corazón, con intuición, con el alma. —Había dicho el Maestro Yoda.
—Un prueba... —Murmuró mientras avanzaba hasta detenerse ante una gruta coronada por una cascada de aguas termales que caía sobre una laguna de pequeño tamaño. —¿Qué clase de prueba? ¿Debo usar la Fuerza? ¿Mis propias capacidades físicas? ¿Esta prueba, me mostrara que soy? —Dejó de caminar —¿O acaso me mostrara... lo que no soy...?
Alzó la mirada a la cascada de casi 20 metros de altura, el sonido del agua no era estruendoso, era tranquilo, casi un tintineo musical suave. Una luz inesperada lo iluminó y por reacción dio paso hacia atrás cerrando instintivamente los ojos.
Parpadeo un par de veces y cuando alzó la mirada a la cascada, en su cresta, divisó una roca que sobresalía de la caída de agua. Una roca destellante.
Sintió que la temperatura de su cuerpo se elevó, le ardían las orejas y su corazón dio un salto. Estiró la mano hacia la roca, y como reaccionando a su movimiento la luz palpito.
—Mi cristal kyber... —Murmuró mientras daba un paso firme hacia la laguna de aguas termales. El fulgor del cristal pareció corresponder a su cercanía, pues la luz que emitía incrementaba su intensidad para atenuarse unos momentos después.
El chico miró al cristal sin moverse por unos minutos en silencio, no se inclinó o se sentó en el suelo para meditar. No lo necesitaba, porque desde que había visto ese cristal en lo alto de la cascada es que supo que lo había elegido.
Sí, el cristal lo había elegido a él. La Fuerza misma pareció llenar esa parte de la caverna.
Inconscientemente se quitó los guantes, el abrigo y un momento después la camisa, el pantalón y las botas.
Talnivarr literalmente hablando, no tenía pudor (ni vergüenza) y no le importaba ni le molestaba que lo vieran desnudo, pero por respeto es que conservo una prenda que cubriera su desnudez. Miró a su alrededor, no oía a nadie acercarse, aunque eso no le importaba puesto que aún estaba dentro de un templo jedi; con un suspiro camino internándose en el agua.
Era cálida, y le llegaba a las rodillas, cuando avanzó dos pasos más, las aguas le llegaron ahora a la altura de los codos y después a la altura del esternón.
—Escalar un muro rocoso no es difícil. Lo difícil es cuando un torrente de agua caliente cae sobre el... y sobre ti...
Palpo el muro tras la cascada, encontró un pequeño saliente entre la roca y unos momentos después encontró otro, un tanto separado pero podía usarlo de todas formas. Gruño al sentir el contacto del agua caliente sobre su cabeza, hombros y pecho y como esta le empujaba. Se sujetó al primero y tomando impulso de su propia fuerza física, se aupó. Casi al instante pasaron muchas cosas.
El agua que caía sobre él, repentinamente se volvió aún más caliente; Tal casi se soltó pero sus dedos se sujetaron al pequeño saliente y casi sintió que los bordes de piedra se le encajaban en las yemas de los dedos.
Gruño y casi se tomó un trago de agua cuando esta le cayó sobre el rostro. Cuando su otra mano se sujetó al otro saliente se impulsó. Se mantuvo unos instantes antes de que sus dedos se soltaran. Cayó de espaldas en el agua. Se levantó y miró a lo alto de la cascada.
—Esto no será fácil...
Después de 8 intentos fallidos gruño y sintió por unos instantes que sus manos resbalaban, el muro tras la cascada se hundía por un buen tramo de forma curva hacia adentro, antes de llegar a su cresta. Había sido difícil superar ese pequeño obstáculo mientras el agua le caía encima, pero lo había conseguido.
Alzó su brazo fuerte el izquierdo y se sujetó con fuerza a una roca parcialmente cubierta por el agua que caía antes de suspirar y con un gruñido se alzó a sí mismo impulsandose más con su abdomen que con sus brazos antes de que su otra mano se sujetará a la roca sobresaliente donde diviso no 1 ni 2, sino 3 cristales kyber. Los 3 brillaban con luz propia.
—¿3 cristales? –Murmuró sorprendido alzando la mano. Dudo un instante y al tratar de tocar uno, los 3 kybers se desprendieron de la piedra, unidos por unas pequeñas esquirlas de roca. Eran tan largos como un dedo, terminaban en punta y si se les mirara de perfil tenían la forma de un octágono medio torcido. —¿Es válido tomar más de un cristal? —Se preguntó a sí mismo.
—Claro que es válido, padawan. —Respondió una voz masculina.
Tal no tardó en encontrar al dueño de esa voz, un hombre con capa marrón oscura le miraba de pie al lado de sus ropas. Era alto de complexión musculosa, de largo cabello castaño con barba de candado. De su espalda colgaba lo que parecía ser un escudo y de su cinturón, un lightsaber. Una fíbula con el emblema de los Jedi sujetaba los bordes de su capa.
—Por favor baja, padawan. —Dijo amablemente —Quiero hablar contigo.
Tal dudo unos instantes.
Era juicioso hablar y acercarse a un desconocido, pero ese hombre estaba en un templo Jedi, así que era imposible que fuera un enemigo, además de su notable falta de hostilidad. Sujetando los kybers con fuerza, tomó aire y saltó hacia la laguna, como ya había comprobado al haberse caído muchas veces no corría peligro; pese a que saltar a agua caliente también era juicioso.
Tal comenzó a salir del agua, pero manteniendo la cautela. Ese hombre lucía como a un jedi, pero lo no reconocía.
«Bueno, no conozco personalmente a los miles de Jedis en el templo.» Pensó con algo de amargura mientras salía de la laguna y se mantenía a distancia prudente pero aun cercas de ese hombre. —Saludos, señor. Perdone mi ignorancia pero creo no lo conozco.
El desconocido sonrió ligeramente.
—Pues yo si te conozco, Talnivarr Cyanfire. Soy parte de los custodios de la guardería y de vez en cuando, viajamos por la galaxia para traer a niños sensibles a la Fuerza al templo, por eso es posible que aunque me hubieras visto antes solo fuera brevemente, yo cambie tus pañales algunas veces. Soy Ali-Alann.
Tal se inclinó ligeramente a modo de saludo, sin saber muy bien qué hacer. Aunque ahora que lo mencionaba de vez en cuando los iniciados tenían la tarea de ayudar en la guardería, para así adquirir tacto (y paciencia) en el trato con niños más jóvenes que ellos; y recordaba haber oído el nombre de Ali-Alann algunas veces.
Cuando alzo la mirada después de tomar sus ropas le hizo una duda que debió hacer desde hace mucho.
—Disculpe. —Dijo tímido —¿Por qué me ha estado llamando "padawan" apenas y tengo 8... bueno cumpliré 9 años en un par de semanas.
Ali-Alann sonrió hasta con la mirada y esperó pacientemente a que Tal se vistiera.
—Soy un Caballero Jedi. Precisamente vengo de una misión en un mundo llamado Cerosha, muy lejos de este sistema. El Maestro Yoda nos hizo llamar a mí y a otros con el fin de venir a Ilum, para elegir a nuestros primeros padawans. Solo hemos venido 5, y yo ya he hecho mi elección.
—¿Yo voy a ser tu padawan?
—Solo si aceptas. —Respondió el adulto —Es un acuerdo mutuo ser maestro y aprendiz. Me pasó a mí y a muchos antes que a nosotros. —Explicó —Aunque aún te falta entrenamiento. Desde el momento en que terminas de construir tu lightsaber ya podrías ser elegido por un Caballero o Maestro para ser su padawan. Pero en estas situaciones puedes elegir.
Tal dudo. Se rasco la cabeza y miró los cristales en su mano antes de guardarlos en su bolsillo.
—¿Es común tomar a un iniciado tan joven?
—No es común hacerlo, pero si es válido. Aunque según el código; un iniciado pasa a la edad de ser padawan a los 10 años hasta los 13.
—Cuando un iniciado cumple más de 13 años y no ha sido elegido por un Caballero o Maestro Jedi... —Agregó Tal —Es enviado a las granjas para que se gane la vida como un agricultor o granjero...
Talnivarr no era tonto. Aunque bien le gustaba la idea de una vida tranquila, la idea de pasar el resto de su vida en labores campesinas no le agradaba en lo absoluto.
Miro al fornido jedi pero este se le adelantó al hablar.
—No es necesario que aceptes ser mi padawan, si así lo crees, Talnivarr. Yo también deseo seguir en mis labores del templo. Así que podremos esperar ambos, hasta que tengas la edad requerida.
—¿Y si otro jedi me pide que sea su padawan?
Ali-Alann sonrió, no parecía molesto por esa pregunta. Le puso la mano en el hombro.
—Entonces ese jedi tendrá a un buen padawan. Vamos, ya tienes tus cristales kyber, ya no hay nada que hacer aquí.
Tal asintió, caminaron uno al lado del otro por el túnel. Y después giraron para tomar un túnel lateral.
—Perdón por hacerte esperar con mi respuesta. —Murmuró nervioso.
Ali-Alann solo sonrió.
—A decir verdad, a mí también me da algo de nervio tener a mi primer padawan.
* * * * * *
Talnivarr y Ali-Alann fueron los primeros en regresar al atrio del templo, el Maestro Yoda, Huyang y 2 de los Guardias del templo Jedi esperaban pacientemente.
—Bienvenidos de vuelta. —Dijo el droide.
—Primeros en volver son. Tu eficiencia siempre sorprenderme, Tal. —Agrego Yoda sonriendo a Tal, este se rasco la cabeza con una mueca avergonzada.
—¿Tienes tu cristal kyber, muchacho? —Pregunto Huyang, Tal asintió y sacó del bolsillo los 3 cristales. Era obvio que nadie se esperaba que fueran 3. —Eso sí que es una novedad, muy rara vez otros iniciados obtenían 2.
Ali-Alann habló brevemente con el Maestro Yoda y después se marchó por una puerta lateral.
—Ahora esperar que regresen otros.
—Una pregunta, Maestro Yoda.
—Adelante.
—En caso de que la cascada se congele de nuevo. ¿Pueden usar la Fuerza para romperla y salir?
Yoda sonrió.
—Poder hacerlo, pero puntualidad importante es.
Uboraan y después Taja fueron los siguientes en volver solos, un musculoso Lasat llamado Jaro Tapal acompañaba a Griella y Jak'zin venía en compañía de un Roonano a quien el Maestro Yoda saludo y presentó como al Maestro Halsey.
«¿Hice algo para ofenderlo?» Se preguntó Tal, cuando noto que el Roonano le dirigió una mirada de enemistad. Su especie era conocida por ofenderse con facilidad y sentirse insultados incluso por el más insignificante desliz.
Cuando trato de acercarse a hablar con él, el Roonano junto con el Lasat se apartaron y se perdieron de vista por la misma puerta por la que Ali-Alann se marchó.
—¿Adónde van, Maestro Yoda?
—Descansar. Habitaciones en el templo para comodidad hay. Pronto recorrer la galaxia de nuevo, ellos venir por llamado mío.
Deimos tenía una expresión pedante en compañía del Maestro Jedi Besalisko llamado Pong Krell una especie reptiliana de crestas trifurcadas, papada inflable y lo más notorio eran sus 4 brazos. Aunque notablemente intimidante, el Maestro Krell estrechó las manos de todos antes de marcharse.
15 minutos, 76 segundos, 281 nanosegundos, 38162 nanocrones y 6782430 microkairos después.
Dirce, para satisfacción de Taja, fue la última en volver en compañía de una hermosa Tholothiana llamada Stass Allie, Tal la conocía dado que en un par de ocasiones él la confundió (como muchos otros, entre ellos el Maestro Yoda) con la Maestra Jedi Adi Gallia; ambas eran tan parecidas que parecían gemelas, pero en realidad eran primas. La única diferencia es que Stass Allie tenía ojos violetas.
—Ahora que todos se han reunido. —Dijo el droide —Síganme por favor, le llevaré al salón del sable. Donde podrán construir sus lightsabers.
Tal caminaba al lado de sus amigos, a su lado un par de guardias del templo les acompañaban en silencio.
—Disculpe. —Dijo mirando al guardia.
—¿Si?
—Yo no obtuve 1 cristal, obtuve 3. ¿Qué me aconsejaría?
El guardia enmascarado no respondió más que un instante después, el tono de su voz dejaba en claro que se sentía halagado.
—Bueno, si se usa más de un cristal la hoja adquiere más potencia. Siempre y cuando, los cristales sean pequeños.
—No creo poder hacer eso, los 3 cristales tienen casi el mismo tamaño.
—En ese caso ¿Por qué no haces unos sables gemelos? Que puedan acoplarse entre sí como un sable de doble hoja.
—Y así usar Jar'kai...
El Jar'Kai no era uno de las 7 formas de combate de los lightsabers. Se consideraba como una forma "alterada", basada en el uso de 2 sables a la vez. Si el usuario que adopta esta forma, llegara a perder uno de los sables en combate, tendría que adoptar otra forma para maniobrar con el arma que le quede.
Tal sonrió.
—Gracias.
La sala del sable, era una combinación de taller con piezas electrónicas, como biblioteca y herrería. Con la excepción de un balcón donde los 5 Jedis llamados por el Maestro Yoda les observaban. Ali-Alan hablaba con Stass Allie y con Jaro Tapal aparentemente los 3 se habían llevado una buena impresión de algunos de los iniciados.
El Maestro Halsey se mantenía en silencio y no ocultaba su expresión de desdén mirando a Tal. Pong Krell se mantenía de pie apartado de los otros, él también miraba a Tal aunque su expresión era una máscara estoica.
Los 6 guardias del templo custodiaban la entrada y 2 de ellos estaban a los lados del Maestro Yoda y Huyang quien no dejaba de dar consejos o instruir a los otros chicos.
Desde hace 1 hora, había estado meditando, con sus cristales kyber flotando ante él. Influyéndose en la Fuerza el uno al otro, desde que inició su meditación, Tal había sentido la vitalidad de los cristales y como ellos le evaluaban. Solo después del primer palpitar que emergió desde las profundidades del fragmento fue que el joven iniciado sintió que los kybers le daba el visto bueno.
Abrió los ojos color cian y con un movimiento suave de su diestra, uno de los cristales kyber se acercó lentamente a él. Un momento después otro también lo hizo.
Movió la siniestra, y un armazón de acero donde se instaló la montadura del cristal soldada con la cámara de energía, y el calibrador se acercó levitando ligeramente mientras se abría en 2 piezas en torno al fragmento.
—El cristal. Corazón de la espada es. —Dijo la voz del Maestro Yoda que estaba sentado en pose meditativa ante los jóvenes.
Tal respiro hondo y suspiró ligeramente sintiendo el palpitar del cristal armonizándose con su propio corazón, pues dejaba que la Fuerza le guiará mientras los cantos sin pulir ni tallar del fragmento del kyber se unían a la cámara de los cristales de enfoque.
Un momento después, un segundo armazón comenzó a envolver el otro fragmento.
—La espada, es corazón del Jedi. —Volvió a hablar Yoda.
Tal movió las manos para guiar con telequinesis los circuitos del proyector de energía, el modulador y los canales de proyección de la hoja dentro de las cachas superiores color latón.
Unos momentos después, el mango en secciones negro y los pomos con bajorrelieves tallados se elevaron.
Tal volvió a inhalar mientras alzaba ambas manos y todas las piezas lentamente se unieron una con otra, el cableado, los circuitos, los reguladores, botones, la batería. Al hacerlo, se oyó un "clack" indicando que todas las piezas se habían ensamblado a presión.
—El usuario, es corazón del cristal.
2 lightsaber de empuñadura de color marrón ornamentado y negro palpitaron flotando ante su dueño, como si lo reconocieran. Quedando así completos los lightsaber gemelos del Novicio.
—Todo conectado está. El cristal, espada y portador. Pues la Fuerza te guiará cuando debas emplearlo, y cuando lo hagas, listo debes estar.
Tal estiró la mano, y el último cristal resplandeció. Lo observó unos momentos y con respeto, lo guardó en su bolsillo. Después tomó sus sables.
No pudo explicarse porque eligió las cachas y pomos con ornamentos, él no era dado a la opulencia pero lo más raro es que ninguno de los otros las miró siquiera, por lo que; tomándolo como una señal las eligió, además de que le gustaba el resultado.
Había pequeñas hileras de rectángulos en torno a la parte negra de la empuñadura, aunque el botón de encendido no era rojo, sino color latón como las cachas.
La punta del pomo no tenía el gancho para colgarse del cinturón, puesto que Tal los guardo ambos en los brazales que portaba, en las cachas aunque no eran visibles estaba el regulador para el grosor de la hoja y el regulador de potencia de esta. Además de esto, en torno a la salida de la hoja, Tal había colocado en cada uno 2 anillas magnéticas estabilizadoras sobresalientes por 5 centímetros de la abertura para la hoja, como un par de astas rectangulares.
En términos claros, ambos lightsaber eran 10 centímetros más largo de lo normal, la única diferencia entre ambos, es que uno de los lightsabers tenía una parte ligeramente extendida de cerradura sobresaliendo del pomo, de este modo ambos se acoplaban como un sable de doble hoja.
El niño sonrió ligeramente mientras repasaba mentalmente los planos que Huyan les había mostrado. Estaba seguro de no haberse equivocado y cuando lo tomo sintió una rara sensación, como si las empuñaduras de sus lightsabers se adhirieron a sus dedos.
Le gusto esa sensación. Fue como si se estuvieran presentando uno al otro.
Los miró un largo momento y pudo sentir el palpitar de los cristales, e incluso sentía la presencia de la Fuerza en esa habitación a su alrededor; solo alzo la vista cuando diversos colores verdes y azules iluminaron la estancia.
Deimos tenía un fuerte color azul oscuro. Taja sostenía un lightsaber cuya hoja era verde amarillento, algo de lo que parecía sentirse orgullosa. El color de la hoja de Ei'lad era verde y el de Yesreon era azul.
Dirce empuñaba un sable de hoja verde e ignoró la mirada de superioridad de Taja. A su lado sus amigas Vamary sostenía otro sable también verde y Griella tenía un sable azul.
Tal miró a sus amigos que aún no habían encendido sus sables.
—¿Los 3 al mismo tiempo? —Preguntó Jak'zin.
Uboraan asintió lo mismo que Talnivarr. Suspiro una última vez y oprimió el botón de encendido. Dos hojas de luz se alzaron ante él, los sables de sus amigos eran azules. Pero eso quedó instantáneamente olvidado.
2 resplandores de color inesperado iluminaron la habitación. Pues el corazón de las hojas de los sables gemelos eran blancos, pero el resplandor de esta era de un brillante y metálico color: Marrón. Tal estaba sorprendido mirando el inusual brillo y color en sus lightsaber y solo cuando sintió un dolor en su pecho, es que se dio cuenta de que tenía un buen rato sin respirar.
—Color de la tierra, para un simple granjero. —Se burló Deimos. Y sus compinches rieron por lo bajo.
—¡¡¡BRONCE!!! —Grito el droide Huyang señalando los sables de Tal —Han pasado exactamente 830 años desde que alguien obtuvo el más raro de todos los colores, aquel que supera al negro: Bronce.
«Y son 2» —Pensó Tal, que noto la expresión de sorpresa y desconcierto del Maestro Yoda. Esto fue lo que más le sorprendió. Después de todo.
¿Cuándo había visto que el sabio líder de los Jedi se quedará perplejo? Miró a sus amigos, después de las palabras del droide nadie dijo nada, todos lo miraban, y eso comenzó a incomodarlo.
Miro a los jedis en el palco. El Roonano se puso de píe y visiblemente furioso abandonó la habitación.
—Bronce...
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Hay diferentes tipos de aprendizaje.
Hay aquellos que con la práctica manual tienen resultados. Otros que al escuchar detenidamente las instrucciones aprenden.
Y aquellos que observando cada detalle obtienen el resultado que deseaban.Pero.También están aquellos que no pueden avanzar como quisieran.Cuellos de botella, falta de inspiración, carencia de dinero. Se quedan estancados, incapaces de sobresalir.
"La envidia nace por los ojos"
Un Dicho popular, y al mismo tiempo es una gran verdad.
El Próximo capítulo se titula: Prodigio.
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