"Un pasado incierto" (2/2)
(Música de fondo)
Era un viaje interdimensional, yo estaba echándole un vistazo a los diferentes mundos que había. Me detuve en uno para explorarlo, lo primero que vi fue un enorme castillo a lo lejos, parecía ser un hermoso Reino el cual irradiaba paz y conformidad. Me encaminé hacia allá para saber más. Cuando llegue al pequeño pueblo del Reino, hablé con varias personas y todas fueron amables conmigo. Compré muchas cosas de ahí y comida típica, algunos platos me gustaron y otros los conservé como recuerdo. El lugar me había encantado, entonces quise hablar con la persona que gobernaba el Reino. Me dirigí hacia el castillo y astutamente me hice pasar por un guardia, así que pasé sin problemas. Llegué a la sala del trono y me quité el disfraz, me hinqué ante la reina y me presenté como un viajero que toma nota acerca de los lugares que visita. Algunos me llamaron insolente por haberme presentado de una manera tan inesperada y por obvias razones sospecharon de mí, pero yo seguía conservando una mirada confiada. Afortunadamente, la joven reina me había recibido de buena manera y preguntó por mis intenciones. Lo único que dije fue que quería conocer más sobre el Reino y de quien lo gobernaba y, humildemente, pedí la oportunidad de hablar con ella en una tranquila cena. Ella aceptó, me dijo que no estaría mal desestresarse un poco. Me platicó sobre ella y sobre las cosas que han sucedido en su Reino, yo le conté sobre mis aventuras en otras dimensiones y sobre otros reinos igual de fantásticos como este, también le regalé un recuerdo que llevaba de uno de esos lugares. Tras la cena, le agradecí a la reina su tiempo y le dije que estaría a sus servicios si algo llegara a necesitar; sin embargo, justo cuando iba a partir, me topé con un joven el cual se hallaba sentado cerca del castillo, mientras miraba las estrellas; él se veía un poco triste. Me senté junto a él y le pregunté la causa de su estado, en respuesta, me dijo que estaba enamorado de la reina, pero pensaba que era alguien inalcanzable para él. El muchacho me dio muy buena espina, así que de mi mochila viajera, saqué una caja de regalo; le dije que ese regalo sería para alguien más, pero que podía conservarlo para dárselo a la reina, también le dije que confiara en sí mismo. Desde entonces supe que era un hermoso lugar el cual merecía ser visto por todos.
Pasaron 3 años y decidí darme una vuelta. Para cuando llegué nada parecía haber cambiado, pero en los aires sentía una gran tensión. Decidí dirigirme al pueblo antes de darme la vuelta por el castillo, pero de sorpresa me encontré a la reina y al joven caminando juntos; cruzamos las miradas y nos acercamos, yo estaba alegre de verlos y les di un gran abrazo, los dos me agradecieron mucho y yo nada más me quedaba pensando en el porqué, pero no le tomé mucha importancia. Salimos a tomar algo y fue ahí cuando me di cuenta del porqué algo se sentía mal, oí un grito de guerra que provenía del norte del Reino. Parecían ser una especie de monstruos que amenazaban la paz y entonces lo vi a él. Un ente de oscuridad pura que no me ha dejado en paz desde el día en que lo conocí: el Destructor. Parecía que se había aliado con ellos y fue cuando recordé que antes hubo una guerra anterior, el Destructor se las ingenió para fastidiarme una vez más, pero esta vez no había venido sólo, estaba dispuesto a terminar este planeta para que yo no cumpliera mis metas. Le advertí a la reina que nos dirigiéramos al castillo rápidamente, les dije que los protegería, pues yo le ofrecí mis servicios; ella, confiando en mí, tomó dirección al castillo sin mirar atrás. El cielo se tornó negro y yo concentrando toda mi energía, logré crear un escudo lo suficientemente grande como para cubrir todo el reino; pude observar como las tropas enemigas trataban de pasar, pero era inútil, hasta que el Destructor lo tocó con sus manos, lentamente el escudo se fue tornando negro también. Corrí al castillo y llegué con la reina, entonces vi a toda la Corte Real ahí reunida preguntándose qué era lo que pasaba. La reina me miraba desconcertada y yo, muy seguro de mi mismo, le dije que con mi ayuda saldríamos de esta y que nadie recordaría que esto pasó, entonces escuché un tronido en el cielo, el escudo se había roto. Me dirigí hacia allá solo y sin ayuda, todos me observaban asombrados, algunos pensaron que me dirigía al suicidio, otros pensaron que quería presumir, pero yo sólo pensaba en las vidas que tenía que proteger, la reina tomó acciones rápidas y mandó tropas a combatir, el Destructor me miró fijo a los ojos y sonrió, ese triste día se había desatado otra terrible guerra, y ese día luché muy duro contra él, fue difícil, pero logré vencerlo; tras una dolorosa batalla, salimos victoriosos ese día, pero el Destructor me advirtió que no sería la última batalla. Muchas batallas surgieron, pero con mi ayuda, y varios sacrificios, logramos debilitar al Destructor y las tropas enemigas cayeron, tomó un año completo, pero conseguimos la victoria, desde entonces me gané la confianza de la reina, tanto, que me convertí en uno de sus amigos más cercanos.
Pasaron algunos años, yo ayudé a reconstruir el Reino, lo cual fue fácil y rápido; la reina se casó con el joven y ambos tuvieron a una pequeña y adorable hija. Tuve el honor de cargarla y tenerla en mis brazos, se veía tan linda; miraba a la reina y sólo podía ver algo en sus ojos: mucho agradecimiento. La reina y, el nuevo rey, me dijeron varias veces que esto no sería posible sin mí, sin embargo, yo insistí diciendo que fue mi culpa que él viniera, pero eso no les importó, pues a pesar de todo, les ayude a salir de la guerra sanos y salvos con la mayoría del pueblo intacto; lo único que podía hacer era sonreír y sentir mucha felicidad. Acaricié a la pequeña y la mire a los ojos mientras le decía que sería alguien muy especial en esta vida y que tendría a muchos admiradores. Desafortunadamente, no duró mucho tiempo la sonrisa en mi rostro, la pared del cuarto donde estábamos estalló y, una vez más, el Destructor se dio a relucir. Señaló a la pequeña niña y me miró. Era algo irreal, pero en sus ojos yo veía el deseo y la ambición; supe de inmediato sus malignas intenciones, así que le di al bebé a la reina y los puse detrás de mí, estaba listo para confrontarlo una vez más; pero él seguía inmóvil y sonriente. Alzó la mano y esta se iluminó con un aura gris, entonces vi a otra pequeña niña que estaba siendo levitada por él. Sentí un gran escalofrío recorrer todo mi cuerpo. El dedo índice del Destructor apuntaba al bebé, inmediatamente bajé la guardia y él hizo lo mismo. Con un chasquido, él ya tenía a la bebé de la reina en su otra mano, me descuidé. Se acercó a mí y me propuso dos horribles tratos, eran mi única opción: el primero fue que destruía las dos vidas a cambio de dejarme en paz para siempre y de no interponerse en mi viaje; y el otro fue que a una le daría su herencia maligna y a la otra una maldición infinita, yo escogería lo que le correspondería a cada quién y a cambio les perdonaría la vida. Por mi moral, tuve que elegir la segunda opción y fue cuando miré a los padres de la chiquilla, el rey me miraba y sabía que trataba de decirme una cosa: que la elección era obvia; la reina, por otra parte, se vio más comprensible, y ella estaría dispuesta a afrontar mi decisión. Ambas niñas de diferentes dimensiones tenían algo en común que el Destructor conocía, eran las escogidas por mí para representar lo que es hacer el bien y promover la buenas acciones alrededor del mundo, justo por eso se aprovechó de eso y ahora yo estaba metido en un gran lío. ¿Qué debía escoger? El Destructor sólo reía alegre, se veía en él que por fin me había dado en el blanco. Pensé y pensé, lo analicé mucho y entonces empecé a señalar. La hija de los reyes sería la que tendría la herencia maligna y la otra la maldición infinita, no me quiso decir cuál y yo sólo tenía una idea de ello. El Destructor tocó a la pequeña niña y un aura obscura la rodeó y a la otra se la llevó a su dimensión. El rey me miró atónito y la reina me dio un abrazo de consolación, recuerdo muy bien que lloré en ese momento, pero sabía bien lo que hacía, desde entonces les dije a ambos que les ayudaría con la niña. El primer año fue el más duro, su maldad era descontrolada, sus padres estaban un poco asustados, pero les dije que no se preocuparan. Pasaron los años y me volví el mejor amigo de la pequeña: le contaba mis aventuras, nosotros teníamos las propias, jugábamos a cada rato, inventábamos palabras, le di muchos regalos, pero sobretodo, le enseñé lo bueno de ser una persona que hacía lo correcto: compasión, empatía, amor, y muchas cosas más, a veces la maldad se le escapaba, pero con el tiempo logré que lo aprisionara. Ambos pasamos la mejor infancia de su vida, pero yo tenía que seguir con lo mío. Me reuní con sus padres diciéndoles que la magia dentro de ella es más poderosa de lo que cualquiera podría llegar a imaginarse, y que la oscuridad que hay en su interior es sumamente peligrosa; advertí que tenía que aprender a controlar su magia lo antes posible, porque si no lo hacía, todo estaría en el borde del colapso. Ellos asintieron y me acerqué a la joven. Me preguntó que a donde iría y lo único que dije fue que regresaría pronto; puse mi mano en su cabeza y le borré la memoria, cambiando todos los recuerdos de su infancia. Por último, hablé con la reina diciendo exactamente lo que tenían que hacer y me fui. A partir de ese día cargo con el peso de la culpa que inunda mis pensamientos la mayoría del tiempo.
-Así que, ahora lo sabes, Star, te he contado un pequeño fragmento de mi pasado, el más tormentoso y cruel fragmento; a veces quisiera que hubiera habido otra forma de cambiar ese destino, pero todo parece siempre dar con lo mismo- dijo Rike soltando una lágrima.
-Tranquilo, seguro que esa niña ahora estaría muy contenta por haber tenido la mejor infancia de su vida, a pesar de verla en diferente perspectiva- dijo Star consolándolo, Rike sonrió y abrazó a Star, pero ese abrazo fue una artimaña, Star tuvo una pequeña confusión en sus pensamientos.
-Creo que ya es hora de dormir- dijo cerrando la puerta del cuarto, ambos se desearon las buenas noches- aún sigues siendo mi pequeña estrella...
En la dimensión desconocida (a pesar de ya haber sido descubierta por el Destructor, decidió conservar el nombre), Hans caminaba rumbo al castillo. Al llegar se dirigió con su amo y señor.
-Destructor, Star y Marco se encuentran en la casa de ya sabe quién.
-Hummm... vaya, vaya, vaya, pero miren quién decidió volver con su pequeñita- ríe maliciosamente- llama al príncipe del infierno, tengo una misión para él.
-¿A cuál de todos?
-¿A cuál crees torpe? Al único que está en el universo de Star- dijo furioso.
-¿Pero que no él...?
-Sí, Hans, sí; pero él obedece mis órdenes por derecho, es del infierno y eso no cambia su naturaleza espiritual. Yo controlo todo lo que sea malo, ¿lo olvidaste?
-Por supuesto que no, mi vileza.
-Por cierto, organiza otra reunión ahí mismo, prefiero dar la noticia por mi mismo.
-¿Entonces ya no lo hago yo?
-Exactamente mi mano derecha, exactamente- el Destructor sonrió- para cuando vayan apenas a conseguir el primer elemento para detenerme, ya estaré listo- concluyó con una risa malvada.
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