Reuniones agresivas
CAPÍTULO 2: REUNIONES AGRESIVAS
En la sala de mando, Sisko y sus hombres evaluaban la situación.
―La seguridad Marduk no es un chiste, esos hombres son en extremo disciplinados ―informaba Odo.
―Se ve que son guerreros, y el comandante Feff tiene la mirada de un guerrero forjado en varias guerras ―decía Worf.
―A mí me sorprendió el oficial científico ―decía el Doctor Bashir.
―Creí que era una especie de borg ―dijo Dax.
―Yo también me sorprendí ―admitió Sisko―. Odo, Worf, los felicito por la elección de sus hombres, todos ellos mantuvieron la calma, si alguno hubiese apuntado con sus feisers al oficial científico...
―¿Hay algo más que reportar? ―preguntó Kira.
―Solo un pequeño incidente con Quark, al parecer, quería autoinvitarse a las habitaciones de nuestros huéspedes, seguro para proponerles un negocio absurdo. Mis hombres le detuvieron y yo tuve una "calmada" charla con él ―informó Odo.
―Las naves Marduk no se movieron para nada ―reportó Worf.
―Tampoco hubieron comunicaciones por parte de ellos ―dijo el jefe O'Brien.
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En la elegante, pero al mismo tiempo severa sala de estrategia de oficiales, Sisko y su tripulación se reunían con los Marduk. Sisko a petición de Feff, le explicó lo que era la Federación Unida de Planetas. Feff y su oficial científico de nombre Orberec intercambiaron susurros.
―¿Sucede algo, Comandante Feff? ―preguntó Sisko.
―Al parecer, mi flota se desplazó a un universo paralelo, alrededor de trescientos años en el futuro.
Todos los de la federación se miraron extrañados, entonces Orberec, les explicó las singularidades científicas de un desfase en la transposición de una flota entera, sin embargo, los factores causantes de dicho desfase fueron convenientemente omitidos.
―¿Qué es una transposición? ―preguntó Kira. Los Marduk se mostraron incómodos.
―Es una operación que permite que una nave vaya de un punto A al punto B, sin la necesidad de una recta o línea alguna de conexión entre ambos puntos ―informó Orberec.
Dax no pudo disimular y abrió los ojos como platos, al mismo tiempo que se le caía la mandíbula, si lo que decía Orberec (de manera desconfiada) era cierto, suponía una tecnología superior, al menos en lo relativo a los viajes espaciales.
―Entiendo ―dijo Sisko, dirigiéndole una mirada muy clara a Dax. Ella y su tripulación no debían preguntar más al respecto.
―¿Tienen alguna manera de regresar a su dimensión y a su tiempo? ―preguntó Sisko, Feff dirigió una mirada a Orberec, pero este no contestó.
―Comandante, no creo que la DS-9 pueda satisfacer los requerimientos de toda mi flota, además, la cercanía con el agujero de gusano de seguro le resulta incómoda. ¿Cuál es el planeta más cercano a la estación? ―preguntó Feff. Kira se encontraba nerviosa, dirigió una mirada suplicante a Sisko, pero Sisko le devolvió otra que le indicaba que no tenía opción.
―El planeta más cercano a la estación es Bayor.
―¿Pertenece a la Federación? ―volvió a preguntar Feff.
―Sí, pertenece a la Federación.
―Entonces, iremos pronto a ese lugar ―aseguró Feff. A Kira la palabra "pronto", le produjo indigestión.
―El planeta Bayor debe ser muy hermoso ―dijo Ishtar.
―Sí, lo es ―le dijo Kira.
―Me gustaría ir allí, sin embargo, creo que la estación espacial DS-9 ofrece un ambiente más multicultural, quisiera quedarme más tiempo aquí y ver como lograron que razas y culturas diferentes pudieron vivir juntos y en armonía ―le dijo Ishtar a Kira sonriéndole.
Kira le agradeció el gesto y así termino la reunión. Bayor contaba con dos semanas hasta que la flota Marduk aterrizase en el planeta, mientras, el gobierno de Bayor prepararía todo lo necesario para recibir a los Marduk.
―¿Estás seguro de esto? ―le dijo Feff una vez que regresaron a su nave.
―Lo estoy, ¿no se supone que nosotros los Marduk ahora buscamos tener una nueva sociedad?, ¿disfrutar de una nueva forma de vida y ya no ser los peones de la destrucción que quería el Emperador Ingues que fuéramos?
―Me preocupa todo esto, esa guerra contra el Dominio de la cual nos habló el Comandante Sisko... Parece que a los seres de este universo se les da muy bien eso lo de la traición. Por eso es que los Marduk honran la guerra Ishtar, no hay nada más puro que está, tú y tu enemigo enfrente, nada más que eso, nada más que el deber y la gloria.
―No digas eso, no puede haber algo más horrible que la guerra, además, no me pidas que desconfíe de todo el mundo.
―¡Pero debes hacerlo! Recuerda que ya no eres una simple emuladora, no sólo una Sacerdotisa Emuladora, ahora eres la Suprema Sacerdotisa del Alus Nova, ya no te debes sólo a ti, sino a todos, debes ser fuerte Ishtar, debes ser Marduk.
―Lo sé, pero estoy segura que el Comandante Sisko y su tripulación son de fiar.
―Pero Sisko es sólo un comandante. ¿Qué hay de sus superiores en la flota estelar? ¿Qué hay de los políticos en la Federación de Planetas Unidos?
―Tú lo dijiste bien, somos Marduk, debemos ser fuertes, y no lo seremos hundiéndonos en conspiraciones, ni temiendo por estas.
La flota Marduk se posicionó en unas coordenadas asignadas por Sisko, lo bastante cerca de la DS-9, pero lo bastante lejos del agujero de gusano como para no poner nervioso a nadie.
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Ishtar regresó a la DS-9 para experimentar la variedad cultural que mostraba la estación, estaba acompañada siempre por dos soldados Marduk de seguridad. La emuladora tenía conversaciones con Dax, la cual le informaba de aspectos culturales de la federación, y con Kira se informaba acerca de Bayor y los planetas en este lado del universo lejos de la federación.
Orberec también fue a la DS-9, pero para frustración del jefe O'Brien, este sólo quería aprender acerca de la tecnología que la federación tenía para ofrecer a los Marduk, y Orberec no daba nada a cambio.
―Jefe O'Brien, por favor, debe entender que los Marduk son una especie que siempre evitó el contacto con otras especies, es natural que se muestren desconfiados ―le decía Sisko en su cabina de mando la cual estaba anexa al salón de mando del DS-9
―Lo sé, señor, pero me interesaría saber acerca de su tecnología y el maldito borg no suelta prenda.
―Le recuerdo, señor O'Brien, que el oficial científico no es un borg, y si le damos tiempo de seguro se abrirá de forma más cooperativa hacia usted ―sugirió Sisko frunciendo las cejas―. Dígame, jefe O'Brien, ¿qué le parecieron a Orberec nuestras instalaciones?
―Quedó muy impresionado, señor, me parece que sólo su tecnología de transposición es más avanzada que la nuestra. Mostró particular interés en como generamos nuestros campos de fuerza, ya que al parecer sus naves no pueden hacer tal cosa, también casi se cae de espaldas cuando le mostré cómo funciona el procesador de alimentos de la nave, y ni que decir de nuestra tecnología de transporte de personal de una nave a otra de forma instantánea.
―Me lo imaginaba, los Marduk solo eran utilizados por este... Emperador Ingues, para propósitos militares, la tecnología de protección de naves y otras similares no eran prioridad para él. Por eso que su sistemas de transposición y supongo armamento es la única tecnología que podrían ofrecer algo a la Federación. Jefe O'Brien, es imperativo que de toda la información a Orberec, esperemos que nos ofrezca estudiar sus naves, no quisiera pedirle a Ishtar que interceda por nosotros, sé que a Feff no le gustaría.
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Las sugerencias de Sisko dieron resultado, Orberec a cabo de dos semanas compartió información referente a la tecnología Marduk.
El jefe O'Brien y Dax estaban fascinados, habían descubierto una nueva fuente de energía que prometía revolucionar todo hasta ahora, fuente que impulsaba la flota Marduk y hacia posible la transposición de naves de un punto a otro de la galaxia de manera casi instantánea, la llamaban "protocultura".
Worf y Kira también estaban impresionados por el armamento de las naves, cada una de las más grandes parecía contar con una potencia de fuego superior a la DS-9 con sus cinco mil torpedos o a las fortalezas de protección planetarias que tenía el Dominio, con la ventaja que la fuente de energía que alimentaba a estos monstruos, no se hallaba en ninguna luna, sino que estaba dentro de cada nave.
Sin embargo, los pods de combate y los power armor zentran y meltran, lo mismo que los power armor de los lores Marduk, permanecieron en secreto por orden de Feff.
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Cumplido el plazo de las dos semanas, la flota Marduk descendió al planeta Bayor donde fueron recibidos por el gobierno planetario, asignándoles un sector del planeta lejos de la población civil. Trataban de evitar que los Marduk se diesen a conocer a todos por órdenes de la Federación Unida de Planetas, la cual ya había enviado unas cinco naves a la DS-9 para evaluar la situación y mantener todo lo más secreto posible, ya que está no era otra nueva especie más, la tecnología de transposición prometía mucho.
Sin embargo, tanto los romulinos como los klingon ya sabían de la existencia de los Marduk debido a los espías que tenían tanto en Bayor como en la DS-9.
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El Almirante Vásquez de la flota estelar se hallaba en el despacho de Xilos, Presidente de la Federación.
―Me encuentro intrigado, Almirante Vásquez, acerca del proceder de la flota estelar. ¿Por qué no se comunicó a mi persona la existencia de estos Marduk?
―Señor Presidente, debido a informes de inteligencia, sospechamos que tanto los romulinos como los klingon podrían tener agentes dentro...
―Sé eso, Almirante, sin embargo, yo le aseguro que jamás se me ocurriría ir directo donde los romulinos o los klingon para compartir está información o ¿acaso insinúa que mi lealtad está comprometida? Lealtad con mi ejercicio como Presidente de la Federación Unida de Planetas.
―No señor, pero debe entender que...
―Entonces, será que se refiere a mis subordinados, subordinados que yo mismo nombré, pero claro, Almirante, ¿cómo pude ser tan estúpido de caer en un engaño romulino o klingon?. Tal vez, debería renunciar a mi cargo y cederle el puesto a usted, después de todo, asume decisiones sin mi consentimiento.
―Señor, la decisión que tomé fue para el mejor interés de la Federación y su persona, si requiere mi renuncia...
―Póngala en mi escritorio mañana a primera hora, Vásquez.
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En el consejo Klingon, una acalorada discusión se llevaba a cabo.
―¡Debemos enviar una flota ahora mismo, Kurgas! ―gritaba y escupía el General Kron.
―¡No podemos enviar ninguna! Acaso no entiendes que perdimos dos tercios de nuestras flotas contra el Dominio ―explicaba Kurgas, caudillo máximo de los klingon.
―¡Nos atacarán, nos atacarán si esa tecnología alienígena cae en sus manos! ―gritaba el General Grol.
―¡No me extrañaría que ya la estén aplicando para sus naves! ―gritaba el General Tolgar.
―El Imperio y la Federación tienen un tratado de paz ―decía Kurgas.
―Si tenemos un tratado de paz. ¡¿Por qué nos ocultan información cómo esta?! ―gritaba el General Brolok.
―¡Con ese tipo de tecnología pueden atacarnos cuando sea y en las propias puertas de la capital! ―gritaba el General Sardul.
―Sabes, Kurgas ―le decía el general Kron―, podemos decirles a todos, que la Federación no nos dejó otra opción, será la palabra de ellos contra la tuya.
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Mientras tanto, en el senado de Romulus, los senadores discutían acerca de la acción a tomar.
―La apuesta es muy grande, pero el premio vale la pena ―decía el Senador Victorus.
―¿Crees que los klingon ataquen a la federación? ―decía el Senador Marcus.
―Sería una locura, dejarían al imperio expuesto a nuestros ataques ―decía el Senador Lotus.
―Y si nosotros vamos, dejaríamos la frontera del imperio desprotegida ―señalaba el Senador Tiberius.
―Podremos afrontar las perdidas, Marcus, nuestras flotas en reserva son mucho más numerosas ―indicaba el Senador Julius.
―Votemos entonces ―dijo Tiberius
―¿Es necesario? ―dijo riendo Marcus y todos le imitaron.
―Es legal ―dijo Victorus.
CONTINUARÁ...
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