Rocket miraba por la ventana el pacífico paisaje con los árboles inertes y el cielo oscuro estrellado, sus patitas colgaban del borde de la cama en donde Beatriz descansaba sin soltar su mano pese a estar inconsciente. El suero transparente goteaba y la lámpara del buró iluminaba tenuemente la habitación.

El silencio fue roto por el rechinido de la puerta abriéndose llamando su atención, por lo que giró subiendo una pierna en su totalidad al colchón. Era Nebula.

—¿Sigue viva?—preguntó sin saber realmente qué decir.

—No se qué haya pasado allá arriba pero Betty es más fuerte de lo que parece—miró su semblante. Pese a tener los ojos cerrados parecía no descansar—dijeron que le tomará un buen tiempo en lo que su cuerpo se recupera...la librará. ¿Qué es eso?

—La chaqueta de Quill—en sus manos sostenía dicha prenda color rojo oscuro, permanecía cerca de la puerta—creí que de algo serviría si la tenía cerca.

—Gracias. Es muy considerado de tu parte.

Y como si hubiese sido el permiso que necesitaba, caminó hasta ellos. Cubrió a Beatriz con la chaqueta para después quedarse parada sin tener idea de qué hacer después. Ambos lucían tan cercanos y ella se sentía como una completa extraña.

—Puedes sentarte—comentó Rocket al notarlo—el sofá de allá en realidad es muy cómodo.

Nebula no dijo nada pero siguió el consejo del mapache al tomar asiento. Esa noche no se despegaron ni un instante de Beatriz.

Sus párpados seguían sintiéndose pesados pero de todos modos optó por abrirlos. Tardó un momento en enfocar gracias a tanta luz proveniente de la ventana abierta donde el cielo estaba completamente gris. Llevó su atención a lo que cubría su pecho descubriendo el familiar material que aún mantenía el tan reconocible olor al perfume que Peter solía usar.

Sin embargo, lo que logró hacerle mover la comisura de los labios débilmente fue el bulto al final de la cama: era Rocket acurrucado junto a sus piernas.

—¿Rocket?—dijo en un hilillo de voz, apenas audible pero suficiente para que el mencionado levantara la cabeza.

—Ah, buenos días—bostezó frotándose los ojos mientras se sentaba—¿qué tal la suite de lujo que conseguí para ti?

—¿Dónde estamos?—preguntó sacando una de sus manos para ponerla encima de la chaqueta, acariciando la tela brillosa.

—En la base de los Vengadores. Dijeron que podíamos quedarnos hasta que dejaras de verte como un zombie. No con esas palabras, claro.

—Estoy bien.

—No, no lo estás—al girar la cabeza a su derecha notó la presencia de Nebula sentada en un sofá hojeando una revista.

Beatriz frunció el ceño en dirección a Rocket quien se encogió de hombros. Él tampoco terminaba de entender porqué permanecía allí si obligación ya no tenía. Dos toques en la puerta llamó su atención. Tras dar permiso se abrió mostrando al Capitán América.

—Qué onda, Cap—saludó Rocket.

—Venía a asegurarme de que todo estuviera bien—entró al cuarto cerrando de nuevo la puerta detrás suyo.

—Pues muy así bien que digamos, no. Pero por lo menos despertó—señaló a Beatriz.

—Eso puedo notar—caminó hasta quedar al lado de la cama—creo que no tuve tiempo de presentarme ayer contigo, soy...

—Steve Rogers. Estabas más presente en mi vida que mi propio papá—él soltó una risita ante el comentario—eres el amor de la vida de mi mamá.

—En ese caso me encantaría conocerla algún...—Rocket negó moviendo la mano frente a su cuello para que cortara el comentario, cosa que hizo aclarando su garganta—escuché mucho de ti y las cosas que hacían en el espacio. Tu amigo en verdad te estima.

—Meh, lo normal—movía adelante y atrás sus piernas colgantes.

—Y bueno, cualquier cosa que necesites sólo pídela—continuó ahora dirigiéndose a los otros dos presentes también—dejando eso de lado, venía a buscarlos. Tendremos una junta. Es acerca de Thanos.