Capítulo 14
Jimin despertó y se encontró solo en la cama, el lado donde había dormido el comandante Jeon estaba frío, por lo que significaba que había salido hace mucho.
Suspirando salió de la cama, se aseó un poco y luego salió a la sala, aunque para su sorpresa había alguien mas ahí, que lo estaba esperando.
Era el vicecomandante Kim Namjoon, que lo observaba con serenidad.
—Buenos días — Lo saludó Jimin con una sonrisa, aunque estaba curioso por saber que hacía en la casa.
—Buenos días, Sr. Park —Murmuró Namjoon —Estoy aquí para llevarlo al comedor, debe desayunar —Le hizo saber.
Jimin estuvo a punto de decirle que no era necesario, ya que el conocía el camino, pero mejor solo asintió siguiéndolo, a los miembros del escuadrón cerbero no les gustaba que desobedecieran sus órdenes.
El comedor estaba más lleno de lo normal, ya que está área era solo para militares, pero ahora se encontraban muchos de los civiles, lo que significaba que las cosas fueran del complejo militar estaban peor de lo que imaginaba.
Jimin, tomó su bandeja de desayuno sin hacer fila, y se acercó al vicecomandante Namjoon.
—Vicecomandante, ¿ha visto al comandante Jeon? —preguntó mientras se sentaba.
Namjoon, con su tono calmado habitual —Está ocupado ahora mismo, pero no se preocupe, me dejó encargado de tu seguridad —comentó, como si fuera lo más natural del mundo.
Jimin frunció ligeramente el ceño, desconcertado. "¿Seguridad? ¿Para qué necesito seguridad?", pensó. El complejo militar era conocido por su estricta vigilancia y la presencia constante de soldados armados por todos lados, lo que siempre le había dado una sensación de protección.
Mientras miraba alrededor, empezó a notar algo que antes no había percibido con claridad: algunos civiles en el comedor lo observaban desde la distancia. Las miradas curiosas y los murmullos a su alrededor parecían aumentar con cada segundo. Jimin sintió que las conversaciones susurradas lo envolvían, y aunque no podía entender claramente lo que decían, una sensación de inquietud comenzó a invadirlo.
Jimin finalmente vio algunas caras conocidas entre las miradas curiosas, Hoseok y el chef Jackson lo saludaron con la mano desde una mesa cercana. Sintió un alivio inmediato al reconocerlos. Con la bandeja en mano, se dirigió hacia ellos y se sentó.
—¡Jimin! —exclamó Hoseok con una sonrisa—. ¿Cómo estás? ¿Y cómo te fue con tu comandante Jeon?
Jimin, sin notar la intención detrás de la pregunta, respondió de forma inocente mientras tomaba un bocado de su desayuno.
—Llegó tarde anoche y estaba muy cansado, se duchó rápido y luego se metió a la cama—dijo con naturalidad— Hablamos un poco sobre la decoración de la casa, el jardín, y después nos dormimos—
Hoseok levantó una ceja, divertido, y con un tono pícaro preguntó —¿Ah, sí? ¿Y comparten la cama? —
Jimin asintió, sin percatarse del doble sentido —Sí, la cama es bastante grande para los dos —respondió, mientras tomaba otro bocado de su comida.
Jackson chasqueó la lengua, mirando a Hoseok con desaprobación, y le dio un codazo ligero.
—Este no es lugar para hablar así —susurró— La situación es muy complicada. el comedor comunal está en el área desbastada por infectados, hay demasiados civiles en el complejo militar, y esta área tiene recursos limitados y las puertas siguen selladas—
Hoseok, bajando la voz solo para que ellos lo escucharan, añadió en tono confidencial —Yo me quedé en la casa de un sargento anoche, y escuché que no hay forma de salvar la Ciudadela E, Probablemente tendrán que evacuar—
Jackson frunció el ceño, claramente preocupado—Si la Ciudadela E sigue el mismo camino que la F… —murmuró, más para sí mismo que para los demás.
Jimin, alzando la mirada, no pudo evitar preguntar —¿Qué sucedió con la Ciudadela F? —
Hoseok y Jackson lo miraron con sorpresa. Era un suceso tan conocido que les sorprendía que Jimin no estuviera al tanto. Jackson fue quien finalmente rompió el incómodo silencio.
—Eso fue hace unos 15 años —comenzó, con un tono grave— La Ciudadela F sufrió una infección masiva, Fue declarada pérdida total, y el Consejo desde la capital decidió destruirla, nadie sobrevivió—
Jimin sintió un escalofrío recorrerle la espalda. Sabía que algo estaba mal en el complejo, pero no había imaginado que la situación pudiera ser tan grave.
De repente, comenzó a sentirse incómodo, como si una mirada pesada lo taladrara. Se removió en su asiento, inquieto, y miró por encima del hombro. Entonces lo vio. Los ojos de Bang lo observaban desde el otro lado del comedor, llenos de dureza y un odio puro y penetrante. El resentimiento que emanaba era palpable, como si su sola presencia fuera una amenaza.
El corazón de Jimin dio un vuelco, y un frío desconocido recorrió su cuerpo, la ira que desprendía era inconfundible, y la intensidad de la mirada de Bang lo hizo sentir vulnerable.
Hoseok sonrió de forma traviesa y comentó en un tono divertido, sacándolo de sus pensamientos.
—Por cierto, ¿sabías que corre un rumor bastante interesante por aquí? —dijo Hoseok, inclinándose un poco hacia Jimin— Dicen que el mismísimo comandante Jeon, apenas entró a la ciudadela, arrasó con cientos de infectados y corrió disparando en medio del caos… ¡solo por ir a salvar a su novio! —
Jimin abrió los ojos con sorpresa, —¿Qué? —balbuceó, tratando de procesar lo que acababa de escuchar, sus mejillas se tiñeron de un leve rubor, al parecer ya no había forma de aclarar su relación con el comandante.
Jackson, negó con la cabeza mientras chasqueaba la lengua —No le hagas caso. Aunque, siendo sinceros, el comandante sí hizo una entrada bastante dramática —comentó esta vez con una pequeña sonrisa.
Jimin no supo si reír o sentirse más nervioso. El rumor lo había tomado desprevenido, pero no pudo evitar imaginar al comandante en medio de una batalla, enfrentándose al caos solo por él.
Desde su esquina, el vicecomandante Namjoon seguía observándolo atentamente, como siempre, asegurándose de que estuviera a salvo.
Justo cuando terminaron de desayunar, el comandante Jeon apareció en el comedor, el ambiente se congeló al instante, y el sonido del tintineo de las cucharas cesó abruptamente. Parecía que nadie se atrevía a mover un músculo en su presencia. La atmósfera era tan densa que Jimin casi podía sentir el peso de las miradas.
Con una mezcla de nerviosismo y admiración, Jimin levantó la vista y le dedicó una pequeña sonrisa, sus mejillas aún estaban sonrojadas por la conversación que acababa de tener con Hoseok y Jackson, pero el comandante no pareció notarlo, o tal vez sí.
Jeon lo miró fijamente, y aunque su rostro seguía imperturbable, en sus ojos brillaba una pizca de algo que Jimin no logró descifrar.
—Ven conmigo —dijo Jeon, su voz firme y directa, cortando el silencio sepulcral que llenaba el comedor.
Jimin se levantó un poco titubeante, lanzando una mirada a sus amigos, sin querer dejarlos atrás. Sin embargo, el comandante pareció adivinar sus pensamientos.
—Ellos también vendrán después, los verás más tarde —murmuró, su tono inflexible, pero con un extraño matiz suave que tranquilizó a Jimin.
Con su confianza depositada en Jeon, Jimin asintió sin decir una palabra y comenzó a seguirlo. El comandante caminaba con pasos largos y decididos, mucho más rápidos de lo que Jimin podía seguir cómodamente.
Notando que se quedaba atrás, Jeon disminuyó ligeramente el ritmo, permitiéndole mantenerse a su lado.
A pesar de la tensión en el aire, Jimin se sentía más seguro al caminar junto a él, aún sabiendo que este hombre era quien más lo protegía, pero también consciente de que Jeon se encargaría de ponerle fin a su vida si descubría lo que realmente era.
Juntos llegaron a casa, y al entrar, el comandante Jeon se volvió hacia Jimin con una expresión seria, que parecía cargar el aire de una tensión palpable.
—Empaca tus cosas, solo lo necesario —ordenó con firmeza, su voz resonando en el espacio.
Jimin sintió un nudo en el estómago, como si la gravedad de las palabras de Jeon lo aplastara, también lo dejaría fuera como lo hizo Bang, Nervioso, le preguntó, su voz temblando ligeramente —¿Para qué?
Jeon lo miró a los ojos, y en su mirada había una determinación inquebrantable —Vamos a mudarnos—
El corazón de Jimin se detuvo un instante. Su mente se llenó de recuerdos, especialmente de lo que Jackson había mencionado sobre la Ciudadela F. De repente, sus ojos se abrieron de par en par, y una ola de tristeza lo invadió.
La idea de que su sueño de continuar con el proyecto de la casa se desvanecía le provocó un nudo en la garganta. A pesar de su esfuerzo por contener las lágrimas, sus ojos comenzaron a brillar, y la tristeza le nubló la vista.
—¿Por qué lloras? —preguntó Jeon, su tono sorprendido pero suave, captando la angustia que emanaba de Jimin.
Jimin se sintió vulnerable, como si cada palabra fuera un hilo que conectaba su corazón con el del comandante. Su voz salió apenas como un susurro, llena de fragilidad —Es que, mi sueño de la casa no podrá continuar—Susurró con sinceridad.
Jeon, sintiendo el peso de las emociones de Jimin, se acercó un poco y le limpió las lágrimas con su dedo pulgar, su mirada se suavizó, buscando consolarlo, le dijo —A donde vamos, tendrás una nueva casa.
Las palabras de Jeon le tocaron el corazón a Jimin, que sintió un pequeño destello de esperanza. La tristeza aún estaba presente, pero comenzó a mezclarse con la curiosidad sobre lo que podría venir.
Jeon continuó, su voz calmada, y Jimin lo escuchó atentamente, aferrándose a cada palabra.
—Puedes empezar tu nuevo proyecto allí. Será más grande, y… —hizo una pausa, dejando que su mirada se posara en Jimin, transmitiendo una promesa silenciosa—. Te ayudaré a buscar tus semillas de manzana para sembrar el árbol—
La expresión de Jimin cambió instantáneamente. Una chispa de alegría brilló en sus ojos, reemplazando la tristeza que lo había invadido, asintió con entusiasmo, una sonrisa nerviosa iluminando su rostro.
—¿Vamos a seguir viviendo juntos? —preguntó, su voz llena de expectativa, como si esa simple pregunta pudiera solidificar la conexión entre ellos.
—Sí —respondió Jeon, con un tono firme y a la vez cálido—. Si tú quieres, podemos hacerlo.
La respuesta de Jeon llenó a Jimin de felicidad. Su sonrisa se amplió, y un brillo especial iluminó su rostro, era un momento que contenía más que palabras.
—Si el comandante habla así, es porque ya no desconfía de mí, y cree que no estoy infectado —dijo Jimin, sus ojos brillando con inocencia y esperanza.
Jeon lo miró en silencio, como si estuviera midiendo la sinceridad detrás de las palabras de Jimin. Su mirada era intensa, y Jimin notó que en sus ojos había una mezcla de emociones, algo que no era frío, sino cálido y reconfortante.
—Le agradezco por confiar en mí —dijo Jimin, su voz casi un susurro, y se sintió más seguro— No le defraudaré—
La conexión entre ellos crecía, y mientras Jimin sentía la calidez de su promesa, también pudo percibir que el camino que tenían por delante, a pesar de los desafíos, estaba lleno de posibilidades.
Jeon, con su mirada fija en él, parecía contemplar un futuro donde la confianza podía florecer.
Salieron de la casa Jimin llevaba las cosas de Hoonie en un bolso en su espalda, pudo ver qué todos se mudarían, los humanos estaban haciendo filas para subir al subterráneo, pero Jimin fue llevado con los militares, rodeado de los miembros del escuadrón cerbero, que lo saludaron y lo ayudaron a subir.
Jimin supo, en ese instante, que estaba listo para enfrentar lo que viniera, quería vivir como un humano, y estaba aprovecharía esta oportunidad que Hoonie le dio.
Mis amores aquí está el capítulo que no pude terminar ayer, espero les guste.
Tengan bonito domingo.
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