Capítulo 61
⚠️ PENÚLTIMO CAPÍTULO ⚠️
La fama tiene una parte oscura, eso me dijeron una vez. Pensaba que se trataba de la locura a la que te lleva cuando sientes que tienes el poder. Pero no. Todo el mundo tiene secretos, todos tenemos pecados, que, si alguien los supiera, no harían un buen juicio sobre ti. Estafas, robos, mentiras, adulterio, drogas... Si lo descubren millones de personas que te admiran y esperan que seas un alma ejemplar, es ahí donde aparece la oscuridad.
Finn Houston ha conseguido pasar de tener alrededor de catorce mil seguidores en Instagram a un millón y medio en menos de un año. Miles de revistas hablan sobre él, le invitan a eventos, concede entrevistas y ha aparecido en programas de televisión. ¿Qué por qué? Bueno, es empresario de famosas cadenas de hoteles en todo el mundo, hijo de uno de los hombres más ricos del mundo, y lo más importante, es atractivo. Quizás pueda ser el hombre de moda para las revistas del corazón y por ello tantas personas decidan seguirle en las redes.
Digamos que es una especie de Paris Hilton versión masculina.
Le estuve investigando, antes no me interesaba en absoluto lo que hacía con su vida, y para ser sincera nunca vi lo mucho que había crecido su fama. Su Instagram estaba repleto de fotos en diferentes lugares, ya fuera en el gimnasio, en los hoteles, cenas de empresa, sesiones fotográficas o en los viajes a los que me obligó a acompañarle. Por su puesto, yo no aparecía en ninguna foto, y enseguida supe por qué. ¿Vendería un hombre que tiene pareja? No, y eso lo sabía bastante bien. Es cierto que me veían en ocasiones con él, pero nadie sabía cuál era nuestra relación concretamente, solo le acompañaba a sitios sin ir más lejos. Por no hablar de que la gente le tenía en una especie de pedestal, creen que es un chico humilde con dinero, con una bonita sonrisa y que no comete ningún tipo de mal. ¿Y cuál fue mi conclusión?
No sabes donde has caído Finn.
En todo el país no se habla de otra cosa, Finneas Houston va a casarse. La única pega, es que a veces mencionan que se casa con la exnovia de Asher Jackson, lo cual no me hace demasiada gracia. Pero lo importante de todo esto, es que yo apareciera a su lado, que me conozcan y que nos vean como una bonita pareja, esa era mi meta y observar la portada de aquella revista me confirmó que había conseguido lo que quería. De hecho, esa misma revista nos concertó una cita días más tarde para una entrevista donde contaríamos cómo nos conocimos y cómo hemos llegado a querer casarnos. La historia es la real, nos conocimos en el instituto y debo decir que ha servido de mucho pues así saben que no hago esto por dinero, ya que nos conocemos desde hace bastante tiempo.
Me encuentro sentada en la mesa de una cafetería discreta, junto a Kenzie y Lizzie que me miran con cara de pocos amigos. Mi hermano, Noah, ha querido citarme aquí para hablar sobre mi caso y he estado haciendo los deberes antes de venir, aunque aún no se lo he contado a nadie. Por lo tanto, están algo confundidos por todo lo que ha estado sucediendo estas últimas semanas.
— Tengo ganas de escuchar lo que se supone que va todo esto, porque te juro que me iba a explotar la cabeza cuando vi todas las noticias y tú no respondías a mis preguntas.
— A mí también me interesa, tengo que dar mi aprobación y si tu plan es casarte con Finn, no te la voy a dar, eso tenlo por seguro —interviene Kenzie de brazos cruzados y una ceja levantada.
— Solo esperad un poco, Noah estará al llegar.
— Ya verás Lizz, Noah es bastante guapetón —La rubia le da un codazo con una sonrisa.
— Kenzie, te he dicho que no son agradables esos comentarios en mi presencia.
— Bueno, pero es la verdad, Noah ya era guapo cuando adolescente, pero ahora con diez años más y ese rollo abogado serio, me quedo con este.
— No quiero escucharlo más —me tapo los oídos con ambas manos.
Minutos más tarde, mi hermano mayor hace acto de presencia en la lejanía y sonrío al verle sin creer que aun que esté aquí. Asher me recuerda a él en muchas ocasiones, siempre me daba ese empujón para tirarme al vacío. Me acuerdo de esas noches en las que me ayudaba a estudiar para algún examen que se me hacía cuesta arriba, llegó a cancelar planes solo para ayudarme y eso fue solo una parte del aprecio que le tengo. Todos mis hermanos son espectaculares, pero él siempre será el hermano mayor que tanto nos cuidó. No puedo evitar levantarme y abrazarle con fuerza, tengo la necesidad de tenerle cerca para que me transmita su calor, era lo que más me gustaba de pequeña.
— Gracias por venir —le digo con una sonrisa, a la que responde de igual manera—. Por cierto, conoces a Kenzie, pero a Liz...
Lizzie se levanta de forma inmediata de la silla, tan recta como un palo y con la expresión descompuesta. Me quedo sin palabras para terminar de presentarla, pero entonces ella comienza a hablar como si de un robot se tratara.
— Señor Jenkins, no esperaba verle aquí.
— Elisabeth —responde mi hermano a modo de saludo—. Yo tampoco, para ser sincero.
— Espera... ¿qué está pasando?
— Elisabeth trabaja para mí, es la becaria de mi nuevo bufete.
— ¿Cómo? —cuestiono formando con una "o" con mi boca.
— ¿El jefe gruñón? ¡No me lo puedo creer! —dice Kenzie con sorpresa para después soltar una carcajada que alerta a todos los presentes.
— ¡Kenzie! No creo que eso fuese necesario decirlo —se queja Lizzie apretando los labios y con los colores algo subidos.
— Pero si es el hermano mayor de Sky, ¿no lo sabías?
— No conozco a todos los hermanos de Sky, solo vi a Axel en el instituto...
— El mundo es pequeño —Noah se sienta al igual que yo, y encarga un café al camarero—. Puedes sentarte de nuevo Elisabeth, está claro que trabajaremos juntos en esto.
— No puedo creérmelo, esto es mejor que una novela —añado con una risa burlona hacia Lizzie, a la cual no le hace ninguna gracia, pero sí a Kenzie, ella me da la razón—. Así que todo este tiempo en el que eras becaria en un bufete, ¿era el de mi hermano? —ella asiente y yo alucino aún más—. Un momento... ¿pero cuánto tiempo llevas aquí?
— Desde hace unos meses, ocho para ser exactos.
— ¿Esto es enserio? Has estado aquí todo este tiempo y nadie me dijo nada... —me hundo en mi silla.
— Quise visitarte, pero mamá y papá insistieron en que estabas todo el día ocupada, y que era mejor esperar a que llamaras.
— ¡Vayamos al tema! ¿Qué está pasando, Sky? —golpea Kenzie la mesa provocándome un susto.
— Veréis —trago saliva y despejo mi rostro posando algunos mechones de pelo tras mis orejas—. Tras pensarlo muchísimas veces y de intentar planes fallidos, llegué a la conclusión que la mejor forma de quitarme a Finn de encima, es provocando que caiga en la máxima miseria, es decir, que le corten el grifo y las relaciones con su familia.
— Vale, me gusta. Pero lo importante, ¿cómo?
— De la misma forma con la que él puede destruir a Asher, con la fama.
— Es cierto que Finn ha ganado fama, está en todas partes —murmura Lizzie, aún con un poco de vergüenza por la presencia de mi hermano.
— Hay que aprovechar que todo el mundo le está mirando, porque así verán cuál es la realidad y absolutamente nadie querrá saber nada más de él, ni si quiera sus padres. Cuando a un fan se le cae su ídolo, inmediatamente se pasa al lado contrario y sin tapujos.
— ¿Y aceptar ser su prometida en qué influye?
— Para que la realidad tenga aún más efecto, primero hay que darles muchas dosis de lo bueno, de lo bonito que es todo.
— Me encanta tu versión maligna, Sky —admite mi rubia amiga.
— Eso está muy bien, pero, sigue teniendo en su poder la información de Asher —añade Lizzie.
— De hecho, es lo primero que haré.
Les cuento todo lo que tengo planeado al lujo de detalles. He pasado noches en vela con mi objetivo durmiendo a mi lado, pensando cómo hacer esto sin levantar sospechas. Hice un esquema para ayudarme a atar los cabos, jamás pensé que tendría que hacer algo así, pero son tantos puntos a tener en cuenta que es la mejor opción.
— Me gusta, demasiado. Pero, ¿y si algo sale mal? —cuestiona Kenzie entrecerrando los ojos.
— Ya sabes, solo existe el riesgo si hay algo que puedes perder. Si algo me pasa a mí, juro por Dios, que me llevaré a Finn conmigo, cueste lo que cueste.
Hemos llegado a un acuerdo entre los cuatro, quiero que me ayuden de formas muy específicas y les ha gustado la idea. Llego a casa un par de horas más tarde y cuando Finn llega de trabajar a la misma hora de todos los días, exige la cena. Como siempre, se la sirvo en cuanto se sienta en la mesa, no debo variar la rutina y para él, estamos mejor que nunca. La comida no es nada especial, un plato que me enseñó a hacer mi madre hace años. Me siento a su lado en la mesa, mirando el teléfono mientras come, ignorándome por completo.
— Finn —intento captar su atención y parece que lo hago, aunque no quita su mirada de la pantalla, solo emite un sonido—. La tarjeta que me diste hace tiempo...
— La que no querías usar —termina por mí.
— Sí. Bueno la usé el otro día, espero que no te importe.
— Esa tarjeta es tuya, para tus compras, me da igual lo que hagas con ella. Si se te acaba el dinero, te pondré más.
— Bien. Solo quería que lo supieras.
— No es necesario que me digas cada vez que la uses, no soy yo el que lleva las cuentas, hay gente que hace eso por mí.
— De acuerdo. Gracias —vuelvo a ocuparme de mi comida con una leve sonrisa en mi cara.
No estaba avisando a Finn de que había hecho una compra, porque no era cierto. Solo quería comprobar si controlaba mis movimientos con esa cuenta bancaria y dejar constancia de que estoy usándola, de esa forma, no levanto sospechas para cuando realmente la use. Hace poco recordé que la tenía y nunca quise usarla por orgullo, no quería pagar con dinero que no fuese mío. Y no, no he cambiado de opinión, solo he pensado que ese dinero tendrá una función mejor.
Al día siguiente, casi un año después de visitar esta casa, he vuelto acompañada de Noah, solo para que ejerza de mi abogado. Y por casa, me refiero a la del informático. Cuando abre la puerta, por un momento se extraña al verme, pero después cambia a sorpresa lo que quiere decir que se acuerda de mí. Hace un año nos equivocamos cuando formulamos el plan con el informático, aunque tampoco podría haberlo pagado. No hay que borrar la información que posee Finn de Asher, hay que borrarla directamente desde la raíz, es decir, en WhimApp. Si lo hacemos y decide sacarlo a la luz, podremos demostrar que se tratan de datos falsos porque no existen en ningún lugar. Quizás es algo que podría haber hecho Asher desde un inicio, pero ese no era el verdadero problema, solo fue algo que me demostró que Finn nunca se iría de mi vida. Le he ocasionado muchos problemas y creo que es una buena forma de devolvérselos.
— La chica de la información que nadie debe saber —dice mientras nos deja entrar en su casa, más limpia que la última vez, debo decir.
— La misma. Tony, ¿cierto? —asiente a lo que yo sonrío al recordarlo—. Este es mi hermano, Noah, abogado. No te preocupes por él, es la voz de lo legal.
— ¿Y a qué se debe la visita? ¿Lo mismo que la última vez?
— Así es. Pero haremos cambios.
— Bien, sentaos —le hacemos caso y nos sentamos en su sofá, él hace lo mismo—. ¿Puedo ofreceros algo para beber?
— No, gracias. Iremos al punto clave si te parece. Pero antes, deberás firmar un acuerdo de confidencialidad.
Noah se encarga de sacar el contrato de su maletín, donde detalló bien cada parte dejando la identidad de Asher en esa aplicación completamente a salvo.
— ¿Sobre qué?
— Hay alguien conocido por todos, implicado en este asunto y por eso estoy haciendo esto, para evitar que alguien más lo descubra. Puedes leerlo si quieres, esperaré aquí.
Tony se levanta con el papel en mano y se dirige hacia la cocina para leerlo en su intimidad. Noah no deja de mirarme con preocupación, teme que algo salga mal y yo sea perjudicada. Sin embargo, yo estoy disfrutando con esto por el momento, está bien tener poder por unos minutos. Minutos después, vuelve a la sala entregando el acuerdo firmado, Noah vuelve a meterlo en su maletín y le informa que como pone en el contrato, toda persona que vaya a estar implicada, debe firmarlo.
— Ahora que todo está seguro, comencemos. ¿Conoces la aplicación WhimApp?
— Sí, esa que la gente usa cuando tiene un calentón.
— Exacto. ¿Crees que podrías entrar en los datos?
— ¿Los datos de esa aplicación?
— Sí. ¿Es complicado? Ya lo han hecho antes.
— No lo creo, es decir, tendría que echarle un ojo. Aunque, sinceramente, no creo que tenga demasiada seguridad, no para mí.
— Me gusta escuchar eso. Estoy dispuesta a pagar lo que sea conveniente, solo si quieres trabajar para mí —explico con seguridad en mis palabras, ni si quiera me reconozco cuando hablo, parezco una líder de una mafia o algo por el estilo.
— Estoy dispuesto a ofrecer mis servicios, pero también tengo papeleo para ti —Tony saca un contrato de una de las estanterías de alrededor y se lo entrega directamente a Noah, que se toma unos minutos para leerlo.
— Todo está en orden, un contrato básico, garantiza la seguridad de ambos, el pago y poco más. Puedes firmarlo.
El muchacho me ofrece un bolígrafo y firmo donde se me indica sin problemas. Nos marchamos del lugar prometiendo ponerse en marcha y que estaría en contacto conmigo en todo momento. Por supuesto, Noah se ofreció a ser el intermediario, pero eso se iba a acabar porque el siguiente paso es conseguir un móvil sencillo, que no llame mucho la atención para estos casos.
Noah me acompaña a comprarlo, los de la tienda me miraron con extrañeza cuando pedí un móvil de lo más antiguo que tuvieran, que solo recibieran llamadas y no pudiesen localizarme con él. Pero, finalmente me entregaron uno que está diseñado especialmente para personas que tienen poca maña con la tecnología. Me afirmaron que era imposible ser localizada con él con aplicaciones, solo me queda guardarlo bien. Guardé los números de teléfono de Kenzie, de Lizzie, de mis padres y hermanos, solo queda el de Asher.
Días después, hice el pago al informático y se puso en marcha. Decidí que, por el bien de todos, también era necesario borrar lo que Finn tenía guardado en su nube, así que mi tarea era buscar los datos del router y dejar el ordenador encendido, justo como hace un año. La diferencia es, que esta vez no iba a ser tan tonta e iba a esperar a que no estuviera en casa, entonces pude entrar y trabajar con tranquilidad.
Ese mismo día, decido no esperar más puesto que no puedo estar tanto tiempo sin saber absolutamente nada sobre Asher y tampoco quiero esperar a que Kenzie se ponga en contacto con él. Aprovecho mi soledad para coger mi coche e ir hasta su casa sin aviso previo y rezando para que se encuentre allí. Voy con cuidado en el camino y ni si quiera uso la vía más directa por seguridad. Tras aparcar el coche en una de las calles, camino hasta la puerta del vallado que rodea la casa y toco el telefonillo con cámara incluida, rogando porque se encuentre en casa. La puerta se abre y ni si quiera he escuchado voz alguna cuestionando quien era o qué quería, así que opto por entrar y cerrar de nuevo la puerta a mi espalda. Me adentro por el sendero hasta la puerta principal de la casa, la cual también se abre en cuanto pongo un pie sobre las escaleras apareciendo nada más y nada menos que el hombre al que buscaba.
— ¿Sky? ¿Qué haces aquí? ¿Y si te han seguido?
— No me ha seguido nadie, créeme. He estado vigilando en cada calle antes de girar hacia aquí. Tampoco he traído el teléfono que él me dio, tengo otro.
Asher mira a ambos lados antes de agarrar mi brazo y meterme en el interior de su casa cerrando la puerta.
— Creo que tienes que explicarme muchas cosas, porque no estoy entendiendo nada de lo que está pasando y, sobre todo, detesto no poder enterarme por ti y sí por la prensa del cotilleo.
— Asher —intento comenzar a explicarle.
— Yo pensaba que estabas a punto de deshacerte de él y me encuentro con que te vas a casar —habla con angustia en su voz, se nota que todo esto le ha afectado—. ¿Sabes lo que sentí cuando vi la portada con el titular bien grande?
— ¡Asher! ¡No me voy a casar! —decido intervenir antes de que continuara hablando—. Es lo último que haría.
— Entonces, ¿qué ha sido todo lo de estas últimas semanas? ¿Por qué parece que disfrutas de todo lo que él te ofrece?
— Porque es lo que quiero que la gente vea, que todo es maravilloso y que somos una pareja a la que admirar. Quiero enfatizar que él me trata de maravilla, eso es lo que necesito. Admito que la pedida de matrimonio no me la esperaba, pero es perfecto. No se habla de otra maldita cosa.
— No te sigo. ¿Para qué quieres que todo el mundo sepa que él tiene una pareja y que son perfectos?
— Piensa un poco Asher. No pongo una sonrisa en la cara porque soy feliz, la pongo porque quiero que todos me vean feliz. No es más que teatro. Claro, que eso pocos lo saben.
— ¿Cuál es tu plan?
— Bueno, mi objetivo siempre ha sido alejar a Finn de mí y no he podido porque tiene demasiado poder sobre mí y sobre los demás. Así que, tengo que acabar con su poder. Ese es mi plan.
— Creo hacerme una idea. Solo quiero saber que tu seguridad está garantizada.
— No puedo asegurar nada, quiero decir, no puedo prever que todo saldrá bien, pero tengo que hacerlo. Si no lo hago yo, no lo hará nadie. Pero lo que sí te puedo asegurar es que nada de lo que aparece en las noticias sobre Finn y yo es cierto, al menos no para mí.
Él me observa con seriedad, sé que no le gusta lo que estoy haciendo, pero no hay otra forma posible. No es algo tan sencillo como denunciar a la policía, hay que allanar el terreno primero para llegar a eso y que tenga un efecto mayor.
— Te he echado de menos estas semanas, se me hace duro querer estar contigo y no poder hacerlo, me desespera a niveles que no podrías imaginar. He estado muchas veces por viajar a donde estabais o aparecer por su casa, pero por suerte tengo una voz de la razón bastante buena.
— Queda muy poco, créeme. —Acuno con ambas manos su rostro y lo acerco a mí para darle un tierno beso sobre sus labios—. Yo también te he echado de menos y te entiendo cuando tienes esos pequeños impulsos, los he tenido muchas veces, demasiadas, pero tengo que ser paciente. ¿Y sabes qué? Vengo con noticias.
— ¿Qué noticias?
— Eres libre.
— ¿Qué?
— Bueno, no ahora, pero probablemente en los próximos días. Ya no tienes que temer que tu identidad con esa aplicación salga a la luz. Está solucionado. Finn tampoco la tiene, ni si quiera sus grabaciones en el hotel, así que no tiene nada con lo que destruir tu carrera.
— ¿Y no podías habérmelo dicho antes? ¿Cuánto te ha costado? Lo pagaré.
— Nada porque lo ha pagado Finn, como debe ser —informo con una amplia sonrisa, arruga sus cejas—. Ya sabes que me dio una tarjeta hace unos meses para que comprara lo que quisiera y que yo no quise usarla. Decidí que, si la uso, que sea por un bien común. Te dije que fue mi culpa haberte metido en mis problemas y que yo los solucionaría, aquí está el resultado.
— Pues si eso está solucionado, vete de esa casa y vente aquí —pide con seriedad.
— No es el momento aún —admito con pena—. Tengo que seguir, porque esto no ha acabado aquí para mí.
— Confío en lo que tienes pensado hacer, y confío en que a ti no te pasará nada porque si eso ocurre, me da igual mi carrera futbolística y mi maldita fama, iré a por ese hijo de puta, te lo aseguro, Sky.
— Tranquilo, por el momento todo va bien.
— ¿Puedo ayudarte en algo? Siempre hay algo que se pueda hacer.
— Sabes que te avisaré si necesito algo, pero ahora lo único que quiero es que me abraces y me des ánimos, como lo hiciste aquel día. Porque cuando lo hiciste fue un antes y un después, allí en la habitación de un hotel en Chicago. Estaba tirada en el suelo, metida en una burbuja, ciega sin poder ver a donde tenía que ir. Pero apareciste tú de nuevo, y me ayudaste a levantarme para seguir caminando, me guiaste el camino recordándome por qué estaba haciéndolo. Solo necesito que hagas eso.
Él me observa con sus ojos azules por unos instantes procesando todo lo que le acabo de decir. Entonces me veo envuelta en sus brazos y siento cómo besa mi cabello.
— Estás cerca, solo tienes que seguir un poco más. Tú puedes hacerlo, yo sé que lo harás.
Pasamos parte de la tarde abrazados en su sofá, no dejaba de acariciarme le cabello y darme pequeños besos en la cara. Sentir su calor, su olor y presencia, solo me han proporcionado las fuerzas necesarias para terminar con todo esto. Puso su número de teléfono en mi nuevo móvil y me despedí de él prometiéndole que la próxima vez que nos viéramos, yo también sería libre.
Durante el trayecto de vuelta a la mansión de Finn, el móvil comienza a sonar y pienso por un momento que se trata de Asher, pero me sorprendo al ver el nombre de mi hermano en la pantalla. Decido para a un lado y responder a la llamada con algo de preocupación.
— Hola, Noah. ¿Qué ocurre?
— Pues verás... He estado preparando todo para tu denuncia hacia Finn. Hablando con uno de mis socios especializado en estos temas, me ha asegurado que en la posición en la que él se encuentra ante la sociedad, unas simples fotos no bastarán para convencer al jurado.
— ¿Las fotos que me sacó Asher no sirven?
— Podrían servir si se tratase de una persona como tú y como yo. Pero aun así podrían encontrar la forma de darle la vuelta al asunto. Porque aquí no solo entra el juez y el jurado, también están los abogados que tendrá Finn y no creo que sean cualquiera. Tenemos que tenerlo todo claro, algo evidente. No tienes testigos, solo tus versiones y esas fotos.
— ¿Y qué es lo que se supone que tengo que hacer ahora?
— Buscar alguna prueba que sea más evidente. Nuestro objetivo es que acabe en la cárcel con una orden de alejamiento como mínimo.
— Pensaré en algo y te llamaré.
— De acuerdo.
Noah cuelga y yo no puedo evitar tirar el teléfono a un lado de mala gana. No me puedo creer que estén comenzando a salir los problemas tan pronto, los esperaba, pero más tarde.
Mierda.
Continúo conduciendo mientras pienso en otras opciones, incluso llego a pensar en sacrificarme con tal de tener pruebas evidentes de su forma tan violenta y posesiva conmigo. Si tan solo hubiera alguien que fuese testigo de alguna agresión, pero el muy maldito solo era capaz de hacerlo sin nadie presente.
Llego a la casa y lo único que encuentro es a la mujer de la limpieza que se despide minutos más tarde dejándome completamente sola. Solo me queda comenzar a preparar la cena para que cuando el señorito llegue, tenga su estómago lleno. Comienzo a pensar qué debería preparar hoy, pero entonces recibo un mensaje en el móvil que Finn me dio:
<<Voy a cenar fuera, hay cena de empresa, no me esperes despierta.>>
Así que tengo la noche libre de su compañía... Puede llegar a ser interesante. Sobre todo, porque es el momento oportuno para actuar. Acudo al móvil anticuado y marco a Kenzie que responde prácticamente al instante sentándome en el sofá del salón.
— Kenzie, el día ha llegado.
— ¿Ya? —dice tras unos segundos de silencio.
— Así es. Avisa a Lizzie.
— ¿Alguna idea de dónde debemos ir?
— Te lo mandaré por mensaje, solo preparaos.
— De acuerdo, jefa. A tus órdenes.
Cuelgo la llamada y dejo caer mi cabeza sobre el respaldo del sofá cerrando los ojos. Debo centrarme en lo que mi hermano me ha pedido antes. Si Lizzie y Kenzie consiguen buenos resultados, tendré algo de material, pero la bomba final no puede fallar. Abro los ojos y lo primero que veo es algo que llevo viendo desde el primer día en esta casa, pero nunca antes había caído en lo valiosas que son. Las cámaras. Finn puso una en todas las habitaciones, en todas. Entonces la idea que tengo puede ser clave en todo esto, diría incluso que crucial.
¿No querías tenerme vigilada en todo momento con tus camaritas? Te van a terminar costando caras.
Si esas cámaras han estado grabando constantemente y su memoria se guarda en algún lugar, tendría imágenes de cada vez que Finn me ha puesto una mano encima. Como he dicho, sería algo bastante bueno en todo esto y si un juez lo viese, no tendría ninguna duda sobre el veredicto de Finn.
Antes de poder localizar las grabaciones, cojo el teléfono y utilizo la misma aplicación para localizar a Finn, el cual se encuentra aún en la sede de la compañía Houston. Le envío la dirección a Kenzie y ella responde con un emoticono de aprobación. Ellas podrán seguirlo desde ahí y ver a qué sitios asiste, aunque yo sé bien donde va. Mientras tanto, subo a la oficina de Finn con el propósito de encontrar el lugar donde puedan estar las grabaciones.
En esta habitación no hay gran cosa. Un escritorio con ordenador, estanterías, un sofá y cuadros. Detrás de esos cuadros hay una caja fuerte, pero he visto el interior de ella y dudo que todas las grabaciones se vayan almacenando ahí, tampoco hay ningún tipo de dispositivo de memoria, solo joyas y dinero. Rebusco entre los libros de las estanterías por si hay algún botón secreto o algo que desconozca, pero no parece haber nada. En los cajones del escritorio tampoco y mucho menos en el sofá. No me queda de otra que pedir un poco de ayuda, y lo hago a Tony, el informático.
— ¡Hola, Sky! Contigo quería hablar.
— ¿Sobre qué?
— Estamos terminando con todo. Los datos de esa app están casi borrados al completo.
— ¡No sabes cuando me alegro! ¡Has hecho un gran trabajo, Tony!
— Bueno, ¿a qué se debe tu llamada?
— Verás, estoy buscando las grabaciones que pueden hacer las cámaras de seguridad de mi casa, pero no sé dónde pueden estar almacenadas. ¿Alguna idea?
— Por lo general, las grabaciones pueden ser borradas en un periodo de tiempo.
— ¿Cuánto tiempo?
— No sé, ¿veinticuatro horas? ¿Seis meses? Eso es decisión del cliente que las instale o de la empresa.
— Y en el caso de que fueran guardadas por seis meses... ¿dónde crees que estarían?
— Antes se guardaban en una memoria externa. Ahora lo más probable es que se almacenen en internet.
— La nube, ¿cierto?
— Exacto.
— ¿Podrías explicarme un poco como va todo eso?
— Por supuesto.
El muchacho se toma la molestia de explicarme algunas cosas básicas, tampoco es nada complicado, simplemente es posible que todas las grabaciones estén en una nube personal o en una de la empresa de seguridad que colocó las cámaras. En cualquier caso, debo mirar el historial de búsquedas o en páginas guardadas. Al introducir la palabra "seguridad", aparecen varias páginas, pero no todas se dedican a la seguridad en casa. Descartando algunas, quedan tres que podrían ser. ¿Cómo saber cuál es de entre estas tres? Las cámaras son pequeñas y no ponen nada en ellas.
Un mensaje directamente de Kenzie llega a mi teléfono, ni si quiera son palabras, es una fotografía. Al abrirla me encuentro con Finn y sus amigos, entrando en un local de alterne. Sabía desde hacía meses que cuando tenía una cena de empresa, acudía a estos lugares. Le escuché hablar por teléfono una vez y hace poco se me ocurrió que sería una buena fotografía que enseñarle a todo el mundo. Kenzie y Lizzie lo han cazado estupendamente, pues suele ir en medio de todos sus amigos para no ser reconocido. Al instante, Kenzie me llama al teléfono y le respondo colocando el altavoz.
— ¡Sabía que erais las indicadas para esto!
— Y eso no es todo, es probable que entremos por la parte trasera y saquemos fotos desde dentro. Lizzie tiene un conocido de su época de camarera que trabaja sirviendo copas ahí.
— ¡Dios! Esto va a ser divertido.
— Lo va a ser, créeme. Intentaremos colarnos y nos iremos.
— ¡Muchas gracias, chicas! ¡Sois las mejores!
— Un placer, como siempre, cariño.
— Por cierto, ¿se te ocurre alguna forma de adivinar cual es la empresa de las cámaras que graban dentro de una casa?
— Pues... ¡Oh! Es obligatorio colocar un cartel que alerte que está siendo grabado, debe estar en la entrada en una zona visible.
— Eso es cierto, iré a mirar. ¡Tened mucho cuidado!
— Descuida, estamos disfrutando.
Tras colgar la llamada, salgo a la entrada de la casa buscando por las paredes el cartel que indique se está grabando. Y, tras unas hojas de planta, consigo localizarlo obteniendo el nombre de la empresa. Vuelvo al ordenador y, efectivamente, estaba entre las tres seleccionadas. Una vez dentro de la página web, está la opción para iniciar sesión y Finn ha sido tan idiota de guardar su contraseña, ni si quiera tengo que pensarla. Tal y como dijo Tony, hay una nube donde se almacena todo, el problema está en que hay una contraseña especial y es diferente a la de la cuenta. Está claro que no podía ser tan fácil.
Bien... pensemos. Sé que la combinación de la caja fuerte tras el cuadro era una fecha, no recuerdo cual, pero lo que sí se me quedó, era que estaba al revés. Finn creyó que era un genio por ocurrírsele. Solo pueden ser números porque es lo que la web permite. Y teniendo en cuenta que Finn es una persona egoísta, lo lógico sería pensar que es algo personal como su cumpleaños.
Coloco la fecha en números, pero no es correcta, ni si quiera del revés o cambiando la posición de los números.
Vale, era algo demasiado obvio y fácil. ¿Qué más puede ser importante para él? Quizás la fecha en la que se creó la empresa.
Busco en internet la fecha exacta de la creación de la empresa y la coloco en la web, pero tampoco obtengo buenos resultados. Introduzco unos cuantos más que tengan que ver con él, pero pierdo completamente el tiempo. Por otro lado, pienso en que quizás la fecha en la que comenzamos a salir es una buena opción, pero no para él porque tampoco puedo acceder con ella.
Me quedo sin opciones viables y que pueda conocer. Si se tratan de combinaciones que solo él conoce o números que recuerde porque forman parte de su tarjeta bancaria o el pin del teléfono, estoy perdida. Aunque no sé, quizás podría aventurarme y poner algo como mi cumpleaños.
Coloco los números uno por uno, y al darle a aceptar, vuelve a aparecer ese mensaje en rojo que indica que es una clave incorrecta. Entonces pruebo cambiando el orden, pero sigue sin ocurrir nada notable. Sin pensarlo mucho más, los coloco del revés comenzando por el último hasta el primero y para mi sorpresa, la página comienza a cargar hasta mostrarme cada uno de los videos que todas las cámaras han grabado.
— ¡Sí! —grito de alegría en mi soledad y saltando de la silla.
Para ser sincera, no esperaba que Finn fuese a tenerme en cuenta para sus contraseñas, pero lo importante es que la he adivinado y ni si quiera tenía esperanzas.
Paso algo de tiempo buscando grabaciones de todas sus agresiones hacia mí, recuerdo bien cada día porque eso es algo que no se puede pasar por alto por mucho que quisiera. Es complicado encontrar cual es la cámara que grabó aquello y hay demasiados archivos, pero si los ordeno por fecha es mucho más sencillo. Una vez los tengo, los envío a mi correo personal donde Finn no puede entrar.
Es curioso que ahora mismo sea la persona más feliz del mundo con grabaciones donde aparezco siendo violada y maltratada, pero se trata de mi billete a la libertad.
Envío todos los videos a mi hermano con el fin de que sean editados, cada uno de ellos dura veinticuatro horas y solo quiero algunos minutos. Días después, Noah me comunica que es perfecto y que, ante esto, nadie podrá ponerme en duda, soy una clara víctima. Kenzie y Lizzie me enviaron aún más fotos, incluidas dentro del local, absolutamente perfectas. Suerte que les presté mi cámara de fotos, el zoom es increíble.
Me he pasado días preparándolo todo, tengo cuentas falsas en todas las redes sociales, también las tienen Lizzie y Kenzie, preparadas para comentar sobre Finn. Con ellas también buscamos periodistas interesados en dar un titular sobre Finn y ciertamente, no ha sido difícil. Conseguimos a uno procedente de una revista mínimamente conocida, está esperando a que le enviemos material y le he prometido que se lo enviaré.
Por otro lado, Tony ha eliminado absolutamente todos los datos de Asher en WhimApp de forma oficial, lo que supone un problema menos.
Y entonces, sin previo aviso e inesperadamente, llega el momento perfecto para soltar la bomba.
— Sky, voy a tener que irme a Toronto.
— ¿A Canadá? —cuestiono mientras tomo el sol junto a la piscina. Finn ha aparecido a mi lado con el traje puesto, pero sin chaqueta y unas gafas de sol.
— Así es. Son reuniones diarias, vamos a planificar proyectos y será durante una semana. Puedes venir si quieres, pero te aseguro que no saldré de la oficina, así que es probable que te aburras.
— No te preocupes, tengo trabajo de todas formas.
— ¿Cuándo piensas dejar esa pastelería? Tienes dinero y si quieres puedo encontrarte un trabajo de cocinera.
— No empieces de nuevo, si consigo trabajo, lo haré por mis propios méritos. Te lo he dicho muchas veces.
— De acuerdo —levanta ambas manos—. Haz lo que quieras, solo lo digo por ti. Me iré mañana temprano.
— Muy bien —me levanto para después tirarme de cabeza en la piscina.
Es el momento perfecto para hacer movimientos. No estará en la ciudad, estará despreocupado de las redes y de todo lo que le rodea, así que no se enterará al momento. Espero al menos dos días para comenzar a actuar, asegurándome de que ya se encuentra en Toronto y sumido en sus proyectos. Noah y yo nos encargamos de ir a la policía a poner la denuncia a Finn, que resulta ser un proceso tedioso donde debo alegar todo lo que me ha ocurrido con mi agresor y firmar numerosos papeles. El juicio será lo antes posible, eso es lo que mi hermano me ha asegurado. Mientras tanto, todas las fotos de Finn han comenzado a divulgarse por Internet entre las diferentes cuentas que tenemos creadas, que, gracias a la fama que tiene Finn, se han propagado como el fuego generando el caos.
Y, por último, uno de los vídeos, ha sido otorgado al periodista interesado junto con aun más fotos de Finn con otras chicas.
El caos se ha desatado y es tan bonito.
Si querías jugar con la fama, tienes que atenerte a las consecuencias. Es como el fuego, si lo tocas, debes saber que puedes quemarte y eso es precisamente lo que le ha ocurrido a Finn. Él lo hizo con Asher, debería saberlo bien.
Vuelvo a casa después de que todo haya estallado, tirada en el sofá observando en mi teléfono cómo todo está infestado y cada vez llega a más personas que opinan enfadadas sobre el tema. Hay quienes le defienden, pero la inmensa mayoría van en su contra soltando todo tipo de insultos y palabras desagradables para cualquiera que las lea. Es lo que se merece y disfruto con ello.
Sin embargo, mi momento de gloria se ve interrumpido por una extraña sensación en mi cuerpo. No me siento nada bien y tras unos minutos decido que ir al baño urge demasiado. Nada más poner un pie, el vómito sale disparado en el interior del váter y así varias veces más. Finalmente acabo sentada a un lado colocando una mano sobre mi barriga y otra en la frente, cuestionándome por qué me está pasando esto tan de repente, he estado bien durante todo el día. Demasiado bien, diría.
¿Es cosa del karma esto?
⚠️⚠️TENÉIS UN ADELANTO DE LO QUE PASARÁ EN EL ÚLTIMO CAPÍTULO EN MI TIKTOK
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Creo que este capítulo merecía leerse con Look What You Made Me Do de Taylor Swift jejejeje
I'm sorry.
But the old Sky can't come to the phone right now,
Why? Oh, 'cause she's dead.
Nos vemos en el último 😈
PD: No me creo que se vaya a terminar 🥲
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