Capítulo 59
La cena transcurre en completo silencio, solo se escucha el sonido de nuestros dientes triturando la comida que acabo de hacer y los sorbos al vaso de agua o en su caso, al vino.
Entonces un sonido procedente de Finn llama mi atención. Al levantar la cabeza, le veo agarrándose el cuello con desesperación, el aire no consigue pasar por sus fosas nasales y todo apunta a que se está ahogando. Al parecer el efecto es inmediato, quién diría que unas gotas para los ojos pudieran ser un veneno bastante potente para los humanos, uno mortal. Podría llamar a alguien para ayudarle, pero ni si quiera pestañeo. Finalmente termina con la cabeza sobre la comida recalentada y sin vida. Sus ojos quedan abiertos, mirándome e intentado que me sienta culpable, pero no lo siento, porque deseaba con todas mis fuerzas verle en ese estado.
Muerto.
Pero por desgracia, solo son cosas de mi imaginación. No tengo ni la menor idea de qué puede causarle unas cuantas gotas para los ojos, pero seguro que, si lo hago diariamente, acabaría justo como acabo de imaginarlo.
— Sky, lo he estado pensando... —comienza a decir captando mi atención, solo que no se está ahogando, una pena.
— ¿El qué?
— Iremos a la boda. —Me sorprendo dejando de masticar, no me esperaba que dijera esto. Vuelvo a mirar la comida mientras le escucho—. Tienes razón, tu familia te conoce y saben que no estarías muy separada de ellos, así que, comenzarían a sospechar de mí. Diles que hubo un problema con el correo y nunca llegó la invitación.
Ni si quiera digo nada por muy feliz que me haga, porque al final lo tendré de acompañante, aunque la palabra perfecta seria "vigilante", ya que eso es a lo que viene. Aun así, iré a la boda de mi hermano y volveré a ver a toda mi familia puesto que es lo que llevo añorando desde hace meses.
Al día siguiente, Finn cayó enfermo, no podía dejar de vomitar y se pasó dos días encamado sin comer nada. Está claro qué es lo que le provocó aquello, y no voy a mentir diciendo que no volvería a hacerlo, de hecho, me he estado cuestionando si debería echárselo en el agua en pequeñas dosis, nadie sospecharía nada. Sin embargo, hay algo dentro de mí que quiere que sea racional, es como en las películas, tengo un ángel y un demonio en cada hombro. Uno quiere verlo sufrir y el otro me dice que no es la forma correcta intentando llenarme de culpa. Finalmente, escuché un poco a la parte buena y no lo hice, dejé que se recuperara. Los médicos dijeron que podría tratarse de una intoxicación en la comida, y debo admitir que me asusté por si me relacionaba con ello, pero inmediatamente echó las culpas al cáterin de la empresa porque, al fin y al cabo, es donde almuerza cada día.
Regina me visitó en la pastelería como Axel me dijo que haría, ella estaba muy contenta de verme de nuevo, al igual que yo a ella. Trajo a mi pequeño Marcus, que había crecido demasiado y eso me puso triste porque yo me lo había perdido. Nos metimos en la trastienda para poder probarme el vestido, que por suerte no hay que hacerle demasiados arreglos y debo decir que es precioso. Donna me dejó una hora libre para que fuéramos a tomarnos algo y ponernos al día, hablamos de todo un poco, no le nombré a Finn demasiado, solo lo justo. Pero sí que le comenté mis avances en la cocina y mi pequeña esperanza de trabajar junto a mi chef favorito, eso la hizo muy feliz porque sabe cuáles eran mis sueños y cuanto tuve que luchar para conseguirlo. También le dije la mentira que se le ocurrió a Finn con lo de la invitación y pareció creérselo.
Por otro lado, hace dos semanas que no veo a Asher ni sé nada de él, lo cual me entristece porque es como el equilibrio de mi vida. Espero que no se enfade porque dejara de escribirle cartas, lo haré en cuanto pueda, pero debo decirle que deberíamos dejar de hacerlo.
El día de la boda llegó de un momento a otro, no tenía que esperar demasiado teniendo en cuenta que me enteré una semana antes. Estoy más nerviosa por verlos a todos de nuevo que por la boda en sí, aunque por supuesto que me alegro por Axel y Regina, por fin han decidido celebrarlo. Suerte que soy su dama de honor, y que debo ir igual al resto, porque de otra forma, Finn decidiría cómo debería ir, lo cual detesto enormemente. La ceremonia se celebra en el mismo solar en el que comeremos, y la organización será dirigida por Kenzie. Regina me comentó que todo lo iban a dirigir entre ellos, pero me negué en rotundo y llamé a mi amiga, quien aceptó encantada. De esta forma tanto los novios como el resto de personas no tendrán que preocuparse por que las cosas salgan adelante y creo que le he quitado un gran peso de encima.
La zona es como una vieja granja, al parecer Regina se crio en ella, y decidió que sería el lugar ideal donde hacerla. Me citaron por la mañana allí para comenzar a arreglarme al completo puesto que hay personas contratadas para que nos hagan lo mismo a las damas de honor. Pude ver cómo entre toda la familia de ella, decoraban el lugar y sé que pronto llegará mi familia también. Conocí al resto de damas de honor que me acompañarían, unas eran sus amigas y otras sus hermanas, me cayeron genial al instante y nos lo pasamos bien mientras nos arreglaban para el día de hoy, fue como ir a un spa, así quiso Regina que fuera, un pequeño momento solo de chicas.
Cuando terminaron de arreglarnos, no pude creerme que fuese yo la del espejo, me veía bastante bien, no podía dejar de mirarme mientras sonreía. Llevo un vestido que deja a la vista los pies, de tirantes y con falda al vuelo, de color rosa palo. El maquillaje tiene unos colores bastante bonitos y naturales. El peinado consiste en una sola trenza holandesa decorada con flores silvestres, haciendo honor a la zona rural donde nos encontramos. Llevaremos un ramo cada una, se compone únicamente de hojas y algo de paja mientras que la novia sí tendrá flores añadidas que la distinguirán de nosotras. Va a ser una boda preciosa.
Entonces escucho un jolgorio en la planta baja de la casa de campo, solo podrían ser ellos. Salgo al pasillo y rápidamente bajo las escales para encontrar a mis padres, Anne y Emma. Ellos al escuchar el escándalo que he formado bajando los escalones con los tacones, se giraron para verme mostrando sorpresa e inmediatamente sonrieron de oreja a oreja para después correr a abrazarme. Les abrazo con fuerza de uno en uno y ojalá no soltarles nunca. Mi madre deberá retocarse el maquillaje porque ya está llorando y eso que aún no ha visto a su hijo casarse. Mi padre no deja de observarme con una sonrisa, es su forma de expresar que me ha echado de menos. Anne y Emma son más escandalosas, no dejan de hablar regañándome por haber desaparecido tanto tiempo y que no lo vuelva a hacer más.
— No lo haré. Lo he pasado fatal sin vosotros, y no me volveré a separar, lo prometo —intento no llorar yo también, aunque me está costando.
— ¿Cómo has estado? No quisimos molestarte, pero me hubiera gustado poder llamarte de vez en cuando —dice mi madre mientras derrama algunas lágrimas aún.
— Bueno, he terminado las prácticas y puede que consiga trabajo pronto en una cocina profesional.
— No sabes cuánto me alegro hija, estas consiguiendo tus objetivos con tu esfuerzo —mi padre coloca una mano sobre mi hombro que me reconforta y me hace querer abrazarlo de nuevo.
— Por cierto, estás preciosa —comentan mis hermanas soltando distintos cumplidos que hacen que me sonroje.
— Vosotros también lo estáis, aunque el que va a brillar hoy es Axel.
Todos asienten y comenzamos a recordar momentos de nuestra infancia, como cuando nuestros padres nos pillaron comiéndonos todo el helado del congelador, yo siempre decía que él me obligaba a hacerlo. Qué recuerdos.
Poco tiempo después, ya estábamos preparándonos para el comienzo de la ceremonia, dentro del viejo granero, que según me contaron, mantuvieron con su pintura original porque quedaba mucho mejor y no lo voy a negar. Hay guirnaldas de luces por todo el lugar, iluminando cada zona y haciendo que todo sea más mágico. Kenzie lleva aquí desde que llegué, porta un pinganillo en una de sus orejas y lleva puesto un vestido largo pero suelto con el que está bastante cómoda a la par que guapa. En sus manos lleva una tablet donde probablemente lleve el itinerario que deben seguir y les da órdenes a todos los presentes mientras mantiene el ceño fruncido.
Mi deber es esperar a que la novia salga y acompañarla para asegurarme de que se mantenga preciosa. Pero aún queda para eso, primero tiene que venir mi hermano. Tampoco tarda en hacerlo, viene en un coche negro bastante grande y de él comienzan a salir hombres trajeados. Cuando veo que Axel sale del coche, aparece una sonrisa de mi rostro. Está demasiado guapo con su pelo bien peinado y sus gafas de sol estilo aviador, es tan él. Lo acompañan todos sus amigos, a excepción de Finn, el que decidió separarse de ellos. ¿Qué cómo se diferencian del resto? Bueno pues todos ellos llevan corbatas y el traje azul, mientras que mi hermano lleva el traje negro con una pajarita. Absolutamente elegantes. Caminan hacia la zona donde los invitados ya están sentados en sus respectivos asientos, de forma ordenada, como si la hubieran ensayado. Yo los observo de pie, a un lado, esperando a que todo esté listo y avisar a Regina de que es el momento. Antes de continuar al altar, Axel me detecta y no duda en seguir caminando hacia mí, al tenerle delante, me agarra de la cintura levantándome del suelo y dándome vueltas.
— ¡Axel! —digo entre risas que captan la atención de todos—. ¡Para, te vas a arrugar el traje! —Me baja para después adecentarse.
— No importa si es para celebrar que estas aquí —me sonríe mientras le ayudo a ponerse bien la pajarita.
— Pues aquí me tienes, como te dije —sonrío admirándolo, quiero mucho a este idiota—. Estás guapísimo, siento orgullo de hermana.
— ¿Debo sentirme celoso?
Escucho que dicen a mi espalda. Abro mucho los ojosante la sorpresa porque la voz es conocida, pero para nada la esperaba. Axelsonríe mientras le mira, confirmándome que se trata de él. Me giro lentamentehasta que le veo por fin, delante de mí después de tantos años
— ¡Noah! —expreso en un grito extasiado que provoca que muchos de los presentes nos miren. Me lanzo a él abrazándole con toda la fuerza del mundo, aspirando su aroma tan familiar y que casi había olvidado—. Dios mío, ¿pero por qué nadie me dijo que vendrías? Estoy alucinando... —ahora sí, las lágrimas amenazan con salir y alguna que otra consigue escaparse, aunque intento frenarlas.
Noah va vestido igual que el resto de hombres del novio, ni si quiera me había dado cuenta de su presencia, tampoco había caído en que no se perdería un evento como éste por mucho trabajo que tenga. Ha cambiado muchísimo, se ha dejado barba, aunque mantiene su buen peinado de abogado de éxito.
— No llores, que al final lo haré yo también.
— Y claro, alguien tan serio como tú no puede llorar.
— No has cambiado nada, Skylar.
— Tú menos. No puedo creérmelo, mamá debe de estar súper contenta de que estés aquí y papá, bueno siempre fuiste su favorito.
— Algo así, pero no soy el favorito de nadie.
— Lo que tú digas —suelto una risa en lo que termino de secar mis pequeñas lágrimas.
— ¡Por fin te encuentro! —giro el rostro hacia la procedencia de la voz, encontrándome de cara con Finn que posa su mano por detrás de mi cadera y deposita un beso en mi mejilla mientras cambio mi expresión y pongo los ojos en blanco. No debí haberlo hecho puesto que Noah se da cuenta, y si sigue siendo el que era, debe de estar intuyendo lo que ocurre aquí. Al separarse de mí, Finn mira a Noah y éste le saluda con un gesto facial—. Vaya, Noah, cuánto tiempo sin verte.
— Lo mismo digo, Finneas.
— Estás increíble, Axel, ¡hoy es tu día! —le dedica una sonrisa a Axel, pero él solo se la devuelve de la forma más falsa posible.
— Gracias.
— En fin, ¿cuándo comienza esto? —cuestiona mirando a su alrededor con las manos en los bolsillos.
— ¡En quince minutos! ¡Y vosotros seguís aquí, lejos del altar! ¿¡Qué hace el novio aquí!? ¿Tego que llevarte en brazos, Axel? —Kenzie aparece en escena algo nerviosa poniendo orden a todo el mundo—. ¡Y tú! ¿Qué haces aún aquí? ¡Avisa a la novia! ¡Corre! —ordena empujándome hasta la puerta de la casa de campo. Cuando Kenzie trabaja se centra demasiado y le da igual lanzar por la ventana a la novia con tal de que esté recorriendo la pasarela a la hora acordada.
Minutos después, estaba sosteniendo el ramo y caminando por la pasarela seguida de Regina, la cual está preciosa, el vestido es el apropiado, por no hablar de la corona de flores que tan bien le queda. Los invitados miraban a la novia, incluido Axel, que sonreía embobado con su futura esposa, son tan monos. El padre de Regina, la deja irse al altar junto a Axel, mientras que nosotras nos colocamos a un lado.
La ceremonia es preciosa, llega el momento de intercambio de votos y por muy poco, comienzo a llorar de nuevo, estoy desarrollando una habilidad para impedirlo que desconocía. Entonces se intercambian los anillos, que llegan a ellos en las manos de Marcus y todo el mundo suelta una interjección expresando adoración por el pequeño.
Entonces el oficiante de la boda pronuncia esas palabras que indican que son marido y mujer oficialmente y que deben comenzar a ser felices juntos.
— Os declaro marido y mujer. Podéis proceder a besaros.
Axel se gira a Regina y ella le coloca las manos sobre su nuca, entonces se dan un beso sobre sus labios siendo una escena preciosa de ver con el entorno que han montado. Todos aplauden y sueltan alguna que otra lagrimita. Entre tanta, gente logro ver a mi madre con mi sobrino en brazos, es toda una cascada de lágrimas.
Cuando salgo del granero, Finn está esperándome fuera para sentarse conmigo en la mesa donde vamos a comer, también muy bien decorado bajo un techo improvisado por si el tiempo decidía cambiar. Ni si quiera me molesto en hablar con él, pienso tratarle como a un florero.
La gente lanza arroz cuando los novios salen del granero y entonces da comienzo el banquete. Ayudo a Regina cuando me lo pide, y después procedemos a comer, es un menú bastante completo y muy acorde con el lugar, el campo y las granjas, un detalle que me ha fascinado. Cuando todo el mundo está terminando de comer, Regina me hace una seña para que la acompañe yo y el resto de damas de honor, a darles unos obsequios a los invitados. Yo llevo una de las cestas donde se encuentran esos regalos mientras las demás los dan junto a la novia. Al terminar de repartirlos, decido ver a mi madre que se encuentra de pie junto a una mesa.
— ¡Mamá! —se da la vuelta con una sonrisa.
— ¡Sky! Estas guapísima, mi niña... Ven, creo que me tienes que contar muchas cosas —me coge de la mano llevándome hasta un lugar con menos gente, lejos de Finn, aunque tampoco se ha dado cuenta, se pasa el día mirando el móvil y haciéndose fotos para sus seguidores—. Ya puedes estar hablando. ¿Se puede saber por qué sigues con ese idiota? Seguro que te tiene mal viviendo y tú ahí, como si nada.
— Mamá...
— ¿Y Asher? Él era perfecto para ti, os gustabais, que yo lo veía. Él te miraba como si estuviese embrujado y a ti te pasaba igual, os cuidabais mutuamente. ¿Por qué volviste con ese? —le señala con la mirada.
— Mam...
— ¡Y no me cuentes historias! Aquí hay algo que no me gusta nada. Finn es una persona horrible, lo he tenido que soportar por ti y por tu hermano, pero después de que desaparecieras un año entero... No sé, estoy segura de que algo pasa aquí.
— ¡Yo no volví con Finn por gusto! —estallo sin si quiera pensarlo bien, mi madre queda callada y parece querer escucharme. Respiro hondo—. Verás... Asher y yo, nos iba todo perfectamente, me había hecho a su vida y él a la mía. Pero la forma en la que nos conocimos no es como os la conté. Yo necesitaba hacer algo distinto y Kenzie me sugirió que usara una aplicación para hacer cosas poco cristianas con un desconocido. ¡Yo no quería ir! No me mires así, fue sin querer. Pero, ¿adivina qué? Ese desconocido resultó ser una estrella de fútbol americano, deporte que yo detestaba porque era lo único que veíais en casa, pero fíjate como es la vida, ¿no es curioso? Claro, si todos se enteran de la forma en la que nos conocimos, sabrán qué tipo de aplicaciones usaba el querido jugador. Y bueno, Finn lo descubrió cuando me emborrachó y drogó, manipulándome para que lo contara y ahora me chantajea con contárselo a la prensa si no estoy con él. Me amenaza con Asher, con mis amigas y con vosotros. Así que no, no quiero a Finn ni quiero estar con él, sigo queriendo a Asher, pero esto me impide estar con él y todo porque no fui capaz de mandar a la mierda Finn en su momento. Entonces vino lo que sería para mí el fin de mi vida porque me prohibió que hablara con vosotros, ya que podíais ayudarme o separarme de él. Pero es que ya no puedo más. Mamá, ha llegado a las manos, dejándome señales en el cuerpo. Tampoco puedo denunciar porque haría que todo saliera a la luz y me da miedo lo que pueda llegar a causar —intento recomponer mi respiración porque juro que, si seguía hablando, acabaría ahogada en la boda de mi hermano—. Necesito hacer algo, llevo un maldito año de esta forma, os necesito a vosotros, a Asher y a mi vida normal.
— No me lo puedo creer... —Mi madre se lleva una mano a la boca sorprendida, veo cómo sus lágrimas aparecen sin saber bien qué decir y es normal, ella pensaba que estaba centrada en conseguir mis sueños.
— Puedes estar tranquila, Sky, porque no pienso parar hasta que ese hijo de la gran puta se hunda en la miseria de la cárcel —Giro la cabeza encontrándome con Noah de brazos cruzados y el ceño fruncido, creo que es la primera vez que lo escucho decir una palabra mal sonante.
— Noah...
— No. Tienes que pensar en ti primero, Sky, en tu salud. Te ha pegado y eso se denuncia.
— Lo haré a su debido tiempo.
— ¡No hay tiempo con eso! Díselo, mamá. ¿Mamá? ¡Mamá! —Mi hermano se dirige a mi madre, hago lo mismo y la veo de pie con la mirada perdida.
— ¿Estás bien? —le digo.
— Sí, sí, solo es que esto... esto me ha pillado de sorpresa, jamás pensé que dejamos que te fueras con un maltratador...
— ¡La culpa no es tuya! —intento tranquilizarla.
— Vamos a solucionar esto, pero tienes que contarme todo lo que sepas de él, algo se podrá hacer. ¿Hay alguien más que sepa de esto?
— Sí. Kenzie, Lizzie, Axel, Asher y ahora tú y mamá.
— Perfecto, si tenemos más ayuda, mejor. Dime tu número y te llamaré cuando estemos más tranquilos.
— No puedo, si Finn se entera de que me estás llamando, va a sospechar. Pero, no quiero que te metas ahora, porqu...
— Me meteré si se trata de mi hermana. Pues dame el número de alguna de tus amigas, de algún modo tengo que contactar contigo.
— Está bien —Le digo el número de Kenzie mientras él lo anota en su teléfono—. ¡Por favor, haced como que no os he dicho nada!
Abrazo a mi madre y ella se lamenta, pero no quiero que tenga nada que ver en esto. Después fui a ver al resto. Mi hermana pequeña no podía mostrar más alegría al verme, la conozco mejor que nadie y ella siempre ha dependido de mí, el no verme no le ha sentado muy bien, también vi a mi sobrino, quien abracé y besuqueé mucho.
Más tarde volví con Finn, él se empezaría preguntar dónde estaba ya que había dejado de hablar con sus amigos o conocidos. Cuando la música empezó a sonar, los novios salieron a bailar. Son tan preciosos.
A medida que pasaban las canciones, más gente se animaba, entonces salió una canción que a mí especialmente me gustaba y quería bailarla. Miro a Finn que continúa con el móvil, no es lo ideal, pero es lo único que tengo.
— Finn, quiero bailar —le pido por mucho que me cueste.
— Bailar no es lo mío, ya lo sabes.
Resoplo y me quedo sentada en la silla de brazos cruzados, me haría un favor si estuviera hablando con otra chica, la verdad. Todos bailan en la pista, las canciones son marchosas, pero también algunas lentas. Suena el móvil de Finn, él se levanta y se va a hablar.
Observo todo a mi alrededor, se lo están pasando genial, disfrutando juntos y me gustaría poder hacerlo con tranquilidad. Entonces mi vista se detiene sobre alguien que me llama la atención puesto que no me había parecido verle en todo el día. Lleva puestas unas gafas de sol a pesar de que es de noche, aunque si se trata de un amigo ya ebrio de Axel no me extrañaría en absoluto que las llevara. De pronto, Axel aparece entregándole un vaso con algo de beber, el chico sonríe abiertamente y esa sonrisa la conozco, demasiado bien. Las gafas, ese cuerpo, la sonrisa...
¿¡Qué!? No puede ser cierto...
Es Asher.
En la boda de mi hermano.
En el mismo lugar que Finn.
¡No puede estar pasando esto!
Empiezo a ponerme nerviosa, no quiero imaginar qué pasaría si ambos se encontraran. ¿Estará enfadado porque no le respondí? Miro hacia él intentado pensar que es cosa de la imaginación, o que es una pesadilla, entonces él conecta miradas conmigo sacándome una sonrisa. Estoy hiperventilando, no puedo respirar, necesito tomar el aire.
Decido salir fuera un momento del recinto, alejándome de la gente y asimilando la situación. Después de varios suspiros y vueltas de un lado para otro, decido que lo mejor es entrar y decirle a Finn que nos tenemos que ir. Será lo mejor. No puedo dejar que vea a Asher y mucho menos que hablen, sí, tengo que salir de aquí.
Me doy la vuelta para volver dentro, pero lo único que veo es un chico alto, rubio, con una mirada altiva y una sonrisa de medio lado.
— ¿Pensabas escapar de mí?
— Más... o menos.
— Pues no lo vas a lograr.
— Tengo que irme, es lo mejor —comienzo a caminar hacia el recinto, pero Asher agarra mi muñeca para impedirlo.
— No.
— ¿Cómo dices? Asher, ¡Finn está ahí!
— ¿Y qué?
— ¿¡Has perdido la cabeza!? Como me vea contigo te juro que no volverás a verme.
— No le tengo miedo.
— ¡Pero yo sí! —Quiero soltarme, pero me cuesta más de lo que pensaba.
— Oye, Sky, ya enserio, no puede salir.
— ¿Por qué?
— No le van a dejar, hazme caso.
— ¿Quiénes?
— Amigos suyos, los míos... Tenemos un tiempo valioso.
Me quedo estática delante suya, no sé qué decir ni que hacer, siento miedo, ansiedad, qué sé yo... El silencio nos permite escuchar la canción que suena desde el recinto, es una canción lenta cantada por una mujer.
— ¿Quieres bailar conmigo? —dice Asher ofreciéndome su mano.
— ¿Tú no piensas que bailar no es lo tuyo? —repito las palabras de Finn.
— ¿Qué? Si yo soy el rey del baile, nena —me guiña un ojo y no puedo evitar reírme.
— Pues claro que quiero bailar contigo.
Él toma mi mano para acercarme a él, siento que mi pecho choca con el suyo y empiezo a sentir su aroma. Paso mis manos desde sus brazos subiendo hasta su cuello, las suyas bajan hasta mi cintura. Vamos al compás de la música, apoyo mi cabeza en su hombro y me dejo llevar despejando todo lo malo que estaba sintiendo, se ha desvanecido por completo. Hasta que la canción finaliza.
— Creo que ya debo volver... —anuncio con pesadumbre.
— ¿Tan pronto?
— Sí, no quiero levantar sospechas.
— Solo quédate un poco más. ¿Te he dicho que estás espectacular?
— No...
— Pues estás preciosa —me toma el rostro con ambas manos y se inclina para besarme.
No puedo evitar querer continuar con el beso, de hecho, lo intensifico acercándolo más a mí cuando le rodeo con mis brazos sobre su nuca. Ninguno de los dos quiere separarse, y termina durando un par de minutos. Pero por desgracia, tenemos que respirar. Asher coloca su frente sobre la mía, cerrando los ojos y volviendo a respirar con normalidad. No debería terminar con esto aquí, no puede ser algo tan efímero. Quiero seguir agarrada a él, quiero seguir mirándole con detalle y quiero seguir besándole. Ambos nos lo merecemos después del tiempo que hemos aguantado separados desde la última vez y se podría decir que no salió como ambos queríamos. Necesito recargar fuerzas para seguir afrontando esto, recordarme la vida a la que quiero aspirar y debo conseguir. Por eso, él tiene razón, tenemos un tiempo valioso que aprovechar.
Miro a mi alrededor, buscando un lugar para proseguir con esto un poco más en la intimidad, obteniendo como objetivo el granero donde se había celebrado la ceremonia. Ni si quiera tengo que decírselo a Asher cuando ya está tirando de mí hacia allí. Está oscuro y no hay absolutamente nadie aquí, lo cual me extraña siendo una boda. Pienso en quedarnos en uno de los bancos donde los invitados se habían sentado donde la ceremonia, pero él cree que lo mejor es subir a la parte de arriba escalando por las viejas escaleras de madera. Asher se encarga de subir la escalera con nosotros y me parece una genial idea para así evitar que algún curioso se le antoje mirar, o peor aún, que a Finn se le ocurra buscarme. Como es normal en este sitio, hay un montón de paja entre herramientas necesarias para la granja y digamos que, a pesar de haber recibido una buena limpieza, el olor no es el más romántico. Miro a Asher con una ceja levantada y responde tirándose sobre la paja.
— ¿Esto es enserio? ¿Quieres que me ponga ahí?
— Puedes ponerte encima de mí, vas a estar más a gusto —idea levantando ambas cejas con una sonrisa de medio lado—. Venga, ven.
Le hago caso y me coloco como puedo con el vestido a horcajadas de él. Se incorpora de tal forma que pongo mis brazos alrededor de su cuello y comienzo a besarle. No hay iluminación, pero gracias a las luces que provienen del recinto donde se encuentran todos, tenemos una buena visión y un ambiente agradable.
El calor se hace con mi cuerpo en cuanto nuestras lenguas chocan y nuestros besos se intercalan entre labios y cuello. Asher acaricia mi rostro dulcemente y yo enredo mis dedos entre las fibras de su cabello.
— Nunca pensé que me parecería encantador estar contigo en un granero y sobre la paja —susurro.
— Te dije que tendríamos experiencias nuevas, pues aquí tienes otra. —Esconde el mechón libre detrás de mi oreja y deja reposar su mano sobre mi mejilla.
— Estar contigo siempre es una experiencia.
Me mira como si fuese su tesoro más preciado y provoca que el corazón me lata con potencia, mientras que las mariposas hacen su trabajo con más fuerza que nunca. Y vuelvo a besarle, pero con más intensidad.
Puede que nos encontremos en un viejo granero entre paja y materiales ganaderos, pero me siento realmente bien, segura y a gusto. Con él, siento como si esto fuese mi hogar. Estoy en casa. No necesito nada más, solo a él conmigo. Porque, a fin de cuentas, nadie sabe que estamos aquí y las posibilidades de que nos encuentren son muy pocas, eso me tranquiliza. Nuestros besos son una mezcla de deseo, dulzura y añoranza, hablan entre ellos diciéndose lo mucho que se echan de menos.
Comienzo a mover mis caderas sobre su cuerpo, tanto así, que mis braguitas tocan directamente el bulto que se oculta bajo su pantalón y solo con el roce me tiene completamente para él. Con sus manos me recorre haciendo extraños dibujos sobre mi piel descubierta y muerde mis pezones escondidos bajo la tela del vestido, desarrollando así un cúmulo de emociones vivas.
Si el ambiente ya de por sí era extraño y romántico, todo mejora cuando sin previo aviso, comienza a llover y cada vez más fuerte. Escuchar las gotas caer sobre el techo desgastado del granero solo mejoró aún más la experiencia y era como si gracias a la lluvia, estuviéramos sumergidos bajo el agua y pudiéramos respirar en ella. Estamos en otro espacio distinto al resto, nadie nos va a escuchar y nadie va a venir. Gracias a la madre naturaleza, podemos disfrutar de cada segundo juntos sin preocupaciones.
Busco desabrochar el botón de su pantalón que se esconde bajo la larga tela de mi vestido que nos recubre al completo. Gracias a su ayuda, queda todo en él expuesto y no me demoro demasiado en hacer lo mismo como buenamente puedo. Ni si quiera precisamos de más preliminares, ambos queremos lo mismo y yo me hundo en él rindiéndome con gemidos sonoros sin miedo a ser escuchados. Mi vestido nos censura cuando le cabalgo y el calor comienza a dispararse entre nosotros.
Me dejo llevar completamente ante sus movimientos, sus labios y sus susurros. No pienso en nada más, solo en disfrutar. Adoro ver cómo disfruta sobre mis labios y sentir su aliento cálido sobre mi piel a medida que aceleramos el proceso. Somos adictos y queremos cada vez más del otro.
Salto con más rapidez, combinando el sonido que brota de nuestras gargantas con el de la lluvia. Y si tuviera que explicar cómo es el éxtasis al que llegamos, creo que no existirían palabras para definirlo con precisión. Sus ojos se tornan blancos mientras que por mi parte dejo escapar un gemido más largo. Nos quedamos en la misma posición durante unos minutos en los que yo me abrazo a él mientras recomponemos la respiración.
Asher deja besos sobre mi hombro y cuello, ofreciéndome una recuperación de lo más placentera y tranquila. Acaricio con una mano su cabello y nuca, disfrutando de su aroma y del sonido de la lluvia que poco a poco va descendiendo.
— ¿Te enfadaste conmigo por no responder a tu última carta? —cuestiono, aunque puede que sea algo demasiado recurrente.
— Sky, ¿cuándo me he enfadado contigo? Siempre eres tú la que tienes problemas.
Abro los ojos como muestra de que me ha sorprendido y levanto la cabeza para enfrentarlo. Aunque lo cierto es que yo nunca he pedido explicaciones, he sido yo la que quizás ha permitido una distancia, pero siempre temporal.
— Vale, ahí tienes razón —puntúo—. ¿Algo más que decir?
— A veces eres una gruñona.
Abro la boca y arrugo el ceño al escucharlo decir eso, pero es evidente que hay algo más tras sus palabras por la risa que me muestra.
— ¡Y tú un mujeriego! —ataco sin pensármelo demasiado.
— ¿Qué? ¿A qué viene eso?
— No lo sé, no tienes nada malo que se me ocurra, y el otro día vi alguna que otra foto tuya con chicas en una fiesta, tenía que decírtelo en algún momento —admito con una sonrisa.
— ¿Celosa?
— Mucho —exagero con los ojos, bromeando.
— Pues solo te voy a decir una cosa —se acerca a mi oído—. Yo solo tengo ojos para ti —me susurra para luego no dejarme decir una sola palabra más porque sus labios me lo impiden con un beso.
Tras unos minutos más, decidimos que es el momento de irnos pues la lluvia ha cesado y es el mejor momento de volver sin llegar hechos un desastre que nos incrimine. Como puedo bajo las escaleras, las cuales son algo inestables para tener tacones, pero consigo llegar debajo de una pieza con la ayuda de Asher.
Cerca del recinto, Asher vuelve a detenerme del brazo acercándome a él de nuevo para despedirnos y sé que a ninguno de los dos le hace gracia, pero no queda de otra. Le rodeo con mis brazos y lo atraigo a mí de nuevo para poner mis labios sobre los suyos dándole pequeños besos cariñosos. Cuando nos separamos, nos miramos a los ojos, no le digo nada más y me doy la vuelta para comenzar a caminar hacia dentro.
— ¡Sky! —me giro ante su llamada—. Te quiero, no lo olvides. —Consigue que vuelva a sonreír, que mis nervios se calmen, que mi corazón palpita y que me enamore aún más de él.
— Y yo a ti.
Finalmente, vuelvo con el resto y me encuentro con toda mi familia bailando, juntos y alegres. Sonrío con emoción al verlos, incluso Noah está bailando. Quiero acercarme a ellos y unirme, pero antes de dar un solo paso, Kenzie me pilla por banda y tira de mí a un lado donde no puedan escucharnos. Casi me da un infarto, mi cuerpo no puede soportar más emociones por hoy.
— ¿¡Estás loca!? Te he visto con Asher. ¿Qué hace aquí? —dice mi amiga con los ojos bien abiertos.
— Al parecer Axel le invitó.
— Finn estaba ahí, a un lado —señala con el dedo—. No dejaba de mirarle por si desviaba la mirada y os veía. Menos mal que habéis desaparecido.
— Yo también estaba nerviosa, pero me prometió que Finn estaría ocupado así que me dejé llevar.
— Enserio, tienes que hacer algo ya, no podemos seguir viviendo así.
— Bueno... Tengo que confesar que el otro día casi hice algo, fue sin pensarlo demasiado. ¡Casi un impulso! Estaba demasiado harta de todo y actué, pero después me asusté por mis capacidades.
— ¿Qué? Explícate.
— Digamos que envenené un poquito su comida.
— ¿¡Cómo!? —exclama expresando mil emociones a la vez—. ¿Cómo puedes decir eso tan tranquilamente? ¿Estás loca? ¿Cómo se te ocurre?
— Te he dicho que lo hice sin pensar. —Me cruzo de brazos mirando a otro lado.
— ¡Da igual! Entiendo que tu odio hacia él sea tan fuerte que quiera verlo muerto, pero no literalmente. ¿Quieres ir a la cárcel por matar a un hombre? ¿Quieres ser una asesina?
— ¡Kenzie! Tranquilízate, no lo volveré a hacer. Lo peor que le ha podido pasar ha sido una intoxicación de estómago, lo cual no le viene mal. Pero ya está bien.
— Ahí no te voy a decir que no, merece una intoxicación permanente y que no se separara del inodoro.
— No me puedo creer que hayan coincidido en el mismo lugar, me iba a dar algo —reflexiono pensando en todo lo que ha ocurrido de forma tan inesperada.
— Sky, puede que esto sea una señal. Se te está acabando el tiempo para que busques una solución o llegará el momento en el que esos dos se verán las caras y todo estallará delante de ti. Puedes hacer algo mejor que ser una asesina, no sé a qué esperas.
— ¡A encontrar el punto débil de Finn! Pero no lo veo.
— No creo que te hayas parado un momento a buscarlo. Hazle un análisis completo, sus pros y contras, qué se yo, algo habrá. Y ahora si me disculpas, debo ordenar que saquen aperitivos para el momento del cóctel.
Kenzie se marcha dejándome sola y con los ánimos por los suelos. Ni si quiera me veo con fuerzas de ir a bailar con mi familia. Miro alrededor y veo que Finn está grabando unos videos para su Instagram con una copa en la mano. Ruedo los ojos.
Es tan patético.
Tengo que buscar la forma de hacer que se separe de mí. Piensa bien, Sky.
¿Qué es lo que usa Finn para conseguirte siempre?
Su poder, su dinero y los contactos de familia. No podría volver a por ti si no cuenta con ninguna de esas cosas.
¿Cómo podría acabar con todo eso?
Le dedico una mirada de nuevo, buscando la respuesta. Continúa grabando videos y haciéndose fotos con el móvil para todos sus seguidores que tanto le admiran. Entonces la imagen de Asher se me viene a la mente y como por arte de magia, aparece lo que podría ser el plan perfecto en mi mente.
La fama.
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