Capítulo 58
Parte 13. Maldición
Los días pasan, mientras sigo escribiendo cartas, recibiendo algunas y quedando en pequeños momentos con Asher muy de vez en cuando. He de admitir que todo esto me ha subido el ánimo del que tenía hace un mes. Ahora estoy feliz siempre, se me nota en la cara en la sonrisa y en la manera de hacer las cosas. Todo me parece que tiene más color y las personas son más simpáticas. Adoro este estado, ojalá pudiera perdurar hasta el fin de mis días porque soy completamente adicta. Sin embargo, no debo olvidar que sigo acarreando con mis errores y mis problemas, debo encontrar la forma de quitármelos de encima de una vez por todas porque entonces volveré de nuevo a la vida de hace unos meses. Y no quiero hacerlo. Todo me parecía en blanco y negro, me daba la impresión de que todo el mundo me trataba mal y solo tenía ganas de cubrirme con la colcha de la cama y no salir nunca. Que pena cuando una persona llega a estar en ese estado de no querer disfrutar de la vida y creo que me he pasado gran parte de mis días de esa forma.
Llego a la casa de Finn después de un largo día de trabajo, hace poco terminé mis prácticas y es posible que me contraten para ser cocinera en su restaurante, al parecer le he gustado al chef que tanto admiro y ni si quiera sé por qué, ¡pero estoy ilusionadísima! Aunque tampoco debo hacerme ilusiones, solo es algo que a uno de los cocineros le pareció escuchar. Se quedaría solo con tres de todos los que éramos de prácticas y mi nombre salió de la boca de alguno de ellos. Solo me queda esperar a esa llamada, aunque lo más probable es que sea después del verano, que es cuando muchos de los cocineros aceptan otros contratos y se contrata a otros, me estuve informando.
Así es que, si eso ocurre, deberé decir adiós a la pastelería, lo cual me apena demasiado. Pero antes de irme me gustaría buscar un buen sustituto que merezca a Donna, mientras tanto, la ayudaré en todo lo que pueda. Ahora que hay vacaciones, hay bastante turismo y, por lo tanto, más demanda. Y por eso estoy tan agotada estos días, ni si quiera he tenido tiempo de responder a la última carta a Asher, a estas alturas estoy empezando a sentirme incómoda teniendo a Kenzie de mensajera, la pobre debe de estar harta de llevar un sobre de aquí para allá.
La casa está en silencio, lo normal a estas horas, es mi pequeño momento de tranquilidad antes de que Finn vuelva de trabajar y con suerte, hará horas extra o se irá de fiesta con sus compañeros, adoro esas noches. Justo cuando tengo un libro en mi mano y me tumbo en el sofá después de darme una ducha, el timbre resuena en toda la silenciosa casa. No me siento cómoda abriendo la puerta en mi soledad, Finn conoce a mucha gente, cosa que yo no. Sin embargo, me levanto del sofá y camino hacia la puerta, mirando a través de la mirilla para comprobar quién es. Para mi sorpresa es alguien que conozco demasiado bien y no dudo en abrir con una alegría inmensa, echándome sobre sus brazos.
— Nunca imaginé que te alegrarías tanto de verme —dice mientras me envuelve con sus tatuados brazos.
— No seas tonto, siempre me alegro de verte. Te he echado mucho de menos, Axel. Os he echado mucho de menos a todos, no lo soporto más —digo sobre su pecho.
— Pues si tanto nos echas de menos, ¿por qué dijiste aquello?
— ¿Qué? —Me separo al instante y le observo con el ceño fruncido—. ¿Qué es lo que se supone que he dicho?
— Finn me dijo hace tiempo que querías tener un descanso de familia, que necesitabas todo el tiempo para tu trabajo y prácticas. Mamá y papá se extrañaron, pero lo terminaron entendiendo y nos dijo a todos que te dejáramos tranquila, que volverías cuando todo estuviera más calmado.
— ¿Y tú te lo creíste, Axel? ¿Creíste que yo diría algo así?
— Lo cierto es... no, me extrañó bastante. Pero, no sé. Es tu sueño, Sky. Pensé que quizás lo dijiste porque pasabas muchas horas en el restaurante y querías concentrarte solo en eso. Pero sí me extrañó, porque puede que quisieras perderme a mí de vista, pero a Marcus no, era imposible que nunca quisieras ir a verle. Él sí que te echa de menos, en realidad todos, parece que estés viviendo fuera del país cuando solo estás a unos pocos kilómetros. Así que, ¿me estás diciendo que Finn me mintió?
— Debimos librarnos de él hace mucho tiempo, Axel. Nunca te vino bien a ti como amigo ni a mi como pareja.
— ¿Qué quieres decir? —arruga sus cejas—. ¿Qué está pasando, Sky?
— Antes prométeme que tras lo que te diga, vas a seguir mostrando normalidad cuando lo veas.
— Dices cosas muy raras.
— ¡Axel! ¿Lo prometes o no?
— Sí, lo prometo.
— Bien, pues debemos ir a un lugar libre de cámaras. Estoy segura de que este lugar está repleto.
Antes de salir, cojo las llaves y guío a Axel hacia una zona de parque rodeada de árboles, es bastante bonito a la par que relajante. Además, está libre de los ojos y oídos de Finn. Miro a mi alrededor por si hay alguien sospechoso, pero a estas horas no hay más que personas sacando a pasear a sus perros o adolescentes dando una vuelta.
— No tengo ni idea de que está pasando, pero me está dando miedo lo que tengas que decirme. ¿Estamos huyendo de Finn?
— Ahora mismo sí —asiento mientras veo cómo Axel se sienta en uno de los bancos del parque alucinando con la situación—. Axel, Finn está obsesionado conmigo, siempre lo ha estado y no es porque me quiera, solo necesita que esté a su lado yendo a donde él vaya. No sé, es como si pensara que soy de su propiedad o algo así. Él sabe cosas sobre Asher que no deben saberse y tiene amenazadas a mis amigas por si intentan ayudarme. Hace un año me hizo chantaje cuando vio que no tenía intenciones de volver con él por las buenas y entonces lo hizo por las malas. Me dijo que debía salir con él si no quería que la prensa supiera sobre el secreto de Asher que destruirá su carrera.
— No me lo puedo creer... —se pasa una mano por la cara varias veces—. Aceptaste.
— No me quedaba de otra. Tú también lo habrías hecho. Pero, no es la primera vez que hace esto, lleva manipulándome desde la primera vez que rompí con él, su intento de suicidio no era más que una llamada de atención, él sabía perfectamente que no iba a morir, pero el resto nos llevaríamos el susto. Y así ha sido una y otra vez, se ha inventado todo tipo de cosas para lograr que me quedara a su lado. Cuando me vio con Asher siendo feliz, e ignorando que tenía nueva novia, se moría de celos. Buscó y buscó la forma de separarnos, y solo pudo hacerlo mediante el chantaje.
— Muchas veces me enfadé con él, hacia cosas que no eran normales de un amigo y cuando me distanciaba o no le dirigía la palabra, siempre supo cómo hacerme volver.
— ¿Lo ves? Está completamente loco. Es un manipulador de primera. Poco a poco me fue distanciando de todo lo que me hacía feliz. Tuve que cambiar de móvil y de número, no podía llamaros ni visitaros porque me lo prohibía. Y gracias al cielo que Kenzie y Lizzie se mantuvieron pegadas a mí.
— Ahora lo entiendo todo...
— ¿Qué? ¿Qué entiendes?
— Tus abrazos tan profundos, estabas pidiendo ayuda y yo no lo entendí. Mierda, se supone que debo entender tus señales, soy tu hermano y ni si quiera lo vi.
— No tienes culpa de nada.
— Sí, pude haberme fijado bien y no lo hice, solo pensé que estabas tomándome el pelo. Tampoco me cuestioné el porqué de repente cortaste con Asher para volver con Finn después de todo lo que decías de él. Y ahora entiendo por qué nunca recibí respuesta de la invitación.
— ¿Qué invitación?
— Joder... Sky, la semana que viene me caso con Regina.
— ¿¡Qué!? —chillo ante la sorpresa abriendo mucho los ojos.
— Se lo propuse hace un año, llevamos organizando esto desde entonces. Enviamos la invitación por correo, para no molestar y esperamos tu contestación, pero nunca llegó. Tanto Regina como yo queríamos que fueras la dama de honor, hasta encargó un vestido para ti. Como la fecha se acerca y no teníamos noticias tuyas, decidí venir a verte para convencerte de que vinieras porque no podía casarme sin tu presencia. Eres mi otra mitad, no seremos gemelos, pero es como si lo fuéramos. Y me encuentro con esto...
Hubo unos segundos en los que no me sentí nada bien. De hecho, tuve que mirar en otra dirección y soltar todo el aire que tenía encima. Fue una situación simbólica de un apuñalamiento en el costado y dolía demasiado, quería gritar muy fuerte cuánto me dolía y sobre todo cuanto me había jodido. No pensé que fuese a llegar a este nivel, y si lo miro bien, es un soplo de realidad, de todo lo que me he estado perdiendo o más bien, lo que me estaban impidiendo ver. Pero, no quiero preocupar más a mi hermano con este tema, debería saber lo justo, por lo menos antes de su boda, donde debe pasárselo genial con los suyos sin preocupaciones. Saco una sonrisa para intentar calmarle, se lo contaré todo, pero dejaré que pase la fecha.
— ¡Me alegro muchísimo por vosotros! Por supuesto que iré a vuestra boda, no me la perdería por nada en este mundo.
— Y por supuesto tendrás que ir con él. No creo que matar a alguien en mi propia boda sea muy normal.
— Tienes que mantener las formas. Estoy intentando resolver esto de la mejor forma posible y no quiero que sospeche de absolutamente nada. Tienes que comportarte como siempre lo has hecho con él y, sobre todo, no menciones nada de esto a nadie más. Ni si quiera a Regina.
— ¿Has estado un puto año aguantándole? O sea, es que... Es demasiado fuerte.
— Sí, bueno... Al final pasa lo de siempre, te terminas acostumbrando a la rutina y eso es una mierda. Pero estoy volviendo a ver a Asher a escondidas, él ya lo sabe todo, y es como si hubiera recobrado el aliento. Pero ya no te preocupes por esto, ¡vas a casarte! Mi hermano con un anillo, quién lo diría.
— ¿Serás la dama de honor entonces?
— Dile a Regina que lo haré encantada, me hace demasiada ilusión.
— Genial... —dice no muy animado además de pensativo, le conozco y sé que no estará del todo tranquilo con esto, pero tiene que dejarme de lado un momento, lo entiendo perfectamente—. Probablemente Regina te llevará el vestido a la pastelería y te explicará como irá todo.
— La esperaré.
Nos levantamos del banco y le vuelvo a abrazar con fuerza, la añoranza por alguien familiar es inmensa. Creo que nunca habíamos sido tan cariñosos el uno con el otro. Siempre nos definían más nuestros piques y discusiones, pero lo hacíamos todo juntos y aunque desde fuera se viera que nos llevábamos mal, es nuestra forma de entendemos. Después de todo, nos defendíamos el uno al otro si era necesario. Ha hecho falta un distanciamiento de casi un año para que nos demos abrazos y besos, tienen mucho valor para mí.
Vuelvo a la casa de nuevo, esperando que estuviera tan vacía como antes, pero resulta que no es así. Finn aparece con la camisa deshecha y la corbata desanudada, acaba de llegar de trabajar. Al mirarlo no puedo evitar sentir furia, una real, puede que nunca haya estado tan enfadada, ni si quiera me reconozco con ella. Camino hacia él y le señalo con el dedo.
— ¿Cómo has podido ocultarme algo tan importante para mí?
— ¿De qué hablas? —muestra confusión mientras termina de quitarse la corbata.
— Mi hermano se casa, tú amigo se casa, ¿y no me dices nada? —relaja su expresión al saber de qué le estoy hablando—. ¿Cuándo llegó la invitación?
— Solo tenía que pasar una semana más —maldice para sí mismo.
— ¿Cuándo llegó la invitación, Finn?
— Hace tres o cuatro meses.
— ¿Cuatro meses? —me llevo las manos a la cabeza sin terminar de creerme que me haya ocultado algo así—. No me puedo creer que hayas llegado hasta este punto. Me has tenido completamente ajena a todo lo que era mi vida anterior, te la has apañado para que no me llegara absolutamente nada. ¡Has creado una maldita burbuja solo para tenerme pegada a ti!
— Te dije que no quería tener nada que ver con tu familia.
— Tú no quieres tener nada que ver, ¡tú! —grito, desesperada—. Eso no me incluye, Finn. ¡Es mi familia, no puedes separarme de ella, nunca lo harás por más que evadas invitaciones, digas mentiras o borres números de teléfono! Al final siempre conseguirán llegar a mí porque me conocen y saben que jamás me alejaría de esta forma sin tener comunicación alguna. —Coloca sus manos sobre sus caderas y suspira fuerte—. Voy a ir a la boda y voy a ser la dama de honor, te guste o no.
— No vamos a ir, Sky.
— Vuelves a hablar en plural, no somos una persona, somos dos. Yo sí que iré.
Hay un silencio que dura unos segundos, pero que se sienten eternos y desesperantes.
— Estaba teniendo unas semanas bastante buenas, yo estaba feliz con ello y tú también lo estabas por alguna razón, pensé que estábamos bien. Pero, una vez más consigues cabrearme y sabes que no me gusta hacerlo. No vas a ir.
— Sí voy a ir.
Con el ceño bien fruncido, da pasos demasiado grandes hasta quedar frente a mí y me agarra del brazo con dureza. El dolor es instantáneo y recuerda al de otras veces. Me acerca a él, teniendo su rostro pegado al mío sintiendo su respiración sobre mi piel. No puedo evitar asustarme, no quiero que vuelva a golpearme.
— Vas a hacerme caso, Sky, si quieres que las cosas vayan bien. ¿Tengo que recordarte todo lo que soy capaz de hacer cuando me enfadas? No vas a ir y no quiero volver a escucharte hablar del tema. Ahora vas a ir a hacer la cena y cenaremos en la mesa haciendo que esto no ha pasado nunca. ¿Entendido? —cuestiona apretando aún más mi brazo, tanto que cierro los ojos ante el dolor que provoca. Asiento varias veces hasta que me suelta para desaparecer escaleras arriba.
Las lágrimas se me escapan mientras observo mi pobre brazo, sus dedos han vuelto a quedar marcados sobre mi piel y por más que lo acaricie no se va. Rompo a llorar allí mismo arrodillándome sobre el suelo y las lágrimas que llevaban tiempo sin salir, han vuelto. Vuelvo a sentirme pequeña en este mundo, uno en el que me controlan y me tiene atada de manos.
Pero, no quiero dar pena, no quiero volver a que todos me miren con tristeza compadeciéndose de mí. No quiero que Asher vea esto y piense que tiene que solucionar esto. No quiero ser débil de nuevo. Es una piedra más en el camino, y tengo que levantarme las veces que hagan falta. Solo necesito seguir caminando.
Cuando me quiero dar cuenta, las lágrimas dejaron de caer. Mis mejillas están húmedas y mi mirada está perdida. No vale la pena derramar una sola gota más por él, me da igual lo que me haga, no me va a impedir irme de aquí cuando tenga la posibilidad.
Me levanto de allí sin cambiar la expresión y camino hacia la cocina. Sin pensarlo si quiera, comienzo a cocinar hasta que consigo evadirme de todo durante unos minutos. Es como si fuera cosa de magia, cocinar me relaja a niveles que desconozco, siempre lo ha hecho. Finalmente, termino sirviendo los platos tras poner la mesa, pero Finn aún no ha bajado lo cual me cabrea bastante porque le avisé hace unos minutos. A la mierda mi relajación. Detesto estar cocinando para él y que ni si quiera esté cuando la comida está lista. Comienzo a comer sin él, hasta que escucho cómo baja y se sienta en su lugar. En completo silencio, comienza también a comer, pero entonces provoca un ruido que me sobresalta. Ha dado un golpe fuerte con el tenedor sobre el mantel de la mesa y lo ha manchado por completo. Me quedo mirándolo con extrañeza.
— Está frio —se queja con seriedad.
— Si hubieras bajado cuando te lo pedí... —susurro.
— ¿Qué has dicho? —cuestiona con un tono serio a lo que niego con la cabeza—. Caliéntamelo.
Me levanto de mala gana y expresando mi enfado. Cojo su plato y voy de nuevo a la cocina dejándolo sobre la encimera con fuerza, podría haberlo roto perfectamente. Apoyo ambos manos sobre la superficie y dejo caer mi cabeza hacia abajo procurando respirar hondo y controlarme. Pero es que no le soporto, no soporto más esta mierda. Estoy harta de todo. Quiero irme de aquí, ir a mi casa y estar con mi familia. Quiero poder ser libre de hacer lo que quiera cuando quiera y, sobre todo, quiero estar con Asher sin miedos.
Odio a Finn, le odio con todas mis fuerzas y quiero que desaparezca de una maldita vez.
Levanto la mirada para comenzar a recalentar el plato antes de que se queje de nuevo, y al hacerlo, mis ojos se encuentran con el bote con el líquido que usa Finn para los ojos cuando está demasiado tiempo frente al ordenador. No sé por qué me quedo mirándolo más tiempo del debido. Entonces una pequeña vocecita me dice algo que quizás debiera hacer para cumplir mis deseos, es sencillo. Miro la comida de nuevo y después las gotas para los ojos, lo hago varias veces hasta que finalmente cojo el pequeño bote con el cuentagotas.
Miro a mi alrededor, comprobando que aun continúo sola en la cocina y casi sin pensarlo, comienzo a desenroscarlo. Mi respiración se mantiene constante, con total tranquilidad. Saco el cuentagotas pudiendo ver que contiene líquido en su interior, entonces una gota cae sobre la comida. Me quedo mirando la zona impregnada, me sorprende sentir placer al verla ahí. Aprieto un poco más la goma y del tubo salen aún más gotas que caen en diferentes zonas. Ni si quiera me estremezco ni creo estar haciendo nada malo, incluso me parece divertido. Vuelvo a hacerlo un par de veces más y cierro el pequeño bote dejándolo en su sitio. Remuevo un poco la comida y meto el plato en el microondas, una vez se calienta, vuelvo al comedor sosteniéndolo sobre mi mano dejándolo frente a Finn distraído con su teléfono. Me siento de nuevo a su lado y continúo comiendo. Él deja el móvil a un lado cogiendo el tenedor para pinchar la comida y llevársela a la boca. Le observo de reojo mientras mastica, no parece encontrar un sabor diferente y sigue comiendo al igual que lo hago yo.
Esto es por todas esas veces que tuve que cambiar mi vida para hacer todo lo que tú querías. Por cada uno de los golpes, mentiras y manipulaciones. Si tengo que bajar al infierno por esto, merecerá la pena.
Porque ya no lo soporto más, no pienso quedarme de brazos cruzados y haré todo lo que esté en mi mano para hacer que desaparezcas. Así que, si tengo que bajar al infierno por esto, bajaré, porque realmente merecerá la pena.
Maldigo el día en el que alguna vez te quise.
Maldigo absolutamente todos los momentos felices a tu lado.
Pero, sobre todo, maldigo el día en el que te conocí.
¡CHAN!
Por cierto, quedan unos seis capítulos.
¡CHAN! ¡CHAN!
Un besazo a todxs!!! Pasen buen día😘😘😘
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro