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Capítulo 52

Apenas puedo mover un solo músculo, estoy totalmente paralizada. Su cercanía inunda de calor mi espalda, al igual que su aliento en mi oído al hablar y sus manos apoyadas sobre mi vientre. Cierro los ojos para así deleitarme con cada movimiento porque es como estar en un sueño, de esos que tienes cuando piensas demasiado en alguien o en los que no desearías despertarte jamás porque son mejor que la realidad. Y si esto es un sueño, no quiero abrir los ojos, quiero seguir durmiendo.

— Asher... —susurro.

— Responde a mi pregunta.

— Sí, es la primera vez que vengo.

— Se nota.

— ¿Por qué?

— Se nota la falta de satisfacción en este cuerpo —pronuncia con voz ronca y deseosa para después besar mi cuello con delicadeza, una vez, dos y hasta tres veces.

— La tuve, pero de repente se volvió a ir.

Sus manos se deslizan recorriendo mi cuerpo para finalmente llegar a la curva de mis pechos que cubre y aprieta con cuidado dándome el placer que ansiaba. Echo la cabeza hacia atrás, apoyándola sobre su hombro y debo abrir levemente la boca soltando un susurrante gemido.

Ha recreado aquel día, aquella vez que decidí usar la aplicación. Ese momento en el que entré a una habitación de hotel totalmente a oscuras sin saber bien si lo que estaba haciendo era lo correcto, y más de un año después sigo sin saberlo.

— Eso se puede solucionar —susurra para después girar mi cuerpo hacia él y dejarme reposar sobre la pared, apretando su cuerpo contra el mío.

Puedo ver su silueta, como lo hacía antes, y recuerdo aquella incertidumbre que sentía cada vez que quedábamos por querer saber cómo era. Ese sentimiento tan real era lo que me incitaba a querer volver, y no me arrepiento en absoluto.

— Asher —subo mis manos para acariciar su rostro.

— Shh... —Coloca un dedo sobre mis labios para que no fuese capaz de rechistar, aunque no pensaba hacerlo. Con sus dos manos sujeta mi rostro y segundos después deposita un beso delicado y cálido sobre mis labios. No le respondo pues no me quiero perder el disfrute de volver a sentir su tacto sobre mí tras tanto tiempo sin él.

Concluye su roce para cambiar la posición de las manos, que las posa sobre mi cintura atrayéndola a su cuerpo aún más y sintiendo así sus ganas de estar conmigo. Entonces soy yo la que me permito colocar mis manos sobre su nuca y acercarlo a mí para volver a juntar labios, pero de una forma más lujuriosa, mordiéndolos, bailando con nuestras lenguas e intentando respirar sin despegarnos.

Estoy a cientos de kilómetros de casa, aquí no corro peligro. Tengo total libertad y es como estar sobre aguas internacionales porque aquí nada importa.

Mientras me besa, recorre mi cuerpo con sus manos y desliza los tirantes de mi vestido hacia abajo provocando que éste caiga al suelo, dejando visible todo de mí. Por mi parte, intento apartar su camiseta y debemos frenar el beso para ello, pero lo retomamos con desesperación. Acaricio cada centímetro de su piel, su pecho, su abdomen y clavícula. Lo echaba tanto de menos.

Sus labios están descontrolados y comienza a abarcar mucho más allá de los míos, comenzando por mi cuello y baja por la clavícula para llegar al centro de mis pechos. Aparta con timidez el sujetador de una de mis tetas y un pezón queda al aire sintiendo frío, sobre todo cuando pasa su lengua sobre él varias veces dejándolo húmedo. Continúa dejando huella sobre mi piel ardiente con besos húmedos que deja sobre mi vientre, bajo mi ombligo y terminan en mi entrepierna sobre mis braguitas. Mi clítoris está hinchado, buscando a la persona que antes lo satisfacía y precisa ser estimulado. Sin embargo, Asher se levanta levemente recogiendo mis piernas para así elevarme e inmediatamente me enredo en su cintura. Camina conmigo en sus brazos y me dejar sobre las sábanas de la cama.

Escucho el sonido del cinturón y cremallera de sus pantalones bajarse para después de quitárselos, colocarse sobre mí volviendo a mis labios con intensidad.

— ¿Te ha vuelvo a tocar ese cabrón? —cuestiona entre besos.

— Por favor, no le menciones en este momento —ruego en un susurro, pero deja de besarme y sé que me está mirando a través de la oscuridad.

— Dímelo.

— La última vez fue en la cara, ya lo viste y aún queda alguna señal.

— ¿Tienes más?

— En el brazo derecho y en el cuello, a veces me aprieta demasiado fuerte —pensé que iba a maldecir, pero no fue así, se limitó a acariciar cada parte que mencionaba y dejar pequeños besos.

— Yo voy a curar tus heridas —intento hablar, pero me calla con un beso—. No hables, solo disfruta. Hoy más que nunca te lo mereces.

Deja sus besos por todas partes, incluso me hace ponerme de espaldas a él para recorrer esa zona apartando mi cabello a un lado. Desciende dejando sus labios sobre mis glúteos, que besa, lame y muerde provocando descargas en mi cuerpo. Sus manos los masajean y viajan por todas las curvas de mi cuerpo hasta dar con el cierre del sujetador que se encarga de quitar. Vuelvo a darme la vuelta y entonces destapa mis tetas para meter su nariz en ellas, acariciándolas entre algún que otro beso. Lame ambos pezones de forma intercalada como si tuviera sed y yo no puedo evitar expresar lo que me produce tal acto. Se los mete en la boca, juguetea con ellas y disfruto tal y como sucedía antes. Mientras tanto, una de sus manos se aventura entre mis piernas dando lugar al ardiente núcleo de mi ser y se encarga de despojarme de mis braguitas para así adentrarse entre mis pliegues resbaladizos. Me acaricia de punta a punta antes de dejar su dedo pulgar sobre el excitado clítoris y lo mueve sobre él repetidas veces. Mi respiración se vuelve más agitada con el placer que me proporciona y gimo como respuesta a ello. Detiene la acción para pasar a otra, introduciendo un dedo en mis húmedas entrañas y al ver lo fácil que está siendo, decido introducir otro más. Los desliza con rapidez y ese vaivén es de lo más reconfortante.

Pero por si no fuera suficiente, aparece su lengua en escena para satisfacer a las exigencias de mi clítoris mientras sus dedos continúan con su labor sin cesar. La excitación es tal, que necesito agarrarme con fuerza a algo y lo primero que mis manos tocas son las sábanas y su cabello. Su lengua no deja de moverse, haciendo círculos, lamiendo y succionando, comiéndome como si fuese un plato de alta cocina. Procuro no gritar del placer pues sé que mis compañeros están en las habitaciones contiguas, pero no puedo evitar soltar quejidos que provocan que lo haga con más rapidez. La combinación que realizan sus dedos con su lengua es perfecta lo que termina por hacerme estallar de placer.

— Asher... —susurro.

— No dejes de decir mi nombre.

Vuelve a mis labios introduciendo su lengua, jugando con la mía, mordiendo la parte superior y posteriormente la inferior. Mis manos vuelan directas a sus glúteos, masajeándolos y atrayéndolos más a mí. Su bulto aun cautivo, roza mi entrepierna y se mueve de forma constante devolviéndome el deseo de nuevo. Estoy segura de que la tela de su ropa interior ha quedado impregnada por mis flujos y eso de alguna forma me causa vergüenza, pero no parece importarle cuando continua. Entonces decido que es hora de que libere su erección la cual me busca con desesperación haciéndose cada vez más grande. Introduzco mis manos por debajo de la tela y los hago bajar. Pero eso solo aumenta mi tortura cuando introduce su tronco entre mis pliegues realizando la misma acción anterior y el roce de su miembro sobre mi punto de placer, genera en mí una sensación indescriptible que casi llega por romperme.

— Asher... necesito que lo hagas ya —clamo al notar cómo roza su polla aun envuelta, por mis alas.

— Si me lo pides así, no te voy a hacer esperar más.

Obedece levantándose para buscar la protección conveniente, mientras tanto yo me coloco de buena forma sobre la cama esperando a su llegada aun con todas las luces apagadas. Sus pasos son notorios y cada vez están más cerca hasta que vuelve a subirse a la cama buscando mi cuerpo en la oscuridad, convirtiéndose en un juego en el que ambos reímos. Finalmente, me captura besando mis labios mientras noto su miembro duro rozar mi vientre. Cuando pienso que lo va a hacer, me tortura pasando la punta en mi entrada de arriba abajo y mi cuerpo se estremece.

— Si no lo haces ya, juro que me encargaré yo solita —aviso, desesperada.

— Me encanta cuando ruegas que te folle, Sacher.

Y entonces lo hace, pero no es nada desesperado, es un proceso lento y delicado, otorgándome un placer más pausado. Siento cada milímetro que avanza en contacto con mis paredes internas y sentirlo dentro es como si se me abriera el cielo. Mis labios se dividen solo para gemir a medida que aumenta la velocidad al igual que los suyos, y si a eso le sumamos el choque de nuestros cuerpos, se compone una melodía maravillosa que hace que parezca que nos encontramos en un mundo onírico.

— Ponte encima —susurra.

Hago justo lo que me dice y hacemos el cambio en cuestión de segundos. Él me agarra de la cintura guiándome para meterse en mi interior de nuevo y descubro que hacerlo en esta posición es incluso más gratificante. Los movimientos son simples subidas y bajadas encima de su cuerpo, y aunque no pueda verle la cara, sé que está disfrutando de este momento en el que ambos hemos entrado en un completo éxtasis.

— Más rápido, cariño —clama con voz seductora, ronca y muy sexy.

Obedezco y salto más rápido sobre sus carnes, él continúa sujetándome para dirigir mis movimientos siendo algo que me vuelve completamente loca. Gimo cada vez más fuerte, estoy volviendo a sentirme viva y quiero que todo el mundo lo sepa. Cierro los ojos y miro hacia arriba mientras doy saltos cada vez más cortos pero intensos porque estamos a punto de llegar a la culminación de esta obra de arte.

Me tumbo a su lado cayendo en peso muerto. Ambos respiramos profundamente tratando de recomponernos de lo que acaba de pasar, cosa que aún no he tenido tiempo de asimilar.

¿Cómo ha llegado a ocurrir esto? ¿Cómo es que está aquí?

Estaba disfrutando de un viaje debido a mis prácticas culinarias en Chicago y de pronto acabo de hacer el amor con el hombre de mis sueños.

Asher vuelve a colocarse sobre mí posando ambos brazos a los lados de mi cabeza, hasta que de pronto la tenue luz de las lamparillas de la habitación nos ilumina. Él le ha dado al interruptor. Su rostro me muestra una sonrisa de pura felicidad, la misma que debo tener yo al volver a verla después de tanto tiempo.

— No puedo creerme que hayamos hecho esto, que estés aquí ahora —sonrío tapándome la cara con mis manos, la felicidad es tal que me avergüenza.

— Creo que después de esto, es más que evidente que no se trata de un sueño —dice para después depositar un pequeño beso sobre mis labios sonrientes cuando vuelvo a mirarle.

— No sé cómo lo has hecho, pero gracias.

— No des las gracias por esto. Te he echado tanto de menos...

— ¿Cómo sabías que venía aquí? ¿Y que me quedaría en este hotel?

— Alguien llamó de forma anónima ofreciéndoles unas clases en un restaurante famoso de Chicago, al personal de prácticas del restaurante de cierto chef con todos los gastos pagados.

— ¿Todo esto ha sido cosa tuya? ¿Solo para traerme aquí? —su cara cambia cuando lo expreso con un tono dulce e incrédulo. Quizás esperaba que fuese a enfadarme, pero eso está lejos de lo que estoy sintiendo en este momento—. Es lo más bonito que han hecho por mí —le rodeo el cuello con mis brazos y lo atraigo a mí para besarle de nuevo.

— Te mereces todas las cosas bonitas, Sacher —pronuncia una vez nos separamos y me observa sin perder detalle. Su confesión provoca que las mariposas revoloteen como solían hacerlo, pensé que estaban muertas, pero han resucitado como el ave fénix.

— Pero, ¿cómo te han dejado pasar a mi habitación?

— Soy Asher Jackson, creo que eso me da una ventaja, ¿no crees? Les dije que te conocía y que me habías dado el permiso.

— Sí, a veces se me olvida que eres el ídolo de gran parte del país.

— No sé si ya estoy a ese nivel, pero sí, aún me quedan algunas partes buenas.

— ¿Por qué dices eso? —cuestiono al notar su cambio de humor, me incorporo en la cama apoyando la espalda en la pared mientras él hace lo mismo a mi lado.

— Bueno, desde que te alejaste de mí, todo ha ido cuesta abajo y sin frenos. No tenía la mente donde debía estar y me vi envuelto en cientos de polémicas, juicios, difamaciones... Todo eso ocasionó que no rindiera bien en el campo y no conseguía centrarme. No ayudé en nada al equipo porque a fin de cuentas soy el motor y si fallo, fallan todos. Y claro, ¿quién confía ahora en alguien que ha cometido fallo tras fallo?

A medida que iba contando, más lágrimas salían de mis ojos, me siento tan culpable por todo que me duele el corazón.

— ¿Por qué estás llorando? ¿Te pasa algo? —Me agarra la mandíbula e intenta hacer que le mire, pero ni si quiera puedo hacer eso en estos momentos. Me envuelve en un abrazo para consolarme y en cierto modo eso me hace sentir mejor en este mar de culpa.

— Asher... —consigo decir entre sollozos, él se separa para mirarme—. Lo siento tanto... yo, yo no quería que esto pasara.

— ¿De qué hablas? No tienes que disculparte por nada.

— Sí, porque es mi culpa. Yo me fui sin darte explicaciones, te rompí el corazón y eso debió de dolerte tanto como a mí. Aquella falsa acusación también fue por mi culpa y sé que todo esto ha provocado que la gente hable mal de ti y te ha estado afectando. ¡Es mi maldita culpa!

— Sky, no tienes culpa de absolutamente nada. No es culpa tuya que Finn haya conseguido lo que tiene sobre mí y te amenace con destruirme la vida. Tampoco que tenga amenazadas a tus amigas. Agradezco y aprecio enormemente tu sacrificio, porque nadie salvo mi familia haría eso por mí y eso demuestra que me quieres de verdad. Pero, Sky, todo tiene un límite y no puedes seguir viviendo así.

Me quedo boquiabierta al escucharle decir todo lo que yo creía que desconocía.

— ¿Cómo lo sabes? ¿Cómo sabes lo de Finn?

— Lo siento, Sky, pero no podía seguir viviendo sabiendo que tú estabas mal. Tenía que saberlo y tú no ibas a decírmelo nunca. Fui a ver a Kenzie.

— No me lo puedo creer... —siento la necesidad de levantarme de la cama, busco una camiseta con la que taparme e intento localizar mi teléfono, pero Asher se levanta también y me detiene agarrándome del brazo.

— No te enfades con ella, está muy angustiada con lo que estás pasando y prácticamente yo la obligué a que me lo dijera.

— Te lo contó sin consultarme a mí, porque no sé si es buena idea que lo sepas. Yo... Mierda. No quiero estropearlo más, no quiero que esto se haga más grande de lo que ya es.

— ¿Por qué? ¿Por qué no me dejas que te ayude? ¿Por qué nunca me cuentas tus malditos problemas? ¡Sabes que estoy aquí, que puedo ayudarte!

— ¡Porque siento que todo el mundo siempre soluciona mis problemas, y eso solo ocasiona que vengan y cada vez más porque no sé manejarlos! ¡Yo me metí sola aquí y conseguiré salir sola! Un solo paso en falso por mi parte y todos a los que más quiero pagarán las consecuencias.

— Creo que no es el mejor momento para ser orgullosa y no dejar que te ayudemos.

— No es cuestión de orgullo. ¡Yo conocí a Finn, yo permití que se hiciera con mi vida a su antojo y yo permití que volviera a agarrarme a su lado! Él es mi problema, no el tuyo. Y yo encontraré la manera de que se vaya y asegurarme de que nunca vuelva, aun no sé cómo, pero la encontraré.

Hay un momento de silencio por parte de ambos, solo se escuchan nuestras respiraciones mientras que yo intento calmarme.

— Sky... Ha pasado un año, lo has intentado sola y no has conseguido cambios. Todo esto te ha consumido y has permitido que siga haciéndote esto —agarra mi brazo y señala la marca de los dedos de Finn que me dejó en una discusión.

No tengo palabras porque tiene razón, ya me había pasado antes. Siempre intento hacer algo para alejarme de Finn, pero al final termino por desistir y me acostumbro a la vida que llevo con él porque no me quedan más fuerzas para seguir intentándolo. Su infidelidad fue algo que me dolió y a la vez me abrió las puertas para irme de su lado, porque la culpa había sido suya. Pero ahora, no sé qué puede ser lo que vuelva a sacarme de aquí, porque esta vez da igual que él tenga la culpa, no puedo irme por eso. Y no puedo seguir esperando a que un milagro aparezca frente a mis ojos.

Asher se queda mirando mi cuerpo para después buscar su teléfono, desbloquearlo y señalarme a mí con él.

— ¿Qué haces?

— Hago fotos —vuelve a cogerme del brazo y el flash sale disparado del dispositivo.

— ¿Para qué?

— Son pruebas, para cuando denuncies por malos tratos.

— Asher... —mis ojos vuelven a humedecerse junto con el nudo de mi garganta.

— No, Sky, tienes que despertarte. No puedes seguir permitiendo que esta sea tu vida, hay que hacer algo.

— Asher.

— Estés conmigo o no, tienes que salir de ahí. No debe importarte lo que me ocurra a mí, solo debes pensar en ti —continúa haciéndome fotos, en el cuello, en la cara y en la pierna.

— Tengo miedo.

Asher deja de hacer fotos para centrarse en mis palabras, rompo a llorar cuando me mira a los ojos expresando pena por mí. Me envuelve entre sus brazos y me deja llorar sobre su pecho mientras acaricia mi cabello con dulzura. 

— Escucha —me separa para colocar ambas manos a los lados de mi rostro—. No tienes que tener miedo porque vamos a estar a tu lado y te vamos a ayudar en lo que necesites. Quieres hacer esto sola, bien, pero tienes que actuar ya. Ahora mismo estás tirada en el suelo dejando que te pisotee, pero te vas a levantar y vas a mirar a tu alrededor pensando qué puedes hacer para irte de allí y no volver. Ante todo, debes ser sigilosa, él no puede sospechar nada hasta que todo esté hecho. Sé que puedes hacerlo, eres capaz de todo porque eres fuerte, Sky. No permitas que sea superior a ti, tú lo eres sobre él. Piensa que, si todo sale bien, vas a volver a ser libre, a tener la vida que quieras y estaremos juntos, esa es tu meta.

— Sí —afirmo con la cabeza intentando dejar de llorar, ahora mismo no sirve de nada—. Voy a hacerlo, voy a detener toda esta vida de mierda y saldré —me dedica una sonrisa de orgullo que me da fuerzas—. Gracias por todo.

— Tú me dijiste unas palabras que fueron cruciales para superar el partido más importante de mi vida y lo conseguí porque no dejaba de recordarlas. Esto es lo mismo, este es tu partido, estás en las eliminatorias y tienes que llegar a la Super Bowl para ganarla. 











🔥🔥🔥

¿Puede ser esto el principio de algo?

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