Capítulo 46
Hace poco que decidí mudarme a la casa de Finn. ¿Qué por qué? Bueno, Kenzie tenía razón, si quiero buscar algún tipo de fisura en su plan, debo tener cerca al enemigo por mucho que no le soporte, y hacerlo desde mi piso evitando su presencia, solo empeorará las cosas.
La verdad es que no me esperaba una casa así, vale que la familia de Finn tiene dinero, pero esto es algo para alguien con mucho más estilo del que él tendrá jamás. Es muy espaciosa, con piscina, jardín, dormitorios con sus respectivos baños, gimnasio y una gran cocina con todos los electrodomésticos que uso en clase. Es como si llevara tiempo preparando todo esto, como si ya supiera que iba a acabar mudándome aquí. Supongo que desde que lo dejamos, él ha ascendido y ha ganado aún más dinero del que ya ganaba.
Me obliga a dormir juntos, al principio me negaba y él acababa perdiendo la paciencia, pero terminé por acceder con la condición de que respetara mi espacio. Tengo miedo del día en el que quiera que hagamos algo más, no sé qué es lo que debo de hacer para evitarlo y no quiero hacerlo, no quiero que me toque. Supongo que debo dominar la técnica de la resistencia, quedarme hasta tarde "estudiando" en la biblioteca o haciendo dulces para el día siguiente, cualquier cosa con tal de evitarle.
Por suerte, durante el día está muy poco por la casa, su trabajo lo mantiene ocupado y eso es algo bueno, porque así no lo tengo que soportar demasiado, aunque cuando está es inaguantable. Respeta los horarios de comida, quiere que desayunemos juntos y cenemos juntos. Para ser sincera, esperaba que alguien con tanto dinero tuviera alguien que cocinara, pero no, era mejor que yo, además de ir a clase y trabajar, también cocinara para el señor de la casa.
Esta noche he cocinado un estofado de carne con ensalada como guarnición. Como veis, tampoco me esmero demasiado, es lo último que me apetece al finalizar el día. Sirvo la comida en la mesa, pero solo me la echo yo en mi plato, si piensa que también se la voy a echar en el suyo, la lleva clara. Me siento en mi lugar de la mesa, y él lo hace enfrente de mí.
— Sky, dame tu móvil —interrumpe mi cena.
— ¿Para qué? —cuestiono entrecerrando los ojos, desconfiando de sus acciones—. No lo estoy usando.
Me ha soltado más de una vez que es de mala educación usar el móvil en la mesa mientras se come, provocando que le dedique una mueca de asco en cada momento.
— Te he comprado otra tarjeta, vas a cambiar de número —alza la palma de la mano exigiendo el aparato.
— ¿Y si no quiero cambiar mi número? —me cruzo de brazos.
— Vamos Sky, ya sabes cuales son las consecuencias.
— ¡No puedes chantajearme con eso para todo! Que yo sepa, solo cuando está Asher de por medio.
— Es que tiene que ver con Asher. Sigue teniendo tu número y no quiero que hables con él.
— Nunca cojo sus llamadas, puedes comprobarlo si quieres.
— En alguna caerás, de eso estoy seguro, así que dámelo —exige a lo que respondo con un gruñido y le entrego mi teléfono con desgana—. Bien, te lo devolveré luego.
No hago más que fulminarle con la mirada. Su arrogancia me mata. El muy estúpido le contó a mi familia que estábamos juntos antes de que yo pudiera encontrar las palabras para hacerlo, y como es obvio, aún no se lo explican. Ellos estaban encantados con Asher, no solo por ser la estrella de fútbol, sino porque les parecía una buena persona y yo era feliz a su lado. Estaban orgullosos de que Finn y yo cortásemos por lo que ahora se preguntarán el porqué de nuestra vuelta tan repentina. Sí, querida familia, soy una gran idiota que ha destrozado su vida por completo, que es quizás lo que estén pensando. Aún no he sido lo suficientemente valiente de llamarlos y preguntar quizás cómo están, hacer frente a sus preguntas a las que no voy a contestar con claridad nunca porque ni si quiera yo sé qué decir, a ellos no puedo mentirles. Pero tarde o temprano debe suceder, así que más vale hacerlo lo antes posible.
Por otro lado, a espaldas de Finn y procurando que no se enterara, fui a hacerme las pruebas de sangre y orina para confirmar si me drogó. El problema es que esos resultados tardarán en salir, así que, mientras debo hacer vida normal y esperar a que me llamen.
Mis pensamientos diarios solo se basan en Asher, últimamente lo escucho en todas partes. Por lo visto se ha quedado en Los Ángeles y pronto comenzará los entrenamientos para la próxima temporada. Se ha corrido el rumor de que ya no estamos juntos en alguna que otra página web o en Instagram. En varias revistas se preguntan por qué lo dejamos y en otras simplemente se esmeran en inventar una historia detallada que lejos está de la realidad.
Los días pasan y yo procuro centrarme en mis ocupaciones para tener alguna distracción que me aleje de los malos pensamientos que me deprimen. Mientras, cubro mi turno en la pastelería y Kenzie me ha avisado de que vendrá en unos minutos. Me alegra tanto ver una cara conocida de vez en cuando. Y por lo visto tiene algo importante que contarme. No creo que sea algo bueno porque últimamente nada lo es, aun así, parecía ansiosa por decírmelo.
De pronto, su voz resuena por todo el establecimiento, comunicándome que está aquí la mejor amiga del mundo y yo no puedo evitar soltar una amplia sonrisa que tiempo llevaba sin mostrar.
— ¡Kenzie! ¡No sabes lo mucho que te he echado de menos! —Ella se dirige hacia mí para abrazarme por encima del mostrador.
— ¿Cómo estás? —cuestiona mientras enrolla un mechón de mi pelo en uno de sus dedos.
— Bueno, por el momento todo controlado, pero temo el día en el que quiera que nos comportemos como una pareja, ya me entiendes.
— Tienes que negarte todo lo que puedas, no puede obligarte a hacer eso.
— Estoy evitándole, pero no siempre puedo hacerlo. Bueno, cuéntame, ¿cómo van las cosas fuera de mi vida en la mansión Houston?
— No muy bien —responde cabizbaja, entonces decido indicarle que hablemos más en privado metiéndonos en el baño de empleados como de costumbre para estos casos— Finn ha venido a mi oficina.
— ¿Qué? —me asombro arrugando las cejas—. ¿Para qué?
— Básicamente, para amenazarme.
— No puedo creérmelo... Lo siento mucho Kenzie, es culpa mía. —Me siento sobre la tapa del inodoro apoyando ambos brazos sobre mis muslos y cubriendo mi rostro con mis dos manos.
— No, no digas eso. —Kenzie se arrodilla delante de mí y aparta las manos para que pueda mirarme—. Quería asegurarse de que no estuviera intentando ayudarte, lo cual es lógico. Y lo que dijo fue que, de lo contrario, se asegurará de que me despidan y de que nadie quiera contratar mis servicios nunca. —Chasquea la lengua y suspira—. Él quiere que esté a tu lado, quiere que tengas amigas, pero quería garantizar que no intentara nada que arruinara su plan. Es un gilipollas y no me da miedo, pero, tengo que ir con cuidado porque también me vigila a mí y no me extrañaría nada que haya visitado también a Lizzie.
— Mierda... —susurro con melancolía.
— Pero no te preocupes, Sky, nos tiene amarradas de una mano, pero la otra la tenemos libre y solo debemos actuar cuando esté de espaldas.
— El problema es que no sé ni por dónde empezar. Un paso en falso y todos los de mi alrededor pagarán las consecuencias.
— Ya has empezado, en cuanto te den el resultado de los análisis, comprobaremos cuánto de limpio está y ya tendremos algo.
Observo a mi amiga mientras las lágrimas resbalan por mi mejilla. Todo esto es frustrante y no me puedo creer que ellas también estén en su puño. Y, aun así, aquí está, dándome ánimos e intentando buscar una solución.
La abrazo con fuerza sintiendo su calor al recibirme, y debo decir que es reconfortante saber que no estoy sola, porque si no, jamás podría ver algo de luz en este túnel en el que me han vuelto a meter.
— Y hay otra cosa —anuncia aun en mi abrazo, por lo que me separo para verla mejor—. Asher está en la ciudad.
— Ha vuelto... —pensaba que todo estaba roto en mi interior, pero de algún modo, siento que me sigo desmoronando al escuchar su nombre.
— Ha ido a tu antigua casa y se ha dado cuenta de que has cambiado de número, el siguiente paso era recurrir a mí y así fue.
— ¿Qué ha pasado?
— Quiso que le dijera dónde estabas y, tranquila, no va a venir aquí ni a tus clases. Tampoco le comenté nada sobre dónde estás viviendo ahora. Ayer fui a su casa y le conté la mentira más gorda que he dicho en mi vida, ni si quiera sé cómo me creyó.
— ¿Estaba muy mal? —interrogo con preocupación.
— Bueno, estaba confuso, desesperado y bastante triste cuando le dije lo que estaba pasando.
— ¿Qué fue lo que le dijiste exactamente?
— Básicamente... que te volviste a enamorar de Finn.
— ¿Y se lo creyó? —levanto ambas cejas.
— No estoy muy segura, pero tampoco se lo tomó muy bien. Después de la visita de Finn, entendí que lo mejor ahora es que Asher no lo sepa porque es evidente que querrá inmiscuirse y levantará demasiadas sospechas.
— Sí, es lo correcto en estos momentos. Finn está muy atento a cada pisada que doy y con quién me encuentro, si Asher se enterase, querría verme y eso lo alertará. Y ahora que también estás en juego, no quiero arriesgarme —asiento y aprieto los labios—. Gracias, Kenzie. Te debo una muy gorda.
— Sí, encontrar la manera de que salgas del infierno.
— La encontraré, aún no sé cómo, pero debe de haber alguna manera.
Kenzie vuelve a su trabajo de nuevo tras terminar nuestra conversación y unas horas después, mi jornada de trabajo llega a su fin. Como es ya costumbre, me ofrezco a limpiarlo todo cada día solo porque de esa manera no tengo que volver temprano a la casa de Finn. Sin embargo, hay veces que ni si quiera eso me libra de tener que vérmelas con él.
El sonido de un motor hace resonar mis oídos y pronto el de la puerta abriéndose a pesar de que ya está cerrada. Ojalá hubiera sido como aquella vez, aquel momento en el que vi por primera vez al chico que me hizo sentir tantas emociones a la vez, ese soplo de aire fresco que tanto ansiaba y deseaba. Pero no, eso no puede ocurrir, en lugar de eso entra el ser que es capaz de acabar con la felicidad y las ganas de seguir viviendo solo por tener lo que quiere.
— ¿Aun limpias? —cuestiona tras observarme realizar mis tareas y ni si quiera he levantado la vista.
— Pues sí, forma parte de mi trabajo.
— Pero es tarde y deberías descansar, te pasas el día haciendo cosas. Además, te he dicho que no es necesario que trabajes.
— Y yo te he dicho mil veces que no quiero ser una mantenida.
— Vale, está bien —levanta ambos brazos—, como quieras. Por cierto, tengo una noticia que contarte.
— ¿Qué? ¿Existe otra forma de tenerme vigilada que no me hayas contado? Sé que has compartido mi localización contigo en mi teléfono, gracias.
— Quiero saber que estás bien.
— No, eso es quitarme mi privacidad. Además, ¿por qué no sé yo la tuya entonces? ¿No tengo derecho a saber si estas bien?
— No es lo mismo, Sky.
— Ya, claro. Bueno, qué ibas a decirme.
— Te he conseguido unas prácticas con el chef Grant Keller para el curso que viene.
— ¿Qué? —freno el movimiento del paño sobre el mostrador.
— Lo que has oído —saca una sonrisa de lado—. ¿No es genial? Así podrás aprender con uno de los más grandes. Incluso puede que, si le gustas, te contrate para trabajar en su cocina.
No tengo muy claro qué es lo que debería decir o hacer. Por un lado, me gustaría saltar de la emoción que me hacer tener la oportunidad de practicar con alguien como es Grant Keller, pude probar su comida hace un tiempo y ahora esto. Sin embargo, no me gusta la idea que está engendrándose en su cabeza. ¿Espera que, dándome este tipo de cosas entre otros caprichos, va a hacer que me enamore de él? No, por supuesto que no. Aunque, por otro lado, quizás merezca aprovecharme un poco de la situación, si es lo que quiere darme, lo aceptaré, pero nunca llegaré a cumplir su propósito.
— Bien —digo sin sonar muy ilusionada, aunque por dentro esté gritando—. Gracias.
— No te alegres tanto —escupe de forma irónica.
— Estoy cansada.
— Pues vamos, lo que quede puede limpiarlo Donna por la mañana.
Dejo un suspiro y finalmente hago lo que me dice dejando las cosas de limpieza en el armario de la salita de empleados. Salgo del establecimiento y lo cierro con llave además de poner la alarma antirrobo. Finn me espera de pie junto a su coche y de mala gana camino hasta él, pero antes de subirme, consigo ver algo en la otra calle. Desde hace unas semanas llevo viendo a distintos paparazis esperando a que saliera para hacerme fotos, no son tantos como los primeros días, pero aún siguen rondando la zona. Quizás es hora de hacerle saber al mundo que ya no pertenezco al famoseo, ya no les intereso porque no estoy junto a su estrella, aunque ya me gustaría.
Sin pensarlo demasiado, compruebo que aún sigue por la zona hasta que veo un leve flash en la lejanía para después caminar hacia Finn, agarrarlo del cuello de la camisa y estampo mis labios sobre los suyos. Segundos después, me separo sin darle más importancia y subo al coche pensando en que ya no había vuelta atrás, era broche final de toda esa vida que alguna vez tuve.
Lo que no sabía, es que la oscuridad de la fama iba a atraparme tan pronto como esas fotos salieran a la luz. Muchos dirán que fue un error, pero qué puedo decir, estoy empezando a acostumbrarme a ellos.
Mi vida se ha vuelto un completo caos y ni si quiera me he dado cuenta de cómo comenzó todo. Al poco de volver a Kansas City, empezaron los entrenamientos y tuve que hacerme reconocimientos médicos entre otros chequeos. Por suerte, mi salud está perfectamente y estoy en forma para comenzar de nuevo con el fútbol tras meses sin practicarlo. Sin embargo, lo de Sky me trastocó absolutamente todo en cuanto a sentimientos, no soy capaz de sonreír, nada me interesa ni me importa y ni si quiera tengo ilusión de comenzar la temporada.
Mis padres supieron lo que ocurrió enseguida, no pude esconder mis lágrimas cuando amenazaban por salir o mi repentina depresión y desgana por la ruptura, me atosigaron a preguntas sobre lo que me pasaba, así que no me quedó otra que contarles lo ocurrido.
Con todo el jaleo de la vuelta, mi padre está más en mi casa que en la suya y todo iría bien si no fuera porque deja de ser mi padre cuando el trabajo se le pone por delante. Por una parte, eso está bien porque demuestra lo profesional que es, pero, por otro lado, es agotador que se pase el día controlando todo lo que hago y no soporto que me estén diciendo continuamente qué debo o no hacer. Aunque debo admitir que, sin él, probablemente hubiera cometido grandes errores de los que no sabría resolver por mí mismo.
Estamos trabajando en crear mi propia marca desde hace unos meses, y mi propósito es crear una academia de fútbol para niños, donde cualquiera puede ir y aprender a jugar sin importar de donde vengas y quién seas, con precios asequibles para todos. Se colaborará con marcas para hacer ropa, entre otras cosas, con mi logo, y todo el dinero que se recaude, irá destinado al club. Todo está a punto de salir del horno, es el momento perfecto, todos tienen los ojos sobre mí y puedo contar mi idea, o eso es lo que dicen los del equipo de marketing. Es mi proyecto, lo he hecho con cariño y muchos esfuerzos, solo me queda esperar a que todo salga bien. Sin embargo, nos ha surgido un contratiempo que peligra la salida de la marca:
"Inesperados cuernos de Asher Jackson"
"Sky, la chica de los sueños del futbolista, besa a otro hombre"
"La estrella de fútbol a la que le han sido infiel".
Mi padre está que echa humo, al igual que mis publicistas. Si hay alguien a quien odian en estos momentos, es a Sky, pero por mi parte, apenas puedo mirar la foto sin sentirme como una autentica mierda. He dejado pasar el tiempo, pero todo sigue igual en mi interior, siento impotencia por no poder hacer nada. Controlo con todas mis fuerzas no ir hasta su trabajo donde sé que está cada día, porque sé que no estaría bien hacerlo. La gente está haciendo sus propios comentarios hacia ella, los cuales no son nada buenos en su mayoría, dejándome a mí con una víctima a la que deben querer y cuidar. Todos piensan que se trata de una infidelidad porque así ha querido la prensa vendérselo. A veces solo veo rebaños de ovejas que van en la misma dirección, siguiendo al pastor. Y es una mierda.
— Asher, lo hemos estado hablando entre todos y creemos que lo mejor es que admitas la noticia —comienza a decir mi padre con un aspecto serio en nombre de todos los presentes.
— ¿Qué haga qué? les observo completamente perplejo esperando a que me digan que se trata de alguna broma o algo así—. No voy mentirles a todos, no voy a dejarla por los suelos porque estoy seguro de que hay algo más detrás de esto. Ella jamás me haría algo así.
— Pero se ha separado de ti y antes de que todo esto te siga salpicando y repercuta en tu reputación, es mejor dar la imagen de victima a que comiencen con sus teorías en tu contra, porque créeme que lo harán, ya he empezado a leer ciertos comentarios sobre que tú la retenías o que pagaste para que fuera tu novia públicamente. Ahora estamos en la fase donde eres el centro de atención, es el momento.
— Me da igual lo que digan de mí, soy jugador de fútbol, juego a fútbol, y no necesito a la gente de mi lado.
— Asher no digas bobadas, si estás donde estás es gracias a la gente. ¿Crees que los Chiefs te habrían elegido si no fuera por todo lo que se hablaba de ti? Abre los ojos y madura de una vez, no estás en el instituto y de ti depende mucha gente. ¿No te has planteado mirar a tu alrededor? ¿No te has dado cuenta de la cantidad de personas que trabajan para ti y que llevan un sueldo a su casa? Tienes que ser responsable de tus actos y lo mejor es que admitas que esa chica te fue infiel y por esa razón decidiste separarte de ella.
— ¿Y no puedo simplemente no decir nada?
— No, no puedes porque eres Asher Jackson. Y ya te he dicho que eso solo puede ir a peor. Vas a salir esta noche en el programa, vas a decir públicamente que esa chica te puso los cuernos y te vas a olvidar de ella para centrarte en el fútbol.
— Es lo mejor, Asher —admite Dereck, que forma parte del equipo de publicidad.
Los miro a todos detenidamente y con bastante confusión, ellos asienten con mucho pesar, saben lo que me va a costar hacer algo así. No es justo, ni para mí ni para ella. Y no puedo descartarla tan rápido porque necesito que ella lo haga en persona, con palabras. No me sirven unas fotos para quitarme de la cabeza que Sky ya no me quiere, tiene que venir a decírmelo a la cara y de forma creíble para que eso suceda. La esperaré lo que el tiempo dicte, porque sé que algún día volveremos a encontrarnos y entonces sucederá lo que deba suceder, para bien o para mal.
El programa al que estoy a punto de salir a escena, es uno en el que suelen traer a distintos personajes públicos famosos como método de promocionar algo que hayas hecho recientemente y tiene bastante audiencia. En mi caso, en el guion está hablar sobre la victoria de la Super Bowl, el comienzo de la temporada, mi nueva marca y por supuesto, las fotos de Sky. Todo está escrito y dirigido, solo debo contestar todo lo que me han estado diciendo. Detesto esta parte de mi vida, la de venir a estos programas a venderme, me maquillan, seleccionan mi ropa y escriben mis palabras. Pero papá tiene razón, mucha gente lleva un sueldo a sus casas para poder alimentar a su familia gracias a mí, gracias a todos esto y no puedo fallarles.
— Bueno, no debo enrollarme más porque el invitado de hoy está esperando, deseando pasárselo bien en el programa de hoy. ¡Dadle un fuerte aplauso a la estrella del fútbol, Asher Jackson!
Todo el público aplaude cuando mi nombre suena, muchos de ellos gritan de ilusión, de alegría por poder verme hoy aquí. Los focos se dirigen a mí cegándome por completo, también lo hacen las cámaras, esperando a que salga a escena y permitir que todo el país pueda verme caminar. Reacciono segundos después porque alguien me empuja por detrás, obligándome a dar los primeros pasos. Saco mi mejor sonrisa y finalmente piso el plató saludando a todo el público que se encuentra con más efusividad si cabe. Camino hasta sentarme en el sofá dónde suelen hacerlo todos los famosos que han pasado por aquí, no sin antes saludar a la presentadora.
— Aquí tenemos al campeón, ¿qué se siente al ser el capitán de un equipo que ha subido al estrellato?
— Con ganas de más, la verdad — el público estalla ante mi frase y yo solo me limito a sonreírles.
— Esto es toda una advertencia al resto de equipos en toda regla, el reino de los Chiefs volverá más fuerte que nunca.
— Todos tenemos muchas ganas de volver a pisar el campo, vivimos momentos inolvidables y queremos repetir, así que haremos todo lo posible por hacerlo.
La entrevista sigue con más cuestiones sobre ganar la Super Bowl, cuento algunas anécdotas que tuve que pensar con anterioridad y que a todo el mundo les gusta escuchar.
— Me han contado que vas a ser todo un empresario en tu tiempo libre, cuéntanos cómo va todo eso.
— Sí, bueno, no solo estoy yo, es como en el fútbol, somos un equipo. Siempre quise hacer algo por la infancia, darles facilidades para que consigan cumplir su sueño. Por eso quise fundar la empresa Asher Jackson, para poder hacerlo posible. Es una academia de deporte. Comenzaremos con el fútbol, pero incluiremos más deportes con el tiempo. Vamos a procurar que participen en las mejores competiciones en las que se encontrarán con ojeadores de equipos importantes que definirán su futuro cuando estén listos. Además, no solo se construirán aquí, también en distintos países por todo el mundo. Es un proyecto grande, pero tengo toda la fe en que lo conseguiremos. Pronto se pondrán a la venta distintos productos de la marca que podréis comprar en mi web, el dinero irá exclusivamente a la academia.
— Es un gesto muy noble por tu parte, Asher y muchos niños te lo agradecerán, de eso estamos seguros.
— Gracias.
— Y bueno, dejemos un poco de lado el fútbol. ¿Qué tal tu vida?
— Bastante bien, he estado hace poco con la familia, son un pilar muy importante para mí. También lo son mis amigos y por supuesto, mis seguidores, sin ellos yo no estaría aquí hoy. —El público grita y aplaude en el momento en el que los menciono.
— ¿Y el corazón? ¿Cómo va? Tras las últimas noticias, debe de estar desolado. ¿Qué fue lo que pasó con Sky? ¿Es cierto lo de las fotos?
— Bueno, ya no estamos juntos, eso es obvio porque ella... —tenía que decir la palabra "infiel" pero eso va en contra de lo que pienso y creo, no puede salir de mi boca, simplemente no puedo—. Digamos que decidimos irnos cada uno por su lado.
— ¿Así sin más? —vuelve a cuestionar, ella esperaba que lo dijera, quería su noticia titular—. ¿No crees que ella pudiera haber estado con ese hombre mientras continuabais vuestra relación?
— No, eso no fue así, de eso estoy seguro.
— ¿Aseguras que fue una ruptura limpia?
— Sí —levanto los hombros—. Estas cosas suceden. A veces las personas se separan y puede que en algún momento de sus vidas se vuelvan a encontrar, eso es así.
— Esa es tu esperanza, ¿no? Volver a encontrarte con ella.
— Solo digo, que la vida da muchas vueltas y quien sabe si podremos volver a hacerlo, quizás no lo hicimos en el mejor momento.
Mi mirada va directa a mi cámara, porque de algún modo siento que ella lo está viendo, que está escuchando mis palabras y quiero que sepa que estoy aquí, que la voy a estar esperando.
¡CHAN!
¿Estamos todos de acuerdo en que odiamos a Finn?
¿Sí?
Pues lo vamos a odiar más. 🙋🏻♀️
💥 ¡¡POR CIERTO!!💥
¡¡HE HECHO UN TRAILEEER!!
Si lo queréis ver, que me haría muchísima ilusión, lo he subido a mi TikTok:
Os recuerdo que si me decís que venís de parte de esta historia os sigo de vuelta!!
Me gustaría mucho teneros por allí 💜
De nuevo gracias por estar aquí, oz como la cara todoz🤪💋
Bezos💜😘😘😘
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