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Capítulo 45

Dejo el teléfono a un lado cuando la llamada con Asher se termina, aunque vuelve a llamarme en cuestión de segundos exigiendo una videollamada, pero ya no puedo cogerlo, no puedo volver a sonreírle y decirle cuánto le echo de menos. Sin embargo, al levantar la vista, el mismo diablo me dedica una sonrisa de suficiencia, como si su trabajo hubiese sido un éxito rotundo. Como ya dije alguna vez, Finn consigue todo lo que quiere sin importar cuales sean los requisitos, al final se las apaña para tenerlo. Y en este caso, yo era su objetivo, su deseo, su obsesión por poseer, pero lo peor de todo esto, es que apenas ha tenido que investigar, yo misma se lo di todo para poder obtenerme.

— Lo has hecho muy bien —se levanta, recoge los papeles y los introduce de nuevo en el maletín de cuero. Se inclina con la intención de besarme, pero cuando está lo suficientemente cerca, giro la cara para evitar tal cosa, provocándole una sonrisa. — Te dejaré a solas para que tengas tus momentos post-ruptura, ya sabes —Con sus cosas en la mano, sigue su camino para irse de mi piso.

— Jamás vas a ser como él, Finn. Eso que te quede claro —escucho como se ríe y luego cierra la puerta.

Cierro los ojos y cojo aire con fuerza para luego soltarlo de una vez a través de unos temblorosos labios.

Le odio, le odio, le odio, le odio...

— ¡JODER! —Cojo lo primero que agarra mi mano y resulta ser un cojín del sofá y lo tiro lejos con fuerza—. ¡HIJO DE PUTA!

Nunca antes había sentido tantas cosas al mismo tiempo. Rabia. Impotencia. Tristeza. Furia. Ira. Entre otras que apenas puedo explicar. Me siento sola, no puedo llamar a nadie, no puedo recurrir a nadie en estos instantes. Estoy sola en esto, no puedo pedir ayuda, no puedo dar explicaciones sin que quieran intervenir. Quiero romperlo todo a mi alcance mientras imagino que es a él a quien rompo en pedazos. Las lágrimas caen por sí solas sin pedir permiso, expresando toda mi desolación y angustia. Se arrastran por mi piel, se unen las unas con las otras y finalmente caen a gran velocidad a través de mi garganta. Poco a poco se me van acabando las fuerzas, y termino sentada en el frío suelo hecha un ovillo.

Me siento tan tonta, tan inútil. ¿Cómo he llegado hasta este punto? ¿Es qué momento ha ocurrido todo? Mi peor pesadilla se ha hecho realidad. Ni si quiera sé cómo se las ha apañado para conseguir todos los datos de la aplicación y esas fotos...

Mierda.

Hoteles Houston, esa es la respuesta. No había caído que todo ese tiempo en el que Asher quedaba con las chicas, lo estaba haciendo en el hotel de la familia de Finn. Tan solo tenía que buscar él mismo en las cámaras y buscar los datos privados de los clientes.

Rompo a llorar de nuevo como lo he estado haciendo todos estos días, quizás más fuerte. Siento un dolor en el pecho extraño. No quiero pensar que todo eso se acabó, pero es la realidad. Ya no iba a ser feliz con un hombre en mi maldita vida.

Los días pasan y ninguno es muy diferente al otro, me paso el día sumida en una profunda tristeza donde solo me sirven las lágrimas. Ni si quiera soy consciente de cuánto tiempo ha pasado hasta que suena el timbre de la puerta. Acudo a abrir tras limpiarme las lágrimas encontrándome de nuevo con el hijo de puta, así lo llamaré a partir de ahora.

— ¿Qué quieres? No me apetece verte —digo sonando todo lo borde que se pueda ser, si espera que le saque una sonrisa, lo lleva claro.

Finn entra sin si quiera pedir permiso, y se sienta en uno de mis sofás como si fuese su casa de toda la vida. Ni si quiera quiero compartir asiento con él, así que me limito a cruzarme de brazos de pie enfrente de él, esperando a que me diga lo que tenga que decirme.

— Debes decírselo a tu familia, pero como es natural, le dirás otra versión —abre sus brazos colocándolos en el respaldo del sofá y cruza sus piernas.

— Una mentira —levanto las cejas con incredulidad.

— Como quieras llamarlo, con las razones que le diste a Asher, será suficiente.

— ¿Y por qué tanta urgencia?

— Soy el mejor amigo de Axel, tiene que saber que volvemos a estar juntos.

— A mi familia no le gustas para mí, nunca te van a aprobar y Axel algún día se dará cuenta de lo que eres, un degenerado.

— Qué más da, cuando llegue el momento no tendremos que verlos, solo en ciertas ocasiones.

— No vas a quitarme a mi familia también, Finn, no vayas por ahí —entrecierro los ojos desafiándole, aunque no sé si sirve de algo con él.

— Si hubieras cuidado tus palabras... Fue más fácil de lo que creía, no pensé que soltarías tanta información. Mis planes salieron a la perfección.

— ¿Qué planes?

— Conseguir que te quedaras sola en ese pub, los mensajes, tú móvil...

— ¿Entraste en mi teléfono? El bloqueo del de Kenzie también es cosa tuya, ¿no?

— Bueno yo solo lo ordené, el trabajo sucio lo hacen otros por dinero.

— Eres un cabrón.

— A lo mejor, pero ahora todo está en su sitio —se levanta y camina hacia mí, me agarra de la cintura y me acerca a él con fuerza. Como instinto, coloco mis manos sobre su pecho y le empujo hacia atrás para estar lo más separada de su presencia, pero con su fuerza no puedo separarme del todo—. Quiero que vengas a vivir conmigo. Ya tengo una buena casa, y allí serás más feliz. Tienes una amplia cocina para hacer tus platos y buenas vistas para hacer fotos.

— Pues yo no quiero hacerlo, estoy bien aquí.

— Al final no tendrás más remedio —se pone a mi espalda, no me giro para mirarlo—. Porque total, pasaremos una vida juntos.

Ha pasado una semana desde que le dije a Asher que no quería estar con él, me ha llamado una infinidad de veces, pero ninguna de ellas se lo he cogido por mucho que yo quisiera. A veces pensaba tirarlo todo por la borda, contestarle y decirle todo lo que estaba pasando, pero no puedo hacer eso porque peligraría su vida dejándole en la miseria. Es normal que no haya comprendido mi ruptura repentina, ni si quiera yo la puedo entender aún. No sabía que escusa ponerle para que fuera creíble, pero fue lo primero que se me pasó por la cabeza porque eran mis inseguridades y de las que él era consciente. Sin embargo, a pesar de todo, haré lo posible para poder librarme del hijo de puta de Finn.

Debería estar de vacaciones, pero finalmente me inventé una excusa para mi jefa y mis amigas, diciéndole que el viaje se había cancelado. Así es que quise seguir trabajando y asistiendo a clases como siempre, de esa forma me olvido un poco, aunque sea solo un poco de todo este tema. Continúo en la pastelería, haciendo mis mejores pasteles, al menos los que a la gente les suele gustar y no sería de extrañar que no me salieran bien estos días.

— Sky, ¿puedo saber por qué parece que te haya atropellado un coche y te hayas levantado para venir a trabajar? —cuestiona Donna nada más llegar a su hora.

— Eres una exagerada —respondo en un tono bajo, signo de que algo me pasa y por supuesto que ella lo ha detectado.

— ¿Qué te ha pasado, cariño?

— Asher y yo hemos cortado.

Es lo más sensato, decir que me encuentro así por esa razón es en parte cierto, solo que omito la parte de que he sido chantajeada por el mismo diablo.

— Pero, ¿qué dices? Estabais más unidos que los patos.

— Las cosas suceden y a veces tienen que ser así.

— O tal vez no. Siempre se pueden cambiar los hechos, a no ser que estemos hablando de algo realmente malo.

— Algo así.

— Entiendo. Aunque puede que no todo esté perdido. Si hay algo que yo pueda hacer por animarte y cambiar esa cara, es ofrecerte mi hombro, mi oído y un croissant de chocolate.

— Gracias, Donna. Pero no te preocupes por mí.

— Siempre me preocuparé por ti —dice antes de marcharse a la cocina.

— ¡Por fin te puedo ver! —grita Kenzie interrumpiéndonos al entrar en la pastelería alertando a los clientes que están escogiendo qué comprar, Donna vuelve dentro de la cocina—. ¿Se puede saber qué te pasa? No contestas mensajes ni llamadas, cariño, me temo que me tienes preocupada, y sabes que yo preocupada puedo ser muy pesada.

— No me pasa nada, solo quiero despejarme —vuelvo a intentar desviar el tema, aunque si Donna era capaz de darse cuenta de que algo no iba bien en mí, Kenzie va mucho más allá.

— Vas por mal camino amiga, no empieces y dime la verdad —se cruza de brazos y levanta una ceja al más puro estilo de madre, sé que será una buena en el futuro, que se preparen sus hijos.

— ¡Que no me pasa nada!

— Vale. ¿Y el viaje a Los Ángeles? Tenías inmensas ganas, solo hablabas de eso. ¿Qué ha pasado para que cambies de opinión, Sky?

Igual que pueden existir los milagros, también existen las desgracias, y en este momento está por ocurrir una de ellas. Lo cierto es que nunca pensé que estas dos personas fueran a encontrarse en el mismo lugar y a la misma hora, además de en el peor momento, pero, en fin, la vida no está de mi parte en estos momentos y me pregunto su algún día lo estará, porque no se me ocurre qué puede ser que pase para que todo cambie. Por la puerta de la pastelería, Finn se acerca a nosotras con una sonrisa que solo me provoca nauseas.

— Hola, cariño —con su mirada me dice que le conteste de la misma forma.

— Hola... amor —es todo lo que se me ocurre para intentar por lo menos mantener esta pantomima que se ha montado el muy imbécil. Le dedico una falsa sonrisa, sé que Kenzie no se va a tragar que de repente me haya olvidado de Asher y me haya enamorado de Finn de nuevo—. ¿Qué haces aquí?

— He venido a saludarte, en mi tiempo libre, solo quiero un beso y me voy.

Joder.

¿Sabéis de esos besos de famosos que se ven en la tele cuando uno de los dos no quiere hacerlo y se nota a leguas? Kenzie acaba de presenciar uno.

— Luego te llamo —nos dedica a ambas una sonrisa y vuelve a salir.

Jamás podría explicar cuál es el rostro de Kenzie en estos instantes, es todo un poema, no sabe qué decir, no sabe por dónde empezar a echarme la regañina del siglo y a decir verdad yo no tengo las palabras indicadas para contarle una historia falsa.

— Estoy... ¿enamorada?

Al menos lo he intentado.

— Sí, de una estrella de futbol americano, llamado Asher Jackson. No de un arrogante, egoísta, mentiroso, caprichoso y manipulador director de hoteles de lujo, como es Finn Houston. ¿Qué está pasando, Sky? Y no te atrevas a decirme una mentira —me señala con el dedo y eso es más que una señal de que es cierto, va muy en serio, su mirada indicaba que se acabaron las bromas, no iba a permitir que le volviera a engañar.

— Vamos a hablar en privado —le cojo de la mano y la llevo hasta el pequeño baño para empleados del lugar, pero antes aviso a Donna de que atienda a los clientes—. Verás... He cometido el mayor error de mi vida. Puedes insultarme y decir todo tipo de cosas porque las merezco, es así. Caí en un agujero sin si quiera darme cuenta de lo hondo que era y ahora no puedo salir, hay salida, pero me va a costar horrores subir y encontrarla.

— Ay, Sky, ya, déjate de metáforas. ¿Quieres contármelo todo?

Respiro hondo y me dispongo a contarlo con las mejores palabras, y las más precisas.

— La noche de la quedada en el pub. El mensaje, por qué fui allí, con quien estuve y qué le conté.

— No puedes ser... Sky, no me está gustando nada por donde está yendo esta conversación —dice mientras coloca una mano sobre sus ojos.

— Él mandó a alguien, a un hacker o un buen informático, qué se yo. Se metió en mi móvil para impedir enviar y recibir mensajes, y lo más seguro es que el bloqueo de tu teléfono fuese para incomunicarme contigo. Él me envió la nueva dirección del pub en tu nombre solo para encontrarse conmigo a solas y sonsacarme información. Él más que nadie sabe que si bebo de más, comienzo a largar cualquier cosa que me pregunten. Empezamos a hablar y quiso invitarme a tomar algo. No sé cómo pude aceptar beber tanto con él, si algo se le da bien, es convencer. Finalmente pasó lo que no quería, me embriagué y terminé contándole cómo conocí a Asher, la historia real —a medida que iba contándoselo ella abría cada vez más los ojos—. Obtuvo lo que quiso y se fue dejándome allí hasta que llegasteis vosotras. Se puso a investigar y encontró toda la información sobre Asher en esa aplicación, fotos del hotel y conversaciones. Todo lo suficiente como para enseñárselo a la prensa si yo no estoy con él. Si todo eso sale a la luz, Asher puede acabar muy mal. No quiero destruir sus sueños, su carrera futbolística y su vida, Kenzie. Prefiero asumir mis errores antes que hacer que él los pague, no es justo —termino volviendo derramar mis lágrimas sobre mis mejillas hasta que finalmente lo hago sobre el hombro de Kenzie la cual me braza sin dudarlo al comprender la gravedad de la situación.

— Sky... ¿cómo no me lo has contado antes? Has tenido que estar tragándote esto tú sola, y eso tampoco es justo para ti. Tiene que haber algo que podamos hacer para solucionar esto.

— Tú siempre buscas solución a mis problemas, pero debo aprender a hacerlo yo sola porque no quiero que todo esto te salpique.

— No me importa ayudarte todas las veces que haga falta porque sé que tú haces lo mismo ante mis problemas. Vamos a pensar en esto detenidamente hasta dar con una solución, Sky. Te lo juro.




Un mes después...

Mis vacaciones han terminado y he de volver a Kansas City para comenzar con los entrenamientos previos para comenzar con la próxima temporada. Ni si quiera sé dónde se encuentra mi mente en estos momentos, llevo semanas fuera de mí mismo, sin ganas de hacer absolutamente nada, buscando una explicación lógica de la razón por la que Sky se ha alejado de mí, pero es que no la encuentro. Desde esa conversación telefónica, la he estado llamando y enviándole mensajes, pero es inútil, dejé de hacerlo cuando comprendí que la mejor manera es buscarla para hablarlo en persona. No me creo ni una sola palabra, algo ha tenido que suceder para que quiera romper conmigo tan repentinamente. Me he imaginado muchas cosas, pero ninguna es lo suficientemente razonable y yo no puedo seguir así, adivinando el problema, tiene que decírmelo.

Me encuentro en el avión de vuelta, no iba a estar más de dos semanas en Los Ángeles, pero surgieron algunos proyectos más que me ataron más tiempo del que quise allí. Mi padre no dejaba de decir que lo primero son las obligaciones, que debo ser responsable y que ya habría tiempo para solucionar nuestros problemas, que le diera espacio. Ahora que creo que le he dado el suficiente, estoy a punto de aterrizar y lo primero que haré será ir a su casa, tiene que decirme algo, por mínimo que sea, sobre lo que pasó.

Sé que no llevábamos cinco años, ni diez, ni si quiera un año, pero era como si lleváramos toda una vida. Sabíamos compaginarnos, éramos el uno para el otro, era una parte de mí y yo una parte de ella. ¿Qué puede ser lo que ha ocurrido, que la haya convencido para cortar lo que teníamos?

Consigo salir del avión y le comunico al conductor del coche contratado, que me lleve a la dirección donde se encuentra el apartamento de Sky. Estoy nervioso, intrigado por saber qué pasará. Ni si quiera sé bien qué voy a decirle, cómo voy a actuar. Debo controlarme y dejar que ella me lo explique a su ritmo, no puedo llegar y exigirle una explicación por mucho que la necesite.

Una vez llego frente al edificio, el coche se queda aparcado enfrente. Vuelvo a ponerme las gafas de sol y la gorra para que no me reconozcan demasiado. Como sorpresa y para mi beneficio, la puerta de entrada estaba abierta así que solo me queda subir por el ascensor. Camino hasta su puerta sin demorarme demasiado en llamar al timbre, esperando ver su precioso pelo, sus dulces ojos, junto a todo lo que venero de ella. La puerta se abre, dejando ver a una mujer muy diferente de lo que es Sky, es bastante más mayor, pelo castaño oscuro y corto, además de unas enormes gafas de vista.

— ¿Sí? ¡Hola, joven! ¿Puedo ayudarte?

Miro de nuevo el número de puerta y después el de planta, estoy seguro de que es esta. La señora aun me observa con una sonrisa, esperando a que le cuente a qué he venido.

— Ahm... ¿no vivía una chica aquí hace poco?

— ¡Sí! Me mudé hace una semana. Ella vino a darme las llaves cuando se fue. Parecía simpática, además de guapa, pero la pude notar algo triste, supongo que dejar su casa no debió de ser fácil, incluso dejó todos sus muebles.

— ¿Se ha mudado? ¿Sabe por casualidad a dónde ha ido?

— No, chico. Lo siento mucho.

— No pasa nada... ¡Gracias! —me despido con intentado mostrar una sonrisa educada, aunque apenas me salen fuerzas ni si quiera para eso, en cuanto comienzo a caminar de vuelta por el pasillo, la mujer cierra la puerta.

¿Qué está pasando? ¿He cambiado de multiverso y no me he enterado? Me voy un mes y todo está cambiado. ¿Dónde estás, Sky? Tengo que llamarla de nuevo, hace tiempo que no lo hago, quizás ahora sí me lo coja, o por lo menos es la esperanza que me queda.

Marco su número y espero a escuchar el tono que me indica que está llamando. Sin embargo, nunca llego a escucharlo porque inmediatamente suena la voz de una máquina por los altavoces del teléfono:

"El número al que está llamando no existe, pruebe de nuevo..."

¿Qué? No es posible...

Se ha cambiado de casa y ahora de número. Esto es mucho más serio de lo que pensaba, dudo que alguien se moleste de cambiar de número solo para evitar que tu ex pareja te llame, podría ser si fuese un acoso o algo por el estilo, pero que yo sepa, con la relación que nosotros teníamos, no hacia falta llegar a extremo.

Vuelvo a revisar mis contactos por si me he equivocado seleccionando a la persona, pero no es así, sigue ocurriendo lo mismo. Sin embargo, mientras revisaba, di con el contacto de alguien que podría darme detalles de lo ocurrido: Kenzie. Lo marco y esta vez si que da los tonos correspondientes.

Hola —contesta con un tono de voz que expresa algo de incomodidad.

Kenzie, eres la única que puede ayudarme. ¿Qué está pasando? ¿Por qué parece que Sky ha desaparecido del planeta? —digo con desesperación.

Será mejor que lo dejes estar Asher, es un consejo —dice tajante, directa al corazón y un paso más lejos de Sky. Pero con esas palabras, solo puede significar que ella lo sabe todo.

— Dime donde está, tengo que hablar con ella.

Asher.

— Necesito verla, Kenzie.

¿Quieres qué quedemos? Tengo algo de tiempo libre y así podemos hablar mejor.

— Está bien. Te mando la dirección de mi casa.

Ok, te veo allí.

¿Por qué actúan todos tan raro? Siento que he hecho algo realmente malo y ni si quiera sé que puede ser.

Vuelvo al coche, el mismo que me ha traído y le indico que vaya a mi casa. Al llegar, me encuentro todo como estaba, el servicio de limpieza que tengo contratado ha mantenido mi casa impecable y tengo pensado darles una paga extra por la buena labor. Doy vueltas en el salón esperando a su llegada. Cuando escucho que llaman a la puerta y camino para abrirla al instante, encontrándome a la chica rubia, vestida con un traje bastante glamuroso, sosteniendo un bolso y su móvil.

— Hola, gracias por venir —hago paso para invitarle a entrar, por la expresión de rostro, no tiene buenas cosas que decirme, pero finalmente pasa.

— No es nada, bonita casa —la observa nada más poner un pie en ella, la llevo hasta el salón y ella me sigue por detrás.

— Puedes sentarte —ella se sienta en uno de los sofás y yo lo hago a su lado mientras la miro de frente—. ¿Y bien?

— Verás... no sé bien como decirte esto sin que te duela, pero te aconsejo que te aparte de ella.

— ¿Qué? —parpadeo un par de veces—. Kenzie, tú no puedes fallarme. Necesito que me digas qué está pasando, tú siempre lo haces. Ayúdame, te lo pido por favor.

— Esto es diferente. No puedo decirte más porque no creo tener el derecho a hacerlo. Solo te diré que es lo mejor, mantener las distancias.

— ¡No puedo porque no queréis decirme el por qué mi novia decidió dejarme de repente cuando días antes de estar diciéndome lo mucho que me quería y lo que me iba a echar de menos! No puedo, necesito una razón para hacerlo, algo que me diga que va a ser feliz y que estará bien, algo que me permita olvidarla.

— Sé cómo te sientes, y lo siento mucho, pero solo puedo decirte que me hagas caso.

— Pues al menos dime donde está ahora, he ido a su casa, pero me he encontrado con otra persona viviendo allí.

— Te lo diría, en serio, pero ella me pidió que no lo hiciera.

— ¿Por qué? ¿Está enferma? ¿Es eso?

— ¡No! Por Dios, no.

— ¡Entonces que es!

— Es que... ella ha... vuelto con Finn.

Ha sido como una bala entre ceja y ceja, y otra directa al corazón, así se siente. Siento que respirar me pesa más de lo normal y que la sangre no fluye por donde debe hacerlo. De todas las cosas que podrían decirme sobre lo que le ha ocurrido, esta era la que menos esperaba escuchar y duele, bastante.

— Tienes que estar de coña, ¿no? —apenas puedo hablar sin sonar dolido.

— No. Es cierto —se reafirma en el sofá, echando una mirada al techo mientras suelta un suspiro, buscando las palabras con las que explicarlo—. Sky, cuando te fuiste... comenzaron a verse y recordaron viejos tiempos. Al final, algo sucedió que ella cambió de opinión, se pensó bastante lo que hacer y fue cuando decidió terminar vuestra relación.

— No puede ser cierto. No puedo creerme lo que dices.

— ¡Lo sé! Yo me decía lo mismo, odio a Finn tanto como tú, pero ella es la que decide y he intentado de todo por hacerla entrar en razón, lo juro. Pero no parece querer cambiar de opinión, cree que está haciendo lo correcto.

— Quiero hablar con ella, necesito que me lo diga mirándome a los ojos.

— No lo hagas... Déjamelo a mí. Quizás dentro de un tiempo consiga ver que Finn sigue siendo el mismo.

— ¿Un tiempo? ¿Se supone que debo esperar a qué vuelva a sufrir con ese hijo de puta? No creo que eso sea justo.

— Lo sé, pero te pido que no le des más problemas, no te metas y solo ten esperanza.

— ¿Por qué parece que esto es un problema de lo que estés buscando una solución?

— ¡Porque para mí lo es! He visto como ella ha llorado sin parar por todo lo que le causaba Finn, y ahora están de nuevo juntos. Así que, te pido que me hagas caso y todo saldrá bien. ¿Prometes no buscarla? —me quedo cabizbajo pensando en todo esto durante unos segundos—. ¿Asher?

— Si lo prometo, ¿ella será feliz?

— S-sí...

— Lo prometo.

— Gracias. Pues con esto aclarado, puedo volver al trabajo. Mucho ánimo Asher, te deseo una buena temporada.

Kenzie coge su bolso y se va despidiéndose de mí con un abrazo.

No sé decir cómo me siento ahora mismo. ¿Decepcionado? ¿Confuso? ¿Desilusionado? ¿Enfadado? Quizás la confusión sea la que esté ganando en estos momentos, pero algo me dice que el resto aparecerán pronto.

¿Qué tengo que hacer ahora? ¿Seguir con mi vida? Aún tengo la necesidad de hablar con ella y no puedo hacerlo. Voy a darle tantas vueltas a todo esto que apenas podré pegar ojo por las noches. Suspiraré con cada recuerdo que me haga recordarla y lamentaré todos los días haberme separado de su lado.

Presiento que vienen tiempos difíciles.





















Holiisss 🧝🏼‍♀️

Las cosas han cambiado por aquí. ¿Cómo creéis que seguirá? ¿Teorías?

Deciros una cosa importante para las actualizaciones. Estoy en las últimas semanas de facultad y estoy saturada de trabajos, exposiciones... Intentaré escribir en ratos libres de igual forma. Terminaré el 8 de Junio, a partir de ahí tendré todo el tiempo del mundo para esto, tengo muchas ganas de continuarlo bien y con tranquilidad. 🤓

Muchísimas gracias a todos los lectores que han ido llegando, no puedo expresar con palabras cómo me siento al ver que me dedicáis un poco de vuestro tiempo. De verdad, gracias eternas. 💜💜💜

Nos leemos en el próximo, besotess😘

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