Capítulo 38
Los nervios están a flor de piel, nunca me había sentido así, ni si quiera en el draft dónde los Kansas City Chiefs me escogieron como su próximo mariscal de campo. Recuerdo aquel día como uno de los más felices de mi vida, rodeado de familia, todos sentados en uno de los sofás que preparaban para los jugadores y ahí fue cuando recibí la llamada que me informaba que estaba dentro de uno de los equipos profesionales de la NFL. Muchos equipos no confiaron en mí, no estaban muy seguros de que fuera a repetir mis marcas en un equipo que no fuera de la universidad, pero los Chiefs lo hicieron. Y aunque aquel día fue de lo más inestable para mí, hoy supera con creces aquel momento y todos los que han sido importantes en el mundo del fútbol.
No puedo creerme que esté a unos minutos de salir al campo donde nos jugaremos el título más importante del fútbol americano. Es el sueño de todos mis compañeros, todos queremos ganar este partido, por todo lo que hemos dedicado para estar aquí. Todos queremos poseer ese trofeo y obtener el anillo de ganador de una Super Bowl.
Hacer historia es parte de mis metas, quizás la más alta e inalcanzable porque solo unos pocos lo han conseguido y se les consideran los mejores jugadores de todos los tiempos. Sería muy significante para mí formar parte de eso algún día. Me he esforzado por llegar a donde estoy, todos los malos momentos en los que la presión casi me ahogaba, los nervios, inseguridades, críticas... Todo debe quedar atrás ahora, solo puedo centrarme en el juego que vamos a hacer hoy. Debo elegir las jugadas con precisión, pensando en todos los posibles fallos y confiar en que mis compañeros puedan realizarlas a la perfección como hemos estado entrenando, cosa que no es fácil en absoluto. Sin embargo, creo en nosotros, en que jugaremos como lo hemos hecho hasta ahora, conseguiremos cumplir nuestro sueño tan preciado y haremos que este club consiga ganar un campeonato como este tras cincuenta años.
Se puede escuchar a la afición desde los vestuarios, cómo tienen ganas de ver esta final, animando a sus equipos dejándose la voz en el intento. Y mientras yo, sentado en mi lugar del vestuario, vestido con el uniforme, esperando a que llegue la hora de salir al campo impaciente, dándole vueltas a todas las jugadas, recordando la forma de juego de los Rams y perpetuando las palabras de Sky. Nunca me habían dicho unas palabras tan sinceras como motivadoras, y las que ella me dio anoche, lo fueron sin duda. Me fui de su lado con amargura, pero con ese discurso en mi mente que me otorgó la confianza que necesitaba y afrontar el día de hoy. Sé que estará nerviosa en algún lugar de este estadio, esperando a mi salida y no pienso defraudarla.
Ha llegado la hora de las presentaciones de los equipos mediante un vídeo que grabamos durante esta semana aquí, nos repitieron mil veces cómo teníamos que hacer nuestra salida. Las instrucciones indicaban que una vez que finalizara el vídeo, debemos salir al campo todo el equipo y lo recorremos de punta a punta, exhibiéndonos por completo.
Escucho la presentación de los Rams, y minutos después estos salen al campo llevándose los gritos de su afición. Entonces aparecen los de realización y nos indican que debemos prepararnos para nuestra salida. Agarro mi casco para colocármelo mientras me levanto para después dirigirme junto a mis compañeros al túnel que lleva al terreno de juego. Camino con dos personas que portan cámaras de video que me acompañan con cada paso que tomo y no me sorprende que solo se concentren en mí pues ya estoy acostumbrado a ser el centro de atención de los medios. Escucho nuestra presentación, con los nombres de los jugadores principales del equipo y, por último, oigo el mío, provocando que toda nuestra afición vocifere.
No sé en qué momento ha pasado esto. ¿Cuándo me he convertido en el ídolo de toda esta gente? Hasta hace nada era un simple jugador de universidad que conocían unos pocos y he pasado de eso a ser conocido por millones de personas, en cuestión de un par de años.
Por unos segundos, antes de salir, me permito evadirme un poco de todo, centrándome únicamente en mi respiración mientras miro fijamente al suelo.
Los flashes de las cámaras golpean mi cuerpo, y el ruido hace temblar mis tímpanos, pero lo dejo a un lado para no pensar en nada porque no puedo dejar que todo esto me abrume, ahora no. La espera ha terminado después de semanas esperando este día, es el momento de brillar como la estrella que ellos dicen que soy y voy a demostrárselo.
Los Kansas City Chiefs saltamos al campo con el propósito de cumplir un sueño, el nuestro y el de toda la afición: ganar la Super Bowl.
— ¡Skylar! —vocifera Kenzie nada más aparece en mi campo de visión agitando su brazo con intención de llamar mi atención y aunque la ha conseguido, también la de todo el aeropuerto. Logra llegar hasta mí acarreando un bolso de viaje apunto de explotar y me abraza como si lleváramos un año sin vernos—. ¡Estoy muy ilusionada!
— No esperaba menos. —Arqueo las cejas con una sonrisa—. Como también espero de ti, que aparte de llevar vestidos bonitos y maquillaje en ese bolso, lleves toda la indumentaria de los Chiefs.
— Me conoces bien, amiga mía.
Cogemos un taxi para dirigirnos al hotel dónde ella da su nombre y recibe la tarjeta de su habitación al lado de la mía. La ayudo a desempacar su equipaje, lleno de por si acasos y la camiseta de los Chiefs. Adoro tenerla aquí y devolverle con esta experiencia todo lo que hace por mí cada día, aunque soy consciente de que no es suficiente y creo que no existe algo con tal valor. Sé que va a disfrutar como nunca y en parte lo sé por sus infinitos agradecimientos entre chillidos cuando le di la noticia de que asistiría al evento.
Aún quedan unas cuantas horas para que el partido tan esperado del año comience, así que nos tomamos la mañana para hacer turismo por la ciudad, haciéndonos fotos en los lugares clave de Miami. Pasamos por las playas repletas de palmeras tan características de las zonas costeras y visitando Oceans Drive, una zona de unas diez calles, muy preciada por los habitantes de la zona, siendo algo así como el Times Square de Nueva York. Aquí se encuentran los lugares dónde se montan las mejores fiestas, por lo que rendimos homenaje con un cóctel algo costoso, pero todo sea por vivir la experiencia miamense. Terminamos la visita por la zona, haciéndonos múltiples de fotos frente a la mansión Versace, justo dónde fue asesinado. Me gusta saber que estoy en un lugar con algo de historia, caminar por las mismas calles, ver los mismos edificios con apenas algún cambio y pensar en la de personas que ha pasado por aquí, es algo impresionante.
Volvemos al hotel tras almorzar algo, con el tiempo justo para darnos una ducha y ponernos las camisetas coloradas que pertenecen a los Chiefs. Por supuesto, yo porto al número diez a mi espalda que acompaña el nombre de "Jackson", pero no es igual a la anterior, ésta la recibí en casa hace unos días, al parecer es una edición especial de la Super Bowl. Traje mi camiseta interior roja para evitar que el frío llegue a calar hasta mis huesos y unos vaqueros ajustados. Kenzie, sin embargo, lleva una camiseta, una bufanda y un gorro de los Chiefs, como la aficionada que es. Y después de ver a toda mi familia, puedo afirmar y confirmar, que es bastante notorio mi nivel de fanatismo hacia el equipo, porque todos portan más de una indumentaria de los Kansas City.
Una vez nos reunimos en el vestíbulo del hotel, unos coches vienen a buscar a todos los que estén alojados en el hotel y ponemos dirección al Hard Rock Stadium. La ciudad en este momento está totalmente teñida de rojo y azul, los colores de los equipos respectivamente. Nunca había visto tanta cantidad de personas agrupadas en un mismo lugar, todos celebran en los aparcamientos alrededor del estadio y es una auténtica fiesta. Por nuestra parte, entramos por una zona especial, este estadio es completamente diferente al de Kansas City, pero eso no es importante porque al final nos guían bastante bien. La zona dónde veremos el partido es todo un lujo, que al igual que en estadio de los Chiefs, se trata de una habitación grande y amplia, con cristalera frente a unos asientos bastante cómodos y comida por todos lados. Pero al tratarse de un partido importante, todo está aun más decorado y la comida aun más elaborada. Es evidente que toda mi familia está alucinando, jamás se habían visto en otra igual.
Me acerco a una cristalera observando las vistas del campo desde aquí. Hay demasiada gente sobre él, pero no son jugadores precisamente, si no, todas las personas que están implicadas en ordenarlo todo para el gran momento. No puedo imaginarme lo que hay detrás de esto, la de personas que trabajan para que todo salga a la perfección. A un extremo del terreno, aparece en grande el nombre de los Rams, mientras que en el otro está el de los Chiefs. Echando la vista sobre el resto del estadio, casi podría afirmar que hay más color rojo que azul, y entre los aficionados de los Kansas City, en sus camisetas abunda el número diez al igual que llevo en mi espalda.
— ¡Sky! ¡Qué sorpresa! —escucho la voz de una chica a mis espaldas. Al girarme, me encuentro de cara con Sasha, la hermana de Asher seguida del resto de su familia.
— ¡Hola! —saludo a todos con la mano y una amplia sonrisa. Ella se acerca para abrazarme y no dudo en devolvérselo—. Encantada de volver a veros.
— Nos hemos preguntado antes por ti, nos cuestionábamos dónde lo estarías viendo —dice incluyendo a sus padres, a los que también les doy un abrazo.
— Asher nos invitó a mí y a mi familia —comento mientras les señalo—. ¡Chicos! Ellos son los padres y hermana de Asher —todos captan mi atención y se acercan a saludarles como es debido—. Son mis hermanos, mis padres, mis cuñados, mi sobrino y mi mejor amiga.
No me puedo creer que Asher se haya librado del momento incómodo en el que nuestros padres van a tener contacto por primera vez. Solo espero que todos se lleven bien y podamos disfrutar de una buena noche.
— ¡Ecai! —la dulce voz de niña resuena en mis oídos, ella corre hacia mí nada más entrar en la habitación soltando la mano de su madre. Me agacho para recibirla envolviéndola con mis brazos—. ¡Mi papi va a jugar!
— ¡Lo sé! Por eso estamos aquí, para animarle, ¿cierto?
— Shi.
— ¡Hola, Sky! —saluda la madre de Anya que se acerca a mí dándome un beso en la mejilla al que respondo de igual forma—. ¿Qué tal? ¿Nerviosa?
— Bueno, por el momento estoy bien, aunque creo que no diré lo mismo en unos minutos.
— Creo que lo vamos a pasar fatal, siendo honesta. Pero todos tenemos fe en Asher y en sus compañeros —ambas reímos al darnos cuenta de que probablemente la palabra diversión quede como secundaria ante un partido como hoy.
Por fin surgió la ocasión para presentarle a Marcus a la pequeña Anya, por un momento la vergüenza pudo con ellos, pero al dejarlos solos, fueron perdiéndola poco a poco y comenzaron a jugar juntos. Me encanta verlos, quisiera ser como ellos por un día y tener la facilidad de darle tu confianza a otra persona que no has visto nunca.
A escasos minutos de comenzar el partido me coloco en los ventanales, apoyando las manos en el borde teniendo a Axel a mi lado comiéndose un perrito caliente con extra de ingredientes mientras que al otro tengo a Kenzie bebiendo una enorme jarra de cerveza. Nauseas me entran solo de pensar en llevarme algo a la boca con los nervios que se acumulan en mi cuerpo por momentos. Podríamos sentarnos en los cómodos asientos que hay justo a nuestra espalda, pero se puede ver mucho mejor de pie. La gente continúa vitoreando ansiosa de que el partido dé comienzo y no les falta razón, yo también lo deseo.
Finalmente, un vídeo aparece en las pantallas provocando el jaleo del público, en la que lo primero que aparece en un presentador conocido como una figura del mundo del famoseo y entonces comienza a presentar a los jugadores del equipo de Los Ángeles. Los jugadores de los Rams van saliendo a medida que el presentador los presenta, está ambientado en una pasarela de modelos con público incluido, que aplaude a medida que van saliendo. Una vez finaliza, el equipo entero sale al campo y todo su público les aclama.
Entonces, cuando los jugadores salen del campo, las pantallas vuelven a transmitir otro cortometraje con el mismo formato, apareciendo el presentador con micrófono en mano y comienza a hablar de nuevo:
"Aquí vienen los Kansas City. Han pasado cincuenta años desde que los Chiefs consiguieron la gloria, pero no fue hasta el año pasado, que ibas a coger la pizza del horno y ya habían anotado otro touchdown. Para las pocas personas que no estén familiarizadas con estos hombres, os presento a Jason..."
Comienza a presentar a jugadores de los Chiefs, que van pasando por la pasarela al igual que el equipo anterior, adoptando distintas poses para la cámara mientras que el falso público a ambos lados, aplaude a la misma vez que la afición en el estadio cuando aparecen sus jugadores. Me quedo sin aire cuando Asher entra en escena frotándose las manos a cámara lenta con una sonrisa torcida y vestido con el uniforme como el resto de jugadores, mientras el presentador le introduce:
"Y si eso no es suficiente, tenemos a este hombre, Asher Jackson. No puedes quitarle los ojos de encima porque puedes perderte algo increíble."
La afición enloquece, tanto, que puedo asegurar que el estadio tiembla como si hubiera un terremoto. Nunca antes había visto algo igual, cada vez me sorprende más la ovación que se lleva Asher, de lo que consigue causar en las personas que esperan con ansias a que salga y haga lo que solo él sabe hacer porque es su estilo, es su juego y a todos les encanta.
"Así que reino de los Chiefs, ¿estáis preparados para escucharlo cinco décadas después? ¡Aquí llegan vuestros campeones de la AFC!"
El público del equipo rojizo se viene arriba con la última frase, incluidos todos los de esta habitación y casi puedo confirmar mi sordera causada por los chillidos de la rubia a mi lado. Los Chiefs salen al campo por uno de los túneles entre las filas de animadoras y maquinaria de la que sale bastante humo. Entonces aparece la mascota del equipo con dos personas que portan banderas del equipo. Un poco más atrás, comienzan a salir los jugadores liderados por Asher, el cual corre por delante seguido del equipo. Todo un espectáculo y una buena presentación que genera expectación en todo el lugar y probablemente, en todo el mundo.
— ¡Ay, Sky! —grita Kenzie mientras aplaude, estoy segura de que mañana acabará sin voz—. ¡Estoy muy nerviosa!
— Bueno, ni que fueras a jugar tú —bromeo.
— ¿No sufres por tu amor? Yo lo haría.
— No voy a negar que algo inquieta estoy —me uno al aplauso mientras sigo con la mirada al número diez.
En realidad, nunca antes había estado tan nerviosa, aunque esta vez se sienten diferentes, es una sensación extraña.
No pensaba que había tantas presentaciones antes de un partido como el de hoy, hacen homenaje a jugadores de ataño, que este año se han ido lejos de este mundo, y después dan paso a diferentes cantantes que cantan "America the Beautiful" y el himno de nuestro país, mientras todos nos ponemos la mano en el pecho como se acostumbra a hacer. Entonces los jugadores comienzan a dispersarse por el campo, dividiéndose por zonas y posicionándose cada uno en el lugar que le corresponde.
El equipo de los Rams va a comenzar el partido dando la patada inicial al balón, que llega a manos de un receptor de los Chiefs y en cuanto toca sus manos, echa a correr atravesando el campo con intención de ir hasta la zona de anotación. Sin embargo, es atacado por muchos de los jugadores del equipo contrario lo que impide la jugada y provoca que la siguiente comience desde esa yarda. Ahí es cuando el número diez aparece adentrándose en el campo y reuniendo a todos sus compañeros que le rodean, supongo que estará contándoles cómo van a actuar a continuación pues es su labor después de todo. Vuelven a ponerse en formación para comenzar la segunda jugada del partido, nueve jugadores de los rojos hacen una fila estando cara a cara con los de los Rams, y unos pasos más atrás se encuentra Asher junto a otro jugador, esperando que le dé comienzo. Una vez el pitido del árbitro suena, uno de los rojos le pasa el balón a Asher que comienza a correr, o eso es lo que todos creemos, porque en un rápido movimiento le pasa el balón al jugador veintiséis que es el que finalmente corre, pero por desgracia no puede avanzar demasiado hasta que le interceptan varios de los que portan la camiseta blanca. A pesar de eso, es algo bueno pues han conseguido unas cuantas yardas más, que le acercan a la zona de touchdown para la siguiente jugada. Vuelven a posicionarse, y cuando da comienzo, Asher recibe el balón mientras los Rams acuden a interceptarle como lobos hambrientos que son obstaculizados por la defensa. El diez decide pasar el balón a izquierda, pero éste solo consigue llegar al suelo dando por finalizado el segundo down de cuatro. Comienza el tercero recordando bastante al anterior, quedando Asher totalmente encerrado así que no le queda otra que pasar el balón de cualquier forma y por desgracia, lo hace tan rápido que el receptor ni si quiera logra verlo, dejándolo caer al suelo de nuevo.
Siento cómo la afición se queda fría, comenzando a hablar sobre sus acciones porque a pesar del apoyo, sé lo que están pensando y de alguna manera eso me aprisiona el pecho. Quizás no es lo que todos esperaban que fuera, sabemos que no ha comenzado muy bien el partido por parte de los Chiefs, pero estoy segura de que solo son los nervios iniciales, y poco a poco se irán metiendo de lleno en el juego.
— Tranquila, Sky —habla Axel a mi lado pasándome un brazo sobre mis hombros—. Queda mucho partido.
Debo verme demasiado tensa por fuera para que me diga algo así. Porque no me importa que algunas de sus jugadas sean fallidas, me importa más lo que la gente juzga de un jugador cuando algo no le sale bien y no me gustaría ver cómo eso le afectaría a Asher.
Tras una última jugada dónde los rojos no consiguen hacer al menos diez yardas, Asher vuelve al banquillo y da comienzo el turno de los Rams, saliendo su mariscal de campo al terreno. Sus jugadas demuestran ser bastante mejores y la táctica del quarterback es el engaño al pasar el balón, lo que despista a los Chiefs dejándoles huecos dónde consiguen meterse. Al lograr pasar diez yardas, obtienen otros cuatro downs, pero solo consiguen anotar mediante un gol de campo abriendo el marcador con tres puntos.
Durante el pequeño descanso, los rojos se reúnen con su entrenador, supongo que debatirán sobre qué tipo de juego hacer para intentar captarles porque está siendo algo reñido. Finalmente, los jugadores vuelven al campo volviendo a salir el tan querido quarterback que les da algunas indicaciones a sus compañeros.
El balón vuelve a ser de los Chiefs, la ofensiva del equipo se coloca de nuevo sobre sus puestos con los ojos en la zona del campo a donde quieren llegar con el ovoide. A pesar del ruido de la afición, juraría escuchar los gritos de Asher a todo el equipo antes de comenzar y solo espero que durante este tiempo les salga algo mejor. Se escucha el pitido del árbitro y el diez coge el balón con intención de ir hacia el lado izquierdo, pero cuando todos los de la defensa del equipo contrario caen en la trampa, éste cambia de rumbo y pasa el balón al número quince que le espera más adelante, aunque inmediatamente es enterrado entre hombres. Han conseguido pasar nueve yardas, y por lo que tengo entendido, no está nada mal para empezar. El público se viene arriba, vitoreándoles y animando, han conseguido engancharnos al partido de nuevo. Durante el segundo down, logran llegar a la décima yarda, lo que les da cuatro oportunidades más. Pasan las jugadas, hay infracciones y un pequeño fallo de Asher al pasar el balón, pero todo eso se olvida cuando hace un pase increíble al número ochenta y dos, que corre hasta ser abatido en el suelo y sumando en total veinte yardas. Entonces las jugadas se vuelven más serias cuando solo quedan veinte yardas para llegar a la zona objetivo. Se colocan de nuevo, pero esta vez Asher se queda junto a la fila ofensiva, teniendo a otro jugador a su espalda. Estando a segundos de comenzar la partida, él da un toque con el pie hacia atrás lo que parece indicarle a otro jugador que se cruce por detrás con el fin de engañar al equipo contrario pensando que le pasaría a él el balón, cuando realmente lo ha hecho al de atrás que corre entre los jugadores logrando hacer otras diez yardas. El público enloquece, ha sido algo mágico y están pagándoles con su misma moneda, mediante el engaño. No queda nada, solo están a unos metros, pero deben ser inteligentes para conseguir llegar a la meta.
Mi cuerpo no puede más con los nervios, a punto estoy de comerme las uñas, algo que no he hecho en mi vida y esto es solo el primer tiempo.
Los rojos se posicionan en sus puestos para el siguiente down, Asher da un pisotón al suelo antes de comenzar lo que quiero pensar que es otra señal de jugada ensayada. Una vez tiene el ovoide en sus manos, los defensas se lanzan a él mientras que da unos pasos atrás, y cuando observa que su ofensiva se encarga de ellos, los rodea para comenzar a correr por su cuenta. La afición se viene arriba, grita su nombre repetidas veces cegado por su brillo, pero es frenado por varios hombres de la defensiva de los Rams a escasos centímetros de la zona de anotación. No está nada mal, porque el siguiente down comienza desde ahí, solo tienen que conseguir que el balón entre de alguna forma. En las siguientes oportunidades, los blancos consiguen impedirlo, llegando a la conclusión de que es imposible atravesarles. Quedan treinta y tres segundos para el final de la primera parte y los Chiefs siguen con cero puntos en el marcador. Solo les da tiempo a un par de jugadas más, y eso me provoca estrés. Antes de que el tiempo continue corriendo, los jugadores de ambos equipos se reúnen, y cuando están preparados vuelven a sus puestos.
Esta vez, Asher vuelve a colocarse justo detrás del que pasa el balón entre sus piernas, dejando dos hombres pasos atrás. Sin embargo, él alza ambos brazos y uno de ellos se une a la fila de hombres agachados. Otra señal, otra jugada ensayada. Da comienzo el tiempo, Asher recibe el ovoide y en lugar de atravesar la barrera de jugadores de nuevo, da una vuelta sobre sí mismo y se dirige a su derecha esquivando a los defensas que se han dado cuenta de su táctica y se lanza al suelo, atravesando la línea blanca entrando por completo en la zona clave.
— ¡TOUCHDOWN! —gritan todos los aficionados al unísono incluyéndonos a todos los de esta habitación y a mí misma, entrando en una completa euforia.
— ¡Asher ha hecho touchdown! —grita Kenzie mientras se abalanza a mí envolviéndome con sus brazos.
Observo cómo celebra con sus compañeros y con la afición pidiendo que todos nos vengamos arriba y hagamos ruido. Sé que esto le ha hecho venirse arriba, le ha hecho más fuerte y les ha asegurado que está dentro del juego. Sus estrategias han estado de lo más acertadas y eso es muy difícil de conseguir estando ahí abajo.
— ¡VAMOS ASHER! —chillo colocando mis dos manos a ambos lados de mi boca para después aplaudir como el resto.
El touchdown otorga seis puntos a los Chiefs. Los jugadores vuelven a colocarse y consiguen hacer pasar el balón entre los postes para sumar ese punto extra, terminando con siete puntos.
Y esto ha sido solo la primera parte.
Me he dado cuenta de lo que mi padre y Axel estuvieron contándome ayer, la importancia que tiene un puesto como el que tiene Asher. Cuando el ovoide pasa a estar en manos de los Chiefs, todo el mundo le mira a él, observando cómo va a proceder y si no sale bien, es una oportunidad menos y va a ser al que señalen. Me he quedado impresionada por sus tácticas, debe analizar absolutamente todo del equipo contrario para poder avanzar y no es algo fácil porque nunca se sabe que esconden ellos. Sin embargo, todo el mundo parece olvidar cuán difícil puede resultar ser él en estos momentos cuando realiza un mal pase mientras toda la defensa se le viene encima para quitarle el balón. Y por alguna razón, me abruma incluso a mí cuando no tengo nada que ver con esto.
El segundo tiempo es prácticamente de los Rams, que aprovechan bastante bien los pases de balón avanzando bastante yardas y por desgracia, su touchdown no tarda en llegar. Por suerte, los Chiefs consiguen tres puntos por un gol de campo, dejando el segundo tiempo con un marcador empatado a diez. Y puedo decir que resulta incluso peor, porque es como volver a empezar, con la única pega de que esta vez no tienen cuatro tiempos por delante, si no, dos.
Llega el tan esperado show de medio tiempo donde artistas famosos conocidos mundialmente, salen a hacer un gran espectáculo con un repertorio de sus más conocidas canciones. Aun están montando todo lo necesario y creo que es el momento de descargar con urgencia las sustancias líquidas de mi cuerpo.
— Voy al baño, no tardaré, no quiero perderme el show —le comunico a Kenzie, la cual afirma con la cabeza antes de volver a buscar otra cerveza.
Salgo al pasillo donde varias personas van de un lado para otro. Me uno a ellos con intención de buscar los baños de mujeres los cuales no son complicados de encontrar si sigues las indicaciones que se marcan en las paredes. Una vez dentro, procedo a expulsar hasta la última gota que mi vejiga pueda soportar. Al acabar, salgo del cubículo donde se encuentra el inodoro encontrándome con una chica que se retoca el maquillaje, tiene una melena larga hecha tirabuzones castaños oscuros con bastante brillo. Su forma de vestir es elegante, aunque con un toque algo urbano, pero no lleva nada que le identifique con algún equipo que se está jugando el trofeo esta noche. Me acerco hasta ponerme a su lado para lavarme las manos en el lavabo. Desde esta posición, puedo verle la cara con más claridad y es entonces cuando la reconozco.
La famosa influencer Hayley Carter, la exnovia de Asher.
No esperaba verla nunca, y mucho menos en un partido. ¿Habrá venido a ver a Asher? ¿O tendrá interés en ver partidos? La chica me dedica una mirada cuando se fija en que yo hago los mismo y juraría que me ha hecho un análisis completo y detallado. No voy a negar que me siento algo avergonzada, su presencia me hace sentir de alguna manera inferior a ella. Desvío la mirada cuando me sonríe delicadamente, dándome cuenta de la situación tan incómoda y abro el grifo para meter mis manos enjabonadas.
— ¡Ánimo Chiefs! —dice sacando una amplia sonrisa para después coger su bolso y salir del baño. Todo lo que pude hacer, es sonreír sin saber bien cómo actuar.
No puedo evadir de mi mente las evidentes diferencias entre ella y yo. Soy completamente contraria a lo que Hayley muestra, y a veces me cuestiono qué sería lo que a Asher le atraería de ella que yo carezco. Pero obtener la respuesta no me llevaría a ningún lugar y todo seguiría en la misma posición, así que es mejor no pensar más en ello.
Salgo del baño y vuelvo a la habitación, donde todos están de nuevo pegados a los ventanales abiertos, salvo los más pequeños que viven inmersos en un mundo que solo ellos entienden. Me acerco a Kenzie, la cual considero que no debería volver a probar gota de cerveza por hoy y juntas, además del resto de presentes, vemos el show de medio tiempo.
Cuando el partido está a punto de empezar tras el fantástico espectáculo, la tercera parte tras el show está por comenzar. El balón les corresponde a los Kansas que preparan a la ofensiva incluido a Asher que aún tiene algunas palabras con su entrenador. Tras la patada inicial, les toca comenzar desde bastante lejos de la zona de anotación, así que supondrá algo duro. Inician las jugadas con paciencia, avanzando poco a poco, y completando veinte yardas dándoles más oportunidades. Sin embargo, a pesar de que todo iba mucho mejor que la parte anterior, Asher realiza un pase que va directo al jugador quince, aunque resulta ser fallido cuando un jugador de los Rams se interpone agarrándolo y una vez lo tiene en mano, todos intentan echarlo al suelo, pero es inútil porque solo puede significar que el balón ha sido interceptado. Nuevamente, las miradas van directas sobre Asher con el pretexto de que ha lanzado mal el balón, o eso es lo que he escuchado decir al grupo de aficionados que tenemos bajo las ventanas.
— ¡Asher no podía saber que ese jugador se iba a interponer! —grito sin pensarlo si quiera hacia el grupo que comentaba la jugada, se giran en mi dirección lo cual quiere decir que me han escuchado a pesar de barullo del público. Entonces pienso que quizás no ha sido tan buena idea decir eso.
— ¡Pues claro que lo sabía! Lleva todo el partido haciendo malas jugadas. ¿Se cree que está en un partido de mitad de temporada? Es la puta Super Bowl —responde uno de ellos.
— ¿Y quién ha marcado el único touchdown de los Chiefs? ¡Ha hecho pases increíbles, no me jodáis! —vuelve a salir de mi boca instantáneamente.
Dicen algo más que no logro entender por suerte, porque quizás con la adrenalina que siento en mi cuerpo en estos momentos. Estaría dispuesta a bajar ahí a explicárselo de nuevo, mediante palabras, claro, porque un puñetazo de mi parte seria como una leve brisa para ellos.
— No te reconozco, Sky —escucho decir a Kenzie a mi lado.
Yotampoco, a decir verdad.
— Enhorabuena, hermanita —Axel coloca una mano sobre mi hombro—. Has desbloqueado el logro "Pelearte con los aficionados", ahora eres toda una fanática del fútbol.
— Me molesta el hecho de que no sepan apreciar cada jugada que realiza buena, solo saben criticar por las malas.
— Es un perfil muy común de aficionado, por desgracia. Pero créeme que, dentro de unos minutos, volverán a alabarlo y dar gracias por tenerle en el equipo. Te recomiendo que no les dediques ni un segundo, es inútil.
Las palabras de Axel me relajan en cierto modo, aunque me sigue poniendo furiosa el comportamiento de los hinchas, supongo que es parte del fútbol.
Volviendo al partido, aún continúa el turno de los Rams con el ovoide y que, tras unas cuantas jugadas, han terminado a escasos centímetros de la línea decisiva. Ya colocados en posición, le pasan el balón a su mariscal de campo que se lo pasa a su compañero el cual se mete de lleno entre la defensa de los Chiefs, formando un cúmulo de jugadores que hace que no podamos ver qué ha ocurrido con el balón. Cuando los árbitros levantan los brazos, se da por aceptado que los Rams han hecho un touchdown. Lo celebran con entusiasmo tanto los jugadores como todo el público seguidor del equipo, mientras que otros se llevan las manos a la cabeza presenciando cómo en el marcador otorga veinte puntos a Los Ángeles frente a los diez de los Kansas. El tercer tiempo no ha sido bueno para el equipo rojo, pero aun así espero que no pierdan la esperanza durante los próximos quince minutos.
El cuarto tiempo comienza en manos de los Chiefs, pero lamentablemente otro tiro de Asher resulta fallido y siendo interceptado por los Rams, dándoles el turno. Sin embargo, estos no aprovechan las oportunidades teniendo que devolverles el turno a los rojos de nuevo. El tiempo pasa, cada vez está más cerca el final del partido y van ganando los californianos con diez puntos de diferencia. Me encuentro rezándoles a los Dioses que me estén escuchando, que les dé las fuerzas necesarias para que consigan darle la vuelta al partido.
El turno comienza con bastante normalidad, avanzando diez yardas sin problema. Quedan siete minutos en los que los rojos deben intentar superar al equipo contrario y saben que deben ser rápidos. Cuando Asher obtiene el balón, da unos cuantos pasos atrás y lo lanza con tanta fuerza que termina volando por el aire, superando unas treinta yardas. Todo el estadio se queda sin aire durante el momento en el que el ovoide se encuentra en libertad, esperando a que alguien lo reciba, aunque puede ser muy complicado por la distancia. El jugador número quince levanta ambos brazos y lo recibe como si fuese su tesoro más preciado aferrándose al suelo con él. Ha sido absolutamente espectacular y el público lo deja notar. Esto les da una cercanía perfecta para poder hacer el pase crucial hacia la zona de anotación. Los jugadores se reúnen antes de la oportunidad, deben de tener un as bajo la manga para poder realizar lo que esperan. Una vez se encuentran en sus posiciones, Asher consigue el balón, da una vuelta sobre sí mismo, hace parecer que se lo pasa a un compañero, aunque lo cierto es que sigue con él en sus manos y corre hasta ver al número veintisiete dentro del área sin dudar en pasárselo.
— ¡TOUCHDOWN!
De nuevo, todos los que llevamos camiseta roja nos venimos arriba causando furor en el estadio, celebrando que están dentro del partido una vez más y que esto no se acaba aquí. Con el punto extra, suman diecisiete en total, siendo necesario al menos cuatro puntos más para superarles, y evitar que ellos anoten. Quedan seis minutos, y es el turno de los Rams.
Juro por Dios que como esto siga así, me va a dar un ataque al corazón. No tenía ni idea de que un deporte pudiera hacer sentir esto a las personas y en cierto modo, ahora entiendo la desesperación, los nervios y la angustia de mi familia cuando jugaban los Chiefs.
La defensa de los Kansas está haciendo mucha más presión, tanto así que no deja que los californianos hagan las diez yardas y terminan con sus oportunidades en un minuto. Siento que puedo respirar de nuevo, aunque volveré a quedarme sin aire en cuanto Asher toque el balón. Los rojos salen al campo una vez más y puede ser decisiva, tienen cinco minutos para anotar y sumar puntos, de lo contrario perderán el partido. Con las primeras oportunidades, consiguen pasar unas cuantas yardas, pero no es hasta que Asher lanza el balón lejos siendo este capturado, que se acercan a la línea de la zona de anotación. La tensión se siente en el ambiente, no va a haber muchas más oportunidades, tienen que conseguirlo en este momento. Comienza la jugada y Asher decide correr con el balón en sus manos para salir del campo. Según me explica Axel, es una forma de asegurarse empezar desde ahí la siguiente oportunidad, por lo que es una buena decisión si quieren acercarse lo máximo posible. El primer pase no va nada bien y la defensa de los Rams consigue bloquear al número diez.
Observo como Asher está cansado, con los brazos en posición de jarra y pensativo. Su equipo le espera a su espalda, aguardando a sus indicaciones. Entonces mira hacia lo que me parece mi dirección, como si supiera dónde me encuentro, aunque lo más seguro es que sean suposiciones mías. Tras unos segundos, se gira hacia sus compañeros inclinándose y comienza a darles indicaciones. Poco después, vuelven a colocarse en fila, Asher y otros dos jugadores más, están a sus lados. La defensiva espera parar cualquier cosa, están concentrados en el mariscal de campo que grita para después comenzar la oportunidad. Como si fuese a cámara lenta, la defensiva contraría sale corriendo chocándose con la ofensiva de los Kansas, los jugadores que estaban al lado de Asher se cruzan por delante de él con el fin de despistarles, lo que le da tiempo para dar unos pasos atrás y decidir lanzar el balón al número veintiséis que se encuentra totalmente solo. Éste comienza a correr hacia la zona de anotación, pero para su desgracia, se encuentra con jugadores californianos que intenta esquivar resultándole difícil avanzar. Acudiendo a la esquina de la zona, el jugador veintiséis alza los brazos con el ovoide en ellos y lo pasa por encima, aunque su cuerpo esté fuera.
El árbitro levanta los brazos y todo el mundo grita ante el touchdown. No puedo ni si quiera pestañear asimilando lo que acaba de suceder hasta que de pronto la afición queda muda.
— ¿Qué ha pasado? —cuestiono asomando aún más mi cuerpo.
— Ha sido una jugada extraña, deben revisarla y ver si es válida —contesta Kenzie con un rostro angustiado, lo estamos pasando bastante mal con este partido.
Los jugadores están impacientes, esperando a ver cuál es la respuesta de los que se encargan de revisar las jugadas. Es como si pudiéramos escuchar los latidos de todas las personas, es un momento de alta tensión que pocos podemos soportar. Entonces vuelve a aparecer uno de los árbitros e informa que, tras revisarla, la jugada se da por válida.
La alegría y la viveza vuelven a los aficionados, los gritos y aplausos llenan el estadio creando algo increíble. Kenzie y yo nos abrazamos mientras damos pequeños saltos de felicidad. Se siente bien esta sensación donde tras pasar un calvario, llegan momentos de celebración.
Los Kansas City Chiefs se ponen por delante del marcador con veinticuatro puntos y si se mantienen así durante los dos minutos que quedan de partido, serán los campeones de este gran y esperado evento.
Siendo el turno de los Rams, estos intentan llegar a la zona de anotación, haciendo jugadas desesperadas y fáciles de detener para los de Kansas. A falta de un minuto de juego, el mariscal de campo lanza el ovoide lo más lejos posible esperando a ser cogido por uno de los suyos, pero le resulta complicado cuando un jugador de los Chiefs se interpone y lo consigue atrapar antes que él. Todo el mundo comienza a celebrar esa intercepción porque con menos de un minuto de juego, y el balón en las manos de los rojos, el partido se da por finalizado obteniendo la victoria de una vez por todas.
— ¡NO ME LO PUEDO CREER! —grito entre otros chillidos por mi parte y de toda mi familia los cuales celebramos con saltos de alegría y abrazos.
— ¡Esto es un sueño! —escucho decir a mi hermano.
— ¡Los Kansas City Chiefs son campeones joder! —vocifera Emma a todo pulmón para todo el estadio.
Mire por donde mire, hay felicidad y alegría. Nunca había visto a mi padre estar tan orgulloso y conmocionado, nunca llegó a pensar que podría tener la oportunidad de ver a su equipo ganar una Super Bowl, me alegro de haber podido darle esta experiencia. Me acerco a la familia de Asher y les dedico un abrazo para celebrarlo, también están emocionados, incluso más porque su hijo y hermano ha podido cumplir uno de sus sueños. Vuelvo a mi lugar y observo cómo lo celebran en el campo, los jugadores le tiran un barril al entrenador y después lo elevan por los aires, se abrazan entre ellos y a otros se les salen las lágrimas. Todo un sueño.
Comienza a llover confeti color rojo y amarillo, los colores del equipo ganador, inundando todo el estadio mientras aficionados celebran. Es una imagen demasiado bonita que inmortalizo en varias fotos para el recuerdo.
Asher se encuentra totalmente rodeado por periodistas y cámaras, al igual que el entrenador. De alguna manera son los protagonistas más importantes de todo el partido y todo el mundo quiere tener unas palabras en exclusiva. Reparten camisetas y gorras que los jugadores se van poniendo poco a poco, donde pone que son campeones de la Super Bowl.
— ¡Sky! —la hermana de Asher aparece a mi lado con una amplia sonrisa—. Tienes que venir a ver esto —tira de mi brazo antes de que pueda si quiera abrir la boca para contestar.
— ¿Dónde vamos? —consigo decir cuando ya estamos bajando unas escaleras.
— Ya lo verás.
No sé dónde me puede estar llevando, pero tiene muy claro el camino. Recorremos incluso tres pasillos diferentes y bajamos varios pisos, hasta que logro escuchar a todo el público más cerca dándome cuenta de dónde está el destino. Llegados a un punto, avanzamos hasta salir de nuevo al exterior, y juro por Dios que las piernas han comenzado a temblarme. No imaginaba lo impactante que es estar aquí abajo sobre el césped y ver a todo el público, la luces, la ambientación... es increíble e intimidante al mismo tiempo. Entonces pienso en qué es lo que estoy haciendo aquí y no es hasta que veo a Asher correr hacia mí que me doy cuenta. Miro a mi alrededor buscando a Sasha, pero me ha dejado sola ante este peligro.
El jugador número diez llega hasta mí con una sonrisa de auténtica felicidad, su pelo rubio está desordenado y sus ojos azulados me observan al igual que yo con los míos.
— Hola, Sacher —pronuncia manteniendo su sonrisa y lo suficientemente alto para que logre escucharle.
— Enhorabuena, Star —respondo algo cortada ensanchando mis labios.
Esperaba que me diera las gracias mediante palabras, en cambio piensa que lo mejor es plantar sus labios sobre los míos. Acuna con sus manos mi rostro atrayéndome a él, transmitiéndome su alegría que la recibo de la de la misma manera. Pasa sus manos a la parte superior de mis piernas y me eleva colocándolas alrededor de su cintura mientras me agarro a su cuello. Me separo para mirarle, me dedica una mirada tan intensa que sé todo lo que quiere decir y gritar en estos momentos. No puedo estar más orgullosa de él, ha luchado por lo que quería, por cumplir uno de sus sueños y por llegar al estrellato. Vuelvo a besarle, acercándolo a mí como si así pudiera decirle todo lo que siento en estos momentos.
Entonces, aun sumida en sus labios con los ojos cerrados, luces intensas e intermitentes chocan contra mis párpados y podría decir que son ajenas a nosotros, pero cuando se hacen más seguidas caigo de nuevo en la realidad recordando dónde estoy y a quienes tengo a mi alrededor. Al abrirlos me encuentro con varias lentes que captan la imagen que está generando el famoso quarterback de los Kansas City Chiefs conmigo.
Mierda.
¿Pensabais que estaba perdida?
¡Pues no! Solo fui secuestrada por la universidad 🤓
Es el capítulo más largo hasta el momento, espero que os haya gustado 💜
ARIANÉCDOTA:
Cuando comencé a escribir esta novela, no tenía absolutamente ni idea sobre fútbol americano, yo siempre he visto el fútbol europeo o "soccer", de eso entiendo bastante. Con deciros que pensaba que la Super Bowl era el inicio de una liga que se celebraba con las actuaciones de los cantantes, os lo digo todo 🤣
He investigado todo lo que he podido, me he visto infinidad de videos, y algún partido que otro. Ahora puedo decir que me defiendo un poco y hasta me gusta. Pero aún así, este capítulo me ha costado escribirlo horrores, porque quería plasmar cómo es una Super Bowl desde el punto de vista de una chica a la que apenas le gusta el deporte.
Si alguien que entiende de fútbol americano ve alguna incongruencia o algo a corregir sobre el tema, que me hable a privado y lo corregiré, lo agradecería 💜
Un besote a todxs 😘
Y no olvidéis seguirme en la redes!!
Si me dices que vienes de esta historia, te sigo de vuelta!!
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