Capítulo 30
No doy crédito a sus palabras. ¿Cómo es capaz de decir eso delante de mí sin esperar a que le suelte un puñetazo en su cara? Es lo único que quiero hacer en este momento. Pero, ahora que lo pienso, quizás sea lo que busca, que dé una mala imagen de mí ante la familia de Sky o algo que pueda confesar a la prensa. Si él va a ser una piedra en nuestro camino, lo mejor es esquivarla. Estoy seguro de que cree que puede romper nuestra relación, pero hemos pasado por mucho y tengo claro que ella nunca volvería con él.
— Así es. Llevábamos muchos años, pasamos por momentos duros y no sé qué me pasó, pero terminé encaprichándome con su amiga —lo miro atento a todo gesto o algo que pueda estar dándome la señal de que está planeando algo—. Pero, respeto que estéis juntos. A ver si consigues que se olvide de mí, pero te diré que ocho años no se pueden olvidar tan fácil.
Las ganas de pegarle un puñetazo han vuelto multiplicadas por mil, necesito hacerlo en su cara para así callarle la boca. Pero, como he dicho, solo está provocándome y ha quedado bastante claro su narcisismo. No debo dejarme llevar por sus palabras y menos con toda la familia de Sky aquí. Decido relajarme y respirar hondo, actuar como si lo que me esté diciendo no me importe una mierda. Puedo controlar la situación porque diga lo que diga, de poco sirve si la opinión de Sky es la opuesta a la que él piensa.
Le hago una señal para que se acerque a mí y lo hace.
— Créeme que con todo lo que le hago yo, te olvidó hace mucho —le guiño un ojo, se le nota el odio hacia a mí, sabe de qué le estoy hablado y eso le supera.
Enseguida viene Sky con la tarta para su hermano y con unas velas puestas encima, todos se sientan para cantarle el cumpleaños. Cuando ella enciende las velas, viene hacia mí dejándose caer sobre mis piernas y gira medio cuerpo para darme un beso. Sé que Finn nos fulmina con la mirada, puedo sentir cómo nos quema la piel y aunque normalmente no soy una persona que disfrute del sufrimiento de personas ajenas, considero que tras nuestra pequeña charla se lo tiene bien merecido así que continúo besándola.
— ¡Ey! Amorcitos, que es mi cumpleaños, centraos en mí — grita Axel con una sonrisa ladina. Tanto Sky como yo nos damos por aludidos y nos separamos.
— Perdona, Axel, solo hago lo mismo que hacías tú en los míos —replica Sky y ambos se sacan la lengua, se nota lo unidos que están todos—. Venga empecemos...
Cantamos todos al unísono el cumpleaños a Axel, que sopla las velas para después darle un beso a su novia. Poco después se despierta su pequeño hijo, Sky me lo presenta demostrando su gran amor hacia él y lo mucho que le gusta apretujarlo. Y eso me lleva a mi preciosa hija, estoy seguro de que se llevarían muy bien.
Se empieza a hacer tarde y Sky y yo decidimos irnos tras despedirnos de todos. Al final, después de tantos nervios sufridos, he disfrutado del día de hoy con su familia y resulta ser bastante acogedora, divertida y cariñosa. El único al que no desearía ver más en toda mi vida, es su exnovio, no comprendo cómo Sky ha podido estar con alguien así y no voy a mentir, he tenido sus palabras en mi mente toda la tarde.
— ¿Lo has pasado bien? —interroga mi bella novia en lo que yo conduzco.
— Sí, me cae realmente bien tu familia, es todo como lo cuentas siempre. Se nota lo unidos que estáis y eso es realmente bueno, pocos pueden disfrutar de esa conexión.
— Tienes razón. Y me alegro de que todo haya ido bien después de todo, pensé en lo peor y ha resultado que me preocupaba por nada. Son increíbles.
— Es normal que estuvieras nerviosa, la realidad es que no soy una persona fácil de presentar, sobre todo si son seguidores de los partidos.
— Suenas como si fueras un monstruo —sonríe y me encanta.
— Sí, y te va a devorar esta noche —le sigo el rollo.
— Pues si todo ha salido bien y te has sentido cómodo, ¿qué te pasa? Te veo raro y algo distante.
— Nada —intento sonar lo más normal posible con la mirada fija en la carretera.
— Asher...
— Enserio, no pasa nada —ella se queda callada, aunque sé que aún no está muy conforme con mi respuesta.
Llegamos a mi casa donde ella se ha estado quedando algunos días y los fines de semana han sido como si viviéramos juntos, aunque sé que eso se acabará el lunes cuando se vaya temprano, pero pienso disfrutarla. Estoy realmente a gusto con mi vida ahora mismo, soy feliz junto a alguien que lo es conmigo, compartiendo momentos, gustos y vida. Por ello, me jode que de la nada aparezca su ex exigiéndola, como si yo no tuviera nada que ver entre ellos y como si él supiera que Sky algún día volverá a sus brazos.
Es frustrante.
Ella se pone su pijama de pelo y color gris, además de sus gafas de las que ella tanto se avergüenza, aunque esté igual de preciosa con ellas. Me espera en el sofá con una película puesta en la televisión. Me siento a su lado pasando el brazo por detrás de su cabeza y la acerco a mí. No puedo quedarme hasta muy tarde despierto, pues mañana tengo partido y es necesario descansar bien. Al terminar la película, ambos decidimos irnos a la cama.
— Oye... ¿Finn te dijo algo? —interroga Sky ya recostada. Me quedo serio y pensativo al escucharla, sentado en la cama y dándole la espalda. Recuerdo lo que dijo y no es que me ponga de buen humor—. ¿Qué? ¿Ha dicho algo malo?
Vuelven mis ganas de buscarlo y romperle la cara. E instintivamente como casi siempre hago cuando algo me cabrea, me levanto y camino respirando hondo.
— Asher... eh. Oye, mírame. —Sky se levanta como un rayo de la cama y se posiciona frente a mí agarrando mis brazos para que me detenga, centrando mis ojos en los suyos—. ¿Qué es lo que te ha dicho?
— No se tratan de celos, es más bien impotencia. Y me cabrea que sea tan engreído. ¿Qué mierda se cree? —respondo más bien a mis pensamientos.
— Asher, ¡dime que te ha dicho! —insiste angustiada.
Vuelvo a respirar hondo intentando ordenar mis pensamientos y así poder expresarme.
— Me ha dicho que estaba intentando darte celos con una chica con el fin de que volvieras con él, porque eso es lo que intenta. Me lo ha contado como si nada, como si no le importara una mierda que yo sea tu novio.
— ¿Qué? —dice atónita por mis palabras hasta que finalmente arruga sus cejas.
— Es como si estuviera muy seguro de que al final volverás con él.
— No puedo creerlo... —Se lleva una mano a la cintura y otra a la frente—. Por eso no dejaba de pasear por las zonas que frecuento, y por eso ha estado viniendo a la pastelería y aceptaba las invitaciones de mi hermano a las comidas familiares. Era muy evidente, pero no pensé que lo admitiera como si nada. Bueno, ¿y qué hiciste?
— No hice nada violento por respeto a tu familia y porque nunca he sido así, aunque ganas no me faltaban por estrellarle mi puño en su cara. Me tranquilicé pensando en la opinión que tienes de él y... —Intento recordar las palabras que dije—. Le respondí que después de lo que hacemos tú y yo, le olvidaste hace mucho —saco una sonrisa victoriosa al recordarlo y ella para mi sorpresa me abraza.
— No sabes lo feliz que me has hecho.
— ¿Por qué?
— Porque me alegra que, por una vez, alguien le haya puesto en su sitio. Gracias. Se cree que, por ser hijo del dueño de una cadena de hoteles de lujo, tiene el derecho a actuar de esa manera.
— Haré lo que haga falta por ti, Sacher. Ya te perdí por mis estupideces, pero eso no va a volver a ocurrir —agarro su rostro con mis manos y la atraigo a mí para darle un delicado beso—. ¡Casi se me olvida! Tengo algo para ti.
— ¿Qué?
Voy hacia la cómoda de mi habitación para sacar la sorpresa y vuelvo hasta ella ofreciéndosela con ilusión.
— ¿Qué es esto?
— Son pases de los Chiefs, para ver al equipo cuando quieras y en los mejores asientos. Vas a ser una VIP en todo, como si quieres entrar en los vestuarios.
— ¿Enserio? —Se le ilumina la cara, algo que me sorprende dado que no le gusta el fútbol.
— Sí, y puedes llevar a una persona más, aunque si quieres traer a más gente, solo dímelo. Quiero que me veas jugar siempre que puedas, me darás suerte. Aunque sé que no te gusta el fútbol, pero espero que vengas alguna vez.
— ¡Pues claro que iré! Me hace mucha ilusión ir a los partidos a verte. Y por supuesto que te daré suerte. Puede que sea la única razón por la que aprenderé de fútbol.
— Me alegro mucho porque te haga tanta ilusión como a mí tenerte allí.
Vuelvo a besarla, pero no dura demasiado cuando algovibra en la habitación y resulta ser mi teléfono. Por la hora que es, solopuede ser una persona y una razón. Puede que el momento que esperaba, hayallegado antes de lo previsto.
Ya no es San Valentín en España 😌
¡Pero qué más da!
Un aplauso a Spectravondergihts por su sugerencia de que quizás debería mover mi trasero y subir capítulo por el día de los enamorados, suerte que sigo despierta (son las 2 am).
Disfruten queridxs 💜
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