Capítulo 23
— Hola, guapa. ¿Qué tal lo has pasado hoy? —silencio por su parte, pero sabía que estaba al otro lado de la línea, se le escucha respirar—. ¿Sky?
— Lo he pasado muy bien, Asher.
No.
No. No. No, mierda. Lo sabe.
Tenía que haberse lo contado ayer, tenía que haberlo hecho antes de tan si quiera prometer nada. Joder, soy un completo gilipollas. Estuve a punto de hacerlo, de contárselo en varias ocasiones, pero siempre había algo que me interrumpía y no es algo fácil de comenzar a contar. Ahora lo sabe, y no ha sido de mi boca, lo cual agrava todo más aún. Sabe que no soy quien dije ser, y piensa que ha estado conociendo a una persona que no existe.
— Puedo explicarlo —es todo cuanto puedo decir tras unos segundos de silencio. No se me ocurre ninguna manera de justificar mis hechos, le mentí y a pesar de decirle que siempre le diría la verdad de ahora en adelante, seguí posponiéndolo.
— Vete a la mierda.
Me ha colgado.
Me lo merezco, acabo de decir la típica frase cuando sabes que ocultabas algo a otra persona. Claro que puedo explicárselo, el problema es que igual debí haberlo hecho antes o no haber comenzado todo con mentiras. Me lo merezco y mucho.
La vuelvo a llamar, pero no me contesta. ¿Por qué seré tan imbécil? ¿Por qué no le dije mi nombre verdadero? Bueno, sí que lo sé. Yo solo quería asegurarme de que no volvería a ocurrir lo mismo de siempre y proteger mi identidad. Pero debí habérselo contando cuando me di cuenta.
Lo hago de nuevo, pero nada. Los ojos se me llenan de lágrimas. Me da rabia y no puedo evitar estar enfadado conmigo mismo. Quiero explicárselo, es lo único que quiero hacer ahora, pero quiero que me escuche y comprenda el por qué lo hice. ¿Pero cómo voy pretender que lo haga si ayer ya lo hice? Obvié la parte más importante y estoy pagando las consecuencias de mis actos.
Continúo llamándola con la esperanza en mi puño. ¿A quién quiero engañar? No va a querer verme nunca más. Esta vez, no da ni dos llamadas cuando ella me cuelga y yo acciono tirando el móvil al suelo violentamente por la impotencia.
Mi amigo Steve está en el salón esperándome. Él viene a menudo. Nos hacemos compañía, vamos juntos a la mayoría de sitios y jugamos a la consola en la gran televisión de la casa. Me limpio las lágrimas de nuevo y voy junto a él.
No tenía nada importante que hacer, podría haber ido con Sky a conocer a su amiga, pero cuando le dije que sí, no pensé en que quizás ella me reconocería. Antes de conocer a nadie de su entorno, tenía planeado decirle quién soy realmente, de una forma calmada y que entienda. Estaba evitando esto precisamente, pero al final, siempre termino haciendo las cosas mal.
Cuando vuelvo al salón, Steve está jugando a la PS5, justo donde le había dejado para coger la llamada de Sky. Me siento en uno de los grandes sofás con la mirada perdida, intentando pensar en cómo llegar hasta ella.
— ¿Te apetece jugar a algo? Podemos ver una peli si no te apetece —escucho que Steve habla, pero no presto atención—. ¡Eh! ¿Puede saberse qué te pasa?
— Lo sabe. —Es todo cuanto puedo decir.
— ¿Qué? ¿Quién?
— Sky, sabe quién soy realmente.
— Normal, algún día debía de saberlo —continua su partida—. De hecho, no sé cómo no lo ha sabido antes. Joder, sales en todos lados. ¿Vive en Kansas y no ha visto ni conoce a absolutamente ningún jugador de fútbol? Por mucho que no le guste ver fútbol, tu nombre debe sonarle.
— Sorprendentemente, Steve, hay gente que no me conoce. Ni si quiera le da importancia a mi fama, solo al hecho de que me inventé una identidad para estar con ella. El plan era que yo se lo contase.
— ¿De verdad? ¿Y cuándo tenías pensado hacerlo? Se te veía muy cómodo siendo James.
— Lo estaba. Era una forma de evadirme de todo, una oportunidad de ser otra persona por un tiempo limitado.
— Sí, pero a las doce te convertías en calabaza —bromea.
— ¿Crees que estoy de humor para tus bromas?
— No lo he podido evitar —continúa riéndose—. Asher, me sorprende que no estuvieras preparado para este día. Era evidente desde el momento en el que mencionaste ese nombre. ¿Esperabas que cuando se enterara acudiría a ti encantada?
— Ella no es así.
— Ahí lo tienes. Además, si se lo hubieras dicho tú, no habría cambiado nada, puede que se hubiera cabreado incluso más. Sea como sea la forma en la que lo ha sabido, te ha hecho un favor.
— Quiero hablar con ella, pero no quiere verme —lloriqueo recostándome en el sofá y cubriendo mi cara con uno de los cojines.
— Mira —pausa la partida para mirarme—. Vas a hacer esto: Nos vamos a ir de escapada a California un par de días en tu descanso, veremos a la familia, volveremos, te centrarás en los partidos hasta que pase la Navidad y dejarás que el tiempo pase sin molestarla. No podrás llamarla ni mandarle mensajes. Y, cuando eso pase, te presentas en su casa o en su trabajo, donde quiera que esté siempre y se lo explicarás tranquilamente.
— Es lo mismo que me dijiste cuando se enteró que seguía usando la aplicación.
— ¿Y ha funcionado?
— Pues sí, pero...
— Dar espacio para pensar, es la clave para enfriar el ambiente. No tengo la culpa de que seas tan desastre en esto. Ese es mi consejo de amigo, tú verás.
Es demasiado tiempo.
Fuimos a California, como dijo Steven. De vez en cuando me gustar pasar unos días en la costa para despejarme. Mis padres ya estaban allí desde hace algún tiempo y adoran que vuelva a la casa en la que me crie. Ellos viven en Kansas City desde que entré en el equipo puesto que mi padre es el que maneja prácticamente toda mi vida profesional. Él fue jugador anteriormente y estuvo encantado de que le ofreciera ser mi manager, aunque a veces me saque de quicio y me arrepienta. Ambos están muy orgullosos de mí y se lo debo todo. Mi hermana estudia en la Universidad de California, así que aún sigue viviendo en nuestra casa, y, además, le está dedicando tiempo a las redes sociales.
Los días navideños, nos reunimos toda la familia en la casa de mis padres en Kansas City puesto que aún tengo partidos y son los más importantes. Es bonito que todos vayan a donde yo esté por trabajo solo para que estemos juntos. Cenamos en familia el día de Navidad, compré regalos para todos y los abrimos aquella mañana. He asistido a algunas fiestas y eventos, he pasado tiempo con mi familia y con mis amigos, pero no he podido dejar de pensar en Sky ni un maldito segundo. Necesito tenerla conmigo, todo iba a ir bien, joder.
— Sr. Jackson. ¿Sr. Jackson? —dice una azafata repetidas veces despertándome de mi trance—. Oiga, hemos llegado.
Mis ojos parpadean unas cuantas veces y me encuentro con el avión casi vacío, todo el mundo está bajando y yo no parecía tener ninguna intención de hacerlo, comprendo que se preocupara.
— Hemos llegado a Kansas City.
— Ah, de acuerdo, gracias —le dedico una sonrisa y una vez se queda tranquila, la azafata se va.
Acabo de regresar a Kansas desde Nueva Inglaterra ya que hemos jugado un partido allí. Hace frio en la ciudad, mucho, y me espera mi solitaria y fría casa. Solo me acompaña mi cocinera cuando viene, y el servicio de limpieza, pero me deprime un poco no tener a nadie conmigo. Por suerte, mañana vuelvo a los entrenamientos y tengo que centrarme en eso más que en nada porque pronto comenzarán los playoffs y allí estarán los Chiefs dándolo todo.
El tiempo ha pasado rápido, tres semanas desde que ella sabe la verdad y le he hecho caso a Steve, no la he molestado. Le he dado tiempo para que asimile, ¿pero cuanto más debo esperar? Creo que debo hacer algo si no quiero perderla porque yo sí que voy a perder la cabeza. Puede que haga lo que haga sea nulo y quiera perderme de vista para siempre, pero debo intentarlo.
Cuando llego a casa, todo el servicio estaba esperando mi llegada, cogen mis maletas y se las llevan para deshacerlas. Me siento en el sofá y enciendo la tele para tenerla de fondo. Mientras, decido entrar a Instagram, viendo cómo todos enseñan cómo han sido sus Navidades, han viajado o lo han pasado en familia. Subí fotos en el avión sobre la victoria de anoche, muchos comentan celebrando la victoria, mientras algunas chicas que he conocido en fiestas quieren quedar conmigo, aunque es evidente que poco me interesa.
Salgo de sus mensajes sin contestar a ninguna e indago en las publicaciones de la red social. Una publicación en especial me llama la atención y decido pinchar sobre ella para verla mejor. En la foto puede verse a una chica rubia mientras decora una mesa de fiesta para una boda o algo parecido. En el pie de foto pone "Los detalles son lo más importante". Y su usuario ya lo había visto antes. Es la amiga de Sky, a la que iba a conocer si no fuese porque no le conté todo antes.
Una sonrisa se me cruza por mi rostro a la par que una idea que puede salir o muy bien o muy mal.
Entro en el interior de un edificio algo anticuado donde se encuentran oficinas de diferentes empresas. En la planta adecuada, me atienden nada más poner un pie en la recepción, donde un muchacho más o menos de mi edad me pide que espere con una amplia sonrisa.
Contacté con la empresa de la amiga de Sky hace unos días y pedí que fuese ella quien me atendiera. Preferí no dar nombres y quedar directamente. En un principio me sugirió hacerlo en una cafetería, pero me negué por razones obvias y le dije que prefería en un lugar un más privado, por lo que aquí estoy. Me ha citado en una de las salas de la oficina de la empresa y cuando me dan paso, allí está ella sentada en una de las sillas frente a una enorme mesa que más bien parece ser la sala de reuniones. Me resulta extraño que no tengan salas para atender a los clientes. Kenzie tiene la vista sobre una tableta donde apunta algo con un lápiz electrónico. Al entrar en la sala, cierro la puerta detrás de mí para aislarnos del resto y es entonces cuando nota mi presencia.
— ¡Hol...! —saluda quedándose a mitad de camino en el momento en el que levanta su cabeza del aparato electrónico hacia mi dirección.
— Hola.
La chica me observa con la boca y ojos muy abiertos. Por un momento pienso que se ha quedado sin respiración, pero entonces parpadea dando la señal que esperaba para saber que siguen con sus constante vitales en orden.
— Ay... Mi... Madre... Asher Jackson. ¡Eres Asher Jackson! —Deja la tableta sobre la mesa y se levanta haciéndome un análisis completo.
— Sí. Y tú debes de ser Kenzie, ¿no?
— ¡Sabes mi nombre! Me-muero —exclama para posteriormente darme un abrazo al que respondo sin saber interpretar muy bien sus acciones. Pero entonces se deshace de mí y rostro cambia radicalmente a uno por que quizás deba temer—. Un momento, tú... ¡No tengo que darte abrazos!
— Necesito que me escuches un momento —me apresuro en hablar temiendo que quiera echarme y ni si quiera darle una oportunidad a lo que vengo a decirle.
— Ah, no. Escúchame tú a mi primero. ¿Por qué eres tan gilipollas?
— ¿Qué? —cuestiono asombrado. No esperaba que fuera tan directa, está claro que tiene carácter.
— ¿No tienes vergüenza de hacer eso a una pobre e inocente chica? ¿Te crees que por ser famoso e increíblemente atractivo puedes hacer lo que has hecho? Te has aprovechado de ella y te has reído en su cara.
— Sí, o sea, ¡no! Me arrepiento muchísimo de haberlo hecho, pero... —de repente Kenzie me golpea en un lado de mi cara con la palma de su mano. Inmediatamente se sorprende colocándolas en su boca.
— Uf, que subidón... le he pegado una bofetada a Asher Jackson. Bueno, —recompone su figura estricta—. ¡ya puedes estarlo!
— Vale, me lo merecía —respondo a su ataque—. Lo estoy, de verdad. Te juro que no paro de pensar en ella todo el día y como siga así voy a volverme loco.
— Ya, claro.
— ¡Lo digo en serio, Kenzie! —respondo frustrado. Acudo a sentarme en una silla colocando los codos sobre la mesa y revolviendo mi cabello intentando encontrar la mejor forma de explicarme—. Mira, tú sabes cómo es mi vida, como también que no puedo fiarme de todo el mundo. Me costó dar el paso para vernos en persona y cuando asumí que iba a exponerme a ella y que me reconociera, descubrí que no me conocía en absoluto. De repente me sentí otra persona, que mi identidad había vuelto a ser privada y me gustaba ser esa persona con ella. Ahora quiero ser otra persona, pero siendo yo, y necesito que me ayudes a recuperarla, o al menos intentarlo.
Kenzie me observa con los ojos entrecerrados, como si estuviera analizándome en lo que le recitaba mi pequeño discurso hasta que decide sentarse en la silla en la que estaba posada hace un momento. Hay silencio por unos breves instantes en lo que pienso que está pensando en la situación y entonces decide hablar.
— Pongamos que te creo. No creo que sea el mejor momento para que intervengas. Sky, está algo estresada estos días.
— ¿Le ha pasado algo? Por favor, dime cómo está —suplico con la mirada.
— Resulta que ha habido un problema en la pastelería y no va muy bien. La semana pasada entraron a robar.
— Mierda... ¿Y ella está bien?
— Sí, por suerte no estaba allí cuando ocurrió. Pero su jefa sí lo estaba, y se llevaron muchísimo dinero porque ella acostumbraba a guardarlo todo en una caja fuerte, no era una gran cantidad, pero con eso iba tirando bien con el negocio. Es una pastelería que ha estado ahí generación tras generación, así que imagínate lo que supone para ella tener que cerrarla.
— No puede ser, ¿por qué atracar una pastelería? Quiero decir, hay lugares que dan mucho más dinero. Tienen que estar pasándolo fatal.
— Lo cierto es que sí. Esto ha afectado mucho a Sky, le tiene mucho cariño a su jefa y a la pastelería. Está ayudando todo lo que puede, hace horas extras y prepara aún más dulces, pero no va a ser suficiente como para seguir mucho más tiempo. Además, está haciendo algunas tartas para las fiestas de cumpleaños que organizo. En resumen, se pasa el día trabajando, incluso ha faltado a alguna de sus clases de gastronomía, ya le regañé por eso.
— Yo podría ayudarlas, puedo invertir mi dinero en ayudarlas o prestárselo sin necesidad a que lo devuelvan con prisa y sin intereses.
— ¿Y crees que te lo va a coger? Conociéndola bien, Sky es tan orgullosa que se va a encargar de que no acepte absolutamente nada de ti. Lo siento, pero es la verdad, no ha estado muy contenta contigo. Con lo de la pastelería se ha olvidado de tu asunto, pero sigue ahí.
— Bueno, pues estoy dispuesto a hacer algo para ayudar. Siempre hay una forma.
— Es posible, sí... Y por suerte para ti, estás hablando con la mejor organizadora de eventos de Kansas City.
Una sonrisa algo siniestra parece en su rostro, sé que se le ha ocurrido una idea, y eso me implica a mí en ella. Solo espero poder ayudar a Sky, y haré lo que haga falta.
Ays ays ays, ¿qué será que hagan estos dos? 😈
Hehehehee
Espero que os esté gustando todo, me alegro de que estes por aquí 💜
Besotooos 😘
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