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Capítulo 21

Parte 3. Rudimento

Aun no me creo todo lo que sucedió ayer, cómo me encontraba de lo más tranquila en mi casa y cómo todo se volvió patas arriba por culpa del chico rubio de ojos azules que se hace llamar James. Me sentí dentro de una burbuja en cuanto puso un pie en mi casa y comenzó a decirme todo aquello. Lo que siento es fuerte, y sabía que unas palabras suyas me harían cambiar de opinión, por eso no quería dejar que se explicara.

Solo podía preguntarme, ¿y si todo va bien si volvemos a empezar? ¿Y si estoy siendo una tonta al dejarle ir? ¿Y si...? Nunca podría saberlo si ni quiera lo he intentado.

Hoy es un día especial y me siento ridículamente nerviosa. Voy a presentarle a Kenzie, ella lo va a conocer y sabré que lo estará juzgando acción por acción. Sobre todo, después de lo que Finn resultó ser, y ella solo va a mirar por mi bien, quiere que sea feliz y me sobreprotege, ahora más que nunca.

Recojo mi cabello en una coleta alta, me visto con un vestido pegado, de manga larga y de material calentito para combatir el frio de Kansas. Aplico algo de maquillaje en mi piel, sombra en mis párpados, máscara en mis pestañas y un color rojo en mis labios. Lista para sobrellevar el día. Solo me queda esperar a que James llegue a por mí y debería estar al caer.

En ese momento suena mi móvil indicando que me ha llegado un mensaje. Lo busco en mi bolso y enciendo la pantalla para comprobar de qué se trata.

James: Sky, lo siento mucho, pero me va a ser imposible asistir, me ha salido un gran contratiempo del que ya te contaré. Pero me gustaría mucho conocer a tu amiga en otra ocasión. Espero que me perdones, te lo compensaré.

El destino a veces parecer ser caprichoso, y no desea que ellos dos se conozcan de una vez por todas. Aunque debería sentirme aliviada por posponer una tarde de tensión. Realmente quería presentárselo porque de alguna forma podría hacer pública mi relación con el misterioso chico de la aplicación, que, hasta ahora solo yo era consciente de su verdadera existencia.

Lo que me pregunto es: ¿Cuál será ese compromiso? ¿Y por qué es tan importante?

En fin, supongo que debería ser más confiada y dejar que me lo cuente él mismo cuando nos volvamos a ver. Así se forma y complementa una buena relación, con la confianza. Aunque no tengo del todo claro si somos pareja oficialmente, pero por lo que dijo, yo decido lo que somos.

Es mi novio. Y yo soy la novia de James... ¿Cómo es su apellido? Mierda, tenemos una conversación sobre nosotros pendiente desde este momento.

Lo único que me queda es asistir yo a la quedada con Kenzie, le hice un bizcocho para merendar, así que sería una pena que se echara a perder y después de todo, necesito pasar tiempo con ella. Conduzco hasta su casa y cojo el bizcocho con cuidado hasta llegar a la puerta y llamo al timbre. Su casa es una herencia de su abuela, ella vivía antes aquí hasta que partió de este mundo, era una buena mujer y sobre todo cuidaba mucho de Kenzie, ojalá mis abuelos siguieran conmigo. Está ubicada en un vecindario de casas independientes con un jardín trasero y una gran piscina. Está claro que ella seguirá creciendo en esta casa.

Espero durante unos segundos y me abre la puerta con una amplia sonrisa.

— ¡Sky! —me abraza.

— ¡Hola! —respondo su abrazo con un solo brazo pues en el otro intento sostener el bizcocho sin que caiga al suelo.

— Espera, ¿vienes sola?

— Mucho me temo que sí, acaba de decírmelo. No va a poder venir.

— ¿Estás hablando enserio? ¿Qué ha pasado? —Arruga sus cejas y sé qué está pensando, no le ha gustado nada que no cumpla con lo que se compromete, pero, ¿qué puedo decir?

— No sé, dijo que tenía un compromiso muy importante que debía cumplir —respondo apretando los labios y deseando que deje de mirarme como lo está haciendo.

— ¿Y le crees?

— ¡Claro que sí! No voy a juzgarle sin conocer, ya me lo contará. —Ella se hace a un lado y yo entro en la casa dejando el bizcocho sobre la mesa de café frente al sofá, donde ella había preparado las tazas para servirnos la merienda. Me quito el abrigo y lo dejo a un lado, ella mira cada acción esperando ver algún tipo de reacción en mí de tristeza o algo así, pero estoy totalmente bien con esto, así que no verá nada—. Acabamos de empezar de nuevo.

— Solo espero que no te haga daño, Sky, porque si no se las va a ver conmigo.

— No te preocupes, mamá Kenz —no puedo evitar reírme, aunque a ella no le cause ninguna gracia—. Todo está bien, de hecho, quiere volver a concretar otro día para poder conocerte.

Eso último parece contentarla y se siente bien sabiendo que ella es una parte decisiva en nuestra relación, después de todo, ella es una de las personas que deben dar su aprobación. Con una leve sonrisa, se sienta en el sofá y comienza a cortar el bizcocho.

— Oye, ¿y porque no me has enseñado una foto?

— Tu misma dijiste que no querías verlo en una foto, y me parece bien, lo verás en persona —me siento a su lado.

— La curiosidad me puede.

— Pronto lo verás, tranquila.

— Espero que eso no tarde mucho en pasar, como la próxima vez vuelva a decir lo mismo, empiezo a sospechar, lo juro.

— ¿A sospechar de qué?

— Pues o de que te estas inventando lo de que tienes novio o que él oculta algo.

— ¿Piensas que me lo invento? —bufo.

— No, porque he visto cómo tus estados de humor cambiaban, estabas feliz, nerviosa y, el otro día, triste, y no creo que seas buena actriz. —Me quedo callada a su respuesta porque sé que tiene razón, no puedo fingir mis sentimientos, se me nota a leguas—. Probemos tu bizcocho, anda, que eso sí sé que se te da bien, ¿quieres café o un té?

— Café con leche, gracias.

— ¿Y cómo te lo pidió? —dice mientras me sirve la leche caliente para después verter un poco de café.

— Pues, cuando vino a mi casa, no quise que pasara, pero iba a quedarse allí hasta que yo le escuchara y no me dejó más remedio. Le escuché y lo soltó todo de golpe. Le hice prometer que no me hiciera daño, y lo prometió.

— Oh, que romántico —dice sarcásticamente.

— Para mí lo fue. Aunque después pasó a ser más dieciocho.

— ¡Por Dios, Sky! ¿Dónde están tus modales? —bromea llevándose una mano al pecho.

— Con los tuyos —me burlo siguiendo su broma—. Que, ¿te gusta? —digo refiriéndome al bizcocho.

— ¿Bromeas? Adoro todo lo que haces, sabes que soy tu fan número uno —comemos y seguimos hablando de diferentes cosas.

Me cuenta cómo le va con el chico de los hinchables, una historia digna de escribir en una novela, diría. Confío en ella, admiro su forma de ser y sé que nunca estaría con alguien que le hiciera el más mínimo mal, porque de ser así, ella es la primera que corta toda relación. De igual forma, me gustaría conocerlo y se lo hago saber. Ojalá que, si ella consigue conocer a James, tengamos una de esas citas dobles.

— Oye, me he comprado unos vestidos monísimos y quiero enseñártelos. Sube y te los enseño —sugiere cuando acabamos la merienda. Amo su excitación por enseñarme toda la ropa que se compra, si no se dedicara a organizar eventos, diría que sería asesora de moda y yo sería su cliente estrella, aunque ya lo soy sin que sea su oficio.

— ¡Vale! Enséñamelos.

Subimos las escaleras y atravesamos el pasillo lleno de fotos de toda su familia, es algo que ella conservó de su abuela, esa pared llena de recuerdos. Llegamos a su habitación y adoro la decoración que le proporcionó, recuerda a una revista del hogar.

— Hacía ya que no venía por aquí, has cambiado cosas.

— Sí, es verdad, con tanto trabajo no teníamos tiempo de tardes como estas. 

— Si... —me fijo que en una de las paredes hay un montón de fotos colgadas con pinzas en unas cuerdas de esparto, las cuales tienen enroscadas unas pequeñas lucecitas—. Oye esas fotos, ¿son las que yo te saqué con los jugadores de los Chiefs?

— ¡Oh, sí! Me ha quedado bonito, ¿verdad? Son unas fotos buenísimas. Es algo así como un rincón que me recuerda que aún tengo una parte adolescente.

— Normal, las saqué yo, pues claro que quedan bien —me permito ser un poco egocéntrica. 

Me acerco para verlas detenidamente, ella estaba muy contenta y me alegré de formar parte de uno de sus sueños, hacerse fotos con los jugadores de los Chiefs, no es algo que todo el mundo puede tener en su vida. Las miro una a una, eran chicos jóvenes en su mayoría, y casi todos tienen una sonrisa en su cara. Entonces, tras pasar de largo, vuelvo mi vista hacia una imagen en especial. Me había parecido ver algo familiar, y necesitaba comprobar de qué se trataba. Me fijo en el jugador de fútbol. Siento que el corazón se me para por un instante y mis ojos se van a salir de mis órbitas. Como puedo, cojo la foto, y la saco de la pinza que la tenía sujeta. La miro más de cerca, con más luz, y volver a mirarla una y otra vez para asegurarme de que no era fruto de mi imaginación. Una sonriente Kenzie estaba a su lado, y él sonreía levemente, pero era inconfundible.

— Ke-Kenzie... —tartamudeo, mi voz apenas puede salir de mi garganta. Ella deja de buscar en su armario para centrarse en mí y su expresión cambia al ver mi cara pálida con la foto en la mano.

— ¿Qué ocurre?

— ¿E-Este de aquí, cómo...? ¿Cómo se llama...? —Kenzie se acerca a mí para coger la foto que sostengo.

— ¿Este? —cuestiona arrugando sus cejas, no entendía por qué estaba de esta forma ante un jugador de fútbol.

— Ajá... —asiento con la cabeza.

— Este es Asher Jackson, ¿por qué?

— ¿Y por qué se parece tanto a James? ¿Kenzie?

— ¿A James? ¿Tu James? ¿Qué quieres decir, Sky?

— Este es James, él es así, es él... —apenas puedo pronunciar las palabras.

— ¿Asher Jackson se llama James o que James es Asher Jackson?

— No puede ser —repito una y otra vez en un susurro dando vueltas por la habitación, con la mano sobre mi cintura y otra en mi cabeza —. ¡Dime que tiene un hermano gemelo, Kenzie!

— Tiene un hermano gemelo.

— ¿De verdad? —freno para mirarla esperanzada.

— ¡No! ¡¿Pero cómo no te diste cuenta cuando sacaste la foto?! —me grita desesperadamente.

— ¡En aquel momento no sabía su aspecto! ¡Vi a demasiados jugadores aquel día! ¿Cómo iba a quedarme con su cara? —grito. Intento respirar profundamente, pero es una tarea imposible, y la habitación empieza a darme vueltas, así que, me veo en la obligación de sentarme sobre uno de sus sillones—. Me está dando algo, un ataque de ansiedad, un infarto, no sé, pero algo no va bien.

— Vale, tranquilízate —intenta poner orden a esta inesperada situación.

— ¡¿Cómo quieres que me tranquilice?! —grito con los ojos bien abiertos.

— Tampoco es tan malo...

— ¡¿Que no es malo?! ¡Me ha engañado durante todo este tiempo!

— ¡Pero es Asher Jackson, el futbolista! Millones de personas te envidiarían en este momento, incluso yo.

— ¡¿Y qué?! ¡Por mí como si es astronauta! Me ha engañado, ¿sabes? Me ha estado diciendo que es otra persona, se ha inventado una vida completamente diferente. ¡Y yo me lo he creído! ¿Dónde me he metido?

— Lo sé, tienes razón, lo siento, ha salido mi lado fan. Ahora, hablando como amiga responsable, debes decirle que lo sabes lo antes posible, frenar esto.

Antes de poder responderle, siento fuertes nauseas en mi estómago, y acudo lo más rápido que puedo al baño para vomitar. Kenzie acude para apartar mi cabello y asegurarse de que estoy bien, aunque realmente no lo esté

— Iré a prepararte una tila, debes calmarte un poco antes de que te dé algo peor.

¿Se ha estado riendo en mi cara? ¿Qué pretendía mintiendo sobre su vida? No sé bien cómo explicar lo que siento. Me siento engañada sí, pero no está a la altura de su no mentira sobre la aplicación, va mucho más allá. He estado pensando que estaba con alguien totalmente diferente y ahora me entero de que realmente es otra persona, que nada de lo que me decía es cierto. Todo era una farsa.

Kenzie vuelve cinco minutos después con una taza que desprendía algo de humo por estar caliente. Sopla un poco antes de tendérmela.

— Kenzie, me prometió que no me haría daño... ¿por qué no me lo dijo antes de prometer nada? —mis lágrimas empiezan a salir.

— Es un gilipollas total y rotundo.

— Se ha reído de mí todo este tiempo —rompo a llorar y ella me abraza—. Me han echado una maldición con los hombres, ¿he hecho algo malo?

— No, cariño, no digas eso. Tienes que hablar con él, cuanto antes mejor, no puedes permitir que esto continue.

— No sé si voy a poder mirarle a la cara.

— Sé fuerte, Sky, lo eres. Podrás decírselo todo, sin miedo. Te juro que si ahora me lo encontrara lo mataría.

— Eres la mejor Kenzie, te agradezco que siempre tengas que aguantar todo lo mío.

— ¿Quieres quedarte esta noche aquí? Te haré compañía.

— No —digo limpiándome las lágrimas—. No, tienes razón, no voy a ser débil. Puedo con esto.

— ¡Bien dicho!

— Debería irme a casa —le digo tras terminar de beber la tila que me había ofrecido mientras ella intentaba despejar mi mente enseñándome sus nuevos vestidos como habíamos quedado.

— Está bien. Pero, Sky, si te sientes mal, puedes volver. O llámame y estaré allí en nada.

— No te preocupes —bajamos al piso de abajo, cojo mi abrigo, le doy un beso antes de abrir la puerta—. Estaré bien, te llamaré más tarde.

— Hazlo —responde antes de despedirnos y salir de allí.

Conduzco pensando en todo, ¿cómo he podido ser tan tonta? ¿Cómo he podido pensar que era el hombre perfecto? Eso no existe. Lo tengo claro. ¿Cómo no me he dado cuenta antes? ¿Cómo lo he visto en noticias o en anuncios? Esto es de locos, ¿un futbolista? ¿Pero qué hacía un futbolista usando una aplicación como WhimApp?

Llego a casa y me tumbo en el sofá boca arriba dejando el bolso a un lado en el suelo, solo con el móvil en mano. ¿Cómo debo asimilar todo esto? ¿Es normal todo lo que me pasa? Si es que no existe nadie como yo. Uno me pone los cuernos y el otro me oculta su verdadera identidad. Es de locos.

Cojo mi móvil y entro en Google. Aun no termino de creerme que él sea el famoso Asher Jackson del que tanto he estado escuchando pero que no presté ninguna atención. Comienzo a teclear su nombre en el buscador porque necesito ver que todo es real. Salen una gran cantidad de cosas, pero lo que hace indudable esta situación, son las fotos, cientos de ellas, jugando al fútbol, de modelo o caminando por la calle, entre otras muchas más. Podría saber toda su vida aquí, si yo quisiera, pero eso me genera demasiado pánico. Poder saber absolutamente todo sobre él con tan solo buscar su nombre en internet. ¿Dónde me he metido? ¿Con quién he estado estas últimas semanas? Cierro Google y me paso a las redes sociales comenzando por Instagram, la más importante. Coloco de nuevo su nombre en el buscador, encontrar a un famoso es verdaderamente fácil, con solo poner "Asher", aparece el primero en la lista de usuarios. Pulso sobre él y me muestra su perfil, su nombre va a acompañado del stick azul que todos los famosos poseen para diferenciarlos del resto de la población. En su descripción, solo aparece "Quarterback de los Kansas City Chiefs" Hay muchas fotos, algunas son solo él ejerciendo de modelo o en su vida diaria, otras son sobre el terreno de juego, pero todo está bien ordenado. Lo más importante, tiene más de cuatro millones de seguidores. Más de cuatro millones. Millones.

Joder.

Está claro, es muy famoso. No puedo creer que el chico con el que he estado pasando tanto tiempo sea este, no parece el mismo, es otro mundo completamente y fuera de mi alcance. Por todo lo que leo, parece que es bueno en el fútbol y recuerdo que mi propia familia lo mencionaba como la promesa de los Chiefs, el que los volvería hacer ganar la Super Bowl. Hay mucho sobre él, no dejo de abrir páginas, todos le quieren, todos lo siguen, para algunos es su ídolo, y para mí es simplemente Star, o James. ¿Por qué no me lo dijo? ¿Por qué se inventó una vida para estar conmigo? Esto empieza a mosquearme más de lo normal y tengo que poner fin ya por mi estabilidad emocional.

Entonces recibo un mensaje suyo y no esperaba que fuera a escribirme en este momento. En el mensaje dice:

"¿Qué tal la tarde?"

Entro en la conversación con la intención de escribirle que lo sabía todo. Pero no creo que sea justo, tiene que escucharme, que vea como me siento ahora. Salgo de los mensajes y voy directa a los contactos, busco el falso nombre con el que quería que le llamara y pulso para comenzar a llamarle. Da unas cuantas llamadas, mi corazón bombea rápido, pero esta vez por toda esta situación que ha terminado por hacerme sentir una presión en el pecho.

Hola, guapa. ¿Qué tal lo has pasado hoy? —suena alegre, como hasta ahora se había dirigido a mí, como si todo fuera normal y eso solo me provoca enfado, por eso no contesto tan rápido como es natural—. ¿Sky?

— Lo he pasado muy bien, Asher —entono su verdadero nombre, haciéndolo especial, y mi tono no suena el mejor del mundo, estoy decepcionada, enfadada y triste, entre otros miles de sentimientos que ni yo misma sé descifrar. Solo espero que lo haya notado, por eso ahora el que tarda en contestar es él, pero puedo escuchar respiración.

Puedo explicarlo.

— Vete a la mierda.










💥🚨🚨🚨💥

#SeEnteró
#PrayForAsher



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