Capítulo 17
Kenzie y yo emprendemos la trepidante aventura hasta el tan famoso hotel al que estuve asistiendo por un tiempo a hacer cosas subidas de tono con alguien que ni si quiera mostraba su rostro ni desveló su nombre. No sabíamos qué iba a pasar con certeza, solo queríamos darle una pequeña lección de vida, en la que no se debe mentir. Una mentira, lleva a otras muchas más y ello, a hacer daño. Después de lo que pasó con Finn, lo último que me apetece, es volver con un chico que miente. Quiero ser fuerte, frenar los problemas a tiempo y solucionar yo misma mi vida. Empecé con Finn y continuaré con James y los que vengan. Es lo que debo hacer.
El reloj daba las once en punto de la noche, la hora a la que él siempre citaba a través de la aplicación. Mi amiga y yo seguimos dentro del coche aparcadas, pero no podemos quedarnos aquí, así que decidimos bajarnos y adentrarnos en el hotel. Kenzie no deja de mirarlo todo, es un hotel de cuatro estrellas y su precio es lo suficientemente elevado como para no poder permitírnoslo jamás. Aquí se suelen hospedar turistas y quizás gente adinerada que no pretende pasar más de una noche o no ser encontrados.
— Qué suerte has tenido hospedándote aquí, chica —habla la rubia con la boca semiabierta.
— Tampoco es haya podido disfrutarla, solo me quedé una noche porque no quería quedarme sola.
— Que tonta, yo habría pedido de todo. ¿Cuánto cobrará James como para permitirse pagar una habitación cada noche?
— Lo cierto es que nunca se lo he preguntado. Y dudo que ya lo sepamos.
— Qué lástima —hace un puchero—. Bueno, ¿preparada?
— Eso creo, aunque puede que no.
— Pues es tarde, querida. Tienes que subir ya.
— Tienes razón, y no puedo echarme atrás ahora. No sabes lo bien que me siento sabiendo que estás aquí.
— Para eso estamos. Aunque puede que vaya a ese bar a tomarme algo mientras —señala el lugar donde yo varias veces ya había tomado algo a la espera de que llegara la hora.
— Bien, allá voy.
Dejo a Kenzie, la cual va a seguir bebiendo alcohol esta noche —creo que a la vuelta debería conducir yo— y por mi parte, me dirijo a la recepción para pedir la llave. La persona a cargo de la recepción esta noche, no es la que normalmente veía, eso me hace pensar que todo a cambiado, que ya se acabó. Le digo mi nombre, el de la aplicación y me entregan la tarjeta correspondiente. Entonces llamo al ascensor y subo a él, pulso sobre el número de piso correspondiente haciendo que comience a subir. Una vez arriba, suena el sonido correspondiente que indica que ya he llegado. Camino hasta estar delante de la puerta, es la misma de siempre, no ha fallado ni una vez. Paso la tarjeta por el lecto y la puerta se abre paso. Me adentro en la oscuridad y en el silencio de la habitación y espero paciente a que algo suceda.
Una vez la puerta se cierra tras de mí, unas manos que se apoderan de mis caderas con el fin de juntar cuerpos. El chico mete sus labios por mi cuello y lo besa.
— ¿Cómo deseas que sea la noche? —su voz inconfundible, rompe el silencio.
— Ya bueno, no está siendo una gran noche, la verdad. —Separo nuestros cuerpos y acudo a buscar la llave de la luz dejando todo expuesto. Y ahí está, solo con su ropa interior, algo que me rompe poco a poco por dentro—. Oye, mira, yo... Sí, puede que me haya pasado un poco con hacer un perfil falso solo para comprobar si me decías la verdad. Y ya veo que no. En serio, no tenías que mentir y si me hubieras dicho la verdad quizás las cosas serían diferentes. He llegado a un punto en el que no sé ni si quiera lo que estoy haciendo contigo. Como ya te dije, me has ayudado en muchas cosas y te lo agradezco. Entiendo que no quieras atarte a nada y que tampoco quieras exclusividad, pero yo no sirvo para esta clase de relaciones. Mucho menos si eres de los que miente con facilidad.
— Sky, lo siento, yo... —tartamudea con nerviosismo, buscando algo qué decir, aunque dudo mucho que lo encuentre.
— No, James, por mi bien, prefiero alejarme de los mentirosos para no sufrir más porque bastante tuve cuando pensé que tenía una relación de fidelidad y resultó ser una gran farsa. Así que, a partir de ahora, no te molestes en llamarme. — Le lanzo la tarjeta de la habitación y abro la puerta para salir de allí lo más rápido posible.
— Sky, no, escucha.
No quiero escucharle, no quiero que me convenza de seguir con esto. Por lo que corro, sin mirar atrás e intentando eliminar todos los recuerdos que he vivido con él, de despedirlos para no volver jamás. Porque esta etapa se ha terminado aquí.
Ni si quiera cojo el ascensor por miedo a que le dé tiempo a salir de la habitación, decido bajar unas cuantas plantas y entonces, cogerlo. Por suerte no tarda en llegar y me subo en él. Mientras bajo hasta la planta en la que se encuentra el vestíbulo, intento recomponerme y no romper a llorar, que es de lo que más ganas tengo en estos instantes. Tengo que mantenerme firme y no lamentarme ahora.
Ya en el vestíbulo, acudo al bar, donde encuentro a Kenzie tomando una copa mientras habla con uno de esos hombres adinerados que pasan la noche en este lugar. Llego hasta ella y tiro de su brazo asustándola. Pero al ver mi aspecto, deja la copa en la barra y se despide rápidamente del muchacho.
— Dios mío, Sky, casi me da algo —cuando la miro, sabe que no estoy bien emocionalmente y hace lo debe hacer—. Bien, ya sé cual va a ser nuestra próxima parada, vamos a ir directas al Mary's a comernos una buena hamburguesa.
— ¿A estás horas? —cuestiono con una sonrisa melancólica.
— ¡De alguna forma habrá que bajar el alcohol!
Es una cafetería muy especial, solemos venir cuando queremos estar solo nosotras. Es como si ninguna otra persona pudiera asistir allí con nuestra compañía, podría ser algo así como nuestra casa del árbol. Además, sirven unas hamburguesas increíbles, siempre hemos venido a llorar nuestras penas, o a alegrarnos por algo increíble que nos ha pasado e incluso para celebrar nuestros méritos. A estas alturas, los camareros nos conocen y la dueña es una mujer muy amable.
— ¿Cómo estás? —interroga para después sorber un poco de cola y llevarse unas patatas a la boca.
— Mejor, intento no pensar mucho.
No tengo demasiada hambre, por eso solo pedí patatas y un refresco. Aun así, no dejo de dale vueltas con la pajita.
— Sé que es difícil encontrar a alguien que no sea un imbécil integral. ¿Qué le dijiste cuando supiste que era él?
— Solo le he dejado claro que me ha mentido y no me ha gustado en absoluto. Además de que no puedo estar con una relación así, porque no es mi estilo de vida. Sé que quería cambiar un poco mi forma de vivir, pero no llevarla a un extremo en el que yo vuelva a sufrir.
— Totalmente de acuerdo. ¿Y cómo ha reaccionado? Seguro que dijo que podía explicarlo —se cruza de brazos levantando las cejas.
— Bueno no le he dejado hablar, además no deja de llamarme al móvil y suerte que lo tengo en silencio porque no pienso cogérselo.
— Has hecho bien, Sky, sabes que siempre te apoyaré hagas lo que hagas —agarra mi mano sobre la mesa y le da calor—. ¿Qué piensas que quiere decirte? O sea, al haberle dicho lo que sientes. ¿Cuál será su excusa?
— Sea cual sea, no quiero escucharla, por lo menos ahora no.
Kenzie decidió cambiar de tema para que despejara la mente, es por estos momentos que la quiero demasiado. Hablamos de distintos temas, de su trabajo, del mío... Así nos han dado las tres de la mañana y creo que ya es hora de regresar. Pasamos una gran noche solo de chicas, obviando la parte del hotel, y me deja en la puerta de mi edificio. Mientras subo por el ascensor, miro por fin mi teléfono, observando la multitud de notificaciones, las cuales eran llamadas perdidas de James y algunos mensajes y mis notificaciones usuales de mis redes sociales. Entro en el chat solo para dejarlo visualizado, pero mis ojos curiosos se dedican a leer los mensajes.
«Sky, por favor responde mis llamadas.» 23:34
«Solo quiero hablar, quiero explicarme.» 23:45
«Soy un imbécil, lo sé.» 00:12
«Responde, necesito hablar contigo.» 00:18
«¿Dónde estás?» 00:35
«Sky, ¿dónde estás? ¿Por qué no vuelves a tu casa?» 1:03
«Llevo dos horas esperando en la puerta de tu casa y no regresas. Dime donde estas, estoy muy preocupado. Contéstame por favor.» 3:05
El último mensaje es de hace diez minutos por lo que es posible que aun siga allí. Dios, y yo ya estoy subiendo. No puedo decirle a Kenzie que vuelva, está conduciendo. No tengo más opción, tengo que afrontar la posibilidad de encontrármelo.
Termino de subir en el ascensor, mi corazón late fuerte y mientras, rezo para no encontrármelo. No me atrevo a girar el pasillo, pero tengo que hacerlo si quiero ir a mi casa.
Continúo el pasillo adelante, y una vez llega la hora de girar y ver mi puerta, respiro profundamente y doy el paso de una vez encontrándome con...
Nadie.
— Bien... —susurro mientras camino hacia la puerta.
Para liberar este pequeño estrés y acabar el día, decido darme una ducha e intentar entrar en calor. Me pongo el pijama y me meto en la cama quedándome dormida al instante.
¡POR DIOS, QUE TENSIÓN!
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