First birthday
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Standa es el tipo de pareja en la que Wanda prepararía una fiesta de cumpleaños sorpresa para Steve.

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—No lo sé, Sam —dijo Wanda—. Si él no quiere que celebremos su cumpleaños, ¿no deberíamos respetar sus deseos?

—Bueno, tal vez deberíamos mantenerlo como una sorpresa —respondió Sam, sorbiendo su café con una gran sonrisa en su rostro.

Wanda negó con la cabeza y volvió su atención a sus panqueques. Natasha, que estaba escuchando este intercambio, acotó:
—Saben, eso podría levantarle un poco el ánimo. Tal vez una fiesta sorpresa podría ser algo bueno.

—¡Gracias! —comentó Sam mientras miraba a Wanda, presumido—. ¿Te unes?

—Como dije, no estoy segura. Lo pensaré y te lo haré saber.

Después del desayuno, Wanda fue a buscar a Steve, y eventualmente lo encontró en su oficina mirando el informe de una misión. Wanda sabía por qué estaba de un humor tan depresivo: había pasado por un momento difícil y estaba resignándose a que nunca iba a poder establecerse con nadie. —Oye, ¿estás bien?

—Sí —suspiró Steve mientras se sentaba en su asiento y se giró para mirarla—. ¿Quieres escuchar como me fue en mi última cita?

—¿Qué tan malo fue?

—Bueno, ella ni siquiera ha terminado la universidad, así que puedes imaginar mi reacción.

—Le gustan mayores —bromeó Wanda. Steve resopló—. Tal vez deberías tomarte un descanso de las citas, te está deprimiendo.

—Probablemente tengas razón. Entonces, ¿querías verme por algo?

—Solo quería ver si estabas bien.

—Bueno, es bueno saber que alguien me está cuidando.

Wanda le dio una pequeña sonrisa y salió de su despacho. Se dirigió al gimnasio donde Natasha estaba golpeando las manos cubiertas de Sam. Ella anunció:
—Está bien, estoy dentro. ¿Por dónde empezamos?

El principal problema que tenía era tratar de desviarse de la idea de que fuera el 4 de julio y el rojo, blanco y azul. Parecía tan básico y obvio, pero Wanda quería algo que no fuera cursi. Hasta ahora, las únicas ideas en las que había participado eran los años 40 o una reunión formal. Ambas ideas no la convencían.

—Sabes, creo que el capitán Rogers no está demasiado preocupado por el tema de la reunión. Creo que estaría feliz de estar entre amigos —comentó Vision cuando la vió aventar su pluma con frustración.

Wanda lo pensó y supo que Vision tenía razón: no se trataba de la temática; se trataba de la compañía. Así que arrancó su lista de ideas y tomó nota de todos los que pensó que Steve estaría feliz de ver juntos. Fuera del equipo principal de los Vengadores, estaban Tony, Pepper y su bebé. Clint y Laura con los niños. Thor, Bruce, Maria, Peter, tal vez algún otro agente cercano de SHIELD e incluso T'Challa, Okoye y Shuri. Y por supuesto Scott y Cassie, aunque tenía que preguntar por Hope. La mujer aún era algo recelosa alrededor de todos los Vengadores.

Ese fue el siguiente trabajo: diseñar y enviar las invitaciones. Tenía que pedir la ayuda de Pepper porque tenía un mejor ojo para el diseño de este tipo de cosas. La mujer había gestionado su propia boda a tal punto que Natasha tuvo que intervenir en caso de que su presión arterial se disparara.

—Si solo estás haciendo una reunión simple, entonces me gustaría ir por algo limpio y poco agradable —explicó Pepper por teléfono—. Fondo blanco, letra simple pero con un color intenso para resaltarlo.

—Gracias, Pepper, eso es realmente una gran ayuda —dijo Wanda mientras comenzaba a trabajar en las invitaciones—. Entonces, ¿cómo está el bebé?

—Le están saliendo los dientes —respondió Pepper con un pequeño gruñido—. Está completamente inconsciente con Tony en este momento, quien también está inconsciente —Wanda escuchó un murmullo y Pepper se corrigió a sí misma—. Perdón, aparentemente solo está descansando sus ojos.

La siguiente tarea después de enviar las invitaciones con todos los que respondieron que asistirán fue determinar qué comer. Una vez más, Wanda asumió esa tarea como la mejor cocinera declarada en la base de los Vengadores. Sam no pudo evitar divertirse al verla organizar esta fiesta por sí misma, considerando que estaba en contra en primer lugar.

—Wanda, ¿estás segura de que no quieres que Nat y yo ayudemos? —preguntó.

—Podrías inflar los globos y hacer las pancartas —respondió ella.

—Tengo un amigo que puede ayudarte con la música si quieres que le pregunte.

—Sí, gracias —Sam todavía tenía esa sonrisa en su rostro y Wanda parecía muy confundida—. ¿Qué?

—Nada —respondió con voz cantarina mientras salía de la cocina.

Wanda negó con la cabeza ante la rareza de Sam y volvió a planear la comida.

Fue peor el día antes de la fiesta. La gente comenzó a llegar y a Steve le costaba mucho no sospechar la repentina aparición de todos. Comenzó cuando Clint y Laura llegaron con sus hijos mientras todos desayunaban.

—Por desgracia, parece que nadie amenaza cuando Hawkeye está aquí. Así que les estoy haciendo un gran favor —anunció Clint.

Steve frunció el rostro con curiosidad y preguntó: —¿A qué debemos esta visita?

—Oh, solo pensamos que a los niños les gustaría ver a todos mientras están fuera por el verano. Sobre todo porque es el 4 de julio —respondió Laura.

—Bueno...

Clint le guiñó un ojo a Wanda y ella esperaba que Steve no sospechara nada. A media mañana llegaron Tony, Pepper, Peter y el bebé, lo que confundió un poco más a Steve, especialmente cuando Tony respondió por qué estaban allí. —Pensamos que como es día feriado nos gustaría pasar tiempo con ustedes.

—No me quejo —dijo Rhodey sacando a su ahijado de brazos de Pepper.

Steve volvió a encogerse de hombros y volvió a su trabajo. Sin embargo, más tarde ese día luego de ver llegar a Scott y si hija, Steve fue en busca de Wanda, Sam y Natasha, mas confundido cuando Wanda y Natasha anunciaron que irían a la tienda y Sam iría a la carnicería.

—Chicos, ¿qué está pasando? —interrogo Steve.

—Pensamos que como hay muchos más en la base, tendríamos que abastecernos de algunas cosas —respondió Natasha.

—Está bien —murmuró simplemente el super soldado y regresó a su oficina.

—No sé por qué está de tan mal humor recientemente —comentó Natasha mientras caminaban hacia el auto.

—Él dejó de intentar lo de las citas a ciegas, se ha desanimado —respondió Wanda.

—Ah. Supongo que eso deprimiría a cualquiera. Aunque, para ser honesta, Steve necesita comenzar a ver lo que está frente a él.

Wanda parecía confundida. —¿Te gusta Steve?

—Oh Dios no —respondió Natasha subiendo al auto—. Es como un hermano para mí. Me refería a ti.

Wanda miró a Natasha como si hubiera perdido la cabeza.

—Siempre pensé que ustedes dos podrían ser muy lindos juntos. Estás más cerca de él que de los otros chicos.

—Soy cercana a Sam.

—No tan cerca.

—Bueno, eso es porque Rhodes no está aquí tan a menudo y Vision no... Bueno, tu me entiendes.

—Solo digo que han tenido la mala suerte de salir con personas que realmente no entienden lo que hacemos. Tal vez ambos deberían estar mirando hacia adentro.

—Pensé que las relaciones dentro del equipo estaban mal vistas.

—Mal visto no es lo mismo que prohibido. Hace unos cuatro años, dijo que era difícil encontrar a alguien con una historia similar, pero tú lo entiendes, tienen un pasado similar. Tal vez puedan encontrar una manera de hacerse felices el uno al otro.

—Nat, estás siendo ridícula.

—Bien, pero no soy yo la mujer que mas se esta estresando por darle la fiesta perfecta.

Con los huéspedes acomodados en sus habitaciones, toda la comida para el día siguiente empacada en la nevera y las decoraciones escondidas debajo de la cama de Sam, todos, menos Steve, se reunieron en el salón para revisar el plan.

—Así que, mañana, Steve y yo saldremos a correr y sugeriré que nos detengamos para el desayuno —explicó Sam—. Eso debería darte un par de horas para que armen todo antes de que regresemos.

—Perfecto, repasemos todo —comento Rhodes.

—Wanda, Laura y yo prepararemos la comida —respondió Natasha—. Clint está a cargo de la barbacoa. Rhodes y Tony están ayudando con las decoraciones, y eso es todo.

—Guay. Tenemos dieciséis horas hasta la fiesta, así que si alguien lo arruina, será castigado seriamente —advirtió Pepper.

Más tarde esa noche, Wanda no pudo dormir. Parte de eso eran los nervios y la emoción de la fiesta, mientras que la otra parte era un bebé que gritaba. Ella no iba a quejarse ya que se imaginaba que Tony y Pepper sufrían de falta de sueño más que ella. De hecho, ella podía escuchar a uno de ellos caminar por el pasillo en un intento por hacer que su hijo se durmiera nuevamente. Ella descubrió que era Tony cuando lo escuchó hablar con alguien.

—Entonces, ¿cómo te sientes acerca de cumplir cien años?

—¿Cuántos chistes tienes preparados para mañana?

—Inventar chistes requiere de la función cerebral y dormir adecuadamente.

Steve resopló. —Alabado sea tu hijo.

—Entonces, ¿qué estás haciendo?

—Creo que podría hacer ejercicio en el gimnasio un poco. Tengo mucho en mi mente en este momento.

—Que te diviertas.

—Igualmente.

—Sí, es totalmente el mejor momento de mi vida.

Después de unos minutos, el llanto del bebé pareció calmarse y Tony regresó a su habitación, murmurando que no pudo dormir durante días. En ese momento, Wanda decidió levantarse de la cama y ver si Steve estaba bien. Tener muchas cosas en su mente probablemente significaba que estaba pensando demasiado en todo lo que había sucedido en su vida, y si Natasha estaba en lo cierto al tener más en común de lo que pensaban, entonces tal vez ella pudiera mostrarle la empatía que él estaba buscando en una relación.

No es que ella quisiera estar en una relación con él. Es cierto que, después de cada cita desastrosa en la que había estado en los últimos dos años, ella se había preguntado por qué el hombre con el que había salido no era tan maduro como Steve o tan cortés, o tan atractiva como el Capitán. Tampoco podía negar que en ocasiones había pensado de manera inapropiada de él. A veces se encontraba distraída por el tono tan azul en sus ojos y la forma de su mandíbula.

Cuando ella entró al gimnasio, Wanda se distrajo con figura firme de Steve mientras golpeaba un saco de boxeo. En realidad, había algo sobre la postura poderosa de Steve y la forma en que golpeó el saco que hizo que sus mejillas se sonrojaran.

—¿Estás bien Wanda? —Por supuesto la había oído entrar.

—Acabo de escucharte hablando con Tony. Pensé que tal vez tú y yo podríamos tener una conversación —respondió ella—. Dijiste que tenías mucho en tu mente —Steve lo pensó por un momento y asintió. Se sentó en el banco y Wanda se sentó a su lado—. Entonces, dime cómo te sientes.

El tono de su voz imitaba a un terapeuta y Steve tuvo que reírse. —Es solo que tengo un siglo de vida y no he logrado lo que quería hacer. Biológicamente, tengo treinta y tres años, pero en 1945, ya me habría casado. Tendría una familia.

—La vida tiene una forma divertida de cambiar lo que esperamos. Cuando yo era pequeña, para estos momentos también me veía con una familia.

—No lo sé. Supongo que en mi caso se debe a los valores pasados ​​de moda.

—Mi educación fue similar. Mis padres eran bastante tradicionales. Si todavía estuvieran aquí, mi madre estaría molestando porque todavía no tiene un nieto.

—En realidad, la mío también se hubiera molestado.

Wanda sonrió y lo miró:
—Tú y yo no somos tan diferentes.

Steve le dio una pequeña sonrisa y apartó algunos de los mechones sueltos de su cara. Tuvo que admitir que la primera vez que se conocieron en Corea del Sur, su corazón dio un vuelco al verla y tres años después ella seguía siendo tan hermosa, mas aún con su rostro limpio de maquillaje. Él se dio una patada a sí mismo por haberse perdido lo que estaba justo delante de él. Suavemente dijo:
—No, no lo somos.

Wanda echó un breve vistazo a sus labios carnosos y, sin dudarlo un segundo, lo besó. Steve la acercó con suavidad y le tomó la cara. Se quedaron allí durante lo que pareció una eternidad hasta que la apertura de la puerta del gimnasio los separó.

—Lo siento, escuché voces y pensé que eran intrusos —dijo Vision.

Wanda suspiró ante la interrupción. Miró de nuevo a Steve y se levantó.

—Creo que ambos necesitamos dormir un poco.

Steve asintió y se levantó del banco. Ambos pasaron por delante de Vision como si no tuvieran nada por lo que lamentarse y cuando llegaron al pasillo, entraron en sus dormitorios separados. Wanda se llevó un dedo a los labios y sonrió mientras el hormigueo permanecía en sus labios. En la otra habitación, Steve se encontró sonriendo por primera vez en mucho tiempo.

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