1940

-Vamos- el más alto limpió sus lágrimas abrazando al adolescente a su lado -debemos dejarla partir- susurró.

-No puedo, realmente no puedo- el menor tomó con fuerza las flores en su mano, las aplastó con frustración mientras las lágrimas surcaban su rostro con fuerza.

-Mírame pequeño Jeon- su hermano acarició con suavidad su brazo.
El menor dirigió su mirada al rostro demacrado de su hermano.
También sufría, sufría tanto.

-Hy-Jun- el nombrado forzó una sonrisa y habló -aún me tienes, siempre seré tu hermano mayor y estaré para lo que necesites- limpió las lágrimas del menor.

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Ese día tuve que dejar a mi madre en aquel frío y desolado cementerio del Norte; el cáncer no da tregua y para ese entonces no habían muchas posibilidades, lo último que mis ojos desenfocados lograron divisar fueron aquellas flores blancas y casi destruidas sobre su tumba.

Mi padre condujo hasta nuestro nuevo hogar y mi hermano me abrazó durante todo el viaje, el dolor que se instaló en mi pecho era indescriptible, pero, ¿cómo podría describir con palabras todo lo que sucedió en aquella época?; estaba por terminar mis estudios y pronto iríamos juntos al Sur para ingresar a una prestigiosa universidad de arte, pero el destino es incierto y juega sus propias cartas. Mi madre murió antes de recibir la carta de admisión y la financiación de mi carrera como fotógrafo en la universidad de Bellas Artes al sur de Corea, a mi corta edad tuve que dejarlo todo atrás por mis propios sueños, debía continuar, se lo prometí, juré por ella que sería un gran fotógrafo y que trataría de ser feliz cada uno de mis días... No fue tan fácil.

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-Jeon Jungkook, bienvenido, espero que la universidad sea de su agrado, recuerde que estaremos para lo que usted necesite... Ah, y recuerde siempre hacer feliz con lo a usted le hace feliz.

Fueron las primeras palabras que escuché al entrar en aquella universidad, la bienvenida me dejó un sabor agridulce, ¿hacer feliz con lo que me hacía feliz?, ¿realmente era tan fácil transmitir felicidad?, porque lo decía con una sonrisa impecable, como si supiera como se sentía.

En ese momento miles de emociones recorrían mi cuerpo y aunque el dolor se apoderaba de mi alma, sabía que debía continuar y esforzarme para lograr terminar mis estudios sin perder mi financiamiento.

Esa época...
Esa época fue especial y llena de cambios.

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1942

-Y bueno, para esta clase deberán formar parejas para cada uno de los trabajos del semestre, recuerden que esta asignatura es electiva, si están aquí es porque de alguna manera les gusta, así que espero se esfuercen y lo demuestren.

-Era la única opción que tenía, era esto o "economía familiar", no gracias, prefiero esto- uno de los alumnos susurró... Bueno, realmente fue bastante audible.

-¿Quién dijo eso?- la maestra habló con molestia.
Todos se miraron entre si por unos segundos hasta que un castaño se levantó tranquilamente de su asiento.
-Yo- pronunció mirándola fijamente, en definitiva su heterocromía le generaba un aire de misterio e imponencia.

Todos los presentes lo miraron.

-¿Usted es?- inquirió.

-Kim Taehyung- respondió con simpleza.

-Oh...- la maestra pareció recordar algo -había oído sobre usted, suele ser...- omitió el comentario -¿por qué está usted acá si no gusta del arte?

-A mi madre le pareció magnífico tener un hijo pianista, sabrá usted, a ella le encanta el arte, a mi los números y la enseñanza, pero eso ya es otra cosa- sonrió volviendo a tomar asiento.

-¿No es mejor retirarse e ir por lo que quiere?, incluyendo está asignatura, ni siquiera es referente al arte, pero aún así no gusta de ella.

-Creo que malinterpretó lo que he dicho- organizó sus lentes -no dije que no quiera esto, tampoco que su asignatura me moleste, es más, creo que lenguaje de señas debería ser obligatoria, no electiva- cruzó sus piernas.

La maestra sonrió con ironía, claro que ese era Kim Taehyung.
¿Qué haría con alguien como él?

-Mn... Yo me encargo de los grupos de estudio- habló nuevamente la docente, estaba decidida a no dejarse intimidar.

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-Y por último- habló fuerte y claro -Kim Taehyung y Jeon Jungkook- por supuesto que saldría bien, su alumno más indiferente y su alumno más atento y dedicado; esperaba poder manejar un poco al Kim.

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-Un gusto, soy Kim Taehyung- elevó su mano a la altura del pelinegro.

Y así lo conocí... Logré ondear en su mirada; su ojo gris y su ojo miel, realmente era un chico único.

Su alma... Definitivamente era libre, tanto así, que parecía un gran guerrero en el cuerpo de un joven caballero; sus ideales eran diferentes a las de la época, no era para nada convencional y le interesaba muy poco lo que pensaran sobre él.
Su personalidad dominante, decidido a no dejarse pisotear de nada ni nadie...

Supongo que en ese instante no lo comprendí; el amor puede disfrazarse de miles de cosas y en mi caso elegí llamarlo "amistad".

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   .Vicen't.