ADAM

Me dolía irme sin mirarla, me dolía más el pecho por la pena que sentía que la entrepierna. Y el deseo que había dentro de mí no era precisamente pequeño, pero era algo que se podía aliviar, en cambio el poder estar con ella no era una opción.

Comprendía ahora los deseos de su padre cuando me dijo que quería que estuviera con Gabriel. Quizás su padre no sabía exactamente lo que había pasado entre ellos, pero lo que estaba claro era que quería que Betty tuviera una vida de humana lo más normal que pudiera. Quizás no eligió a la mejor persona, pero era cierto que ella no había sentido tanto por una persona que lo que llegó a sentir por ese maldito engominado que jugaba a ser Dios.

El mayor problema era el tema de los demonios que la buscaban. No tardarían en averiguar en dónde se encontraba ella, aunque para entrar necesitaban llamar a un ángel para que le abriera las puertas al mundo de La Morada. Pero no podíamos fiarnos de ellos; tenían cientos de artimañas que podían doblegar la voluntad de cualquiera incluyendo a alguno de los nuestros.

Y si encontraban a Colin, Betty sería capaz de cualquier cosa con tal de salvarlo.

Estuve demasiado cerca de sucumbir a lo que sentía por ella, pero no podía hacerlo. Conociendo a los arcángeles y sus métodos de castigo, eran capaces de encerrarla en algún lugar por el resto de su vida hasta su muerte para evitar que ella y yo estuviéramos juntos. No solamente podrían castigarme a mí sino a ella por eso debía de mantenerme alejado, aunque me desgarrase por dentro.

Un toque en la puerta me hizo levantar la vista, ¿Quién podía ser a esta hora?

Me acerqué con cautela y al abrir la puerta, el rostro de Daryl apareció ante mí.

-Buenas noches, espero que todo vaya bien-Me preguntó con un cierto tono sarcástico. Sabía las razones de esa pregunta; él pensaba que a la mínima de cambio me acostaría con Betty porque nadie de este mundo me consideraba digno. Pero hacía mucho tiempo que eso ya me daba igual.

- ¿Qué es lo que pasa? ¿Has venido a fastidiar o es que pasa algo en verdad?

-Tranquilo, tengo muchas cosas en las que emplear mi tiempo; no voy a venir exclusivamente a verte la cara, saber perfectamente que no te soporto. He venido porque quieren verte en las oficinas-Me contestó Daryl.

-No puedo irme y dejarla sola, menos sabiendo que van a por ella, ¿Acaso esos imbéciles para los que trabajas perdieron las pocas neuronas que circulaban por su mente? -Le pregunté molesto. No podía creer como podían importarle tan poco la vida de ella, ¿Acaso éramos simples marionetas para ellos?

Mientras que pensaba en qué contestarle, Daryl dio un paso más dentro de la casa. Parecía irritado, pero no iba a largarme de este lugar si Betty no venía conmigo.

-Mira, solamente cumplo órdenes, unas órdenes que también te afectan a ti así que haz el favor de venir conmigo. No te preocupes por ella, ¿Crees que con lo importante que es vamos a dejarla sola? Ya se han encargado de ponerle vigilancia en cuanto pongamos un pie fuera de aquí.

-Quiero saber quién será el encargado de estar con ella.

Daryl se encogió de hombros sin dejar sus aires de superioridad. No iba a iniciar una pelea con ella cerca; bastante mal lo estaba pasando en cuanto a adaptarse a este lugar y sin su hermano.

-Ni siquiera lo sé y además si te soy sincero, tampoco es que me importe demasiado. Lo importante es la efectividad y si ha sido elegido por nuestros superiores, es que es el mejor para desempeñar el trabajo.

Suspiré con gran enfado, pero no podía negarme si ellos me llamaban. Quizás tenían nueva información importante que podía indicarme como estaban las cosas en la tierra. Y cualquier cosa que implicara hacerla feliz, lo haría gustoso, aunque tuviera que pisar clavos, incluyendo aguantar a Daryl.

Finalmente le acompañé a la puerta para irnos a la dichosa reunión. Conforme salíamos de la casa no veía a nadie por los alrededores que estuvieran vigilando la casa. Daryl notó mi turbación, contestándome como solo él sabía:

-Tranquilo, todo está bajo control. Pronto la vigilancia estará en el lugar indicado. Deberías de tener la mente despejada para aquello de los que nos quieren hablar.

- ¿Tú sabes algo? -Le pregunté, pero él volvió a encogerse de hombros negándolo. No me lo creí demasiado porque Daryl tenía bastantes buenos contactos en las altas esferas.

El camino se me hizo demasiado largo y eso era por la pésima compañía que tenía en ese momento. Deseaba que por fin Daryl tuviera el maldito puesto que tanto ansiaba para no verlo jamás; era un incordio tan grande que no sabía cómo era posible que no lo hubiera estrangulado.

Al llegar a la recepción me di cuenta que todos le sonreían con cordialidad y ni siquiera me miraban a mí. Yo era completamente inexistente para todos, pero eso cada vez me sorprendía menos. Era increíble cómo la gente tenía idealizados a los ángeles como criaturas puras sin malos sentimientos, pero la realidad era más bien otra. Eran egoístas y solamente les importaba el resultado, no el medio para llegar a ello.

Ellos siempre presumían de ser buenos porque protegían a los humanos, pero la gran realidad es que necesitaban el alma de los humanos para crear más ángeles. Y si los demonios dañaban a un humano, esa alma quedaba corrompida y no servía para nada. Por esa razón siempre protegíamos a los humanos, no por ellos sino por nosotros, para que no nos extinguiéramos.

La realidad no era tan bonita como los habitantes de la tierra pintaban.

Al entrar en la sala de reuniones, las miradas heladas de nuestros superiores se clavaron en nuestra mente. Nos sentamos en los lugares que quedaban libres y nos quedamos en silencio hasta que ellos hablaran del asunto que parecía ser muy urgente.

-Hay un problema en la Tierra y debéis de volver. La protegida se quedará a nuestro cuidado para vigilarla las 24 horas del día. Ambos partiréis ahora mismo. -Dijo uno de ellos. Justo cuando iba a preguntar, otro de los miembros comenzó a hablar:

-No es ninguna sugerencia, es una orden para ambos. Los demonios están campando a sus anchas y eso no se puede tolerar. Tú quizás has cometido errores imperdonables, pero eres buen luchador Adam. Cuando todo esto acabe, si cumples bien con tu misión, quizás podamos darte un puesto como arcángel en nuestras filas.

Un carraspeo sonó en la sala y todos miraron a Daryl, el cual ahora parecía muy molesto. Su ira podía reflejarse en sus ojos castaños que ahora eran más intensos que antes.

-No entiendo, se suponía que yo optaba al puesto.

-En realidad, tenemos unas cuantas vacantes, así que podréis optar ambos a sentaros con nosotros.

Miramos a los cuatro hombres que parecían satisfechos con lo que habían decidido. No podía hablar, ni siquiera pensar después de la información que nos habían dado, ¿Qué estaba pasando con la Tierra?

Me atreví a preguntar acerca de Colin, entonces tras un silencio uno de ellos me contesto:

-Están cerca de encontrarlo y si eso ocurre, Betty estará en sus manos y la perderemos para siempre.