SUMMER 2.0: ICE LOVERS
Sábado en la noche.El recinto deportivo de los Phantoms se encontraba silencioso.
El sonido del zamboni puliendo la pista de patinaje era lo único que podía percibirse por el momento; los encargados de mantenimiento calculaban que esa paz no duraría mucho, faltaban diez minutos para que empezaran a llegar los integrantes del equipo y cuarenta y cinco para que iniciara el partido.
Como siempre los primeros en llegar fueron el entrenador el señor Bullard, seguido por sus "chicos coreanos": Kim Namjoon defensor derecho, mejor conocido como "La Pared" o "Dios de la Destrucción" apodo dado por sus oponentes y sus narices rotas.
Jeon Jungkook el más joven del equipo pero no por eso menos talentoso, "El niño dorado" y portero de los Phantoms.
El último del grupo era Kim Seokjin, centro, goleador, máximo anotador de la temporada, capitán, "Mundialmente guapo" y pulverizador de bragas certificado por toda la liga.
El vestuario era el centro del movimiento. Conforme fueron llegando los jugadores el bullicio, la maraña de cascos, camisetas, almohadillas y protectores fue multiplicándose aumentando el estrés de los utileros siendo materia de bromas en ese ambiente cargado de testosterona.
- O'Connell ¡Por todos los santos! ¿otra vez confundiendo los protectores genitales? Deja que tus ladillas descansen aunque sea por una temporada.
-¡Muy gracioso Kim! Para tu información ya no tengo ese inconveniente, seguí mi tratamiento al pie de la letra. Y no se te ocurra mencionar ese asunto delante de Candace, se moriría de vergüenza al saber que una manada de mandriles sabe de ese "problemita"
-Si nos enteramos fue por tí, bocotas y por la sobada de huevos que te dabas en las duchas.
-Namjoon-ah ya no lo molestes. En todo caso que les sirva de experiencia a todos; si van a hacer pendejadas, protejanse. Y por favor, marquen sus equipos, no queremos una epidemia en los vestidores ¿entendido?
-¡Sí capitán!
-¡Sí, Omma!
-Namjoon...
-¡Sí mi capitán!
Llegar a ser el líder del grupo no había sido nada fácil. Seokjin había derramado literalmente sangre, sudor y lágrimas hasta obtener la confianza del entrenador y de sus compañeros, convirtiéndose en el referente de los Phantoms sobre lo que significaban el honor, pundonor y orgullo, valores que hicieron que ganaran el campeonato estatal los últimos tres años.
Jin tenía muchos motivos para sentirse bien consigo mismo.
Había superado el reto de encajar en el equipo y ser valorado como una pieza indispensable a pesar de los peros que existieron al inicio por parte de algunos de sus compañeros.
Físicamente no era un tipo robusto ni gigantesco, más bien las bromas de todo tipo decían que estaría mejor haciendo casting como modelo, actor o probando suerte como "sugar baby". Los comentarios racistas de uno que otro idiota tampoco pudieron faltar pero fueron cortados de raíz por el señor B, que tenía confianza absoluta en sus habilidades.
Con el tiempo demostró que su fuerza, velocidad e inteligencia no tenía nada que envidiarle al más veterano del grupo.
Cuando el gran Patrick Kane, legendario capitán del equipo anunció su retiro fue el primero en proponer a Seokjin como el nuevo líder del grupo. Con semejante aval nadie fue capaz de poner en tela de juicio su designación, convirtiéndose en uno de los capitanes más jóvenes en la larga tradición de los Phantoms.
Otro motivo de satisfacción era que gracias a sus referencias, dos chicos coreanos con los que entablo amistad habían podido hacer las pruebas y cumplir con el exigente perfil que buscaba el señor Bullard.
Casi como efecto colateral a la llegada de Namjoon y Jungkook desde Corea les siguieron Min Yoongi, su gran hermano del alma y Jung Hoseok que era la otra cara de la moneda de Yoongi, pero su complemento perfecto. Eran como el día y la noche; Hoseok tenía la habilidad de sacar el lado risueño del por lo general, espartano Min. Ellos llegaron a la tierra de las oportunidades en busca de desarrollo profesional y poder tal vez, echar raíces.
Pero el más grande de sus logros fue sobreponerse a la muerte de sus padres y haber podido ayudar a su hermano menor Taehyung a poder vencer ese trance.
Tae era un ser muy especial. Veía el mundo con los ojos de un niño, pero a la vez tenía una sensibilidad que le permitía percibir la esencia de las personas. Esta dualidad se manifestaba en su gran sentido estético; encontraba la belleza hasta en los detalles más insignificantes.
El menor de los Kim también había traído de Corea a su mejor amigo, Jimin, un chico risueño, adorable y sexy, cualidades que lo convirtieron en la sensación del club "Pentagon" en el que realizaba bailes nada santos.
Jin tenía grandes aliados que lo ayudaban a cumplir su papel de "hermano mayor" en esa pequeña gran familia. Sus tíos Kim Dae-Hyun y Kim Sun Hee habían asumido con mucho gusto el rol de figuras paternas para los siete inquietos muchachos.
Después de mucho tiempo sentía que todo estaba en orden y fluyendo en un cauce natural. Pronto cumpliría veinticinco años, le quedaban por lo menos cinco años más de carrera y pensaba sacarles el máximo provecho.
Si Kim Seokjin o alguien de su entorno hubiera apostado a favor de ese casi seguro y prometedor futuro tendría que reconsiderar su decisión.Los designios de la diosa fortuna distaban mucho de esa tan idealizada perspectiva.
Los Phantoms salieron a la pista luego de las palabras del señor Bullard y las arengas de rigor. El estadio estaba repleto, era el final de la temporada y se vislumbraba un nuevo título para el equipo local. Esa noche se enfrentaban a los Blue Knights, sus eternos rivales.
Entre los eufóricos fanáticos estaban la familia y amigos de Jin.Todos seguían las incidencias de los más entusiasmados, los dueños de casa iban adelante en el marcador gracias a la certera puntería de su capitán.
Estaba por finalizar el receso antes del último tiempo. Sun Hee observaba a "sus niños" escuchar con atención al entrenador mientras se hidrataban.
Fue inevitable recordar a Seokjin cuando era pequeño y practicaba hockey; las veces que regresaba a casa rengueando o el par de ocasiones que acabó en el tópico del estadio con cuadro de deshidratación o al borde del desmayo por congelarse al tener la ropa húmeda y seguir tercamente en la pista. Siempre había sido vehemente y no descansaba hasta lograr sus metas.
Su corazón se llenaba de orgullo al verlo lucir la camiseta del equipo de sus amores y ostentar el título de capitán.
Los jugadores estaban de regreso en la cancha. Los Phantoms seguían acumulando puntaje, eran una maquinaria muy sincronizada a nivel del ataque, los pases a Jin eran obras de arte.
La defensa había vuelto a la portería de Jungkook zona infranqueable. Las pocas veces que los Blue Knights se acercaban y llegaban a disparar veían extinguida la alegría del gol gracias a los excelentes reflejos del joven Jeon.
Algunos de los Blue estaban empezando a demostrar su frustración con faltas y jugadas inadecuadas, dando bastante trabajo al árbitro principal.
Lo que nadie imaginó fue lo que ocurrió restando cinco minutos para que concluya el partido. Seokjin recibió un pase de parte de Pete Marshall, el extremo derecho de los Phantoms, era una jugada ganadora.
Sun Hee estaba lista para celebrar el gol. Pero el grito que salió de su garganta no fue uno de júbilo sino de dolor e impotencia. Jin se topó en su camino con Mike Zucarelli, el rookie de los Blue y defensa izquierdo, llamado por la prensa local "La Bestia" por la fuerza con la que defendía los límites de su arco. El muchacho era una mole de 1.95 de estatura y casi cien kilos de peso; el impacto fue inevitable a la velocidad a la que iban. Seokjin salió despedido como un bólido yendo a impactar contra los paneles, quedando inconsciente a un lado del campo.
-¡Kim, Kim! ¿estás bien? ¡Lo siento amigo, no fue mi intención!
Jin escuchaba voces mezcladas como en un sueño. Tuvieron que pasar varios minutos para que se reubicara y tomara conciencia que estaba tendido en el campo de juego con un dolor de cabeza infernal y el hombro también adolorido.
-¡Hyung gracias al cielo que despertaste! ¿Cómo te sientes?
-Como si me hubiera atropellado un camión.
-¡Seokjin hijo, que alivio que regresaste! Te vamos a trasladar al hospital
-No señor B puedo continuar, ya falta poco para que acabe el partido.
-No te estoy preguntando Kim. Allí llega la camilla.
Jin fue evacuado del estadio en medio de una lluvia de aplausos de los seguidores de ambos equipos. Ese gesto y la angustia del momento hicieron que Sun Hee se convirtiera en una catarata de lágrimas incontrolables.
-Cálmate cariño, vamos al hospital, verás que Jinnie se pone bien, está hecho de buena madera.
-Sí señora Kim, esa cabezota dura no se parte tan fácilmente
Yoongi se estaba haciendo el valiente para no poner más nerviosa a la tía de su amigo. Por dentro era una gelatina, la impresión de ver el impacto que tuvo Jin contra la valla se le pasaría por lo menos en un par de días. Seokjin era como su hermano, perderlo no era una opción ni en un millón de años.
El que estaba tan nervioso como Sun Hee era Taehyung. Hoseok lo tenía sujeto de un brazo porque temía que en cualquier momento se desmayara. Estaba pálido y se había quedado mudo de terror. Solo pudo exteriorizar su pena cuando Jimin llegó al hospital corriendo después que Yoongi lo llamara. No había podido asistir al partido porque era la estrella principal de una fiesta de graduación organizada por unas universitarias hormonales.
Las noticias para la familia Kim no fueron las más alentadoras. Jin tenía el hombro derecho dislocado y los médicos estaban realizando exámenes para confirmar una conmoción cerebral. El que hubiese perdido el sentido no era un buen signo.Tuvo que quedarse internado unos días para monitorearlo y verificar la evolución de sus lesiones.
Durante su estadía en el hospital recibió la visita de Namjoon y Jungkook que le llevaron el trofeo que los certificaba como ganadores del título estatal por cuarto año consecutivo y le mostraron un video de saludo de sus compañeros dedicandole el triunfo de la noche.
También apareció por allí un apesadumbrado Zucarelli que fue a ver como se encontraba y pedir las disculpas del caso. Jin lo tranquilizó diciéndole que eran gajes del oficio.
Las visitas y bromas de sus amigos alegraron en algo su permanencia en el centro médico. El punto de las risas fue para variar el pobre Jimin, a quien molestaban diciendo que se tuvo que vestir en el camino como comprobaron cuando llegó semi desnudo al área de emergencias.
La que no se tomó a broma el incidente fue Sun Hee. Habló personalmente con Ted Cavanagh, gerente de los Phantoms con quien la familia Kim tenía vínculos de amistad de muchos años.
-Sun Hee, que placer tenerte por aquí. Patricia te extraña mucho ¿Cuando pasas a visitarla?
-Pronto querido Teddy. Me pidió que la ayude a organizar el baby shower de Emma. Me parece mentira que ya vaya a ser mamá, apenas hace unos años estábamos eligiendo su ajuar de bautizo y ahora...
-Es verdad, mi pequeña me hará abuelo ¡Increíble! Parece que fue ayer que salía a tontear a los bares con "el guapo Kim" padre, que en paz descanse.
-Hablando de Seok Jung... Teddy, nosotros hicimos la promesa de cuidar a Seokjin y Taehyung si les pasaba algo a Seokjungie o Mi- Sukie. Y pienso cumplirla aunque Seokjin me odie por el resto de sus días si algún día se entera de lo que pienso hacer.
He venido a pedirte que no le renueves el contrato a mi Jin. Sabes como es, apenas se sienta mejor es capaz de coger su bastón y patines y regresar a la pista. Temo por él, los doctores nos dijeron que la conmoción fue de consideración y que se está recuperando por su edad y estado de salud.
-Lo sé Sunnie, Jim Bullard me lo comentó. No te preocupes, haremos efectivo el descanso médico recomendado por los doctores, atenderemos su rehabilitación y seguiremos velando por él. Jin y Tae son como mis hijos, jamás los voy a desamparar.
Bullard y yo encontraremos la forma de darle de baja sin que se sienta relegado. Jimmy es un ser humano extraordinario, fue el primero que me dijo que la vida de Seokjin era prioridad. Prefería perder a su capitán y jugador estrella antes de cargar en su conciencia la pérdida de un chico tan valioso.
-Muchas gracias Teddy, no esperaba menos de tí. Quería pedirte otro favor. ¿Esta reunión puede quedar entre nosotros?
-Dae- Hyun no sabe que estás aquí ¿o me equivoco?
-No, y no lo sabrá. Es un secreto que pienso llevarme a la tumba.
Seokjin fue dado de alta y enviado a casa para culminar su proceso de recuperación. Aún vivía en el amplio departamento que había sido de sus padres y ahora compartía con Taehyung y sus amigos.
Namjoon y Jungkook eran impresionantes físicamente, sus poderosos músculos imponian respeto por dónde iban; pero quien los conocía se quedaba prendado de sus personalidades bonachonas, algo tímidas; en el caso de Jungkook traviesa y juguetona. Namjoon era un filósofo y gran lector. Jin los acogió en su casa, le inspiraban el mismo sentimiento de amor fraternal que tenía por Tae.
Cuando llegaron Yoongi, Hoseok y Jimin también fueron a parar al departamento de los Kim. Como decía la amable señora Mendoza, dueña del restaurante peruano cercano al edificio de departamentos: "donde comen dos, comen tres" .
En la gran habitación matrimonial ahora dormía la Hyung line: Namjoon, Yoongi y Hoseok. La antigua habitación de Jin y Tae era de la maknae line.
El estudio del señor Kim se convirtió en el dormitorio de Jin por decisión unánime; fue una manera de retribuirle el haberse hecho cargo de los gastos en común mientras los demás conseguían empleo.
Gracias a ellos su convalecencia se hizo más llevadera. La ilusión de regresar a los entrenamientos y estar de nuevo en circulación era su gran motivación para recuperarse lo más pronto posible.
-Ten paciencia Seokjin los terapistas y el neurólogo dijeron que estás evolucionando muy bien, lo más importante es tu salud.
-Si señor Bullard, lo sé es que ... echo de menos al equipo y la rutina de entrenamientos. Además debo prepararme para la siguiente temporada.
- Las lesiones que sufriste no fueron poca cosa, si quieres volver debes estar restablecido al cien por ciento. Descansa, aprovecha para cultivar tu mente, Namjoon debe tener títulos interesantes para compartir.
-Sí, ya leí un par de los más digeribles y que no me enviaron directo a tomar siesta.
-Me alegra hijo. Te dejó, la señora Bullard me llama para cenar.
-Saludos para ella. Dígale que extraño su tarta de manzanas.
- Se lo mencionaré. Cuidate mucho capitán.
-Gracias señor B.
Jin se sentía pésimo. No era ningún estúpido, sabía muy bien que el coach y el señor Cavanagh le estaban dando largas a su regreso al equipo.
Habían pasado tres meses desde que se lesionó y parecía que todos se habían puesto de acuerdo para tratarlo como un niño de cuatro años. Uno muy frágil.
El equipo estaba costeando todo su tratamiento y seguían pagando su sueldo. Pero estar inactivo y lejos de las canchas estaba empezando a volverlo paranoico. Pronto acabaría su contrato con los Phantoms ¿Y si ya no querían contar con él por su lesión? ¿Si regresaba pero ya no seguía siendo el de antes? ¿Qué haría si no regresaba al equipo? Había dedicado casi toda su vida al hockey, no se veía haciendo otra cosa que no fuera patinar y meter goles.
No le quedaba más remedio que esperar, esperar y esperar. Eso o reventar y mandar todo al diablo.
Ted Cavanagh recibió la visita de otro Kim. No le sorprendía, se estaba acercando la fecha en que terminaría el contrato de Seokjin y ya era tiempo de decir algunas cosas con claridad.
-¡Dae-Hyun amigo, cuánto tiempo sin vernos!
-Tanto como para verte convertido en un venerable hal-abeoji
-No te rías mucho que vamos por allí. Espera que Seokjin y Taeyhung sienten cabeza y se te caerán las babas como a mí.
-Me suena tan extraña y lejana esa idea pero me encantaría. Mis sobrinos son unos muchachos de primera.
-Jin y Tae te aman y respetan como en su día lo hicieron con Seok Jung. Para ellos eres como su padre. Por eso no me extraña tu visita.
-Supongo que ya te imaginas cuál es el asunto que me trae por aquí.
-No es difícil de suponer. Es por la situación del contrato de Jin ¿no es así?
-Así es Ted. Quiero que seas totalmente sincero conmigo.
-Yo también amo a Seokjinnie como a un hijo. Y voy a cumplir la promesa que le hice a su padre de cuidarlo. Por eso no renovaré su contrato como jugador de los Phantoms pero pienso ofrecerle ser asistente de Bullard. Todavía es muy joven y puede forjarse una carrera en otros ámbitos del hockey. No me quiero arriesgar a que sufra otra lesión con el antecedente que ya lleva a cuestas.
-Agradezco tu sinceridad y que mantengas en pie tu palabra. Me preocupa cómo tomará Seokjin tu propuesta. El chico acaba de cumplir veinticinco años, tiene mucho camino por recorrer como atleta de élite; su sueño era llegar a las ligas internacionales. Honestamente, ¿crees que se vea como asistente de entrenador?
-Sinceramente no. Pero es lo que tengo para ofrecerle.
-Ok Teddy. Que sea tu as bajo la manga. Pero ruego a mi hyung y Mi-Suk que muevan sus influencias en el cielo para que ocurra un milagro que ayude a Jin.
Kim Seokjin comía tarta de manzana en la cocina del departamento. Lo hacía con parsimonia mientras escuchaba el escándalo de los chicos al jugar el torneo de videojuegos de cada sábado.
La señora B le había hecho llegar el postre con Namjoon acompañado con una nota con sus mejores deseos y bendiciones.
Eso era lo único bueno de haberse lesionado. Las buenas señoras que siempre lo habían tratado con mucho cariño y ternura ahora lo consentían más que de costumbre. La señora Mendoza, que era una super fanática de los Phantoms le mandaba con Raúl el chico del delivery, exquisitos potajes todos los jueves de manera religiosa. Y ni qué decir de su tía Sun Hee.
Muy por el contrario de la interacción que tenía con las ahjummas a las que atraía como abejas a la miel, su relación con las chicas se había vuelto prácticamente nula. Ninguna de sus fugaces conquistas había tenido la delicadeza de llamarlo para saber de su estado o desear que se recupere.
¡Oh sí, solo una! La simpática Analía Mendoza que le envió un mensaje diciéndole que esperaba verlo recuperado anotando más goles. Lástima que no podía consolarse con ella, la guapa morena ya estaba casada y era mamá de dos adorables niños.
Sentía algo de envidia. Yoongi y Hoseok eran novios de dos lindas chicas que conocieron al poco tiempo de llegar de Corea. Sus relaciones eran sólidas, compartían penas, alegrías y planes de un futuro juntos.
¡Como deseaba tener algo de eso! más aún en momentos como los que estaba pasando; vivir una relación como la de sus papás o sus tíos, tener a alguien que lo apoyara, lo consolara y le dijera que todo iba a ir bien.
Levantando los hombros se tuvo que contentar con el único dulce disponible por el momento.
-¡Hyung tu turno de masacrar a Namjoon!
-¡Voy Hoseok!
El sonido del timbre hizo que cesara la algarabía de los otros ocupantes del departamento. Jungkook llamó a la puerta del baño.
-Jin hyung tu tío te busca
-Gracias Kookie voy para allá.
-Tio Dae- Hyun buenos días ¡Qué sorpresa! ¿Ya desayunaste?
-Buenos días Seokjin. Adeul, es casi mediodía, pero gracias por preguntar.
Veo que aprovechas muy bien tu tiempo de descanso de los entrenamientos.
- ¿Qué más puedo hacer? Desde que me lesione ya ni siquiera me consideran para los entrenamientos. Creo que hasta aquí llegué en mi carrera con los Phantoms. Y en general con el hockey. Nadie quiere a un lisiado.
-Creo que puedes hacer cosas más valiosas que auto compadecerte y sentarte a ver pasar la vida jugando videojuegos. Jin, eres un gran deportista, vengo a ofrecerte la oportunidad de reinventarte y llegar a una competencia internacional.
Seokjin soltó un suspiro y mentalmente contó hasta diez. No quería que la frustración lo hiciera contestar una grosería.
-¿Reinventarme? Tío, lo único que sé hacer es patinar en hielo y mover el palo de hockey.
-Ese no es el Kim Seokjin que conozco. Nunca le dices no a un reto ni te das por vencido tan fácilmente. Siquiera inténtalo, y si te supera, lo dejas. No pierdes nada.
¡Qué más da! Escúchalo Seokjin, sabes que como buen Kim el viejo es terco y no se moverá de aquí hasta convencerte.
-¿Y cuál es ese nuevo gran reto?
-He retomado mis labores como entrenador de Alexandra Edera.
-¿La niñata engreída que comentaba tía Sun Hee?
-Sí. Obviamente ya no es una niña, pero sigue teniendo un pésimo carácter. En lo deportivo es excelente, tiene un nivel de compromiso y auto exigencia muy altos. Como tú.
Hace poco se quedó sin pareja. Requiere alguien que aprenda rápido, sea fuerte y sobre todo tenga madera para ponerla en su sitio. Necesita aprender a trabajar en equipo. Seokjin, eres el indicado.
Jin entornó sus ojos con sorpresa. ¿Había comprendido mal o Dae-Hyun le estaba jugando una broma? Necesitaba escucharlo fuerte y claro para convencerse que no entendió una cosa por otra.
-¡Wooo! ¿Me estás proponiendo que haga patinaje artístico? Tío, tengo la gracia y delicadeza de un elefante en una cristalería. Además, no sé cómo tratar a una chica. Una cosa es ser el capitán de un equipo de neandertales y otra muy diferente poner en vereda a una lady.
- ¿No sabes tratar a una chica? Eso no es lo que he escuchado...
La sonrisa socarrona de su tío estaba empezando a exasperarlo. Un bufido escapó de sus labios.
-Eso es diferente. Yo no voy a ligar con ella.
-Es momento de que saques a relucir tus encantos. Y en cuanto a gracia y delicadeza eso queda a cargo de Alex. De ti necesitamos la fuerza, precisión y esa pinta de príncipe de cuentos que te cargas. ¿Mencioné que la paga es muy buena?
-En realidad no. ¿De cuánto estamos hablando?
-Esta es la generosa oferta de los señores Edera.
El señor Kim le mostró un contrato a Seokjin. Éste lo leyó y sus ojos se abrieron como platos.
-¿En serio? ¿Y sólo es hasta las Olimpiadas?
-Con posibilidad de renovar por cinco años más.
Kim Seokjin se sintió acorralado. El viejo zorro de su tío lo tenía contra la pared. En realidad no tenía muchas opciones. Ya habían llegado a sus oídos rumores muy fuertes de las intenciones de Cavanagh de no renovarle el contrato. Por lo menos con Alexandra Edera seguiría de alguna forma en su ambiente natural: patinando en una pista de hielo. ¿Qué tan difícil podía ser hacerlo con una delicada muñeca y dar un par de brincos?
- ¡Qué diablos! Es esto o terminar de stripper con Jimin en el club Pentagon. Acepto. ¿Cuándo empiezo?
-Alista tus cosas. Nos vamos hoy mismo a la Villa Edera. Avisaré a Enrique para que nos esperen.
¡Waooo! Eso sí que fue rápido. Se nota que los Edera están desesperados. Esto va a ser muy interesante...
El viaje fue largo. Jin aprovechó el trayecto para investigar sobre su nueva compañera de equipo.
Alexandra Marie Edera Dubois. La Princesa de Hielo, El ángel latino, la perra helada y un sinnúmero más de sobrenombres a cada cual más "cariñoso".
Mmm.. parece que la chica es un dechado de virtudes.
La Villa Edera estaba lejos del centro de la ciudad.
Ubicada en una de las zonas más exclusivas, el acceso era a través de un sendero alejado de la carretera. Un pequeño bosque lo separaba de la vista del público; Seokjin se quedó con la boca abierta, parecía que llegaba a una tierra mágica donde habitaban poderosos señores.
Definitivamente Enrique Edera era uno de los hombres más ricos del país, poderoso empresario de ascendencia mexicana y Presidente del Patrocinio de Patinaje artístico. Todo un ejemplo para la comunidad latina de la cual era un orgulloso representante.
Su casa (mejor dicho mansión) era imponente. Le recordó la hermosa casona de "Lo que el Viento se llevó" una de las películas favoritas de su madre.
-¿Estás listo Seokjin?
Kim Seokjin afirmó con un movimiento de cabeza. El show iba a empezar, era hora de poner en juego toda su artillería. No por nada le decían "Worldwide Handsome"
Por dentro la mansión también era impresionante pero a la vez acogedora, se sentía el ambiente familiar creado por una mano femenina y de buen gusto.
En la cálida sala los esperaban los señores Edera que los recibieron con mucha cordialidad.
Enrique Edera era un hombre alto, de tez bronceada y ojos marrones muy oscuros; transmitía seguridad y confianza. Shantall Dubois, Madame Edera, era la contraparte de su esposo. Menuda, de piel clara y traviesa mirada pardo verdosa. Su cabello castaño claro enmarcaba sus finas facciones.
Jin estaba de espaldas a la gran escalera del salón pero pudo percibir el sonido de suaves pisadas aproximándose.
-Alexandra, querida, ven a conocer a Seokjin.
Mientras la muchacha se aproximaba se dieron los saludos de rigor.
-Buenas tardes señores Edera. Kim Seokjin a sus órdenes.
-Seokjin un gusto conocerte. Te presento a Shantall, mi esposa.
-¡Ohh Seokjin! ¡Eres muy apuesto! ¡Te verás hermoso al lado de mi niña!
-Buenas tardes señor Kim.
-Alex, justo a tiempo. Seokjin, ella es Alexandra Edera.
Ambos tendieron las manos para saludarse. A Jin le causó gracia la cara de sorpresa mal disimulada que puso cuando lo vio. ¿Qué esperaba? ¿Un vikingo coreano?
Su ojo clínico y conocedor de los encantos femeninos la escanearon con disimulo.
Pequeña, 1.60 a lo mucho. Largo cabello castaño oscuro bonito y bien cuidado. Cejas no muy pobladas, ojos pardos que con la luz tenían un lindo color miel y resaltaban contrastando con su piel canela. Nariz pequeña y labios finos.
Los jeans que usaba marcaban sus curvas. Pero el suéter de cachemira no dejaba apreciar claramente sus atributos superiores. La princesa Edera era la combinación exacta de las cualidades de sus padres.
-Mucho gusto Seokjin. Espero que podamos trabajar juntos y logremos la medalla de oro en las Olimpiadas.
-¿No se supone que primero tenemos que clasificar?
-Eso dalo por descontado.
Una radiante sonrisa iluminó su rostro.
¡Vaya! ¿En serio este angelito es la encarnación del Demonio de Tasmania? ¡Quién lo diría!
El señor Edera acompañó a Seokjin a conocer el resto de la propiedad. Era inmensa. Aparte de la casona contaba con su propia pista de patinaje con gimnasio y bungalows para huéspedes. Sin mencionar el establo y caballerizas.
-¿Tienen su propia pista?
-¡Oh si! Debo admitir que tenemos un poco sobreprotegida a Alex. Incluso las caballerizas surgieron por su interés en los ponys y la equitación. Es la niña de mis ojos.
Después que te pongas cómodo y almorcemos Dae- Hyun te explicará los horarios y rutinas a trabajar desde mañana.
-Está bien señor Edera.
-Por favor, dime Enrique. Seokjin, quiero pedirte un favor.
-Sí dígame. Perdón. Dime.
-Mi Alex tiene un carácter especial como te debe haber comentado tu tío. No siempre fue así. De ser una chica dulce y amorosa se convirtió en una mujer fría y malgeniada; yo sé que es una coraza para protegerse. Por favor, ten paciencia. En lo profesional no tendrás quejas. Es muy dedicada y responsable.
-No te preocupes Enrique. Estoy acostumbrado a lidiar con personalidades explosivas. Gracias por la oportunidad.
-Gracias a ti por aceptar.
El recorrido lo llevó hasta su hospedaje. Era un chalet de una planta. Tenía una sala comedor con televisor ultra moderno, kitchenette con barra de desayuno. También un centro de lavado de ropa. Un pequeño baño de visita. Al fondo, dos dormitorios con baño incluido. Todo muy acogedor. Quien lo decoro tenía muy buen gusto.
Se recostó en la cama y comprobó que era muy mullida. Al instante sonó su celular. Era Taehyung.
-¡Hyunggggg!!! ¿Dónde estás? Espera, te pongo en altavoz para que todos te escuchen.
-¡Hola Tae! Salí tan apurado que no tuve tiempo de despedirme. Tío Dae- Hyun me ofreció un trabajo y acepté.
-¿Trabajo? ¿Haciendo qué? Preguntó la voz de Yoongi
-Seré la pareja de patinaje de Alexandra Edera, la chica que entrena.
-¿Quéee???
Seokjin sonrió imaginando la cara de los chicos.
-Si. Hoy me instalé en la Villa Edera y mañana empezamos.
-¿Hyung entonces te veremos en mallas? Esta vez fue Jungkook el que intervino.
Las risotadas de los seis, hicieron que tuviera que apartar el teléfono de su oreja.
-Espero que no. Pero era eso o salir en pelotas con Jimin en el club.
-¡Hey hyung! No es tan malo como lo dices. Pagan buena propina.
-¡Si, pero a costa de que se te congele el culo jaja! El elegante comentario salió de Hoseok.
-¿Jin hyung y la chica es bonita?
-Si Tae. No es espectacular, pero tiene su encanto.
-¡Hyung! ¿Sabes qué le vas a agarrar el culo cuando la cargues?
-¡Namjoon, eres un pervertido!
El teléfono de la sala empezó a sonar. Era la señal para que fuera a almorzar a la casona.
-Chicos, los dejo. Más tarde les devuelvo la llamada.
-Ok hyung. Cuídate.
-Adiós Tae.
-¡Hyung!
-Dime Namjoon
-Echate talco en las manos cuando la cargues. No se te vayan a resbalar y coges otra cosa.
-¡Imbécil!
Las risas de sus amigos fue lo último que escuchó antes de colgar. Después de almorzar fue invitado a ver una rutina de Alex.
Al ingresar al gimnasio una enorme vitrina exhibía las medallas y trofeos acumulados desde su niñez. Alexandra había participado en competencias internacionales ganando títulos en las categorías individuales y de parejas; definitivamente era una atleta de élite.
Lo que llamó su atención fueron las fotos que acompañaban los trofeos. Una pequeña y tierna Alex en patines saludaba a la cámara; Alexandra de ¿ocho, diez años? mostrando feliz una medalla. Una adolescente Alex Edera como abanderada del equipo olímpico luciendo una hermosa sonrisa llena de orgullo.
Era capaz de reírse de sí misma. La bella portada de Sports Magazine con su silueta a contraluz con el título: "Alexandra Edera: ¿Ángel Latino o Bruja de Hielo? Secretos de la campeona indiscutible de la selección nacional de patinaje artístico" era parte de su colección.
Una sección la mostraba junto a sus anteriores parejas. Tenía una con un pelirrojo, donde se veía que existía mucha confianza entre ellos. ¿Habrían tenido un romance?
Dentro de la pista había un pequeño espacio para sentarse y observar. Ella ya estaba allí y vestía un traje de patinaje azul sin brillos que resaltaba su silueta.
Definitivamente la chica tenía todo bien puesto y en su justa medida. Se había recogido el cabello en una coleta y tenía apariencia de niña buena.
-Señor Kim, Seokjin, bienvenidos.
-Que nos has preparado hoy ttal?
-La rutina de la medalla de oro en Japón cuando tenía quince años abeoji.
Seokjin sonrió cuando escuchó que se llamaban de esa forma. Su tío no era una persona que anduviese regalando sus afectos. Así que después de todo, tal vez la mala fama de Alex no era para tanto.
-¡Ah! Hermosa selección. Muy bien Alexandra, deslúmbranos.
La muchacha se ubicó en el centro de la pista. Los acordes de "Kiss from a Rose" de Seal llenaron el lugar.
Parecía que flotaba sobre el hielo, realizando secuencias de pasos, ángeles, saltos y piruetas de manera magistral. Alexandra transmitía elegancia, fuerza y pasión en cada movimiento que hacía.
Seokjin estaba extasiado, podía reconocer en ella los valores que él mismo ponía en práctica como deportista. Le alegró que tuvieran en común esa mística, era un punto a favor.
Cuando terminó regresó a su posición inicial con esa expresión de felicidad que a Jin le gustaba cada vez más.
-¡Excelente pequeña! Me alegra ver que el gran Petrov no perdió su toque y ha perfeccionado tu estilo con gran maestría.
-Y bien Seokjin, ¿Qué opinas?
-Dime Jin. ¡Eres espectacular!
-Me puedes llamar Alex. Y gracias. Si te aplicas en los entrenamientos tú también lo serás.
Los dejo, nos vemos para cenar.
Abeoji.
Alexandra le hizo una respetuosa reverencia al señor Kim. Otro detalle que le gustó a Jin.
-Tío, aquí entre nosotros, Alex no parece el monstruo que todo el mundo dice. Es agradable.
-Jin, ella es una buena chica. La conozco desde que tenía diez años. Es un alma generosa y noble. Pero a los dieciocho años cambió por completo y se volvió fría, dura e inflexible. Nunca supe el porqué de su cambio. Le cuesta manejar el estrés de la competencia, allí aflora el dragón que tiene dentro.
-En ese caso mañana conoceré a la malvada Alexandra.
Los duros entrenamientos dieron inicio. Empezaban a las cinco de la mañana con calentamiento trotando en los predios de la Villa, luego sesiones diarias de aeróbicos o cardio, trabajos con pesas y máquinas.
Lo que más detestaba Seokjin eran las clases de ballet a cargo de Madame Edera. No porque la maestra fuera una pesada, al contrario, era encantadora; el problema era que sus músculos se negaban a demostrar algo de flexibilidad, a diferencia de Alexandra que era tan plástica y ligera que parecía de goma.
Jimin le dijo que no se desanimara, era lógica la diferencia, la chica llevaba toda una vida entrenando mientras que su adormecida musculatura no sabía de flexiones plantares, poses de danza, ejercicios de torsión o estiramientos de abdomen. Al terminar el día sentía que lo habían torturado en el potro de la Santa Inquisición ¡le dolía todo!
-¡Mon Dieu Seokjin! Ponle un poco más de sentimiento a tus movimientos. A las chicas les gustan los hombres que bailan bien. Tu ya sabes lo que dicen. ¡Allez allez! ¡Mueve ese lindo derriere!
Una fuerte nalgada se posó en el trasero de Jin. Su expresión de sorpresa y la cara de horror de Alexandra eran para filmarlas.
-¡Madre!!!
El espacio donde conoció el lado oscuro de Alexandra fue el entrenamiento en la pista y el gimnasio con el señor Kim.
-Seokjin, hoy empezaremos a practicar las elevaciones. Tienes que sujetarla con fuerza, pero que se vea delicado y natural. Por seguridad lo haremos primero sobre colchonetas. Alex, ya sabes cómo impulsarte para que te sujete.
-Jin, es mejor que fijes tu centro de gravedad o te puedo hacer caer.
-Nena, he soportado los golpes de tipos de casi dos metros y cien kilos de peso. Tú eres una mariposa. Anda, ven a mis brazos.
-¡No soy nena! Ok fortachón, allá voy. Sujétame.
-¡Todo tuyo!
Jin no supo en qué momento Alex se impulsó con tal fuerza y velocidad que no tuvo tiempo de sujetarla y ambos cayeron sobre el acolchado chocando sus frentes.
-¡Idiota! ¡Te dije que te pararas firme!
-¡Lo que pasa es que estás muy pesada! Deberías hacer dieta.
- ¡Otra cosa es que a ti te gustan anoréxicas para hacerte sentir fuerte, pasmarote!
-¡Eso serás tú!
-¡Torpe y además ignorante!
-¡Ssang nyeon! dijo Jin entre dientes.
-¡Hablo coreano shibal!
-¡Ya, los dos! Parecen niños de kínder. De ahora en adelante, guarden energías para entrenar. Si todavía tienen fuerzas díganse lo que quieran donde no me entere.
Otro reto fue lograr que Seokjin no se matara con los patines de figura. Acostumbrado a las hojas anchas de los de hockey fue un milagro que no se desnucara usando los de patinaje artístico. Llegó al extremo de usar su viejo casco de hockey para evitar golpearse la cabeza. Suficiente tenía con los moretones en el trasero que hacían que la pandilla se riera de él en su cara, cuando a duras penas podía sentarse en el cómodo sillón de su departamento.
-Hyung ¿estás seguro que esa chica no es una dominatriz y te está flagelando?
-¡Hyung! ¡No me digas que a la guapa le gusta probar juguetitos contigo!
-¿Ves hyung? Si hubieras aceptado ir conmigo a Pentagon no caminarías como si te hubieran dado por...
-¡Jimiiiiin!
Los días fueron pasando entre golpes, caídas y muchos puyazos entre los dos.
-¿Tan bonita y con esa boca de camionero? Y luego besas a tu madre con semejante letrina.
-Admites que soy bonita. Y de mi madre no te preocupes. ¡No la has escuchado maldecir en francés babo!
Lo que empezó como una guerra verbal para ofenderse se volvió un juego de palabras ingenioso y ocurrente. Un buen día se les ocurrió que penalizarían con una multa al que dijera más groserías durante los entrenamientos. Contra todo pronóstico la perdedora fue Alex. ¿Sería por las palabrotas que decía en inglés, español, francés y coreano?
El pago de la multa fue hecho efectivo con pizzas que devoraron al final de una semana de prácticas.
Madame Edera estaba encantada con las hermosas y gráciles coreografías que desplegaba con Alexandra. Incluso llegó a llorar de la emoción.
Los avances que había tenido se debían también a las horas extras de ensayo que dedicaba con Alex que de buena gana se ofreció a ayudarlo.
-Mira Jin, para hacer el bunny hop mueves los brazos adelante y atrás, flexiona como si fueras a patear un balón de soccer y te apoyas en puntas de pies.
-¡Kim! ¡puntas de pies no de nariz! ¿Estás bien?
-Solo me lastime el ego
-Entonces estás casi comatoso.
-¡Jajaja! Ya te quiero ver si estuviéramos en mi área.
-¡Pff! ¡Por favor! ¿Qué tan difícil puede ser mover una oreo con un palito?
-¿Apostamos?
Jin tuvo un ataque de risa viendo lo graciosa pero adorable que se veía Alexandra usando su camiseta y equipos de hockey. ¡Todo le quedaba enorme! Verla sufriendo para manipular el bastón y atinarle al disco era muy cómico, sobre todo por los bufidos de frustración que daba. Pero esa chica era una guerrera, no se rindió hasta que pudo dominar la técnica.
Se suponía que la satisfacción de la apuesta era verla padecer, pero en cambio, Seokjin durmió feliz recordando la radiante sonrisa de Alex cuando cumplió el reto.
Con el paso de los días el respeto mutuo fue atenuando las fricciones en su relación.
Alexandra tenía que admitir que Seokjin era gracioso y simpático. Y como le había dicho el señor Kim cuando le planteó que el ex jugador de hockey fuera su pareja, muy disciplinado, inteligente y profesional. ¡Ah! Y podía agregar a la lista un excelente cocinero.
El por su parte, descubrió que el león no era tan fiero como lo pintaban. Si tenía carácter fuerte, pero le cerraba la boca o la dejaba sin argumentos cuando le demostraba lo rápido que aprendía e iba mejorando en las rutinas. Ya era capaz de sostenerla y elevarla, incluso con una mano; los espirales, giros, hops y saltos de vals eran retos superados con éxito.
Su placer culposo era mirar videos de Alex en competencias. No se cansaba de ver sus presentaciones, se veía tan hermosa, parecía un ángel flotando en el hielo, tan liviana y etérea.
Otra cosa que le encantaba de ella era escucharla hablar en coreano; le parecía muy sexy.
Alexandra era una persona muy solitaria. Fuera de la interacción que tenía con su familia, su tío y él, no se relacionaba con nadie más.
Los fines de semana el regresaba a la ciudad a divertirse con los chicos jugando videojuegos o saliendo a algún bar. Ella sólo se quedaba en casa.
La única vez que supo que salía fue aquella oportunidad que le dio un aventón en su auto porque el chofer de Enrique estaba con descanso médico. Ese día fue a su departamento en la ciudad a recoger unas cosas. Él se ofreció a ayudarla a bajar cajas.
Así descubrió que ella había decorado los chalets de la Villa.
Un día duro de entrenamiento. Seokjin está en las duchas tratando de aliviar con el agua caliente el cansancio de sus músculos. Sobre todo la maldita molestia en su hombro, esa que de vez en cuando vuelve, más que nada cuando levanta a Alex. El vapor lo rodea, aletargándolo un poco. De repente siente unos brazos que lo rodean por la espalda y unas suaves manos tocando su torso.
-¿Te duele el hombro? Vi tu expresión cuando terminaste de hacer la cargada
-¡Cómo crees! eres una pluma
-Puedo ayudarte a aliviar el dolor.
-¿Alex? ¡Oh, Oh, oooooh!... ¡Alex!
-¡Oh mierda!
El sonido del despertador sacó a Seokjin de su calenturiento sueño.
Sesión de ballet frente al espejo, el concepto es amor sensual y trágico; Seokjin está parado detrás de Alexandra. Al compás de la música ella levanta lentamente su brazo y él la acaricia desde la muñeca hasta el hombro. Con la otra mano la sujeta del vientre.
Luego, la gira y la toma de la cintura mientras ella eleva una pierna. Nuevamente están de espaldas y ahora él se inclina y simula besar su cuello. Alex cierra los ojos por el contacto.
Sentir su aliento rozándole la piel hace que a Alexandra se le escape un jadeo. Abre los ojos avergonzada y al mirarse al espejo ve su rostro de color carmesí.
-Disculpen, no me siento muy bien, con permiso.
Jin se queda mirando el espejo con el ceño fruncido. Juraría que escuchó a Alex jadear.
Madame Edera sólo miraba la escena con una sonrisa pícara.
Como ella seguía indispuesta, Shantall dio por concluido el ensayo.
Seokjin fue a las duchas a bañarse. Tenía sólo una toalla alrededor de la cintura. No se percató que había alguien más allí.
-¡Por el amor de Dios Seokjin! ¿De dónde saliste?
Alex sujetaba una toalla sobre su cuerpo. Tenía el cabello húmedo y un poco enmarañado. La piel le brillaba por la humedad y sus labios y mejillas estaban sonrosados. Sin contar que sus pechos estaban por asomarse por el borde de la pieza de felpa.
No pudo evitar echarle una mirada al torso de Jin. Ese chico no tenía un gramo de grasa en el cuerpo. Era delgado, pero con un cuerpo bellamente definido.
-No sabía que estabas aquí. Pensé que estarías en tu chalet.
Él tuvo que cubrirse con otra toalla porque lo que tenía al frente no le era indiferente y cierta parte de su anatomía lo confirmaba.
Ahora sé lo que significa el Deja Vu
-Bubu...bueno, yo ya me iba. Buenas noches, descansa.
Seokjin contestó en un susurro y se quedó allí, empalmado con aquella visión. ¿Qué mierda estaba pasando?
Sacudió su cabeza para borrar esa imagen. Miró hacia abajo y vio a su amiguito saludando con ilusión.
-Creo que alguien necesita una mano amiga.
Las semanas siguen su acelerado paso. Y la pareja Edera/Kim tenía significativos avances en su entrenamiento.
Quien los viera diría que llevaban una vida entrenando juntos. Sincronía, elegancia, precisión y ... ¿pasión? ¡Oh si! Todo eso eran ellos dos juntos.
El fin de semana era cumpleaños de la señora Kim. Enrique y Shantall no podían ir porque tenían una actividad benéfica a la que asistir. Así que Alexandra representaría a la familia.
Iban en el auto de Jin. Estaba nerviosa por ver a Sun Hee. Habían tenido una relación de madre e hija muy estrecha. Pero cuando ella empezó a cambiar, fue la señora Kim la única que le dijo sus verdades. Se dijeron cosas horribles que ahora la avergonzaban.
Desde entonces no se volvieron a ver.
-Alex estás muy callada.
-No sé si fue una buena idea venir.
-Claro que sí. De paso conoces a mi hermano Tae y a mis amigos.
-¿Estarán allí?
-¡Seguro que sí! Queremos mucho a tía Sun Hee. Es como una mamá para todos.
Tae y yo nacimos aquí, pero vivimos en Corea hasta que cumplí veinte años. Luego volvimos y mis tíos se hicieron cargo de nosotros.
-¿Y tus padres?
-Papa murió en un accidente y mamá falleció de cáncer.
-¡Oh Jin, lo lamento! No debí preguntar.
-No te preocupes. Después fueron llegando mis amigos de Corea y así no nos hemos sentido solos.Te van a caer bien. Son un poco tarados pero buenas personas.
Estaban en el patio. Risas, música y el olor de la carne en la parrilla alegraban el ambiente.
Jin vio el gesto vacilante de Alexandra. La tomó de la mano y sonriendo le dijo: ¿vamos?
Ella le devolvió la sonrisa y sujetó su mano.
Allí estaba. Kim Sun Hee. A inicios de sus cincuenta. Alta, de fina silueta y hermosos rasgos. Cuando los vio una bella sonrisa adorno su rostro.
-¡Jinnie, mi niño! ¡Que guapo que estás! El entrenamiento te ha sentado muy bien.
-¡Feliz cumpleaños tía Sun Hee!
-¡Gracias hijo!
-Alexandra! ¡Cuánto tiempo! ¡Estás hermosa pequeña!
-¡Feliz cumpleaños omoni!
La expresión de alegría de Sun Hee fue acompañada por unos ojos brillantes por las lágrimas.
-¡Hace tanto tiempo que no escuchaba tu linda voz llamarme así! ¡Ven aquí agi!
Alex se veía muy conmovida. Un gran abrazo las unió y un "perdón" fue susurrado en el oído de la señora Kim. Seokjin miraba la escena con una pequeña sonrisa en los labios. Sus chicas favoritas por fin se reconciliaban. Sí, Jin estaba consciente que Alexandra se estaba ganando un lugar en su corazón. Lo que empezó como admiración profesional había transitado a una amistad muy particular y luego a un cariño que iba creciendo día a día.
-Vamos chicos, los demás los esperan.
Jin sujetó nuevamente la mano de la joven.
Un escandaloso coro de voces pronunció a la vez: ¡Hyung!
Los chicos reconocieron a Alexandra por fotos que les mostró Seokjin. En persona era más bonita. Todos sentían que la conocían porque cada fin de semana de lo único que hablaba su hermano mayor era de ella. Estaba claro lo que estaba sucediendo entre esos dos.
Menos para los aludidos, por supuesto.
-Alex te presento a mis hermanos. Chicos, ella es Alexandra.
Uno a uno fueron presentándose.
Alexandra se enteró que Yoongi era un año menor que ellos. Era locutor de radio online y le iba muy bien. También conoció a su novia, N (no sabía porqué le decían así) una alegre chilena.
Hoseok le cayó muy bien. Él y su novia ¿Ariana? Adriana? (Con el ruido no escuchó bien) eran muy simpáticos. Tenían una tienda de ropa y accesorios y eran asesores de imagen.
Namjoon era muy alto e imponente. Pero conforme conversaban se dio cuenta que era un niño grande, conversador y culto.
Taeyhung y Jimin eran un encanto. ¡Eran un torbellino! Alex no pudo esconder una sonrisa tratando de imaginar a Jimin bailando medio desnudo. ¡Con esa cara de bebé, era imposible!
No pudo contener las carcajadas cuando Namjoon mencionó que, gracias a ella, Jin se libró de ese destino. El sonrojo de Seokjin y su airada reacción fueron muy divertidos.
El que le llegó al corazón fue Jungkook. Esa expresión tan dulce en sus ojos contrastaba con el físico trabajado que tenía. Descubrió que tenían muchas cosas en común y quedaron para jugar una partida de videojuegos en línea. Seokjin en medio de risotadas, dicho sea de paso, muy contagiosas, advirtió a Kookie que se preparara para las maldiciones en cuatro idiomas que le iban a llover.
El día se pasó entre risas, conversación, litros de cerveza, un karaoke que descubrió otro talento de Alexandra. Cantaba muy bonito. La condenada se llevó los vítores porque tenía un repertorio en todos los idiomas que dominaba. Parecía un concierto.
Terminó la velada y era hora de retornar a casa. Jin no bebió porque debía manejar de regreso. Alexandra si estaba ebria.
Optó por llamar a Enrique y avisarle que iban a salir hasta la Villa. El padre de Alex le sugirió que mejor fueran al departamento de ella. Le indicó que preguntara por el conserje, el señor Elías y que él abriría.
Mientras que recibía las instrucciones, las novias de Yoongi y Hoseok ayudaban a Alexandra que estaba vomitando en el baño.
Cuando por fin se pusieron en camino la muchacha se puso en modo " borracha parlanchina" dando un espectáculo que Jin disfrutó durante todo el camino.
-Jinnie!! ¿Te puedo decir Jiiniee? Ya te lo dije, ¡qué más da!
-Dime, Alex.
-Porque dices que tus amigos son tarados? ¡Son reeeeelindossss!
Jin veía la vía, pero sonreía al escucharla.
-Me alegra que te hayan caído bien.
-Tienes suerte. ¡¡Yo no tengo amigos!! ¡¡Y no los necesito!!
-Jinnieeee! ¡Qué bonito perfil tienes!! ¿Es tu nariz???
-Si, que yo sepa.
-¡Te cuento un secreto, shhh!... ¡¡La mía no lo es!! Shhhh
-En serio? No se nota.
-Cuando tenía diez años me di un trancazo, ¡pafff! en la pista de hielo. Me desvié el tabique y tuvieron que operarme. ¡Así que, esta hermosa naricita es otra cosa que debo agradecerle al patinajeeeeee!
¡¡¡Ya conoces mi secreto número uno!!!
El resto del camino se la pasó cantando, molestando a Jin y riendo por eso.
Él sólo movía la cabeza y sonreía. Cuando por fin llegaron él la ayudó a bajar, aunque por poco pierde el equilibrio.
-Jinnieee! ¿No me cargas? ¿Cómo en noche de bodas?
-Quieres que te cargue? No sabía que eras una chica romántica.
-Guapo, ni tú ni nadie sabe muchas cosas de mí. Soy como una maldita caja fuerte.
Jin sentía que las barreras de Alex estaban por romperse, pero no quería forzarla a hablar y menos en ese estado. La tomó en brazos y ella se sujetó de su cuello apoyándose en él.
-Me gusta como hueles.
Una vez dentro del departamento, Seokjin la dejó sobre su cama. La ayudó a quitarse las botas, el suéter y la abrigó con el cubrecama.
-Buenas noches Alex. Descansa.
-Jinnie. ¿Te quedas conmigo por favor? Prometo que me portare bien.
Él se acercó. Se quitó los tenis y la sudadera y se metió entre las cobijas.
-Jinnie, ¿Por qué eres bueno conmigo?
-Porque soy tu amigo Alex.
-¡Oh! Mi amigo. Claro.
-Jin, ¿vas a seguir haciendo que me sienta especial para luego tratarme como un pedazo de basura?
-Nena, ¿Por qué haría algo así?
-No serías el primero, pero probablemente si el último. Eso me demostraría que realmente las personas no valen nada.
-Alexandra, ¿Quién puede haber sido tan estúpido para tratarte de esa forma?
-Mmmm... solo porque eres el hombre más apuesto que he visto en mi vida y me caes bien te lo voy a contar.
Cuando tenía quince años, conocí a una chica, Roxanne. Nos hicimos amigas, éramos BFF. Ella tenía un hermano, Matt.
Fue mi crush de adolescente.
Para mí era como ver el sol. Y cometí el error de comentárselo a mi "amiga" cuando tenía dieciocho años.
Me dijo que me ayudaría a conquistarlo. Y fue así. Matt me pidió que fuéramos novios, pero que lo mantuviéramos en secreto por un tiempo para no perjudicar mi carrera.
Eso me pareció tan tierno y considerado que me hizo amarlo más.
A los dos meses me propuso tener sexo. Al principio me negué, lo quería, pero no me sentía segura para hacerlo. Cuando por fin acepté, el chico tierno y amoroso se volvió una bestia que lo único que hizo fue satisfacerse.
-¿Ese imbécil te hizo daño?
Las lágrimas empezaron a llenar los ojos de Alexandra.
No me golpeó. Pero no tuvo paciencia ni delicadeza. Era mi primera vez, pero no le importó.
Lo peor vino al final. Me dijo que no lo había disfrutado, porque sintió que lo hacía con un muerto. Que pasar tanto tiempo en la pista me había vuelto un pedazo de hielo.
Cuando se lo conté a Roxanne, se río en mi cara diciendo que su pobre hermano se chasqueo pensando que encontraría una latina calentona y se dio un fiasco con una puta frígida.
Desde ese día, no los volví a ver.
Mi supuesta "amiga" se dedicó a regar rumores sobre mí diciendo que me había operado los senos y el trasero. ¡Envidiosa de mierda! Como era más plana que las tablas de Moisés.
Y que mi padre era narco de algún cártel mexicano. Tuvo que cerrar el hocico cuando papá contrató un detective para saber quién estaba hablando esas idioteces.
Amenazó a su padre con una demanda por difamación. Los enviaron a Ámsterdam y nunca más supe de ellos.
Me sentía tan humillada que jamás le conté a nadie. Desde entonces, decidí no confiar más que en mi familia. Para mí las palabras AMISTAD y AMOR se quedaron bajo la capa de hielo de la pista de patinaje.
¿Sabes? Todas esas cosas que dicen de mí en las redes sociales me tienen sin cuidado.
Ya aprendí a golpes que los que me destrozan, son unos hijos de puta sin vida y llenos de rencor.
Seokjin se quedó en silencio. La ira y pena le dolían en el pecho.
¿Como esos miserables habían sido capaces de dañarla así? Ahora se explicaba tantas cosas.
Alexandra terminó su relato y un profundo sollozo resonó en la habitación. Años de contener su dolor se estaban liberando sin control.
Jin la abrazó con fuerza y dejó que se desahogara. La sentía llorar y temblar en sus brazos. El acariciaba su cabello y espalda. El llanto cesó cuando se quedó dormida. Jin la apartó un poco para ver su rostro. Lo tenía cubierto de lágrimas y tenía un puchero en los labios.
Fue secando su rostro con ternura a la vez que retiraba de su cara un mechón de cabello.
Se veía tan pequeña y frágil. No pudo evitar la tentación de acariciar sus labios con el pulgar.
- Pobre mi niña. Esos desgraciados te lastimaron mucho. ¿Pero sabes qué? No estás sola. Yo te ayudaré a volver a confiar en los demás.
Le dio un beso en la frente, la cobijó en sus brazos y se quedó dormido.
A la mañana siguiente Alex despertó aturdida. Se dio cuenta que estaba abrazada a alguien y empezó a sentir pánico. ¿Qué carajo pasó anoche? Levantó la vista y vio que era Jin.
¡Que tierno se veía dormido! Sentía unas ganas de acariciar su rostro y su cabello, pero le dio temor despertarlo.
Probablemente ella estaba hecho un desastre con su cara de resaca. Le dolía la cabeza y le ardían los ojos.
¿Estuvo llorando? ¡Qué vergüenza! Seguro hizo el tour completo por el país de la borrachera.
Lo único bueno era lo bien que se sentía en los brazos de Seokjin. Él siempre le transmitía una sensación de calidez que le hacía olvidar el frío que sentía en su alma.
Pero no quería hacerse ilusiones.
Tenía que admitir que le agradaba y le parecía muy atractivo, pero sé moría de miedo de volver a sufrir. Le había tomado mucho tiempo y valor salir a flote después de lo que vivió.
Sus reflexiones terminaron cuando sintió que Jin despertaba.
¡Qué horror! ¡Que no me vea así! ¡Donde hay una almohada por amor de Cristo!
Seokjin abrió los ojos y río al ver a Alex con una almohada sobre la cara.
-Pequeña que pasa? Quítate eso de la cara.
-¡Noooo! ¡Estoy horrible! ¡Y seguro tengo aliento de borracho!
-Vamos bebé, no eres la primera borracha con la que amanezco.
¿Me llamo bebé? ¡Oh! ¡¡Espera!! ¿¿Qué más dijo??
-¿Como que no soy la primera borracha? ¿Con cuántas más te has despertado?
Estaba tan molesta que no se dio cuenta que retiró la almohada de su rostro.
-No muchas. Pero tú definitivamente, eres la más linda.
Cuando se dio cuenta de lo que hizo, soltó un grito y fue corriendo al baño.
Jin se carcajeo con tantas ganas que terminó en el piso.
Después de asearse y tratar de ponerse decentes, salieron a desayunar y regresaron a casa.
Las semanas siguieron pasando. Jin se volvió más cercano a Alexandra. Después de los ensayos, veían películas juntos o jugaban partidas de videojuegos en línea contra los chicos. También empezó a darle lecciones de hockey a Alex, que se quedó maravillada con la fuerza que usaba para anotar y lo veloz que era al hacer los cruces y maniobras para las jugadas. (Anotó mentalmente buscar partidos de los Phantoms para ver en acción al apuesto Kim Seokjin)
Los fines de semana iban a pasear a la ciudad o ver jugar al antiguo equipo de Jin. Alex se emocionó mucho cuando una tarde el público aplaudió de pie a su ex capitán.
También se reunían con los chicos en la casa de los Kim. Las novias de Hoseok y Yoongi le ofrecieron su amistad.
La pandilla habló con Jin para decirle cuando pensaba declararse a Alex. El ya no podía ocultar que le gustaba. Tenía que concentrarse mucho para ser profesional y no acariciarla cuando la tenía tan cerca.
Ya había tenido más de un sueño húmedo donde desfogaba su deseo reprimido.
¡Si supiera que no era el único!
Los preparativos para el inicio del campeonato empezaron. Entre ellos, la elaboración del vestuario. Alexandra y su madre los diseñaban y un exclusivo atelier los confeccionaba.
Cuando hicieron la prueba de los trajes, Jin respiró aliviado. No eran mallas después de todo.
Levantó la vista y vio por el espejo dos cosas que lo impactaron.
Uno: Alex estaba bellísima con la vestimenta.
Dos: ella lo miraba con ojos brillantes y boquiabierta. Su gesto fue tan evidente que Shantall la tomó de la barbilla para que cerrara la boca.
Días previos al inicio del torneo se llevaría a cabo la cena que organizaba el Patronato.
Alexandra y Seokjin estaban deslumbrantes en sus trajes de gala. Fueron la comidilla de la noche por lo bien que se veían juntos.
Entre los asistentes se toparon con Ethan Mc Gill, su ex pareja, un portentoso pelirrojo de 1.80 y cuerpo atlético. Alex lo saludó con gran efusividad.
Jin sintió la punzada de los celos, pero estos se evaporaron cuando empezaron a conversar.
-¡Ohh querida! ¡Que hermoso reemplazo encontraste! ¿Y dime de dónde sacaste a este guapo?
-Ethan, él es Kim Seokjin ex capitán de los Phantoms el equipo de hockey de la ciudad.
El pelirrojo era un descarado. Le dio una mirada que hizo que Jin se sintiera escaneado..
-¡Ok! Pilluela, cambiaste a un petirrojo por un gladiador. Con razón traes esa cara de satisfacción. ¡¡Provecho!!
Alexandra sentía que se ponía de todos los colores. Jin sólo se reía.
Conversaron un rato hasta que el pelirrojo se despidió dándoles un travieso guiño.
La noche fue maravillosa. Bailaron y la pasaron muy bien cenando con los señores Edera.
Seokjin tomó valor e invitó a Alex a salir un momento a la terraza del club donde se realizaba el evento. Era una noche cálida. El clima empezaba a cambiar. Se acercó a ella y con suavidad la tomó de la mano y se la besó.
La muchacha se estremeció.
-Hace un tiempo que me he dado cuenta que eres muy especial para mí. Se que no tuvimos el mejor de los inicios, pero he aprendido a valorarte. Me gustas mucho Alex. Y me gustaría demostrártelo.
-Jin, tú también me gustas, pero no estoy preparada para tener algo contigo o cualquiera. Creo que nunca lo estaré.
-Alexandra, porque un mal nacido te haya hecho daño no quiere decir que todos somos iguales. Yo no soy Matt.
Los ojos de Alex se llenaron de terror.
-¿Quién te habló de él? ¿Cómo sabes eso?
Jin lamentó haberlo mencionado.
-La noche del cumpleaños de tía Sun Hee te embriagaste y fuimos a dormir a tu departamento, ¿lo recuerdas? Esa vez me contaste la historia de lo que te hicieron esos desgraciados.
-¡Oh mierda! ¿Por eso has sido tan lindo y bueno conmigo? ¿Te doy lástima? ¿Soy un cachorro indefenso al que hay que cuidar?
-¡Alex escúchame! Soy así contigo porque ya te lo dije, me gustas mucho. Y después de conocer tu historia te admiro más que antes.
Eres una guerrera señorita Edera, y me harías muy feliz si te arriesgas a dejar tu miedo atrás y me das la oportunidad de amarte.
-Jin no quiero seguir sintiéndome así. Pero estoy aterrada.
El la abrazo. Cuando la tomó del rostro y la besó en los labios sintió que el fuego la arrasaba por dentro.
El beso empezó suave, pero se volvió más intenso cuando ella se pegó al cuerpo de Jin y empezó a acariciar su cabello y nuca.
-Nunca más vas a sentir miedo amor. Yo te cuidaré, te lo prometo.
-Saranghae Seokjin
-Linda, no sabes cómo me pone escucharte hablar coreano.
-¿En serio Oppa? Lo tomaré en cuenta.
-Jagi...
-Bésame capitán, luego hablamos.
Como predijo Alexandra clasificaron a las Olimpiadas con uno de los puntajes más altos.
La historia de la diva del patinaje y el ex capitán de hockey fue sensación en toda la prensa.
Juegos Olímpicos de Invierno - PyeongChang, Corea del Sur
-Jinnie, amor ¿estás bien?
-¡Noo! Siento que dejare el estómago en la pista de patinaje
-Tranquilo, lo harás excelente capitán. Es normal sentirse nervioso, yo también lo estoy.
-¿Tú? Alex no seas condescendiente. Has pasado por esto tantas veces y eres extraordinaria. No creo que sepas lo que es sentir que puedes cagarla con un mínimo error.
-Jin es lo mismo que yo sentiría si tuviera que ser responsable de impulsar a todo un equipo y que los puntos de la victoria dependan de mi velocidad y puntería. ¡Tú eras el motor y guía de los Phantoms! Y ahora eres el mío Kim Seokjin. Abeoji y yo confiamos en ti.
-¿Sabes que te amo?
-Sí cariño
-¿Mucho?
-No más que yo.
Es el turno de la pareja conformada por la multi campeona olímpica Alexandra Edera y la gran sorpresa de estas olimpiadas, el ex jugador de hockey Kim Seokjin. La expectativa por ver su rutina es muy grande; tienen las mejores referencias por parte de la prensa de su país gracias a su sorpresiva clasificación para estos juegos de invierno"
-¡Yoongi hyung corre, Jin hyung y Alex noona ya se van a presentar!
-¡Alex está preciosa!
-¡Siii Adri! Ese color borgoña le queda espectacular!
-Obvio N, siguió los consejos de mi amorcito la experta.
-¡Shh! Ya van a empezar
-¡Waoo, Jin hyung se ve muy apuesto!
-¡Shhh, Kook!
Alexandra y Seokjin dan inicio a su rutina. Ambos giran en la pista al compás de la bella pieza musical de fondo; El la levanta haciéndola ver frágil, delicada y la impulsa haciéndola que vuele en el aire.
-¡Triple flip muy bien ejecutado! Esta pareja tiene una sincronía magistral ¡triple salto doble loop!
-Me fascina el nivel de confianza e intimidad que transmiten; la química entre ellos es innegable
-¡Waoo! No sabía que hyung fuera tan fuerte. ¡Miren la cargó con una mano!
-Suerte que noona es pequeña
-¡Muy hermoso triple salto lanzado y ella lo festeja!
-Esta pareja lo está dando todo. Es de resaltar que a pesar de haber sufrido una lesión en el hombro Kim la levanta con facilidad y firmeza, brindando seguridad a su pareja.
La familia de Jin miraba anonadada y en silencio. No eran los únicos. Los Phantoms y media ciudad veían embelesados la hermosa rutina que transmitía amor, pasión y una historia de amor trágica. Hasta los comentaristas deportivos habían enmudecido ante la belleza de la secuencia coreográfica.
Al llegar el final de la presentación Seokjin y Alexandra caen rendidos ante el esfuerzo desplegado dándole mas dramatismo al acto.
El estadio olímpico vibra con los aplausos del público mientras que todos los que presenciaron tan sublime rutina deportiva, enjugan lágrimas de emoción.
- ¡Maravilloso! ¡Que delicadeza y sentimiento! Kim y Edera están radiantes, tiene motivos para estarlo, su presentación estuvo 100 puntos.
-Parece que los jueces piensan lo mismo.
Es momento de la premiación. En el podio de la medalla de oro, una orgullosa pareja que jamás se imaginó que sus destinos se cruzarían, no pueden evitar darse un abrazo y un beso que arranca un ¡Ooowww! a nivel mundial.
-Medalla de oro categoría parejas: Kim Seokjin y Alexandra Edera
Alex y Jin firmaron un nuevo contrato. Ahora son el señor y la señora Kim, fanáticos de los Phantoms, integrantes de la selección de patinaje artístico, par de cabezotas y muy, muy enamorados.
La pandilla siguió creciendo y Alexandra pasó de no tener un amigo a faltarle dedos para mencionar a sus nuevos hermanos, hermanas y con el tiempo, lindos sobrinos.
Y no pasó mucho para que los señores Edera pudieron presumir a sus amigos a su hermoso primer nieto. Tuvieron tres.
Para Andrea Kim1305. Por que algún día nos encontremos en Oz o en el País de las Maravillas. 💜💜
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro