
008
Para su primer día en St. Geneviève, la segunda semana de marzo, Yeonjun escogió el atuendo más formal de su armario, con el que se aseguraría de encajar entre el profesorado. Abotonó su camisa hasta el cuello para encajar una corbata simple, se vistió con un saco largo y elegante y decidió portar sus nuevos anteojos, unos redondos de un delgado marco dorado, de corte vieja escuela. Una de sus voces le dijo que parecía más un profesor de hechicería que de literatura, pero, hey, no tenía tiempo para cambiar de opinión.
A pesar de su preparación, cuando bajó de su auto y tuvo que mirar hacia arriba para encontrarse con la cima de la imponente estructura de los edificios de la escuela, sintió su corazón atascado en su garganta. Ya había pisado el campus de St. Geneviève en sus capacitaciones, pero ahora que se presentaba de forma oficial, se sentía real.
Respiró profundo para tratar de ignorar ese temor, mantuvo la mirada al frente y se encaminó hacia el área administrativa para instalarse en su nueva oficina. Efectivamente, el colegio era lo suficientemente grande como para contar con oficinas personales para todos los docentes.
ㅡBuenos días ㅡsaludó la recepcionista apenas entró al lobby administrativoㅡ. ¿Qué se le ofrece?
ㅡBuenos días ㅡsaludó de vueltaㅡ. Soy Choi Yeonjun, el nuevo profesor de literatura.
ㅡ¡Oh! ㅡmusitó la señora, buscando unas llaves para entregárselasㅡ. Aquí tiene, bienvenido. Póngase cómodo en su oficina, porque un profesor como usted pasará mucho tiempo encerrado allí.
Antes de que pudiera preguntarle a qué se refería, sintió que alguien rodeaba sus hombros en una suerte de abrazo, lo que le sobresaltó.
ㅡBonjour monsieur, comment ça va? ㅡEl extraño, un castaño que parecía en sus veintes tardíos, le ofreció una mínima sonrisa.
ㅡBonjour. ㅡYeonjun lo saludó de vuelta, en su francés masticado. Sabía que St. Geneviève era bilingüe en francés, pero suponía que eso se limitaba a las aulas, así que solo manejaba lo básicoㅡ. Uhm, disculpe, ¿quién es usted?
ㅡMonsieur Fontaine de historia del mundo, o puedes decirme Olivier si nos hacemos amigos ㅡle dijo, con su acento francés. Le dio unas palmaditas sobre el hombro, antes de señalar hacia uno de los pasillosㅡ. Escuché lo que dijiste a Madame Kim ㅡvolteó hacia la recepcionista, guiñándole un ojo, ante lo que ella solo rióㅡ. Ven conmigo, Yeonjun, tu oficina debe estar por allá.
Por suerte, a pesar de sus peculiaridades de extranjero, Olivier resultó bastante amigable. En la conversación que mantuvieron mientras se instalaba en su nueva oficina, Yeonjun se enteró de que no era francés, sino canadiense, que llevaba cinco de sus treinta años viviendo en Corea, y que tenía "fans".
ㅡ¿Fans? ㅡcuestionó, apenas Olivier se lo mencionó.
ㅡCuando eres guapo y menor de cuarenta, tienes muchos alumnos buscando tu atención ㅡrió el canadiense, como si no fuese la gran cosaㅡ. Solo debes atender sus preguntas de clase, y es bueno porque quieren ser mejores alumnos contigo. ㅡBajó la voz a un murmullo, discretoㅡ. Pas des cochonneries, obvio.
A pesar de la última frase, que le daba una idea de que las interacciones con sus "fans" no llegaban al extremo, Yeonjun sintió un escalofrío ante la idea de tener a sus propios alumnos interesados en él, pues creía que su código moral era más firme que el de Olivier. Ahora entendía la advertencia de la recepcionista, y ciertamente no permitiría que un alumno llegue más lejos que a la puerta de su oficina.
ㅡSabes que en nuestra cultura no somos-
ㅡNada de nada, en su cultura los stalkers son tan extremos que tienen su propia palabra ㅡargumentó Olivier, un tanto fuera de tema, hasta que conectó los puntosㅡ. No puedes hacer nada para cambiar que eres joven y guapo.
ㅡNo soy tan jov-
ㅡSolo acéptalo y sonríele a tus fans.
Tras esa recomendación, revisó su reloj, tomando un suspiro al ver la hora.
ㅡEs asamblea, vamos.
Tomó a Yeonjun de la mano para dirigirlo hacia el patio, explicando que, al ser el primer día de clases, estarían parados escuchando anuncios importantes durante casi una hora, pero no podían ausentarse, porque harían la presentación oficial de los nuevos docentes.
ㅡSalut, Monsieur Fontaine! ㅡsaludaron un par de chicas al unísono en el camino, emocionadas al recibir una sonrisa por parte de Olivier.
ㅡSalut, mes chéries ㅡlas saludó el profesor, sin detenerse a conversar.
En el breve camino desde su oficina hasta el patio de la asamblea, Yeonjun contó alrededor de cinco saludos de "fans" de Olivier, y el mismo número de curiosas miradas en su dirección, lo que no lo tenía completamente cómodo.
ㅡCon el tiempo te acostumbras ㅡle dijo Olivier, apenas llegaron al lugar designadoㅡ. Gracias a ti, ya no seré el único.
一No sigas fomentando las delusiones, Oli 一dijo una voz femenina que llegó del lado de Olivier一. No quiero más problemas con los padres.
一Tranquila, Jeongyeon 一rió, colocando un brazo sobre sus hombros一. Te presento a Yeonjun, el nuevo prof de literatura que no va a hacerte ningún problema.
一Un gusto 一saludó Jeongyeon, soltándose del agarre de Olivier para mostrarle una sonrisa y estrechar la mano de Yeonjun一. Soy la consejera, así que puedes derivar a cualquier alumno conmigo si crees que lo necesita.
一Oh, gracias, un gusto. 一Yeonjun la saludó de vuelta, comenzando a analizar su aura para saber qué tanto podía confiar en ella para ciertos temas sensibles. Su primera impresión era positiva, porque al menos parecía más centrada que Olivier, pero un tanto más rígida.
Precisamente en ese momento, la directora Juliette Moreau y el subdirector Yook Taekwang se colocaron en el podio indicado para comenzar la asamblea. Juliette saludó de forma casual y tomó el micrófono de la izquierda, dejando que Taekwang se ubicara frente al de la derecha y aclarara su garganta con la intención de silenciar el bullicio para que ella pudiera iniciar.
ㅡBienvenus á une nouvelle année scolaire. C'est pour nous un plaisir que de vous revoir.
ㅡBienvenidos a un nuevo año escolar, es un placer tenerlos de vuelta.
Mientras la directora daba su discurso de bienvenida y el subdirector lo traducía del francés, Yeonjun exploró el patio con la mirada. El instituto no tenía tantos estudiantes como un colegio regular, ya que podía costear un mejor ratio profesores-alumnos, así que, desde la periferia de las filas de chicos y chicas bien uniformados, podía ver prácticamente a todos.
Y, en un momento, se cruzó con una mirada que creyó que le pertenecía a Beomgyu.
Preso de su propia vergüenza, apartó la mirada de vuelta hacia el director para no levantar sospechas. Seguro solo había sido una ilusión óptica, estaba paranoico por lo que Olivier le había contado sobre sus interacciones con los alumnos y, en realidad, era solo un chico con cierto parecido físico. Reconocería el rostro de Beomgyu inmediatamente, después de todo el tiempo que habían pasado juntos en las vacaciones. Además, se supone que era mayor de veinte, porque lo había conocido en un bar...
Volteó de reojo en su dirección una vez más, pero no logró ubicar al alumno de nuevo, así que no logró negar ni confirmar sus sospechas.
ㅡEste año, hemos integrado a un nuevo docente para el curso de literatura de nuestros dos últimos grados, tras la jubilación de la muy estimada Madame Lee Boyoung ㅡdijo el subdirector, volteando hacia la plana docente con una sonrisa de espectáculoㅡ. Monsieur Choi Yeonjun, por favor.
Sacudiendo cualquier sentido de extrañeza al escuchar la forma en la que el subdirector se había referido a él, Yeonjun puso su mejor sonrisa amable al subir al escenario. Hizo una reverencia frente a la directora y otra frente al subdirector antes de tomar su lugar en el podio, recibiendo los aplausos protocolares del público.
Desde allí arriba, tenía una visión panorámica del alumnado, y ahora le quedaba más claro que la imagen de Beomgyu había sido solo una ilusión, porque ya no lo ubicaba entre los estudiantes. Mucho más aliviado, sujetó el micrófono para iniciar su breve presentación.
ㅡMuchas gracias, distinguida directora Moreau, subdirector Yook, estimados profesores, personal administrativo, alumnos, todos. ㅡInclinó la cabeza una vez más, cuando los aplausos se dispersaronㅡ. Es un honor para mí encontrarme aquí el día de hoy, y pienso seguir los pasos de la profesora Lee y nuestros colegas en el camino a la excelencia. Mi historial de trabajo en una casa editorial no será un detrimento, al contrario, quiero que me empuje para ser el mejor educador que puedo ser, y espero que me permita tener vínculos honestos con todos los integrantes de la bonita comunidad que conocemos como St. Geneviève. ㅡPausó, tomando un breve suspiroㅡ. Nuevamente, gracias por la oportunidad, no puedo esperar para vernos dentro y fuera de las aulas.
Con un saludo de agradecimiento más, dio paso a los aplausos del público, sonriendo tras su pequeño discurso. Olivier le ofreció un pulgar arriba desde la plana docente, lo que le hizo sentir que había hecho un buen trabajo.
ㅡGracias, Monsieur. ㅡLa directora le dio unas palmaditas en la espalda antes de retomar su puesto, para continuar con el resto de su discurso.
Por suerte, no faltaba mucho más que nombrar las fechas especiales, mencionar algunos chistes malos ante los que todos se veían obligados a reír y, por supuesto, el himno nacional.
Después de la asamblea y los saludos risueños de unos cuantos estudiantes en el camino, Yeonjun retornó al área administrativa con Olivier, Jeongyeon y un pequeño grupo de colegas más, ante quienes se presentó de forma personal. A diferencia de lo que sus prejuicios le habían llevado a sospechar, los mayores no resultaron tan jerárquicos en su trato, posiblemente por la influencia francesa.
Comenzaba a sentir que, al menos desde los profesores, le esperaba un ambiente laboral bastante cómodo. Lo único con lo que debía lidiar era con el posible acoso de algunos alumnos y alumnas, pero, al menos por lo que parecía, no era malintencionado, pues se trataba solo de jovencitos curiosos y hormonales. Igual, no era como si Yeonjun quisiera follar con alguno de ellos.
Al llegar a su oficina, se despidió de sus colegas y abrió y cerró la puerta, sin necesidad de recurrir a sus llaves. Le pareció curioso que su silla estuviera de espaldas, así que se acercó a su escritorio, con la intención de darle la vuelta.
Antes de siquiera poner una mano sobre la silla, sin embargo, se vio sobresaltado al ver a Beomgyu, el verdadero, definitivamente no una ilusión óptica, sentado allí.
Girando su silla para tenerlo en frente suyo, el menor le dio la bienvenida con aplausos lentos, en una línea fina entre la ironía y las genuinas felicitaciones.
ㅡQué discursito te diste, eh. ㅡRió, sonriendoㅡ. Très chic, Monsieur Yeonjun.
Hasta ahora, escuchar tanto francés solo había logrado que Yeonjun se encogiera en vergüenza o confusión, pero escucharlo de Beomgyu siempre dejaba un cosquilleo en sus nervios sensibles.
Relamió sus labios y se acomodó el cabello, apartando la mirada, claramente ansioso. Por un momento, olvidó lo que tenía que hacer y solo se dirigió hacia uno de los estantes vacíos que pronto llenaría con libros y pruebas, como si hubiera algo interesante allí.
Un millón de preguntas rondaban por su cabeza, introduciendo una incipiente migraña. ¿Acaso le había puesto una trampa para enviarlo a prisión? ¿Por qué nunca le dijo que aún estaba en secundaria? ¿Por qué había tenido que comportarse tan lindo con él y hacerle creer que su relación podría formalizarse?
ㅡPor favor, ve a tu clase. ㅡFue lo único que logró decir, forzando un tono firme que sonó más como una admisión de derrota por la forma en la que se quebró su voz.
No tuvo mucho tiempo de paz, ya que pronto sintió la calidez del cuerpo contrario detrás suyo, lo que aceleró su corazón en picada. Beomgyu colocó las manos a los lados del estante para acorralarlo, apoyando la cabeza sobre uno de sus hombros y acariciando su mejilla con su rostro. Por supuesto que no le haría caso.
ㅡ¿Qué haces aquí? ㅡpreguntó Yeonjun, a la defensiva, liberándose para volver a tomar distancia.
ㅡEstudio aquí, duh ㅡrespondió Beomgyu, señalando su uniformeㅡ. Parece que el destino nos volvió a juntar fuera de Gaia.
Intentó acercarse de nuevo, con una sonrisa divertida, pero Yeonjun lo detuvo, sujetando sus muñecas antes de que pudiera tocarlo.
ㅡ¿Por qué no me dijiste que estudiabas aquí? ㅡAunque hablaba en un murmullo, dejaba entrever perfectamente bien el pánico que sentíaㅡ. Sabías que trabajaría aquí, ¿por qué no me dijiste?
ㅡPorque igual iba a estudiar aquí, y tú ibas a enseñar aquí ㅡexplicó, con cierta lógicaㅡ. Además, te dije que seguro volverías a verme antes de lo esperado. ¿Acaso no estás feliz de verme?
Abultó los labios y le mostró sus mejores ojitos tiernos, suficiente para derretir las débiles barreras de Yeonjun. Ver la pizca de picardía en su mirada por poco lo lleva a perder los estribos y mandar todo a la mierda, pero, en cambio, cerró los ojos para librarse del hechizo, negando con la cabeza.
ㅡInsisto, ve a tu clase. ㅡSoltó sus muñecas, retornando al escritorio para recoger su maletínㅡ. Ambos sabemos que esto es sumamente inapropiado.
ㅡ¿Qué tiene de inapropiado visitar a mi nuevo profesor favorito?
ㅡBeomgyu...
ㅡ¿Qué pasó con tu misión de crear vínculos honestos con la comunidad de St. Geneviève? ¿Me vas a negar el privilegio solo porque nos conocimos fuera del instituto? ¿Solo porque soy yo?
Era imposible creer que Beomgyu no sabía exactamente lo que hacía. Poco discreto, se acercó a su escritorio para acariciar sus hombros con suma gentileza, inclinándose a su oreja para susurrar lo siguiente.
ㅡ¿Solo porque ambos sabemos que quieres cogerme?
Carraspeando, Yeonjun se aferró a su maletín y se apresuró para alcanzar la puerta, su única vía de escape. Para ese punto, estaba bastante sonrojado, y, si su sonrisa ladina y descarada era un buen indicador, era precisamente como Beomgyu quería tenerlo.
ㅡVuelve a mi oficina antes de irte a casa y hablamos ㅡle dijo, en una voz más débil de lo que le hubiese gustadoㅡ. Por favor, ve a tu clase ahora.
Esta vez, el menor fue complaciente, permitiendo que Yeonjun relajara un poco los hombros. Se acercó a la puerta y le ofreció una reverencia perfectamente esperada de alumno a profesor, sin borrar la sonrisita arrogante de su rostro al encontrarse con su mirada.
ㅡHablamos más tarde, entonces. Au revoir, Monsieur Yeonjun ㅡmusitó, antes de abrir la puerta y salir de su oficina, como si nada hubiese pasado.
Yeonjun tomó un profundo suspiro de alivio al quedarse a solas, apoyándose de la puerta cerrada para echar la cabeza hacia atrás.
Oh, mierda, en qué se había metido.
Se sentía atrapado. Quería regresar en el tiempo para no haber conocido a Beomgyu, pero a la vez no, porque no cambiaría los últimos meses por nada en el mundo. Quería ser firme en su moral, pues era lo correcto y lo que le aseguraría conservar su empleo, pero a la vez no, porque realmente tenía ganas de follarse al menor allí mismo, en su oficina...
Apretó los labios, negando para sí mismo. Ya no era uno de esos jovencitos curiosos y hormonales; debía ser el adulto maduro en esa dinámica y ponerle fin a su relación casual antes de que empeoraran las cosas.
No podía dejar que un pequeño gajo de irracionalidad impulsiva en su cerebro le cueste su trabajo desde el primer día.
Espero que el uso de francés no haya resultado muy pesado!! Trato de usarlo menos en los siguientes capítulos, pero creo que es necesario para resaltar el bilingüismo y la "elegancia" del colegio, así que de todos modos habrán algunas menciones de vez en cuando, con su respectiva traducción.
Bueno, como les avisé, aquí comienza esta trama. No quería que su relación se circunscriba únicamente a la dinámica profe/alumno, porque tengo una moral pesada como la de yeon y me sentía rara haciendo que se comiencen a gustar como profe y alumno, así que necesitaba toooodo lo previo sjdjak.
Gracias por leer 💖💖💖
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