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003

Tras ducharse juntos, Yeonjun creyó que tendría que despedirse de Beomgyu y de ese penthouse hasta la siguiente oportunidad, porque parecía el tipo de chico que odiaba los sentimentalismos innecesarios, pero se vio positivamente sorprendido cuando le ofreció un pijama fresco y lo guió hacia su habitación de visitas.

ㅡ¿Todavía no te hartas de mí?

ㅡLas duchas calientes me dan sueñito y me hacen débil y amable ㅡmurmuró Beomgyu, con los labios abultados y los ojos a punto de cerrarse.

Aunque no era una larga distancia, Yeonjun dejó que se apoyara sobre su cuerpo al dirigirse hacia la cama, hasta depositar su peso sobre ella gentilmente. Sonrió por verlo así, pues tenía un aura totalmente distinta a la del pequeño diablito erótico con el que había estado follando esas últimas horas. Se veía adorable, somnoliento y cómodo en sus pijamas de seda.

ㅡ¿Te hubiese mantenido despierto si hacíamos más que solo ducharnos? ㅡpreguntó, a la ligera, acostándose a su lado.

ㅡ¿Crees que podías con una ronda más? ㅡlo retó Beomgyu, desafiante aún estando cansadoㅡ. ¿Todavía te quedaba energía, anciano?

Ja, ja. ㅡYeonjun rodó los ojos, pero lo jaló para dejar un pequeño beso en su frente de todos modosㅡ. Bueno, en serio, gracias por proveer mi hospedaje esta noche.

ㅡHmm, gracias por saber follar.

Regocijándose en el peculiar cumplido, Yeonjun sonrió para sí mismo y volteó para ponerse cómodo al apoyarse sobre el hombro de Beomgyu, cosquilleando su lóbulo al olfatear su shampoo de leche de coco.

No estaba acostumbrado a los cumplidos, posiblemente porque solía ser realmente malo recibiéndolos. Le resultaba imposible creer que lo que le decían fuera cierto, e incluso llegaba a pensar que se lo decían como insulto encubierto. Esta vez, sin embargo, lo sintió genuino, quizás porque Beomgyu era generalmente directo, por el alcohol y el sueño como elíxires de la verdad, o simplemente porque correspondía con las acciones y reacciones que había tenido cierto tiempo atrás.

ㅡDe hecho, creo que ya no necesito conocer a nadie más ㅡdijo Beomgyu, en una entonación plana por el sueñoㅡ. ¿Tienes los siguientes meses libres?

ㅡTengo un trabajo de oficina de lunes a viernes, pero-

ㅡUgh, ¿me acosté con un trabajador de oficina? ㅡBufó, pero Yeonjun no se sintió gravemente ofendido, porque le tenía el mismo desdén a su trabajo.

ㅡLo sé, estoy buscando algo mejor, pero debo ganarme la vida de alguna manera. ¿Qué haces tú?

ㅡVivo de la herencia de mis ancestros y me preparo para ser director de cine ㅡrespondió Beomgyu, casual pero determinado.

ㅡQuién pudiera...

ㅡBueno, falta mañana, te daré el mejor desayuno gratis de tu vida ㅡofreció, más como demanda que como sugerenciaㅡ. Serás mi esclavo sexual.

¿Perdón? ㅡYeonjun rió, inevitablemente.

ㅡPensaba despertarte con una mamada, decirle a mi chef personal que nos haga un desayuno completo y tramitar un permiso médico para tu ausencia, pero si prefieres ir a tu trabajo de oficina y aplanar tu culo en una silla dura, hazlo.

Sonriendo, alzó las cejas, aunque para ese punto no debería sorprenderle. A pesar de todo, Beomgyu era alguien que sabía lo que quería, y se lo había dejado en claro desde la primera palabra.

ㅡBueno, si lo pones así, claro que me quedaré contigo hasta mañana ㅡdijo, deslizando una mano por su pechoㅡ. Solo... ¿para la próxima podemos hacer esto un fin de semana?

ㅡSi me da la gana, sí ㅡaceptó Beomgyu, volteando hacia su ladoㅡ. Pero espero que estés disponible cuando te llame.

Antes de que Yeonjun pudiera responder, se escucharon un par de golpes en la puerta. Yeonjun abrió más los ojos, un tanto alarmado, pero Beomgyu simplemente acomodó su cabello y aclaró su garganta para sacar su voz más alta.

ㅡ¿Sí? ¿Quién es?

Hola Gyu, soy Xuan ㅡanunció el señor desde el otro lado de la puertaㅡ. Acaba de llegar mi pedido de Marou, ¿quieres una bolsa?

La mirada de Beomgyu se iluminó apenas escuchó el mensaje, y no se molestó en pedirle a Yeonjun que se escondiera cuando se puso de pie para dirigirse hacia la puerta. El propio Yeonjun prefirió esconderse bajo las sábanas para ahorrarse una extraña conversación, porque no tenía idea de quién era esa persona.

ㅡGracias, Xuan, no sé qué haría sin ti ㅡdijo Beomgyu, abrazando al aludidoㅡ. ¿Mañana podría tener dos porciones de desayuno?

ㅡClaro que sí. ¿Tienes un invitado?

ㅡMhm. ㅡVolteó hacia la cama y rió al ver que Yeonjun estaba escondidoㅡ. Es tímido, ya mañana lo conocerás.

ㅡBueno, cuídense ㅡdijo Xuanㅡ. Y tú descansa bien, Gyu, no quiero verte ojeroso de nuevo.

ㅡLo intentaré. Te quiero.

Tras unos segundos, volvió a cerrar la puerta, lo que Yeonjun tomó como señal para levantar la cabeza y pedir más información con su mirada de confusión. Beomgyu tomó asiento al lado suyo y le mostró una barra de chocolate, de marca Marou.

ㅡEs el mejor chocolate que he probado en toda la vida ㅡdijo, mientras abría el empaque para cortar un trozoㅡ. Lo importan de Vietnam y no lo encuentras así nomás.

Con una simple señal, le indicó a Yeonjun que abriera la boca, y así lo hizo, recibiendo un trocito de cielo en forma de una pieza de chocolate amargo.

ㅡBuenísimo, ¿no? ㅡSatisfecho, Beomgyu sonrió al partir un pedazo para sí mismo, cerrando los ojos para disfrutarlo.

ㅡMhm, tenías razón...

Era un buen chocolate, pero no lo suficientemente bueno como para distraer por completo a Yeonjun. Aún no tenía idea de quién era ese señor al que escuchó detrás de la puerta, y comenzaba a sospechar de que Beomgyu tenía un sugar daddy o algo así.

ㅡY, uhm, ¿quién era el que vino a traerte el chocolate?

ㅡEl chef al que mencioné antes ㅡrespondió Beomgyu, aclarando la situación rápidamenteㅡ, pero no lo veo solo como un cocinero cualquiera, ha estado en mi vida desde que era niño, así que lo veo casi como un abuelo.

ㅡOh, suena lindo... ㅡcomentó Yeonjun, comenzando a ver un atisbo de dulzura en el niño ricoㅡ. ¿No te regaña por, ya sabes, acostarte con extraños?

ㅡNo. ㅡBufó, guardando la barra de chocolate para dejarla sobre su mesa de nocheㅡ. Somos cercanos y lo que quieras, pero sigue siendo mi empleado, sabe que no debe meterse en lo que no le incumbe.

Esa frase quebró cualquier atisbo de dulzura que Yeonjun creyó ver en Beomgyu. Tampoco era como si se hubiese acostado con él por su amable y gentil personalidad, así que no se vio sorprendido.

ㅡAdemás, le conviene que esté lleno frecuentemente, así no me da hambre y no tiene que cocinar tanto para mí.

Incapaz de responder de inmediato con más que con una expresión de asombro por la forma tan vulgar y a la vez tan poética en la que se refirió al sexo, Yeonjun terminó por soltar una risilla.

ㅡWow, eres realmente... ㅡTomó un suspiro, negando con la cabezaㅡ. Otra cosa, ¿sabes?

ㅡ¿Me estás insultando? ㅡBeomgyu se llevó una mano al pecho y mostró sus ojitos somnolientos más inocentes, lo que, naturalmente, debilitó aún más las defensas de Yeonjun.

En vez de responderle verbalmente, se inclinó para besarlo una vez más, procurando tomarse su tiempo jugando suavemente con su lengua. Solo se tuvo que distanciar cuando comenzó a sentir las manos contrarias por su espalda, porque realmente no estaba seguro de tener la energía para una ronda más.

ㅡNunca te insultaría, tranquilo ㅡmurmuró, acostándose boca arriba en un suspiro.

ㅡMe insulta que hayas dejado de besarme. ㅡBeomgyu se acurrucó a su lado, alzando la mirada solo para quejarseㅡ. Pero, lo sé, eres muy poco problemático.

ㅡ¿Eso es malo?

Al guardar silencio, parecía como si quisiera decirle que sí, lo que mantuvo el corazón de Yeonjun estancado en su garganta. Sí, sabía que podía resultar aburrido en el nicho incorrecto, pero odiaría escucharlo de Beomgyu. Le tenía una extraña admiración, sea por su actitud o por su dinero, pero quería su aprobación.

ㅡNo, no es malo ㅡrespondió, dejándole respirarㅡ. Pareces responsable y maduro, cosa que no puedo decir de los chicos de mi edad, incluyéndome.

Oh, si solo supiera cuánta madurez le faltaba realmente... De todos modos, procuró darle un beso en la frente, señalando buenas noches, para pasar a acariciar su cabello con gentileza, llevándolo a sucumbir al sueño poco a poco.

Conocer a Beomgyu había sido el desencadenante para una serie de cambios en la vida de Yeonjun. Además de romper su racha de celibato, consiguió a una nueva musa para sus ensoñaciones diurnas y retomó la creatividad artística, logrando llenar unas cuantas páginas de una novela rosa.

Lástima que también tomó tantas decisiones irresponsables con su dinero que se dio cuenta de que no le quedaban suficientes ahorros para cubrir la renta el siguiente mes, así que se vio obligado a mudarse a un departamento incluso más pequeño del que habitaba antes. Era un apartamento-estudio en una zona universitaria a las afueras de la ciudad, de costo bajo y accesibilidad alta, cerca a una estación de metro y suficientes tiendas de conveniencia para abastecerse.

La mudanza no le impidió regresar a Gaia y gastar una suma sustancial de dinero cada vez que recibía un mensaje de Beomgyu, porque quería volver a encontrarse con él. No quería escuchar que, por su ausencia, había regresado a casa con otro chico... mucho menos si ese otro chico era más guapo, más alto, más joven y más atlético que él.

Yeonjun sabía que debía trabajar en sus inseguridades. Jamás había pensado mucho de sí mismo, ni siquiera en sus años universitarios, cuando solía recibir cumplidos de sus profesores y promesas vacías de que, con su talento, podría llegar muy lejos.

Sí, había llegado muy lejos. Hasta las afueras de la ciudad.

Sabía que ya no era ese niño incomprendido por sus padres, ni ese adolescente acosado por sus compañeros, ni ese adulto joven rechazado por todas las editoriales que visitaba, pero aún conservaba la herida de ser insuficiente, diferente al resto en el peor de los sentidos.

Todos los adultos de su edad tenían un trabajo estable que les gustaba, comenzaban a formar una familia y habían cumplido, al menos, una de sus metas de vida. Yeonjun no tenía nada de eso.

Quizás por eso le fascinaba tanto Beomgyu, un joven que simplemente exudaba confianza. Por supuesto, no sabía si realmente confiaba tanto en sí mismo, pero nada indicaba que no lo hiciera. Tenía el atrevimiento para poner a un acosador en su lugar, la osadía para invitar a un desconocido a la cama y la audacia para decir exactamente lo que pensaba sin disculparse por ello.

Conocerlo había plantado una semilla de cambio en su interior. Quería ser mejor, quería ser digno de su compañía, quería que no se avergonzara de decir que había pasado unas noches con él a pesar de ser un ordinario...

Estaba obsesionado con ese chico. El sexo era genial, su casa era genial y su actitud irreverente era genial. Era un torbellino que había puesto su vida de cabeza en el mejor de los sentidos, dándole acceso liminal a un mundo de lujos con el que hasta entonces solo había soñado. Lo único que Beomgyu le pedía a cambio era su compañía, paciencia y suficiente energía vital como para follar por horas.

Cada día que Yeonjun pasaba con Beomgyu se sentía como una oportunidad de comenzar su juventud de cero, sin compromisos y sin responsabilidades. Podía reescribir su propia historia fuera de las líneas, viviendo, por fin.

Para mostrar su agradecimiento, cada vez que podía, se quedaba con él toda la noche y toda la mañana para consentirlo a su modo, sea llevando el desayuno a la cama, ofreciendo un masaje o llenando su baño de burbujas. No le importaba reforzar la estructura clasista de poder al servirle, ni que ocasionalmente se refiriera a él como su esclavo sexual en son de broma, al contrario, le parecía lindo que lo tuviera como más que un conocido.

De paso, podía hacerle conversación a su chef, a su criada o a su chofer personal, quienes también servían al señorito. Les decía que era un amigo de Beomgyu, pero estaba seguro que ya podían sospechar que no lo era. Especialmente el chef Xuan, quien ya los había visto besarse y muy probablemente sabía que tenían sexo. Beomgyu le tenía mucha confianza, y Yeonjun se contentaba con que no los juzgara.

El único problema era que Yeonjun aún tenía que trabajar en la editorial de lunes a viernes. Después de sus fantásticos fines de semana, regresaba a verse estancado entre las aburridas paredes de su oficina.

Eso cambió un viernes por la noche, cuando estaba por conducir hacia Gaia para encontrarse con su chico. Recibió una llamada de un número desconocido, la cual contestó con cautela.

ㅡ¿Buenas noches?

Buenas noches ㅡsaludó una voz masculinaㅡ, ¿hablo con Choi Yeonjun?

ㅡAsí es. ㅡEra una voz solemne, así que trató de enderezar su postura, como si pudieran verlo desde el otro lado de la línea.

Le habla Yook Taekwang, subdirector de la secundaria St. Geneviève.

Yeonjun dejó de respirar por unos segundos. Había pasado más de un mes desde que había tenido la última entrevista de trabajo para ser docente de literatura en St. Geneviève, un prestigioso colegio francés a las afueras de la ciudad, el mismo día en el que conoció a Beomgyu. Si lo estaban llamando después de más de un mes, probablemente era para agradecerle por su postulación y rechazarlo gentilmente.

Junto con el área de recursos humanos, la profesora Lee Boyoung y la directora Juliette Moreau, gracias a una situación imprevista, hemos llegado a la decisión de que usted es el candidato más calificado para el puesto de docente de literatura.

ㅡEntiendo ㅡdijo Yeonjun, sin haber registrado el mensajeㅡ. Muchas gracias por la oportunidad de todos modos.

Uhm... ¿no desea el puesto?

El silencio en la línea se prolongó por un incómodo momento, hasta que Yeonjun por fin comenzó a captar el mensaje.

ㅡ¿Qué? Perdón, no, sí-

Le digo que queremos que sea parte del equipo de St. Geneviève. Está contratado, si aún está interesado.

ㅡ¿En serio? ㅡAtónito, echó la cabeza sobre el respaldar, mirando hacia el techo de su vehículoㅡ. Wow, yo... Sí, estoy interesado, gracias.

De acuerdo ㅡdijo Taekwang, junto al sonido de tipeoㅡ. El día de mañana le estaremos enviando todos los detalles por correo, y lo esperamos en el colegio el siguiente lunes para firmar el contrato. Hasta luego.

ㅡHasta luego, muchas gracias.

Apenas el subdirector colgó, Yeonjun bajó su celular de golpe y sonrió. ¡Sonrió! ¡Por una buena noticia en su vida personal!

Quizás no todo en su vida debía ser una tragedia. Había sido capaz de satisfacer a un heredero guapísimo en repetidas ocasiones, de divertirse en un bar de lujo y de conseguir un empleo en uno de los colegios más exclusivos del país... Quizás su destino era el de una opulenta vida aristocrática, no el de una mísera vida gris.

De excelente humor, colocó las manos sobre el volante, dispuesto a conducir hacia Gaia a la velocidad máxima permitida sin quebrar una ley.

Supongo que ya era medio evidente, pero ahora sabemos qué chch es St. Geneviève wuuuu. Sí, es francés, así que ya saben, omelette du fromage (traducción: voy a usar términos en francés entre algunos diálogos, y si quieren puedo poner la traducción al final o al ladito en los comentarios para que sea más fácil. Me avisan qué sería más cómodo!!!)

Sabían que las yeongyu stans me intimidan un poquito? KSJDJD o sea también soy, pero soy multi, y creo que es bien obvio que aunque soy hard y soft stan, soy soft en disposición y así. No sé por qué a las yeongyu stans las veo en outfits 100% negros con dark layouts en sus redes sociales y del tipo que chatea con puntitos finales aYUDA. Creo que porque mi primera crush moa era yeongyu stan y era así, en mi cabeza andaba como "domíname xfa" pero nunca se lo dije porque soy una respetable mujer cristiana /j. Al final desapareció y nunca supe qué le pasó, pero bueno, la vida sigue, ahora tengo novia soft y soy feliz<3

Gracias por leer 💖

ETA: HAPPY PRIDE MONTH GAYS AND OTHER QUEERS!!!!! Para algunxs es político, para otrxs es solo una excusa para ser un poquito mas arcoíris y brillantina que de costumbre, and that's okay!

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