Casa por cárcel.

Annabella

Nunca pensé que esto me pasaría, ni que podría vivir algo parecido, es más, no me pasó nunca por la cabeza que sería víctima de los actos de mis padres.

Ellos hicieron sus elecciones.

Yo sufrí las consecuencias.

¿Por qué?

¿Por qué soy mujer?

¿Por qué soy la menor?

Me casé con un hombre perverso, tan extraño como para encerrarme en la última habitación del pasillo y solo abrir la puerta para que me trajeran el desayuno, el almuerzo y la cena.

Un hombre tan diferente a las demás personas que no me permite tener un teléfono por precaución.

¿Precaución a qué?

¿A qué lo denuncie?

¿A qué le diga a alguien más que no me deja salir de la habitación a menos que sea estrictamente necesario?

No, no soy capaz de hacer eso.

Por si alguien lo había olvidado, yo no soy la mala de esta historia.

Estoy pagando casa por cárcel un crimen que no cometí.

Absurdo, pero cierto.

Soy quien paga las consecuencias de un error de otros.

¿Mi castigo es pagar por los negocios de mis padres?

Necesito que alguien responda a mis preguntas, porque de lo contrario, me volveré loca.

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