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019.

Tres días antes del vídeo.

Jungkook está sentado al final de la cama, su respiración era calmada pero tenía el corazón acelerado gracias a la vista que le estaban regalando en ese minuto.

Jimin yacía con su cabeza en la almohada, recostado sobre el pecho con los ojos cerrados y entregado al sueño.

No había cosa más bella que aquella. Las sabanas negras de la cama de Jungkook apenas le tapaban las piernas por lo que tenía una vista completa a la piel semi-bronceada de Jimin, aquello casi se asemejaba a la porcelana fina y le provocaba pequeños cortes de electricidad en su espina dorsal. Jamás se había sentido tan cautivado por el cuerpo de una persona.

Trató de quitarle la mirada de encima pero se le hizo imposible. No importaba si lo negaba mil veces, la verdad era que últimamente sus pensamientos tenían dueño y ese era nadie más que Park Jimin.

Teniéndolo en su cama se sentía poderoso, aquel mocoso era suyo, completamente. Le gustaba esa sensación... El problema era que luego aparecía la debilidad ya que sabía que Jimin sería el único capaz de destruirlo, aquello asustaba a Jungkook como si de mil demonios se tratase. Toda su vida fue dueño de sí mismo, haciendo lo que se le diera la gana sin preocuparse por nadie, pero allí mirando a Jimin sabía que haría cualquier cosa por ver una pequeña sonrisa en su rostro.

Eso no podía ser.

Jungkook había decido hace bastante tiempo deshacerse de todas las cosas que podían transformarse en debilidades. Asesinó a sus padres y no compartía su vida con nadie, así al menos podía reprimir aquel lado suyo que ansiaba algún tipo de contacto. Eso hasta que conoció a Jimin.

Desde el primer día en que su mirada se cruzó con la del chico era como si su mundo se hubiese puesto de cabeza. Lo seguía a todos lados en la escuela, claro, sin que el se diera cuenta. Observaba cada detalle de su rostro y lo atesoraba en sus recuerdos. No había momento en el que se preguntará como se sentiría quitarle la vida a semejante criatura.

Pero nunca pudo hacerlo.

Oportunidades le sobraron en el trayecto de estos dos años. Más de una vez lo siguió de camino casa y casi se formaban solos los escenarios perfectos para llevar a cabo el asesinato, más nunca fue capaz de levantar el cuchillo.

Y ahora que lo tenía ahí durmiendo desnudo sobre su cama no podía acabar con quién era su única debilidad. Las manos le picaban como si le pidiesen la sangre de aquel chico corriendo por las palmas... Pero por más que estiraba sus brazos para alcanzar la almohada y cortar la respiración de Jimin su cerebro no le mandaba las señales al resto de su cuerpo.

El pitido de su teléfono celular lo saca del trance y buscó dentro de los pantalones que quedaron olvidados en un rincón de la habitación ayer por la tarde. Cuando tuvo el aparato en sus manos divisó en la pantalla un mensaje del foro de psicopatas en el que era líder.

TaeTaeRedrum:

Tenemos todo listo, Jungkook. El viernes por la tarde la autopista sur estará casi vacía porque el departamento de Policía estará enfocado en el desfile de este año. Es nuestra oportunidad para comenzar con el plan.

No puede mentir, Jungkook había estado esperando algo como eso hacía meses ya. Hace mucho que venían hablando en el foro sobre llevar las cosas a un nuevo nivel y a Jungkook le extasiaba el solo pensar en toda la sangre que correría más el miedo que se instauraría en la ciudad cuando todo comenzará.

Solo había un detalle...

Estuvo a punto de responder el mensaje cuando siente que alguien lo abraza por la espalda dejando pequeños besos en su hombro derecho. Ante el contacto Jungkook esconde el teléfono de nuevo en el pantalón y cierra los ojos disfrutando del dulce cosquilleo que dejaban los labios de Jimin sobre la parte superior de su espalda.

– ¿Hace cuánto estás despierto? –pregunta el chico con voz ronca debido a la somnolencia.

– Solo media hora, estuve viendo como dormías.

– Eso debería parecerme de lo más raro pero se me hace tierno.

Jungkook se da vuelta y queda frente a la imagen más bella que sus ojos vieron. Es que Jimin con el cabello alborotado, ojos entrecerrados y mejillas sonrosadas era algo que le lograba hacerle sentir cosas indescriptibles. Tan solo verlo dolía y tenerlo cerca era un castigo que cualquiera estaría dispuesto a recibir por el tiempo que fuese.

Sin pensarlo comenzó a delinear los rasgos de Jimin con su dedo índice. El más bajo recibió el tacto con los ojos cerrados igual que un gatito siendo mimado. Para el castaño cada lugar era más perfecto que el anterior y saber que  marcó aquel cuerpo como suyo el día anterior lo mareaba.

– Me haces cosquillas –susurra Jimin riendo.

– Lo siento –se disculpa Jungkook–. Solo quiero memorizarte por completo...

– ¿Y para qué? Soy tuyo puedes verme cuando quieras, no me iré.

Ahí fue cuando Jungkook se asustó como si hubiese visto a un fantasma y es que jamás una frase le había echo sentir tanto.

Tenía a Jimin al frente, tan cerca que sus alientos chocaban y tanto como para ver el alma de ambos a través de sus ojos. Mientras que el chico era una luz cegadora de corazón puro Jungkook era todo lo contrario. Su interior era más negro que una sombra y los pensamientos enfermos que tanto adoraba lo llenaban por completo.

Supo que Jimin podía alejar su oscuridad si lo tenía cerca.

Pero Jungkook no estaba dispuesto a renunciar a su propio ser, era lo único que conocía y por muy retorcido que sonase el era feliz con su forma de vivir. Sabía que debía deshacerse de Jimin sobre todo si llevarían a cabo el plan de hacer realidad sus más retorcidas fantasías. Lo único de lo que no tenía idea era de dónde sacaría la fuerza para aquello, lo intentó tantas veces que ya no las podía contar... Eso lo transformaba en un cobarde de primera.

– Iré al baño –dice Jimin depositando un beso en la punta de su nariz.

El chico se levanta y camina desnudo hasta el baño personal de la habitación. Jungkook lo miró de pies a cabeza y fue ahí que se le ocurrió lo que haría para disfrutar de Park Jimin un poco más antes de deshacerse de él.

Tomó el teléfono de nuevo para comenzar a escribir la respuesta al mensaje de Taehyung.

JJungkook1997:

Perfecto, avísale a todos que el viernes comenzará en primer golpe en la carretera sur y que yo ocuparé el calabozo.

Guardó el teléfono con una sonrisa maléfica asomada en su cara. Por su mente pasaban mil maneras en las que jugaría con Jimin ahora que había decidido llevarlo consigo cuando todo comenzará. El plan inicial era simplemente acercarse a él, ganar su confianza y asesinarlo de una buena vez... Pero se dio cuenta que con su nueva idea se iba a divertir mucho más.

Cuando Jimin sale del baño con el pelo mojado Jungkook estira la mano atrayendolo hacia sí. El chico no se queja, es más, amarra los brazos en su cuello de forma tierna. Si hubiese sabido todo lo que estaba pasando en ese momento por la cabeza del castaño Jimin hubiese salido corriendo despavorido.

– Ahora me perteneces –susurra Jungkook y el más bajo lo toma como una frase de amor.

Después de varias horas actuando como una pareja normal Jungkook dejó a Jimin en su casa y luego se dirigió al centro de la ciudad para conseguir varias provisiones que necesitaría para cuando el chico estuviese en sus manos. Mientras paseaba por las tiendas se encontró frente a frente a un local donde se vendían disfraces hechos a mano quedando embobado con uno de los maniquís que llevaba puesto un traje de payaso muy aterrador. Aquel disfraz le recordó los miles de vídeos que andaban rondando en internet sobre bromas que hacía la gente vestida de esa forma y a Jungkook se le hizo inevitable imaginar las posibilidades que tendría si el hiciera lo mismo pero con un resultado más sangriento y terrorífico.

Pasó su mano por la vitrina sonriendo como un desquiciado.

– Nadie sospecharía de un inocente payaso.

Allí nació el Sr. Payaso.



  ( ✧ )  

   


Nota: A veces me pregunto a mi misma por qué ando escribiendo cosas tan enfermas, but me gusta DLKSFJL. Ya quedo claro que Jungkook tiene miedo de lo mucho que le afecta Jimin y por eso quiere matarlo... Ay, juro que amo escribir una historia de amor tan desquiciada como esta.

Eso es todo, un beso, los amo.


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